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miércoles, 26 de marzo de 2014

HIPERCUERPO. CRITICA AL CONCEPTO DE MENTE SANA EN CUERPO SANO


Pacheco, Marcelo1; Carvajal, Ariel2; Torrez, Sarah2; Valverde, Helen2.

1.    Docente de la Carrera de Psicomotricidad – U.S.B.
2.    Estudiantes de octavo semestre de la carrera de Psicomotricidad – U.S.B.
Universidad Salesiana de Bolivia, Carrera de Psicomotricidad Salud, Educación y Deportes
La Paz, Bolivia
 Noviembre-2013




Introducción
Fue Décimo Juvenal en el Siglo I quien acuñó esta expresión, aunque actualmente solo se conoce y aplica la mitad de este enunciado. Green (1998) afirma que originalmente, este poeta y sátiro griego afirmó que "Orandum est ut sit mens sana in corpore sano", que traducido al español significa “Orando es como se obtiene una mente sana en un cuerpo sano”.

Juvenal, de esa manera, pudo haberse referido a una época en su civilización caracterizada por la dejadez e indolencia de sus gobernantes para con las necesidades del pueblo. Pero a Juvenal también le molestaba la desidia y el desinterés del propio griego “de a pie”, que no reclamaba nada a sus asambleas ni a sus representantes, debido a que se encontraba distraído con espectáculos públicos y se contentaba con tener que comer en casa. De ahí que Juvenal también pudo haber puesto en circulación la frase de “Pan y Circo”, para precisamente referirse al hecho de que el pueblo está contento con comer y con distraerse, apartando su atención de temas más profundos y urgentes.
En un proceso histórico de repercusiones sociales, políticas y sobretodo académicas, la frase ha sobrevivido alrededor de 20 siglos; es el lema de instituciones educativas y deportivas, y sirve de eslogan para campañas de prevención en salud, marketing publicitario e incluso para la estructuración de un modelo ejemplar de comportamiento. En términos de su uso concreto, incluso puede convertirse en un ideal de vida y en una materia de debate casi irrefutable, debido a que comunica una idea en apariencia totalmente útil, incorruptible y verdadera. En todo caso, es probable que, como señala Richlin (1992), Juvenal haya querido invocar el concepto de “Virtud Herculina”, una combinación de cualidades como la sabiduría y la paz, o la ausencia de ira o codicia que solamente podían habitar en un cuerpo genuinamente cuidado, pulcro, acabado, durable y cuasi perfecto como el de Hércules. Es decir, virtudes susceptibles solamente de existir en un cuerpo cuyas cualidades físicas no están al alcance de cualquiera y cuya eficiencia y eficacia en la realización de tareas motoras sea el distintivo blasón de su existencia y valoración social, una especie de Hipercuerpo.

Si bien la sociedad actual tiene mejores herramientas para poder deconstruir este concepto, es probable que al hacerlo, se descontextualice el momento histórico en el que fue emitido. Juvenal a partir de sus Sátiras, criticaba la falta de voluntad de un pueblo con antepasados gloriosos para creer en algo; criticaba una época donde el debate de las ideas era considerado como poco interesante y la población en términos generales le daba más importancia a la cultura del cuidado físico. Por tanto, se indicaba mediante esta frase que el desarrollo físico va de la mano con el desarrollo mental o espiritual y viceversa (Aristóteles no distinguía la mente del alma. A ambas les llamaba Psique). La relación entre ambas entidades (la mente sana y un cuerpo sano), era recíproca y respondía a condicionamientos propios de la civilización griega en ese momento particular de la historia.

Por ello, es necesario, en una primera instancia, delimitar el objetivo de reconstruir el proceso mediante el cual este pensamiento, como estandarte de un dualismo autómata y maquinal, fue filtrado, reconstruido y comunicado hacia el sistema educativo imperante desde la revolución industrial y se convirtió en uno de los ejes sociales y científicos que más poder ha tenido en marcar un pensamiento mecanicista acerca de la vida del ser humano y justificar porqué desde la Psicomotricidad, dichas connotaciones ya han empezado a ser superadas en una búsqueda genuina de las posibilidades de desarrollo de las personas y en un profundo respeto a las diferencias individuales en los ritmos de desarrollo, los cuales en última instancia conduzcan, tanto desde el campo académico como desde el social, a la tolerancia y a una manera más humanizada y científica de contribuir a las Ciencias de la Salud.

1. El Hipercuerpo Herculino

Un cuerpo sano, para empezar, es un contenedor dictatorialmente gobernado por una mente sana, la cual a su vez es una especie de caja negra demiúrgicamente  introducida en él, que reside u ocupa un lugar topológico en el cuerpo, y es la que administra los esfuerzos corporales, la que filtra las experiencias diarias y la que puede aprender del entorno, en el sentido mágico del término: (Deus ex machina – no se sabe cómo ocurrió, solo se sabe que ocurrió, o no se sabe cómo funciona, solo se sabe que funciona). Este es un concepto clave en la significación del Hipercuerpo, porque este es un cuerpo sin control o voluntad, a menos claro que la mente pueda “ordenar” la ejecución de alguna acción.  Su constitución biológica es la misma que otros cuerpos menos desarrollados en el sentido material del término, pero sus posibilidades físicas necesariamente no deberían resistir comparación ni paralelos. Es saludable en la medida en que la ejecución de destrezas motoras o el aspecto exterior del mismo eliciten en el individuo observador la intención de imitación, porque una salud física, a su vez,  implicaría la existencia de una salud afectiva y cognitiva.
Esta mente es equilibrada en el sentido geométrico del término. Es decir, es el lugar en el cual van a confluir todas las energías corporales, las intenciones y las motivaciones individuales para poder encarar la búsqueda de la salud. Es una mente que funciona como un antivirus actual: la búsqueda de defectos de razonamiento y de constitución corporal le ocupan recursos y tiempo. Adopta mecanismos bidimensionales y de procesamiento serial de información .  Trabaja para superarse a sí misma y el Nonplus Ultra de su existencia es llevar, arrastrar o convencer al cuerpo para subyugarse en ese proceso de “autosuperación”, aunque a veces tenga que considerarlo un lastre y un obstáculo. Una mente sana no habita un cuerpo sano: lo invade.

Por lo tanto, la única posibilidad de existencia de esa mente “sana” es dentro de un Hipercuerpo (el cuerpo sano por antonomasia), el cual, debido a sus posibilidades fisiológicas y capacidades físico-condicionales, pueda contenerla y darle un uso y un propósito. La mente sana es una entidad etérea que se hace corporeidad y se concretiza mediante la ejecución excelsa de la fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad del cuerpo sano, según estándares pre establecidos, a las cuales pueden sumarse el equilibrio y la reacción.

En efecto, el Hipercuerpo tiene una alta capacidad para ejercer influencia física sobre un objeto, vencer su resistencia gravitatoria y cambiarlo de posición (Fuerza). Y no es que otros cuerpos “menos sanos” que el Hipercuerpo no la tengan; es que su capacidad de ejecutarla es mucho menor y por lo tanto menos valorable, es decir, menos saludable.
Además, el Hipercuerpo debe demostrar que tiene la capacidad física de sostener y repetir la intensidad de esa fuerza (Resistencia), lo cual determinará el crecimiento muscular de su forma exterior característica, muy distinta de los cuerpos “normales”, muy cercana al estereotipo herculino, por lo menos en alguno de los segmentos corporales. El recorrido máximo de las articulaciones del Hipercuerpo (Flexibilidad) y su capacidad de desplazarse en una distancia determinada en el menor tiempo posible (Velocidad), agregan nuevas características a las ya descritas. Concretamente, el Hipercuerpo tarda más que otros cuerpos en perder su flexibilidad con el paso del tiempo y consistentemente es más rápido que los demás. La interacción directa de la mente sana con estas capacidades se traduce en la pericia del cuerpo sano en redistribuir el peso de sus diferentes segmentos (Equilibrio), y en disminuir el tiempo que transcurre entre el procesamiento de una orden y su ejecución (Reacción).



Figura: 1 El Hipercuerpo Herculino
Fuente: Elaboración Propia

 Y desde el dualismo de Descartes, el deseo de ser más alto, más rápido y más fuerte se convierte en una búsqueda sin pausa del ser más valiente, más apto, más útil y más valorado.
Los ideales de una sociedad de consumo irresponsable y masivo son claros: “Debo verme bien para sentirme bien”, lo que crea una falsa ilusión de darlo todo en una actividad particular, bajo el condicionante de tener un cuerpo sano. Por lo tanto, el control sobre los eventos de la propia vida y la responsabilidad de las decisiones están supeditadas a ideales de salud física y de la salud mental, los cuales determinan no una manera de valorar a las personas, sino más bien una forma impune de juzgarlas: El flaco es envidioso, el alto quiere poder, el gordo es sucio y el chico es un resentido social; la rubia es tonta, el migrante es ignorante y el moreno es de clase media. 
Pero más allá de estos ejemplos arbitrarios, el concepto de Mente Sana incluye la intención de “hacer el bien”. El bien, pero, ¿Para quién o con qué intenciones? Un “bien” visto desde la perspectiva del Hipercuerpo, donde sus capacidades sean exaltadas y perseguidas. Donde su manera de comportarse sea el modelo a seguir, donde la eficacia y la eficiencia sean los parámetros prevalentes de evaluación de su rendimiento, y donde el poder de decisión recaiga en las mentes que lo “habitan”, de tal manera que estos formatos se reproduzcan y se perpetúen en el tiempo.
El ser humano, ante situaciones desesperantes o de estrés desbordante, libera adrenalina, la cual le proporciona un aumento importante en su fortaleza física y su estado de vigilia. El corazón late más rápidamente para que la sangre llegue en menos tiempo al cerebro y a los músculos. Hace que los vasos sanguíneos se contraigan para evitar que en caso de alguna herida externa, la sangre no coagule. Las pupilas se dilatan y la segregación de dopamina puede causar una distorsión temporal de la capacidad de interpretar la realidad. Esta sobreactivación psicobiológica es la vivencia más cercana que el ser humano ha tenido con respecto al Hipercuerpo y según esta lógica mecánica, la consecución de una mente sana debería dar como resultado el desarrollo de un Hipercuerpo, o al revés, la consecución de un Hipercuerpo debería dar como resultado la aparición topológica de una mente sana.

2. Los Elementos Filosóficos de Reproducción de la Mente Sana en Cuerpo Sano

Portela (2001), afirma que “el capitalismo define al cuerpo como un objeto físico sometido por leyes naturales, cognoscible y condicionado para evitar el caos social”. Pero este razonamiento es una consecuencia de la reproducción de paradigmas filosóficos a lo largo de casi 700 años.
Para empezar, Descartes afirmaba que nada de lo que le pertenecía a la mente le pertenecía al cuerpo, ni nada de lo que le pertenecía al cuerpo le pertenecía a la mente. Concebía al cuerpo como una entidad punible para purificar la mente. Básicamente, fusionó la idea de Mente a la existencia de Dios, y opinó que los seres humanos son una especie de ego divino prisionero en un calabozo hecho de ligamentos, articulaciones, músculos y órganos. Esto, por ejemplo,  ha impedido incluir los aspectos psicológicos, afectivos, culturales y sociales en el análisis de la enfermedad mental (solo hasta hace no más de 10 años, el estudio del TDAH en Estados Unidos ha incluido en su matriz académica las variables psicosociales del trastorno, más allá de la visión médico-psiquiátrica – www.biobiochile.cl).
Para él, el universo es una máquina cuyo fin no es otro que seguir funcionando eternamente y este era aprehensible solamente a partir de la matemática. Concebía a animales y plantas como máquinas que se podían explicar en términos de su disposición y del movimiento de sus partes (Gomez, 2007). Es interesante notar que en términos de su contenido, la botánica y la anatomía fueron disciplinas muy estimuladas en el entorno académico a partir de estas ideas cartesianas.
Y fue Sir Isaac Newton en el siglo XVI que a partir de la invención del cálculo diferencial, la física vectorial y sus estudios sobre la ley de gravedad, confirmó la apreciación cartesiana de la “máquina universal”, afirmando que “el universo era un sistema mecánico regido por leyes matemáticas exactas” (Goldberg, 1988). El pensamiento newtoniano abogaba por la practicabilidad de las ideas, una especie de filosofía experimental donde una proposición debe ser deducida de un fenómeno natural, comprobarse por inducción y luego ser universalizada. De ahí que disciplinas como la física y la química tuvieran un gran avance en esa época. En la ciencia newtoniana, el objeto de estudio debe ser reducido a su mínima expresión, hasta que alcance un nivel imposible de ser dividido. Cuando se descubra esa imposibilidad de reducción, recién es apropiado postular una ley que describa su funcionamiento. Dicha ley, una vez comprobada, era considerada inmutable. Y bajo esta manera de pensar es que se construyó el sistema educativo tradicionalista, resistente al cambio, negador de la actualización permanente y lapidario de las iniciativas nuevas.
Entonces el cosmos, por lo que quiera que signifique esa palabra (vida, universo, existencia, vivencia, etc.), es completamente causal – determinado por causas y consecuencias predecibles –  porque su funcionamiento da lugar a un mundo mecánico perfecto.   Siguiendo la línea de Newton, John Locke en el siglo XVII desarrolló una visión mecánica y atomística de la realidad. Para Locke el ser humano era el resultado de su entorno y de su apego y obediencia a las leyes naturales. Indicó que si el ser humano debiera cambiar, el entorno debería propagar ese cambio. Pero lo que debería ocurrir es un cambio ordenado, en función del mejoramiento de estructuras y de funciones, el cual es precisamente el funcionalismo que ha caracterizado la filosofía educativa de comienzos del siglo XX.  Muchos historiadores de la ciencia entre ellos Toynbee (1983) y Toffler (1989) afirman que esa fue la idea nuclear del paradigma estímulo – respuesta. Es la búsqueda de la verdad por medio de la formulación de leyes el objetivo que guía al pensamiento newtoniano, objetivo que se aplicó a la materia y a la mente, junto con procedimientos reduccionistas y analíticos que sustentan su vigencia.  


Figura: 2 Los Elementos Filosóficos de Reproducción de 
la Mente Sana en Cuerpo Sano
Fuente: Elaboración Propia
Retornando al razonamiento de Portela (2001), el Hipercuerpo reconoce la diferencia entre su propia mente y él, pero debido a que el Hipercuerpo es el único que puede contener a una mente sana, no pueden ser elementos de interacción cero, aunque el único camino que le queda a la Mente Sana, para mantenerse así, es poder hacer de su calabozo corporal un cuerpo también sano. Por ello es que hoy en día, en muchas escuelas, los programas de Educación Física se han diversificado. Se han introducido nuevas disciplinas deportivas y se siguen potenciando las más tradicionales, al mismo tiempo que se ha potenciado también la enseñanza de idiomas en un nivel comunicativo muy alto, ya sean nativos o universales. Todo ello en detrimento de la transversalidad de los valores sociales, educación para la paz, ciudadanía o democracia.
Por tanto, el pensamiento newtoniano ha transformado a la cita de Juvenal en un objetivo social de convivencia. Social porque debe ser perseguido por todos y una vez conseguido, permitiría convivir sanamente, dando lugar a la aplicación de leyes universales, inmutables, determinadas por herencia cultural e imposibles de ser cuestionadas. La mente sana en cuerpo sano constituyen una entidad irreductible y, como le hubiese gustado a Newton, susceptible de que a su tenor, se postulen leyes que describan su funcionamiento junto con sus supuestas consecuencias sociales positivas: buen humor, responsabilidad, solidaridad, la capacidad de darlo todo, empatía, paciencia, etc., solamente obtenidas a partir de la construcción de un Hipercuerpo.


 3. Fin del Hipercuerpo

Eventualmente, el Hipercuerpo tiene que dejar de actuar. Sus funciones y sus estructuras disminuirán su efectividad y eficiencia con el paso del tiempo. O con la presencia de una enfermedad. Y en este contexto de presencia de entidades patológicas, ¿Cuál es el lugar de la Mente Sana en Cuerpo Sano?
     




Figura: 3 Fin del Hipercuerpo
Fuente: Elaboración Propia


El mismo concepto que sustenta filosóficamente a esta afirmación es el que provoca una autodestrucción del modelo. Si bien la física Newtoniana ha sido superada de alguna manera a finales del siglo XX a partir de excelentes investigaciones en física cuántica, bolsones de materia oscura o física subatómica, la relevancia social y la reproducción cultural de la Mente Sana en Cuerpo Sano se está empezando a combatir, primero desde el terreno de las ideas.
Y este ciclo autodestructivo, como una bomba de tiempo, funciona de la siguiente manera: el razonamiento atomístico y sus premisas previas considerarían a la enfermedad como un ente ahistórico, es decir, sin un punto de origen aparente o fijo. Trataría de establecer el punto de aparición según leyes preestablecidas inmutables que por más exactas que sean o pretendan ser, no podrían impedir la experiencia, subjetiva e individual, de vivencia de enfermedad.
Dentro del paradigma biomédico – directa consecuencia del dualismo cartesiano – la experiencia de anormalidad es inevitable. La mente sana que invade el Hipercuerpo rechaza los signos de “contaminación” por enfermedad porque estos amenazan su existencia. Se harían esfuerzos por volver a la normalidad, dado que los niveles de eficacia y eficiencia han disminuido y las capacidades condicionales y sus elementos asociados han perdido vigencia. El Hipercuerpo está corrompido y ahora es un enemigo del sistema filosófico que ha promovido su consecución.
El sistema filosófico entiende la enfermedad también en términos newtonianos. Espera a que su desarrollo determine cronológicamente su propia desaparición. Por ello intenta conceptualizar la patología presente como una enfermedad egosintótica, es decir, sin vivencia de sufrimiento “mental”. Una especie de Apartheid que la Mente Sana le hace al cuerpo ya no tan sano, manteniendo el ideal de Hipercuerpo  que puede ser recuperado luego de la desaparición de la enfermedad. Pero esta tendencia tiene una posibilidad muy incómoda para la Mente Sana: la posibilidad de que ella también pueda enfermar.
La psiquiatrización del comportamiento es una manera de convencer a las personas de que tienen comportamientos anormales, contraproducentes para el progreso colectivo, pero que pueden ser controlados a partir de la medicación. La Mente Sana en principio aceptaría esta oportunidad, porque implicaría la vuelta del cuerpo que invade hacia el estado de salud nuevamente. Pero no pasa mucho tiempo hasta que la Mente Sana caiga en cuenta de que estos mecanismos de control tienen que ver con la acción del medicamento sobre estructuras y funciones del Hipercuerpo que indefectiblemente, al cambiar su funcionamiento por acción del medicamento, cambian también la manera de la mente sana para autopercibirse como una entidad separada del Hipercuerpo, y entiende que su destino está ligado al de él.
Por ello el Hipercuerpo se convierte ahora en una excreción del sistema, en una contradicción destructiva que pone en juego la credibilidad del sistema filosófico y por lo tanto sus medios de reproducción y eternización. La enfermedad es newtoniana porque es un mecanismo defectuoso, imperfecto, incompatible con la gran máquina cósmica, y principalmente cuestionador de la función del mecanismo. Al ser imposible que siga funcionando eternamente, por primera vez el hipercuerpo puede buscar un propósito propio y un objetivo existencial individual. Puede dejar de ser Hipercuerpo para convertirse en sujeto.

4. Conclusión

La frase no solamente ha sido aplicada a las particularidades de su contexto y época propia, sino que ha servido como una vía de reproducción cultural del dualismo y de una manera irreal e inalcanzable de percibir la realidad. Entonces, ¿por qué la frase sigue vigente? Porque relaciona un ideal de salud imposible de conseguir con la felicidad, un estado afectivo ilusorio atemporal. Pero los tiempos actuales de la humanidad, es decir, la Modernidad, reclaman el rescate científico de la subjetividad de las personas (Poggio, 2013). La realidad está en constante mutación, y los conceptos teóricos tendrían que ser también flexibles, sistémicos y susceptibles a la obsolescencia. Entonces, a diferencia del Hipercuerpo, el cuerpo, en su relación con los sistemas socioafectivos, cognitivos y motores, establece un diálogo semiótico con ellos. Es decir que el cuerpo se construye como símbolo a partir de la toma de posición no solamente espacial, sino también temporal por parte del sujeto, y por lo tanto dicha toma de posición es subjetiva, es vinculante, es histórica, es imperfecta, es particular y es co-formante y co-formada (todas características carentes en el Hipercuerpo). Tomar una posición no solamente es situarse en términos de distribución de un espacio. Es vincularse con la propia historia personal, social y mundial, al mismo tiempo que se adopta una perspectiva para poder filtrarla y percibirla.
En términos sociales, la nocion hipercorporal remite a una economía falocéntrica, en la cual el cuerpo es solamente una sede de impulsos instintivos arcaicos, y como artefacto cultural, se convierte en mercancía, como casi todo y todos. Y en ese sentido el manejo del hipercuerpo como categoría cultural de hipernormalidad representa a un cuerpo que en realidad es chatarra, uno vehículo para lograr una juventud tardía y eterna.
El Hipercuerpo y sus estructuras internas invasoras, entre ellas la mente sana, no pueden establecer un contacto saludable con su propia historia porque la ignoran, ni con su historia social porque la desprecian, ni otro cuerpo co formado porque lo rivalizan.
Por lo tanto es el rescate del concepto de cuerpo que la Psicomotricidad puede realizar a partir de sus fundamentos epistemológicos el que debe primar en un análisis de la relación integral del ser humano consigo mismo. El dualismo cartesiano está siendo superado por las características propias de los tiempos postmodernos y por la lucha de la ciencia de superar sus propias limitaciones metodológicas y de interpretación de datos. Por ello es importante rescatar esa dimensión moderna y científica del cuerpo a partir de las concepciones que de él tiene la Psicomotricidad.
Así pues, Coste (1979) el hombre tiene un gran instrumento que puede ser utilizado “el cuerpo” es la representación real de una persona en el mundo porque el cuerpo es vivenciado y gracias a esto tenemos una representación en el mundo. el cuerpo es la representación real del cuerpo en el mundo y es constructor de su propio espacio y de su propio tiempo. Cada persona sigue su propia línea de desarrollo, las cuales son incomparables entre sí. Esto significa que sus determinantes varían desde su historia privada biográfica hasta la clase social. Por ello, las maneras particulares de conquistar el espacio y el tiempo son individuales y privativas. Entonces, el Hipercuerpo rehúye la enfermedad y la considera anormal, mientras que desde la epistemología psicomotriz, se invierten los recursos de tiempo y esfuerzo en encontrar posibilidades de desarrollo y potencializar las conquistas evolutivas de ese cuerpo que marca el objetivo existencial del ser humano.
Además, el cuerpo conduce a un lugar de diferenciación con el otro y permite la circulación del deseo (Da Fonseca, 1998). Esto significa que el cuerpo se construye diacrónica y sincrónicamente  en relación recíproca y de interdependencia con sus ejes (Brito, Goitia, Maldonado y Pacheco, 2012). El cuerpo nunca deja de desarrollarse, ni de interrelacionarse, a diferencia del Hipercuerpo que propone una existencia petrificada y aislada. Por ello, no puede existir un hipercuerpo en el sentido concreto del término (por lo tanto tampoco la noción facilista de “mente sana”), debido a que no es parte de ningún sistema teórico de descripción de etapas de desarrollo. No tiene una fase anterior que le sirva de soporte ni tampoco una fase para la cual sea la previa.
Finalmente, el concepto de mente sana en cuerpo sano hace alusión a un cuerpo máquina, una especie de laboratorio físico-químico puesto en marcha por un psiquismo que habita en algún lugar del cerebro. Pero aunque este concepto fuese verdad, la fisiología por sí sola no puede explicar la intención de cada movimiento, ni su significación, ni su fundamento existencial, ni su huella en un espacio y en un tiempo.

La Psicomotricidad como una disciplina en constante construcción y reconstrucción propone al cuerpo como el eje del aprendizaje, en tanto y en cuanto ese cuerpo es receptor y constructor de los conocimientos, el punto cero o de origen de las dimensiones del mundo – como lo afirmaba Merleau-Ponty –, pero también es un depositario del estado social actual y de nuestra opinión sobre el mundo. 

[1] Originalmente hecho por Dios, y por lo tanto exento de toda crítica pero valorable en su intención original.
[2] Un mecanismo bidimensional es una tendencia cognitiva a rescatar las propiedades físicas de los cuerpos inertes: velocidad, aceleración, peso, etc, cualidades que se pueden representar en los ejes cartesianos X y Y mediante fórmulas. Es la situación en la cual una persona juzga la apariencia exterior de un objeto. Un mecanismo serial de procesamiento de información se refiere a la facultad de la mente de desmenuzar y dividir el todo en pequeñas partes hasta que éstas sean indivisibles.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
-          Ajram, Josef (2010). “¿Dónde está el límite?”. Ed. ABC. Madrid.
-          Arase, Daniel (2005). “La Carne, la gracia, lo sublime”. Ed. Fundación Dialnet. Artículo.
-          Gelís, Jacques (2005). “El cuerpo, la iglesia y lo sagrado”. Ed. Fundación Dialnet. Artículo.
-          Green, John (2012). “Bajo la misma estrella”. Ed. Nube de Tinta. México DF.
-          Hornstein, Luis (1992). “Cuerpo, Historia, Interpretación”. Ed. Paidós. Buenos Aires.
-          Matthews-Grieco, Sara (2005). “Cuerpo y sexualidad en la Europa del Antiguo Régimen”. Ed. Fundación Dialnet. Artículo.
-          Mayer, Frederick (1967). “Historia del pensamiento pedagógico”. Ed. Kapelusz. Buenos Aires.
-          Morin, Edgar (1999). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. UNESCO.
-          Pellegrin, Nicole (2005). “Historia del cuerpo”. Ed. Fundación Dialnet. Artículo.
-          Punset, Eduardo (2011). “Viaje al Optimismo”. Ed. ABC. Madrid.
-          Senge, Peter (1999). “La quinta disciplina”. Ed. Anagrama. Barcelona.
-          Valdano, Jorge (2012). “Los 11 poderes del líder”. Ed. Conecta. México DF.

miércoles, 5 de marzo de 2014

EL ABORDAJE PSICOMOTOR DE ADULTOS

  




Resumen
El artículo que se presenta surge de la necesidad de formalizar por escrito algunas referencias conceptuales y prácticas ante la inquietud de colegas y alumnos del ámbito disciplinar, quienes preguntan en qué consiste el Abordaje Psicomotor de Adultos y cuál es su especificidad.
A partir de estas cuestiones y de la experiencia práctica con pacientes Adultos en la terapia psicomotriz he intentado, tanto por el compromiso con la docencia como por la ética de la práctica misma, comenzar a ubicar algunas consideraciones que permiten delimitar el quehacer de la psicomotricidad en esta nueva área.
         El texto refiere a las herramientas teóricas y técnicas que dan soporte a una práctica que algunos psicomotricistas venimos desplegando desde hace más de veinte años, a partir de la demanda concreta de Adultos que padecen en su cuerpo.
El escrito resulta entonces de la revisión de una ficha de cátedra que hoy tiene la posibilidad de ser transformada para su publicación, a través de la convocatoria de la Revista de Psicomotricidad,  a quien agradezco enormemente esta valiosa oportunidad de escribir, y tal vez poder intercambiar ideas o experiencias, acerca de una temática bastante poco nombrada.
Palabras Clave
Psicomotricidad-  Adultos-  Relajación terapéutica-  Recursos de Técnicas Corporales-  Funcionamiento psicomotor y psicocorporal-  Signos psicomotores y Síntomas corporales


Abstract
This article appear from the needed to make some conceptual and practical references official. Some colleagues and students are worried about the intrasubject domain. They ask what is adult psychomotor approach and their specificity.
I take those questions, and my adults psychomotor practical experience, as a reference.  I have try (following my commitment with teaching and practical ethic) to place some considerations which allow to delimit this new psychomotor field.
         The text refers to the theoretical and technical instruments that support the practical. Some specialists in psycho-motor field have used it, for more than twenty years, with adults that are suffering in their body.
The writing appear from the chairmanship of department review. We have the possibility to transform and publish it, using "Revista de Psicomotricidad" call.
I would like to express my gratitude to "Revista de Psicomotricidad" to allow me to write in it, and also to exchange some ideas and experiences about this subject.

key words
Psychomotor education -adults- therapeutic relaxation- physical technic's way- psychomotor and psiychocorporal working- psychomotor signs and corporal symptom.

Algunas consideraciones para un Dispositivo posible.


Desde hace varios años algunos psicomotricistas nos hemos venido preguntando por el Abordaje Psicomotor de Adultos, y hemos desarrollado dispositivos de atención exploratorios ante la creciente y variada demanda que se ha ido presentando en los consultorios.
Refiero a Adultos en la franja etaria entre los 25 y los 65 años aproximadamente (1) y que, como cualquiera de nosotros, presentan cierto grado de neurosis (2), y sus consecuentes síntomas corporales (3).
Utilizo estas categorías sabiendo que tomar ciertos aportes del psicoanálisis (*) contribuye a pensar y precisar un dispositivo posible y específico desde la mirada psicomotriz para el abordaje del sujeto Adulto, que es en general más frecuente en la consulta psicológica o psiquiátrica.  Emergen allí las preguntas:
         ¿Qué podemos observar, mirar y escuchar desde lo psicomotor en el sujeto adulto que padece en su cuerpo?
 ¿Cómo intervenir desde y para el cuerpo atendiendo a la especificidad de lo psicomotor?
¿Cómo dar forma a un dispositivo clínico de abordaje psicomotor que permita al sujeto complementar su terapia verbal (u otros tratamientos donde se habla del síntoma) y que al mismo tiempo no lo deje mudo, como requieren muchas prácticas corporales?
¿Qué herramientas teóricas y técnicas sostienen esta práctica psicomotriz que permite ligar el cuerpo a la palabra en un campo que implica también a lo psicocorporal y no necesariamente a la motricidad?
Por ello, el tomar aportes de otras disciplinas no conlleva a perder la especificidad del discurso y la práctica psicomotriz, sino todo lo contrario. Se trata de una posición interdisciplinaria necesaria para abordar la complejidad de lo que se presenta. Esta posición obliga a establecer con claridad lo que es propio de nuestra disciplina psicomotriz y aquello que no lo es, es decir,  lo que pertenece a otros campos disciplinares afines.
En este sentido considero también muy valiosos para este campo de acción  los aportes de la psiquiatría (**) de las técnicas corporales (4),  de la creatividad y del psicodrama (5),  y fundamentalmente la perspectiva que la Relajación terapéutica (6) introdujo en el quehacer psicomotor.
El encuentro con el adulto en la terapia psicomotriz implica bucear en el funcionamiento psicomotor (7) o bien en el modo de  estructuración de la trama  psicocorporal (8) de cada sujeto en relación a los requerimientos de la vida cotidiana y frente a las situaciones problemáticas o conflictos que vive y padece.
Esta búsqueda o registro de su propio funcionamiento corporal personal tiene la intención de ubicar los obstáculos, modos de padecimiento o presentación de los bloqueos en el funcionamiento psicocorporal propio, para poder acompañar un posible desbloqueo y el consecuente despliegue de un hacer que pueda tornarse más adecuado a la demanda sociocultural y lo más ligado posible a su deseo.

En términos de Winnicott (1975), que  el sujeto pueda “ser y sentirse real”. Dicho de otro modo, el abordaje psicomotor del Adulto está al servicio de  su “realización”, siguiendo el concepto de Bergés (1990). Esto implica  que se puedan establecer nuevas relaciones entre el sujeto, su cuerpo y su hacer en la vida cotidiana.
La consulta a psicomotricidad se presenta  desde distintos síntomas corporales y signos psicomotores (9). Me han preguntado si existe el trastorno psicomotor en el adulto. Por el momento preferiría hablar de síntoma corporal.
Algo de lo que no se ha podido metabolizar en relación a las “fallas no esperables”, según Winnicott (1975), porque siempre hay fallas en los primeros vínculos, vuelve a presentarse de manera sintomática en el cuerpo.
Sin embargo, lo que vive el adulto en su cuerpo debe ser atendido como un fenómeno  que se contextualiza en el aquí y ahora de su experiencia vital y corporal, y que constituye una vuelta distinta sobre lo vivenciado en otro tiempo, una reedición de algo anterior irresuelto, una repetición en el sentido de recurso (10).
Resulta interesante siguiendo a Winnicott (1975), pensar el síntoma como un “recurso” (16) y luego ubicar el abordaje psicomotor como la creación de recursos para abordar al síntoma o bien sobrellevar el propio funcionamiento psicocorporal si no es susceptible de transformación o simplemente insiste en repetirse.
Por otro lado, y siguiendo lo específico de la observación psicomotriz, los signos psicomotores  que se presentan con frecuencia en los adultos que consultan a psicomotricidad son:

1.     Alteraciones en el espacio y el tiempo, en el ritmo, en la diferenciación del espacio propio y  del otro.
2.     Alteraciones en el tono y la postura, dificultad para mantener una posición, actitudes y posturas muy rígidas o muy blandas, dolores tensionales o contracturas, tics, sincinesias, paratonías, reacciones de prestancia.
3.     Desajustes en la imagen del cuerpo, modos de pensarse a sí mismos desfasados de la apariencia o de la potencialidad del propio cuerpo.
4.     Alteraciones en lo tónico-emocional y afectivo,  tendencia a la baja autoestima,  actitud de omnipotencia o de impotencia, exceso de exigencia, labilidad emocional, baja tolerancia a la frustración, reacciones emocionales desbordadas.
5.     Signos de disgrafía y de torpeza psicomotriz
6.     Funcionamiento  inestable psicomotor o inhibido psicomotriz, manifestaciones de ansiedad explosiva o retenida, hiper o hipokinesia, dispersión de la atención, inquietud.

Los funcionamientos psicomotores más frecuentes en la consulta se presentan al modo de las inhibiciones o de las inestabilidades. Hay adultos que funcionan como tensionales y otros como dehisentes en lo que hace a su posturomotricidad, y a la envoltura corporal.
Se presenta como una vivencia actual que reedita un exceso de anticipación por parte del otro, y que ahora es del sujeto, o bien una falta de ligadura del cuerpo a la palabra, que hace al desborde del funcionamiento, o a la inhibición del mismo.
Resulta  un soporte fundamental retomar a J. Bergés (1996) para repensar estos términos en la psicomotricidad del cuerpo adulto.

¿Qué es un Adulto?


 Posiblemente el “ser adulto” no está dado por una edad definida y cronológica, sino que lo podemos pensar como una condición de posibilidad que alcanza el  sujeto, que remite a estados de independencia más o menos relativos en los distintos planos del desarrollo individual (personal, afectivo, social, cognitivo, corporal, laboral, económico, etc.).
El “ser adulto” sería entonces un estado de posibilidad de asumir responsabilidades, derechos y obligaciones. Un estado de cierta autonomía, que en general se da entre los veinte y los setenta y cinco años (aunque sabemos que en esta época se puede extender a varios años más dados los avances en salud y ciencia).
Es decir que es una larga etapa, de la cual incluso se puede salir y volver a entrar, alcanzarse parcialmente en algunos planos,  o no alcanzarse nunca.

El consultorio y los objetos de psicomotricidad para Adultos.


En este apartado intentaré detallar las cuestiones metodológicas que puedan servir para explicitar lo  más precisamente posible lo referente a técnicas, recursos, espacios y objetos que se utilizan para llevar adelante el abordaje de los adultos en psicomotricidad. Se trata de una descripción aproximada del cómo es este quehacer desde la perspectiva hasta aquí descrita.
En mi experiencia, fue una búsqueda exploratoria el uso de distintos espacios físicos. Al principio utilizaba un consultorio pequeño, con una cama tipo diván para hacer la relajación, donde había almohadones, una mantita y un velador, alfombra y buena calefacción en caso de bajas temperaturas. Me parecía que el espacio reducido y el diván daban mayor intimidad y contención, y sólo trabajaba a través de las técnicas de Relajación.

Más adelante, a partir de pensar la posibilidad de aplicar recursos de diversas técnicas corporales y de lo que implicaba el uso del suelo, comencé a trabajar en el espacio más amplio con el que cuento en mi consultorio que es el salón donde también trabajo con los niños  y con los grupos. Allí el piso también tiene alfombra, hay colchonetas y diversos objetos.

A veces utilizo un equipo de música  donde puedo disponer temas previamente seleccionados para acompañar o sostener un trabajo corporal, en general es música instrumental donde puede predominar lo rítmico o lo melódico, pero no letras de canciones.

En otras ocasiones, también uso algún instrumento de percusión y elementos de grafoplástica  para la construcción de máscaras o mapeo corporal.

Las telas, las sogas, los almohadones, las pelotitas de tenis, las esferas inflables, las sillas o banquetas, los tubos, las máscaras, el espejo, son los objetos que utilizo con más frecuencia en el trabajo con Adultos.

 

Las sesiones de psicomotricidad con los Adultos.


He venido desarrollando propuestas de trabajo corporal para Adultos en grupos, a través del uso de Máscaras, el MFC (11) y las Escenas.

Se realiza el Trabajo corporal siguiendo el formato en tres tiempos (caldeamiento, actividad central, y retorno- reflexión).
Se incluyen también objetos y ejercicios de las Técnicas corporales que resultan efectivos en ciertos momentos y para cada situación en particular.
Los más utilizados provienen de experiencias con la Eutonía, la Danzaterapia, la Esferodinamia, el Contact improvisation, el Método Feldenkrais, el Chi Kung, el Tai Chi, los Centros de energía, el Yoga.
Se intercalan ejercicios en un marco lúdico y exploratorio y no desde lo reeducativo.
Resulta importante situar que el uso de recursos de técnicas corporales no significa hacer de la psicomotricidad un collage. No se trata de recortes técnicos descontextualizados, sino de hacer uso de aquellas experiencias que resultaron significativas en cierta situación dada y que se recurre a ellas como medios de intervención.
También es importante aclarar que la Psicomotricidad no es un invento chino, con esto me refiero a que el hecho de incluir recursos de técnicas orientales no significa transformarnos en profesores de Yoga o Tai Chi. En occidente estas técnicas se difundieron ampliamente  en los ámbitos de la Salud y los médicos que percatan el padecimiento psicocorporal o psicomotor del sujeto Adulto derivan a realizar estas actividades.
Por ello es fundamental establecer las diferencias de encuadre y de perspectiva en relación al Abordaje Psicomotor.
La intervención psicomotriz siempre se desarrolla en un Campo de Juego, considerando la psicomotricidad una Psicoterapia de mediación corporal, donde se superponen dos zonas de juego, la del psicomotricista y la del sujeto (niño o adulto).
Por eso los ejercicios procedentes de las Técnicas Corporales y las aplicaciones de Relajación se consideran siempre dentro de un campo donde el sujeto se implica con su cuerpo en el juego del encuentro con el otro.
Los dispositivos grupales son de dos horas de duración ya que la reflexión grupal constituye un aspecto importante del abordaje. No obstante, a veces no se habla de las sensaciones de la experiencia, sino que se retoma en la sesión siguiente. Los procesos de trabajo duran en general entre un año y tres años, aunque es variable en cada caso.

El abordaje psicomotor de Adultos en forma individual, se enmarca en el dispositivo de la Relajación Terapéutica.
Durante la sesión individual hay un momento de conversación donde se escucha la versión, el texto que trae el sujeto y luego se propone una relajación (a veces siguiendo una técnica, otras veces sólo la entrada en calma y cuestiones puntuales de contacto corporal, visualizaciones, u otras intervenciones de este tipo) o un trabajo corporal a partir de ejercicios de Técnicas Corporales o del Psicodrama.
         Las sesiones en estos casos son de una hora. La frecuencia es de una vez por semana o quincenal, según el caso.



El balance psicomotor en relación al cuerpo Adulto.


En general resulta oportuno situar 3 ó 4 encuentros al principio para recabar información, tanto desde lo verbal como desde lo psicomotor.
En esos primeros encuentros se observan modos de ser y hacer en lo referente a movimientos, postura, tono, actitudes, emociones, gestos, praxias, formas de hablar, tonos de voz, ubicación en el espacio, relación con los objetos y el tiempo, posibilidad de sostener el encuadre, modo de relación con el terapeuta, estado de la transferencia.
Complementariamente, utilizo a modo de prueba diagnóstica el MFC que me aporta datos sobre la relación del sujeto con su corporeidad, la imagen de sí, la vivencia del cuerpo propio y sus representaciones.

Luego, se realiza una sesión de devolución, al igual que sucede con los padres de los niños.
Allí se trata de ubicar algunas líneas de la observación del funcionamiento psicomotor y o bien psicocorporal, y establecer algunos ejes posibles del abordaje, teniendo en cuenta las relaciones entre el motivo de consulta y lo que parece preciso abordar.
En caso de considerar que no fuera oportuno un tratamiento psicomotor se realiza la sugerencia de una terapia psicológica o de otra índole, como consultas médicas, psiquiátricas u otras.

Reflexiones y propuestas respecto al rol profesional

Para concluir los aspectos más descriptivos de este quehacer psicomotriz, resulta importante señalar que, más allá de los espacios, objetos y demás formatos posibles,  lo fundamental reside, al igual que en el abordaje psicomotor con niños, en la posición desde donde se ofrece el cuerpo del psicomotricista.
Se trata de un Adulto frente a otro Adulto, que jugará su posición de manera diferente que el adulto frente al niño, pero similar en cuanto a tomar su lugar para que el sujeto tome el suyo propio. 
En relación a este fundamental aspecto de la práctica psicomotriz, sugiero siempre mantenerse entrenados corporalmente para sostener la posición de la “distancia “operativa” (12).

Conclusiones para pensar...

Es frecuente y aconsejable que los pacientes adultos sostengan este espacio en complementariedad con la terapia psicológica. También puede darse que la terapia psicomotriz sirva de apertura hacia la terapia psicológica, o viceversa.
En cualquier caso, siempre tenemos que considerar la posición interdisciplinaria del abordaje, que no significa sólo poder consultar a otros profesionales, sino más bien tener internalizado que existen otras disciplinas que también se ocupan del cuerpo y más aún del Adulto en relación a su neurosis.
Esta actitud implica no posicionarnos de manera omnipotente frente al padecimiento del otro. Esto salvaguarda cualquier intervención y nuestro propio lugar de terapeutas.
Considero  que es un compromiso seguir investigando los recursos teóricos y técnicos que sustenten esta práctica en el campo de la disciplina psicomotriz, ya que se ha comprobado su eficacia y su especificidad.
Cabe preguntarse, ¿la Psicomotricidad podrá ser considerada en los campos disciplinares a los que recurrimos en su justo lugar para la consulta interdisciplinaria?
En función de la complejidad en la que vive el sujeto Adulto actual y de la diversidad en la forma de presentación del síntoma, resulta inminente la escucha al cuerpo tanto como al sujeto, acorde a lo que implica una mirada integradora del padecimiento humano.


(*) En lo relativo al psicoanálisis, hay conceptos provenientes de dicha disciplina que se entrelazan con el discurso psicomotor por su implicancia en los efectos de la comprensión del padecimiento humano y se hacen cuerpo en la terapia psicomotriz con el Adulto. Algunos de ellos  son: sujeto, síntoma, deseo, neurosis, inconsciente, función materna y paterna, el Otro y los otros, la transferencia, la demanda, la creatividad, la realización.
Por ello, el tomar aportes de otras disciplinas no conlleva a perder la especificidad del discurso y la práctica psicomotriz, sino todo lo contrario. Se trata de una posición interdisciplinaria necesaria para abordar la complejidad de lo que se presenta. Esta posición obliga a establecer con claridad lo que es propio de nuestra disciplina psicomotriz y aquello que no lo es, es decir,  lo que pertenece a otros campos disciplinares afines.
En este sentido considero también muy valiosos para este campo de acción  los aportes de la psiquiatría (**) de las técnicas corporales (4),  de la creatividad y del psicodrama (5),  y fundamentalmente la perspectiva que la Relajación terapéutica (6) introdujo en el quehacer psicomotor.
El encuentro con el adulto en la terapia psicomotriz implica bucear en el funcionamiento psicomotor (7) o bien en el modo de  estructuración de la trama  psicocorporal (8) de cada sujeto en relación a los requerimientos de la vida cotidiana y frente a las situaciones problemáticas o conflictos que vive y padece.
Esta búsqueda o registro de su propio funcionamiento corporal personal tiene la intención de ubicar los obstáculos, modos de padecimiento o presentación de los bloqueos en el funcionamiento psicocorporal propio, para poder acompañar un posible desbloqueo y el consecuente despliegue de un hacer que pueda tornarse más adecuado a la demanda sociocultural y lo más ligado posible a su deseo.
En términos de Winnicott (1975), que  el sujeto pueda “ser y sentirse real”. Dicho de otro modo, el abordaje psicomotor del Adulto está al servicio de  su “realización”, siguiendo el concepto de Bergés (1990). Esto implica  que se puedan establecer nuevas relaciones entre el sujeto, su cuerpo y su hacer en la vida cotidiana.
(**) En lo relativo a la psiquiatría, recibí derivaciones de psiquiatría  por casos diagnosticados como trastornos de la ansiedad y trastornos alimentarios como anorexia, bulimia, obesidad. Muchas de éstas personas estaban medicadas con psicofármacos. Tanto en estos casos como en otros, fui desarrollando una posición más flexible o menos cerrada acerca de la cuestión con la medicación.
En este aspecto tomo como  referencia la experiencia práctica  interdisciplinaria con la psiquiatría. Si bien creo que no debe ser el primer recurso frente a la angustia o al desorden del funcionamiento psicocorporal, y también creo que existen los medicamentos alternativos que muchas veces son eficaces, es de considerar que los nuevos psicofármacos indicados de manera oportuna pueden ayudar a transitar una crisis y a recibir los tratamientos terapéuticos de manera más efectiva, sin generar adicción. Esto depende sustancialmente del modo del uso y de las indicaciones.
La consulta a psicomotricidad se presenta  desde distintos síntomas corporales y signos psicomotores (9). Me han preguntado si existe el trastorno psicomotor en el adulto. Por el momento preferiría hablar de síntoma corporal.
Algo de lo que no se ha podido metabolizar en relación a las “fallas no esperables”, según Winnicott (1975), porque siempre hay fallas en los primeros vínculos, vuelve a presentarse de manera sintomática en el cuerpo.
Sin embargo, lo que vive el adulto en su cuerpo debe ser atendido como un fenómeno  que se contextualiza en el aquí y ahora de su experiencia vital y corporal, y que constituye una vuelta distinta sobre lo vivenciado en otro tiempo, una reedición de algo anterior irresuelto, una repetición en el sentido de recurso (10).
Resulta interesante siguiendo a Winnicott (1975), pensar el síntoma como un “recurso” (16) y luego ubicar el abordaje psicomotor como la creación de recursos para abordar al síntoma o bien sobrellevar el propio funcionamiento psicocorporal si no es susceptible de transformación o simplemente insiste en repetirse.
Por otro lado, y siguiendo lo específico de la observación psicomotriz, los signos psicomotores  que se presentan con frecuencia en los adultos que consultan a psicomotricidad son:


Glosario
(1)             Adultos:  la franja etaria de adultos puede clasificarse  en “ Adultos jóvenes”, de 21 a 40 años ,   “Adultos de mediana edad” , de 40 a 60 años,  y luego “ Adultos mayores”, de 60 años hasta la muerte ( E. Erikson)
El artículo aquí presentado se refiere a Adultos jóvenes y de mediana edad.
(2) Neurosis: según Janet (1909), las neurosis se establecen como enfermedades funcionales frente al modelo anatómico fisiológico. Desarrolla así el paradigma médico que basa el daño no en la alteración física del órgano, sino en su función.
Freud (1892 y 1899)  desarrolló diversos trabajos en relación a la histeria y los trastornos obsesivos sentando las bases psicogenéticas de lo que él denominó “psiconeurosis”.
El término “neurosis” no es utilizado por la psicología científica y la psiquiatría. La O.M.S (CIE 10) y la A.P.A (DSM IV-TR) han cambiado la nomenclatura internacional para referirse a estos cuadros clínicos como “trastornos” (ej. trastornos de ansiedad, trastornos de angustia, trastornos del sueño, trastornos sexuales, tratornos depresivos, trastornos de somatización, etc.)
Freud refirió a neurosis actuales y a neurosis de trasferencia (Bragagnolo, 2013 )
(3) Síntoma corporal: el concepto clásico de síntoma psicoanalítico implica que el síntoma psíquico responde a un trauma, pero un trauma no físico sino psíquico, inconsciente. Con lo cual se supone la existencia de  un inconsciente al aparato psíquico. Freud (1978) habla de representaciones que resultan intolerables, representaciones que se van a volver traumáticas. Por tanto el aparato psíquico se defiende ante lo intolerable a través de formaciones del inconsciente, como el síntoma. El síntoma remite a un trauma o situación dolorosa en tanto representación de una vivencia o experiencia de la vida del sujeto, especialmente de la infancia, que se manifiesta en la actualidad como sufrimiento, por ello es siempre singular y no es universalizable.
Las representaciones que están en juego en el síntoma en algún momento se vuelven corporales,  se alojan en el cuerpo (ej. le duele la panza, está muy torpe, se agita, se ahoga, le cuesta caminar, tiembla, etc.) Los síntomas finalmente son siempre corporales y se caracterizan porque manifiestan algo a la vez que ocultan otra cosa. “La angustia no miente, cuando uno siente angustia la siente en el cuerpo. Justamente la dificultad de la angustia es muchas veces ponerle palabras”. (Bragagnolo, 2013)
(4) Técnicas corporales: son las técnicas de Trabajo Corporal, es decir aquellas que “ponen a trabajar activamente al cuerpo para tratar de destrabarlo”. (Papandrea, 2001 ) Muchas de ellas fueron creadas o aplicadas de manera más sistemática después de las Guerras Mundiales, donde se tornó indispensable encontrar otros caminos de reubicación corporal , y darle sentido a la vida, a partir de las heridas y mutilaciones sufridas. Las técnicas corporales  pueden clasificarse en técnicas de concientización, lúdicas, energéticas, fantasmáticas y dramáticas (Matoso, 1996)
(5) Psicodrama . “En la práctica psicodramática hay un momento de coincidencia de la máscara con el rol, por ejemplo, el rol del padre y la máscara del padre. Pero también hay momentos en que máscara y rol no coinciden, y la máscara cuestiona al rol. Lo fantasmático se estructura en escenas entrecruzado con lo real. Las máscaras juegan un papel clave en cuanto a los fenómenos de velamiento y develamiento ante la mirada del otro”.  (Buchbinder, 2001)
(6) Relajación terapéutica: método y perspectiva teórico técnica de abordaje psicomotor creada por  Bergés y Bounes (1998)
 “El abordaje psicomotor es una manera de comprender lo que el cuerpo envuelve” ( Bergés retomado por González , L.  2009)
“La psicomotricidad es un abordaje que obliga a poner en relación informaciones de diferente índole, mientras que en las perturbaciones motrices las informaciones son de una sóla índole, de índole motriz (Bergés, retomado por González . L , 2009)
“La consulta por un síntoma en juego, da lugar para que otros modos del discurso y otros modos de la mirada, lo vuelvan al cuerpo apto para vehiculizar nuevas vivencias y para construir mediando la experiencia de la relajación y el juego nuevas relaciones con su propio cuerpo, con el otro y la realidad” (González, 2009)
(7)  Funcionamiento psicomotor: puesta en funcionamiento de las funciones tonicoposturales y motrices bajo la mirada de un otro, quien ejerce la función materna. Modo de ser y hacer. (Bergés,1996) “es tarea de los psicomotricistas investigar, reflexionar y operar desde una lógica que permita comprender por ejemplo ¿cómo y porqué aquello de los movimientos reflejos se constituyen en movimientos voluntarios, dirigidos, intencionados de un sujeto respecto a otro en un espacio y un tiempo dado?”.. O bien reflexionar “¿cómo se piensa el sujeto que padece en su cuerpo?” (González, 2009)
(8) Funcionamiento psicocorporal : se trata del vínculo de apuntalamiento que estructura lo somático con lo psíquico y, a la inversa, lo psíquico se vuelca a lo somático. (Lesage, 2009) Esta relación se actualiza en el trabajo que el sujeto realiza con las técnicas corporales, y más aún con la Relajación terapéutica . (A.Papandrea, 2011)
(9) Signo psicomotor: es la alteración objetiva que se manifiesta como señal de la desorganización psicomotriz del sujeto. Se puede explorar y evaluar mediante test y pruebas diagnósticas, se caracteriza por ser observable, medible, cuantificable. Observamos los signos de alteración psicomotriz en el plano de lo tónicoemocional, en las coordinaciones estáticas y dinámicas generales, manuales y visomotoras, en el plano de la organización espaciotemporal, de la lateralidad, del esquema y la imagen del cuerpo, y en el dibujo y la escritura.
“El signo psicomotor es extraño para el otro, porque no entra, como dice Calmels , en el archivo de los gestos cotidianos”. “El signo psicomotor demuestra así su efectividad, su capacidad de producir un efecto en la mirada del otro…” ¿no es acaso el signo psicomotor el modo en que el niño dice sobre su psicomotricidad?” ( Papandrea, 2004)
(10) Recurso: la palabra recurso implica  acción de recurrir a algo frente a una situación a resolver, o bien es efecto de recursar algo, como posibilidad de volver a cursar por algún trayecto de otra manera. ( Papandrea,2004) .Resulta significativo pensar el síntoma como un recurso (Winnicott, 1975) 
(11) MFC. Mapa Fantasmático Corporal. Dispositivo de mapeo corporal a través del ofrecimiento de una silueta en una actividad grafoplástica que permite abordar cuestiones de la imagen del cuerpo (Matoso, 2001)
(12) Distancia operativa: refiere a la búsqueda continua de la posición del psicomotricista para el desempeño saludable del rol profesional.
“En la intervención psicomotriz se opera con las distancias, no sólo con la distancia física como medida de entrar y salir del juego, sino aún más con la distancia psíquica, tónico-emocional, afectiva. Es una medida de espacio, tiempo y acciones que le permite al psicomotricista operar con su cuerpo, estando al mismo tiempo implicado y distante”. (Papandrea, 2005)
 “Tenemos que tomar distancia de nuestras propias vivencias, para no invadir al paciente” (Lesage, 2009)
BIBLIOGRAFÍA

Ajuriaguerra, J. de (1973- 4°edición) Manual de Psiquiatría infantil. París. Ed. Masson
Bergés, J. y Bounes, M. (1977) La Relajación terapéutica en la infancia. París. Ed. Mason
Bergés,J. (1973) Algunos temas de investigación en psicomotricidad. Cuadernos de terapia psicomotriz . N°1.Buenos Aires. Ed. V. S. Votadoro
____________ (1988) Diagnóstico y terapia en psicomotricidad. Cuerpo y comunicación. Madrid
____________ (1996) El cuerpo y la mirada del otro. Crónicas Clínicas en relajación terapéutica y psicomotricidad.  Buenos Aires .Ed. R.Aragón y L.González
Bragagnolo, S. (2012) “Signo, trastorno y síntoma desde la  perspectiva del psicoanálisis” Clase especial corregida, dictada en la Cátedra de Teoría de la Psicomotricidad II de la Lic. en Psicomotricidad de la UNTREF, inédito
Buchbinder, M.(2001) Poética de la cura. Buenos Aires. Ed. Letra Viva
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____________ ( 1916) Lecciones de introducción al psicoanálisis. Obras completas
González, L.(2009) Pensar lo psicomotor. Buenos Aires. Eduntref
Lesage, B. (2009) Apuntalamiento y estructura corporal: cuerpo a cuerpo, cuerpo –acuerdo. Artículo traducido para UNTREF
Matoso,E .(2001) El cuerpo, territorio de la imagen. Buenos Aires. Ed. Letra Viva
--------------( 1996 ) El cuerpo, territorio escénico. Buenos Aires. Ed Paidós
____________ (2013) Aportes a la Psicomotricidad del    texto “Inhibición , síntoma y angustia” de S. Freud. Clase especial corregida. Idem, inédito
Papandrea, A. (2004)   Signo y Síntoma en psicomotricidad. Ficha de Cátedra. Teoría de la Psicomotricidad II. UNTREF, inédito
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------------------ ( 2001 )  Para las disciplinas del cuerpo son tiempos de definiciones. Articulaciones entre Psicomotricidad y Trabajo Corporal. I. de la Máscara. , inédito
____________ (2004) Signo psicomotor y Gesto. Algunas consideraciones. Ficha de Cátedra. Teoría de la Psocomotricidad II. UNTREF, inédito
Winnicott D. (2006) La familia y el desarrollo del individuo. Bs as Ed. Hormé

Acerca de la autora:
Alejandra Papandrea
-Psicomotricista
-Coordinadora de trabajo corporal grupal recibida en el Instituto de la Máscara
-Especialista en Relajación Terapéutica
-Ex integrante del Equipo de Psicomotricidad del Hospital Infanto juvenil “Dra C. Tobar García”
-Ex docente de Cursosde Psicomotricidad en Extensión universitaria de la Facultad de Psicología de la UBA. Universidad Nacional de Buenos Aires
-Ex docente de la Escuela Argentina de Psicomotricidad de la AAP. Asociación Argentina de Psicomotricidad
-Ex capacitadora de la Fundación Lekotek
-Docente titular de la Licenciatura en Psicomotricidad de la UNTREF. Universidad Nacional de Tres de Febrero. Materias: Formación Personal Corporal II, Teoría de la Psicomotricidad II y Taller de Juego.
-Investigadora en formación. Convocada como Experta en la investigación acerca del Trastorno de Inhibición Psicomotriz, Directora S. Saal, UNTREF
-Tutora y Jurado de Trabajos Finales de Grado de alumnos de la Lic. en Psicomotricidad de UNTREF
-Coordinadora general de “CENTRAR”. Centro de abordaje psicomotor interdisciplinario para Adultos y Niños. Atención en consultorio desde 1994.

www.revistadepsicomotricidad.com agradece públicamente a Alejandra Papandrea por enviar este artículo desde Buenos Aires, Argentina. 
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