El Presente de la Psicomotricidad

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Revista de Psicomotricidad

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Psicomotricidad y sus variados campos de acción

En Educación, ámbito Clínico y Comunitario

lunes, 28 de marzo de 2016

PARA LAS “DISCIPLINAS DEL CUERPO” SON TIEMPOS DE DEFINICIONES Algunas articulaciones entre Trabajo Corporal y Psicomotricidad





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A veces es necesario definir. Si  bien las definiciones pueden resultar un hecho reduccionista, simplificador o hasta cerrado, quiero pensarlas aquí como la función del encuadre en la práctica. Es, entonces, encuadre para la teoría, lo que llamamos habitualmente marco conceptual. Algo del ordenamiento, de la delimitación, de la referencia, algo necesario para dar piso a las aperturas, a lo diverso, a lo creativo.
         
Para quienes nos dedicamos al cuerpo resulta todo un desafío entrar en definiciones. Me refiero a definiciones teóricas. Nos pasa cuando tenemos que dar clase o incluso cuando alguien que no está en el tema nos pregunta:  ¿Qué es Trabajo Corporal?¿Qué es Psicomotricidad?.
           
Partimos de una práctica, valoramos el lugar de la experiencia, y de lo vivencial, como soporte del aprendizaje. Nos interesa la in-corporación de conceptos, que los conceptos se liguen a las vivencias, que se vuelvan experiencia. Ideológicamente el saber está puesto en lo empírico, en el hacer, el saber que da el hacer, tanto el trabajo en relación al propio cuerpo como el ejercicio de la práctica profesional.
           
Al mismo tiempo, respecto de la teoría, o mismo de la disciplina de la que nos ocupamos,  escuchamos decir con frecuencia que “está en construcción”, y en gran parte es cierto. Sin embargo también es cierto que hace más de 30 años hay instituciones y personas comprometidas trabajando en nuestro país para dar un lugar al cuerpo, especialmente en los ámbitos de la Educación y de la Salud.
            
Podemos así afirmar que ya no es  “una práctica más que una teoría”, incluyendo aquí las distintas formas de la práctica y las diversas teorías que conforman el marco conceptual. Hay hechos, y vuelvo a lo empírico, que dan cuenta de esto:

·Profesionales y docentes que se han escrito libros y publicado artículos, o que dan cuenta en su transmisión de un trabajo de elaboración teórica.
·El acceso a la oficialidad de estas formaciones del campo de lo corporal, dentro del Sistema Educativo Terciario y Universitario.



Entonces, las disciplinas del cuerpo tienen hoy, en nuestro país, un “terreno construido”, que involucra práctica, teoría y recursos técnicos.
Ahora bien, también es cierto que como toda disciplina precisa seguir construyendo y reformulando sus saberes, y sobre todo adecuarse a las necesidades que plantea el contexto sociocultural en cada momento.
Actualmente nadie puede escapar del estado crítico que vive nuestra sociedad, ya no es algo que le pasa a otros, sino algo que nos toca a cada uno de nosotros.
En la introducción del libro Aportes para superar la crisis de la sociedad argentina, dicen los autores: “Nuestra sociedad se encuentra destruida. Sólo un tercio de sus habitantes puede reconocerse, efectivamente como sujeto portador de derechos y capacidades. El surgimiento, por primera vez en la historia nacional, de inmensos contingentes de compatriotas excluidos del derecho, de la protección, de los consumos, sometidos a la violencia de la necesidad y la penuria, aislados de cualquier inserción futura en el mundo del trabajo, la sociabilidad y la ciudadanía... El panorama descripto no es el fruto de la casualidad. La vigencia casi irrestricta en los últimos veintiséis años que tuvieron las políticas de corte ortodoxo y neoliberal...” (1).
Es notable la coincidencia de momentos, mientras las llamadas  “Disciplinas del cuerpo” surgen y se instalan en nuestro país, al mismo tiempo, política vigente hacía desaparecer los cuerpos.

Cuanto más se intenta reprimir, enajenar, alienar, corromper, violentar, desoír lo humano, en tanto “cuerpo de un sujeto en movimiento”(a), con más fuerza emerge desde su interior para hacer presente su imperiosa necesidad de tener y ocupar su lugar.
El lugar del hacer, de la acción, de la participación, del movimiento; el lugar de lo individual, lo diferente, lo subjetivo; el lugar de lo grupal, lo colectivo.
En estas Disciplinas del cuerpo el sujeto y el objeto de estudio se construyen en la acción, con-fundiéndose o entrelazándose, dado que el objeto de conocimiento es el cuerpo. Retomando lo que decía al principio, es allí, en el cuerpo mismo, donde se evidencia el valor de la experiencia del sujeto en relación a los otros, al espacio y al tiempo.

El sujeto se vuelve protagonista desde su hacer, su percepción, sus imágenes y las palabras que ahí despiertan.
El sujeto y el cuerpo se vuelven indisociables, ya no se sostienen dualismos, salvo para entender los conceptos.
Lo que se ha llegado a construir tanto en prácticas como en teorías hoy requiere de un esfuerzo aún mayor para poder abarcar, como dice Alicia Stolkiner,
“la indisciplina  de los problemas que se nos presentan actualmente, la dificultad de encasillarlos...”
 “Los problemas no se  representan como objetos, sino como demandas complejas y difusas... Tal es el caso de Salud y Educación... Sostenemos la necesidad de ser indisciplinados frente a las disciplinas... hay que saber lo que no se sabe... Uno no puede manejar o conocer todas las disciplinas, pero se debe tener la referencialidad  de que hay otras disciplinas que dan cuenta también de esta problemática que uno aborda... Toda relación a una teoría es pasional, podemos someternos a ella,  refugiarnos en ella o hacerla trabajar, desafiarla...”(2). 

           A partir de esta posición de hacer trabajar las propias teorías,  los marcos en los que cada profesional sostiene su práctica, y por qué no decirlo, se sostiene en su subjetividad, sólo desde esta posición es que surgen las preguntas.
         Sirve aquí retomar las palabras de Santiago Kovadloff, quien sostiene que “el verdadero conocimiento proviene en mayor medida de la formulación de preguntas”.
           A pesar de “lo poco prestigioso que pueda resultar en ámbitos donde  se valoriza el saber del que responde”, desde las disciplinas del cuerpo sostenemos el juego de la alternancia entre preguntar o responder.
      Ubico aquí mi propia búsqueda y también algunos accidentes o circunstancias personales, me llevaron a encontrarme en este momento parada con un pie en la Psicomotricidad y un pie en el Trabajo Corporal.  Ese es el equilibrio actual,  el lugar de  un cuerpo-puente que me permite, pisar acá, pisar allá, y dejar que por mi cuerpo circulen la diversidad de ideas, de prácticas, de recursos. Puente de invalorable riqueza y apertura de cruces, puente por donde cruzar el río, puente por donde paso, no para que pasen otros sino para no dejarlo pasar. Puente como pasaje propio, como recorrido de idas y venidas, de demoras, de avances sin retorno, de retornos para recomenzar y re-crear. 

  • ¿Qué es Trabajo Corporal?
  • ¿Qué significa “Operar” con y desde el Trabajo Corporal?
  • Acerca de la “Coordinación” de Trabajo Corporal Grupal
  • Reflexiones sobre la Formación desde el propio cuerpo.
-Juego con las distancias: ¿Dónde pararse?-   
-Propuesta de entrenamiento: ¿Qué entrenamos?
  • ¿Qué lugar para la Teoría en las Disciplinas del cuerpo?
  • ¿Qué lugar para  las Técnicas en el Trabajo Corporal y en la Psicomotricidad?
  • Algunas relaciones entre Trabajo Corporal y Psicomotricidad: Disciplinas del cuerpo.


TRABAJO CORPORAL

Para definir Trabajo Corporal empiezo por donde muchas veces empezamos cuando necesitamos definir un término, por el diccionario:
Trabajo: acción de trabajar, obra efectuada.
Trabajar: ocuparse en una obra,  intentar activamente una cosa.
Aparecen otras palabras seguidamente:
Trabar: unir o juntar una cosa con otra, para mayor resistencia; poner trabas.
Traba: instrumento para sujetar una cosa con otra.
Tratar: manejar una cosa; relacionarse con una persona.
Corporal: que remite al cuerpo.
 ¿A qué cuerpo remite? ¿De qué cuerpo se trata? ¿Cuál es el cuerpo del Trabajo Corporal?
Una primera definición posible  se desprende del juego con los sentidos de las palabras:

El trabajo Corporal pone a trabajar activamente al cuerpo para tratar de destrabarlo.

Esta definición me remite al decir de Leticia González, que “en la clínica psicomotriz se trata de que el sujeto se vuelva capaz de hacer algo con lo que le pasa en su cuerpo”.
Según Elina Matoso: “El Trabajo Corporal es un abordaje del ser humano, cuyo objeto de trabajo es el cuerpo, concebido como cuerpo histórico, místico, social, cultural y anatómico, aunque lo anatómico se relativiza ante lo humano”. (3).
Concebimos que también implica una práctica diferente a la Expresión Corporal, si bien puede haber tomado elementos de ella.
Trabaja en relación al cuerpo tanto desde lo expresivo, la exteriorización de  movimientos, gestos, actitudes; como en los procesos de interiorización, el ir hacia lo interno de sí mismo, la concientización, la percepción, el lugar de la recepción, de lo desconocido, de lo no visible, lo postural, lo tónico emocional, lo energético y el plano de las representaciones.
El Trabajo Corporal entendido como un campo disciplinar recibe el aporte de la Sociología, la Antropología, el Psicoanálisis, Las Técnicas Corporales, la Anatomía funcional, entre otras. Sin embargo implica una mirada específica al cuerpo que no es  la mirada médica, ni psicológica,  ni física. Se trata de una mirada a lo corporal-grupal.
Siguiendo a Elina Matoso, el Trabajo Corporal
  • Es un modo de dar vía al desarrollo del potencial creador que como ser humano tenemos.
  • Permite el reencuentro con uno mismo y con los otros.
  • Permite diferenciar, rescatar la particularidad de lo individual. 
  • Es una modalidad de habitar el propio cuerpo, de estar sin necesidad de hacer.
  • Valoriza al cuerpo desde sus limitaciones y posibilidades.
  • Busca y propone imágenes a sus bloqueos, apostando a la plasticidad de la imagen corporal.
  • Trabaja desde la imagen del cuerpo como representación de sí mismo hacia el encuentro con las otras representaciones, “que anidan en la propia imagen como personajes y toman territorio”.
  • El cuerpo concebido como lugar del placer y del dolor, como territorio de imágenes y escenas, donde al hacer actuar sus personajes internos puedan producirse los “desalojos” necesarios para una transformación saludable y creativa.
Reconstruyendo para una definición posible sugiero:

El Trabajo Corporal es una manera de acercamiento (o alejamiento) al cuerpo propio y al cuerpo del otro, donde se pone a trabajar lo corporal dando territorio a la percepción, a la imagen, a la escena y a la creatividad. Este trabajo sólo liga sus sentidos articulando la vivencia al plano simbólico del lenguaje.

Según Mario Buchbinder  la palabra “poética” significa creación, creación de imágenes o sentidos. En relación al cuerpo sería la creación de “otros cuerpos”, implica la producción de otro sentido. Permite salir de los estereotipos, de los sentidos unívocos de la cotidianeidad para entrar en ese otro cuerpo, el cuerpo- poético.
Sugiero entonces otra definición:
El Trabajo Corporal aborda al cuerpo entrando por sus
territorios y saliendo por la poética.

De algún modo es convertirse en nómade al mismo tiempo que habitar un único territorio, el cuerpo de la realidad.
 Jugar con las fantasías, con la ficción, es decir, con otras escrituras posibles, sin borrar la identidad de la escritura original de la que cada uno parte. Se deja entrar de este modo la representación de otras identidades, y por qué no, la inscripción de otras escrituras. De esto se trataría entonces la poética, no porque el objetivo sea convertirse en escritor, sino por aquello de las escrituras que como huellas en el cuerpo nos dejan sujetos a un único texto.
En este sentido, salir de la textualidad de la huella y volverse escritor como metáfora de lo creativo, de la diversidad de los sentidos, del juego libre entre la palabra y el cuerpo.
OPERAR con y desde el TRABAJO CORPORAL 

¿Qué significa operar en este campo del saber? Vuelvo sobre las definiciones:
Operación: acción de operar; ejecución de una cosa.
Operar: manipular en un organismo vivo, con ayuda de instrumentos, para corregir lesiones o deformaciones.
Continúo con palabras que siguen por orden de aparición:
Operador/a: que opera; técnico encargado de la fotografía en el rodaje cinematográfico.
Ópera: poema dramático puesto en música.



J.Piaget, desde la teoría constructivista, define el término operación de la siguiente manera:
“Una operación no es más que una representación de una transformación, ella es en sí misma una transformación del objeto”.
“Una operación sigue siendo entonces una acción, y no se reduce por ende ni a una figura ni a un símbolo”. (4)
“Es necesario que todas las operaciones hayan sido ejecutadas materialmente como acciones para luego construirlas en pensamientos”.
“Son instrumentos mentales que permiten una coordinación lógica y que tienen como característica ser reversibles”. (5)
A partir de estas definiciones intento pensar la implicancia de Operar en Trabajo Corporal.
Operar es una forma de pensamiento que surge de la experiencia.
            Se opera para cambiar, para transformar.
Encontramos una sorprendente relación con la palabra ópera y surge esta pregunta: 
 ¿Cómo operar desde el Trabajo Corporal para que el drama (o la tragedia) se convierta en ópera (o en comedia)? ¿Cómo no quedar congelado en una escena, en una máscara, en una imagen, sino producir con todo eso el rodaje cinematográfico de la vida?
Dicho de otro modo:
 ¿Cómo ofrecer un lugar al otro para que pueda atravesar los cambios, las transformaciones, las propias operaciones de desestructuración y reestructuración a las que este movimiento convoca?
 ¿Cómo facilitar la creatividad y el riesgo que conlleva en un entorno cuidado, que no invada al otro en su temporalidad y  ritmo propio en estos tiempos que corren?
¿Cómo sostener la desestructura interna en medio de las desestructuraciones del contexto?
Parece necesario negociar (como operador, como coordinador, como terapeuta) entre los ideales y la realidad, y como formulamos al principio, adecuar la intervención y el encuadre a las necesidades del entorno socioeconómico y cultural, que son también las necesidades y posibilidades propias.
Según  lo dicho anteriormente operar refiere más bien al trabajo corporal individual, al proceso subjetivo que puede acontecer en relación con la intervención desde una determinada posición.
 Este lugar desde donde operamos en la práctica profesional en este campo cuenta con una condición de posibilidad fundamental: la relación de transferencia entre el sujeto que opera y el sujeto de la operación.
Entonces, retomo el sentido de operar en este campo. Operar como corte, como desalojo y transformación de lo siniestro en creación. Operar como intervención, no quirúrgica  sino simbólica, que da lugar al cuerpo más allá de lo visible, del déficit, más acá del síntoma, de lo indecible.

COORDINAR TRABAJO CORPORAL en GRUPOS

Según  lo dicho anteriormente operar refiere más bien a lo individual, el proceso subjetivo en relación con la intervención desde una determinada posición, teniendo en cuenta el vínculo, relación o transferencia entre el sujeto que opera y el sujeto de la operación.
Coordinar “es una tarea grupal” (b). Podríamos decir que implica varias operaciones a la vez, implica multiplicidad y centramiento del coordinador más allá de su deseo.  Implica distancia y cercanía.
Cabe preguntarse ¿Coordinar qué? ¿Un grupo? ¿Una tarea o propuesta? ¿Una  puesta en escena de emergentes, deseos, necesidades, demandas?
Cuando hablamos de propuestas grupales éstas pueden responder a distintos encuadres u objetivos: un grupo de trabajo sobre sí, un grupo de capacitación o formación sobre alguna temática,  un grupo terapéutico en torno a alguna problemática en particular, un grupo por recreación u otros.
En cualquier caso se entrelazan varios elementos a coordinar, es decir,  que la coordinación se ejerce en diversos planos simultáneamente.
          Es oportuno entonces vislumbrar el desarrollo de la coordinación  en la temporalidad de un proceso en el que el coordinador desde su rol irá tomando distintos lugares y ocupándose de las diversas cuestiones emergentes, en la alternancia de presencia-ausencia  necesaria para promover la “autonomía grupal”.
Al igual que  al operar o intervenir en forma individual, el coordinador grupal obra siempre desde una posición propia que condensa su forma de pensar, sentir y hacer con los recursos con los que cuenta o domina y aquellos de los que carece o no domina.
DISCIPLINAS DEL CUERPO”
LOS RECURSOS TÉCNICOS: ABRIR LA CAJA DE
 HERRAMIENTAS.

Algunas relaciones entre Trabajo Corporal y Psicomotricidad. El lugar de las técnicas corporales. Reflexiones sobre la formación desde el propio cuerpo.

        Las “Disciplinas del cuerpo” no son técnicas ni métodos, tampoco ciencias.
  Me refiero con esta denominación a las construcciones teórico-prácticas y técnicas que tienen su campo propio de acción, sus recursos para la intervención y una concepción de cuerpo como cuerpo de un sujeto, unidad y fragmentación psicosomática.
 Se caracterizan por estar al servicio de la Salud  y la Educación, en la medida de introducir esta forma de concebir al cuerpo. El modo original en que pensamos al cuerpo hace a la manera de mirarlo, de escucharlo, de aproximarse a él, de darle su lugar en lo que hace al aprendizaje y al síntoma.
Estas disciplinas intervienen en la relación del sujeto con su cuerpo a través de distintos recursos técnicos y prácticos. De este modo las Técnicas corporales, las actividades lúdicas y grafoplásticas que componen su “caja de herramientas”, son subsidiarias de la necesidad del sujeto, de su demanda, de su padecimiento y en todo caso, de la relación al terapeuta o coordinador.
 En relación a las técnicas corporales , si bien cada propuesta  tiene su propio fundamento y un modo de proceder sistemático y exhaustivo, en este caso podemos aplicarlas de manera no tan estricta, ya que no se trata de enseñar una técnica aprendida, sino que lo que importa es lo que acontece en el campo transferencial. La técnica no estaría delante del trabajo, ni guiándolo, sino al servicio del mismo. No se trata de saber una técnica sino de lo que la técnica permite atravesar convirtiéndose en medio para otros aprendizajes, mediante otro cuerpo que se ofrece para tal efecto.
Dicho de otro modo, las técnicas corporales no se aplican de manera estricta porque no se utilizan con un fin pedagógico. Las técnicas remiten a la práctica, a los modos de abordaje, a los recursos o herramientas con que cuenta el terapeuta o coordinador para entrar en trabajo con ese otro cuerpo, individual o grupal.
 Lo que importa no es la técnica en sí; podríamos estudiar múltiples métodos o técnicas corporales, tanto orientales como occidentales, y sus correspondientes filosofías o concepciones, que seguramente en muchos casos tienen incumbencia en nuestro quehacer. Sin embargo este recorrido queda en todo caso del lado de la propia experiencia del terapeuta o coordinador respecto de su cuerpo, en qué quiere o puede ahondar, por donde atraviesa sus propios dolores, angustias, tensiones, disturbios, desarmonías, aprendizajes, logros, placeres, desbloqueos.
 Las técnicas corporales resultan así un medio y no un fin en sí mismas. Podría decirse, un objeto más entre otros de los que contamos en nuestro salón o consultorio de trabajo: una soga, una colchoneta, un ejercicio de Eutonía, una mirada, una tela, un silencio, una Máscara, una postura de Yoga, un aro, una música, un disfraz, un ejercicio de Relajación, una palabra, un espejo. Un objeto que se ofrece o se retira, mediando nuestro propio cuerpo, en la relación de transferencia.
 Nuestro cuerpo y su propia trayectoria de recepción y de acción, a través de las técnicas aprendidas y vivenciadas, y en la vida cotidiana.
 Nuestro cuerpo entrenado para el uso alternativo de recursos, para la plasticidad de tomar o dejar lo que aparece, inspirado y guiado por lo que emerge y sorprende en cada encuentro cuerpo a cuerpo con el otro. Fenómeno de “mediación corporal” (c), por una “distancia operativa” (no diría óptima, porque nunca es ideal), un estar implicado y discriminado.
Las técnicas, entonces, se presentan como un elemento a disponer al servicio de la transferencia, sea en la relación coordinador/grupo, terapeuta/paciente, docente/alumno.
En este sentido, en la formación desde el propio cuerpo se trata de entrenarse en el juego de las distancias.
           Un saber (en el sentido de D. Calmels, de sabor, de experiencia),  un saber dónde pararse, hasta dónde meterse o hasta dónde salirse, frenar, alejarse.
         Quizás esa es la técnica por excelencia, una metodología que sólo se logra parcialmente y en el constante ejercicio de nuestra práctica.
 Es distancia y es acercamiento, un trabajo corporal que sucede en la alternancia temporo-espacial de la fluctuación tónico-postural.
Retomando, las Disciplinas del cuerpo en sentido general implican una manera de pensar y de actuar en relación al campo corporal del sujeto. Esa concepción ética y metodológica subyace y sustenta a la utilización de técnicas.
Sin embargo, dicho esto, parece importante ubicar que en un sentido inverso, hay técnicas que por su forma de tomar lugar dentro de las disciplinas se constituyeron en el punto de origen y base práctica de una construcción teórica específica. Me permitiré acá realizar una comparación, o establecer un paralelismo, desde ya objetable, pero que aparece como claro ejemplo de esto.
Para cierta vertiente de trabajo en Psicomotricidad, en la que he profundizado bastante, la Relajación Terapéutica es mucho más que una técnica. Introducida en Argentina por Leticia González, la Relajación Terapéutica es para esta orientación de la  Psicomotricidad, como la Máscara, el Mapa Fantasmático Corporal (MFC) y el Trabajo en Lugares Simultáneos (TLS), creados por Elina Matoso y Mario Buchbinder, respectivamente, para el Trabajo Corporal.
En estos casos, más que una técnica o un recurso, como expresó Patricia Mercado en el Motrics 2002, son lugares de “condensación conceptual”.
De cualquier modo la forma de utilización de estas técnicas tampoco es ortodoxa, si bien se privilegia el dominio y conocimiento de las mismas, siempre se enmarcan en su aplicación como objeto mediador en la transferencia.
 Lo que varía y hace diferencia con otras técnicas, es que estas dieron soporte práctico a la construcción teórica que hoy tienen estas disciplinas, dentro de esta orientación o línea de trabajo.


En Psicomotricidad se habla de Trabajo corporal al referir a las propuestas vivenciales que se realizan tanto en la Formación Personal Corporal del Psicomotricista como en la práctica clínica o educativa. De este modo el Trabajo corporal es lo que hacemos con y desde el cuerpo a través de los recursos que se privilegian en la práctica: el juego espontáneo con o sin objetos, las técnicas de  relajación y las actividades grafoplásticas y de escritura.
En el epílogo del libro “Cuerpo y Comunicación” (1982) dice: “La Psicomotricidad se constituyó bajo la presión de un imperativo práctico: la comprobación de desórdenes motores que no responden obligatoriamente a lesiones neurológicas. Estos desórdenes se han revelado rápidamente, no sólo como la alteración de la función motriz, sino quizás también como la expresión de enfermedades afectivas que confirman así la unidad de la psique y del soma”. Luego agrega: “Definición: la reeducación psicomotriz es neurofisiológica en su técnica, ya que recurre al cuerpo en su función voluntaria y controlada; es psicológica y psíquica en su meta, ya que está destinada a actuar a través del intercambio del cuerpo sobre las funciones perturbadas del niño, del adolescente y del adulto”. (6)
Tomo esta cita porque al referirse al origen de la disciplina  , ubica en el contexto histórico de su devenir, lo que en su momento era el bagaje técnico de la Psicomotricidad: “ejercicios” tomados de la Neurofisiología que apuntaban a reeducar, es decir, corregir, arreglar, reparar, ejercitar al cuerpo desde su función voluntaria, dando preeminencia al cuerpo que llamamos instrumental o motor. Casi como una máquina, que en caso de fallar, había que reparar, acercándola a los parámetros de la norma madurativa esperable para la edad.
Sabemos que la Psicomotricidad en su recorrido se fue nutriendo de otras influencias disciplinares, especialmente de la Psicología Genética y del Psicoanálisis, también algunas orientaciones tomaron aportes de la Psicología Social en los abordajes grupales. Me refiero al aspecto “psi” de lo psicomotor.
En cuanto al bagaje técnico, y bajo estos paradigmas diferentes, se fueron abandonando los ejercicios, en el sentido de lo planificado y pautado previamente según el tipo de trastorno, para dejar lugar  al surgimiento de “lo espontáneo” como técnica (especialmente el juego espontáneo, con o sin objetos), explorando y descifrando el trabajo desde lo que emergía por parte del sujeto (o grupo).
El juego espontáneo y las actividades grafoplásticas cobraron el lugar de los recursos privilegiados. Algunas orientaciones de trabajo siguieron la línea técnica de le reeducación con ejercicios, otra orientación se permitió volver a “lo técnico”, en el sentido de la sistematización de un método, pero desde otro lugar. Esta orientación es la que incluye la Relajación Terapéutica como modo de abordaje, con niños y adultos.
A mi entender, esta vuelta a la técnica abrió un nuevo camino, una nueva perspectiva, no sólo por lo que expresara anteriormente, su lugar en tanto condensación conceptual, sino también por lo que permite hoy preguntarse si es posible la in-corporación de nuevos recursos técnicos que enriquezcan el abordaje psicomotor manteniendo, y aún reforzando, lo obtenido hasta el momento.
Pongo en cuestión lo que yo misma he salido a buscar, ampliar los recursos sin perder la especificidad. Admitir nuevos aportes interdisciplinarios que permitan seguir creciendo en práctica y teoría resulta todo un desafío.
Me pregunto, al mismo tiempo que ensayo, los aportes del Trabajo Corporal, y su propia construcción práctica y conceptual, los aportes del Psicodrama y del área de la Creatividad.
Quiero decir que mi pregunta guarda una sospecha, una intuición, (y porque no un deseo). La Psicomotricidad puede seguir volviendo a lo técnico, en el sentido de incluir en su caja de herramientas una mayor variedad de métodos y técnicas corporales, desde este otro lugar ya construido por la inclusión de la Relajación Terapéutica.
Sería posible así reequiparse como disciplina, ya que desde su origen se sostuvo en las redes del intercambio, la complementariedad y la interdisciplina, como su propio nombre lo indica.

                                                       Alejandra Papandrea

Trabajo presentado en el Instituto de la Máscara . Buenos Aires,  2002.

Reformulación  para la Cátedra Formación Personal  Corporal  II de la Licenciatura en Psicomotricidad de la Untref. Buenos Aires, 2005

Versión 2016 para www.revistadepsicomotricidad.com


CITAS BIBLIOGRÁFICAS


1)  Equipo de Estudios de la CTA. “Shock distributivo, autonomía nacional y democratización”. Aportes para superar la crisis de la sociedad argentina. Introducción. Editado por Página/12. Bs. As. Noviembre 2002.
2) Alicia Stolkiner. “De interdisciplinas e indisciplinas”. Artículo.
3) Elina Matoso. “El cuerpo, territorio escénico”. Introducción, punto 1 y 4. Ed. Paidós
4) Jean Piaget. “Estudios de Psicología Genética”. Cap. IV. Ed. Emecé.
5) Ídem. Cap. I.
6) Francisco Alonso Fernández. “Cuerpo y comunicación”. Epílogo.

             

TERMINOLOGÍA UTILIZADA

a) “Cuerpo de un sujeto en movimiento”. Expresión conceptual del psicomotricista Esteban Levín.
b) “Coordinar es una tarea grupal”. Expresión conceptual de la prof. Marta Souto de Asch.
c) “Mediación corporal”. Expresión conceptual de Jean Bergés.
d)  “Caja de herramientas” – Expresión conceptual utilizada por M .Bernard  y D. Calmels


Agradezco que www.revistadepsicomotricidad.com me propusiera publicar este artículo tan querido. En él se expresa un momento muy significativo de mi trayecto formativo y profesional. Por esa razón decidí que se publicara sin reformular su contenido original.
Comparto la enorme alegría de esta versión 2016 esperando que les sirva a los lectores al menos un poquito de lo que me sirvió a mí.


                                                                                        Alejandra M. Papandrea


Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto y su diseño gráfico sin citar la fuente de procedencia:

Papandrea, A. (2016). PARA LAS “DISCIPLINAS DEL CUERPO” SON TIEMPOS DE DEFINICIONES.  Algunas articulaciones entre Trabajo Corporal y Psicomotricidad. Extraído de www.revistadepsicomotricidad.com el (Fecha de extracción)

www.revistadepsicomotricidad.com agradece públicamente a Alejandra Papandrea por enviar este artículo desde Argentina