El Presente de la Psicomotricidad

Queremos escuchar y leer a la nueva Generación de Psicomotricistas

Revista de Psicomotricidad

En este espacio Psicomotricistas de distintos lugares del mundo escriben acerca de sus prácticas, conceptos y reflexiones.

Escribiendo acerca del Cuerpo

Revista de Psicomotricidad. Espacio de Experiencias y conceptos compartidos

Información y actualizaciones de nuestra disciplina

Las novedades que van surgiendo en cursos, seminarios y congresos.

Respetando la diversidad de pensamiento y líneas de trabajo

Queremos contar con los referentes de siempre que se muestran generosos con lo que saben y lo comparten.

Psicomotricidad y sus variados campos de acción

En Educación, ámbito Clínico y Comunitario

sábado, 30 de enero de 2021

Dossier psicomotor literario: El tiempo que extraño por Diego Sensini

 


Esto sucedió cuando tenía 25 días de vida. Si, era muy pequeña. Ese día, él me conoció. Su lugar era lindo, simple. Mis padres le contaron que nací sin un hemisferio cerebral debido a un accidente sufrido por mi madre en los primeros momentos del embarazo. Yo no me acuerdo mucho de eso. Pero mi mamá tuvo que hacer mucho reposo. Yo nací grande y fuerte, eso dice papi.

El día que él me vio por primera vez hacía frío, creo que era invierno. Yo estaba arropada en brazos de mamá, estaba super calentita, papá de vez en cuando me acariciaba y me contemplaba con amor. Yo miraba un poco asustada, eso sí, no sabía bien que hacíamos allí. Ellos charlaron, charlaron mucho, yo me dormí aburrida.

Luego él empezó a ir a casa, mejoró mi movilidad, aunque a veces las convulsiones me dejaban un poco cansada. Ahora puedo agarrar unos juguetes, incluso aquellos que están lejos de mis manos.

En noviembre yo tenía 4 meses, y fuimos con él al agua. Los primeros días papá se metía conmigo ya que me daba un poco de miedo y tiempo después me quedé sola con él. El agua me encanta, me divierte, es re linda y calentita. Lo que más me gusta es un palo largo que sirve para flotar, cuando me agarró de él parezco una nena grande.

Unos meses después me operaron, creo que cerca de los ocho meses. La doctora comentó que había mucho líquido en mi cerebro. Con razón me dolía tanto la cabeza, ahora tengo un pequeño tubo, no me molesta.

Cumplí el año, estoy grande, me muevo mejor, hasta puedo estar sentada casi solita. A veces me tambaleo un poco, pero me ayudo con los brazos. Él no se da cuenta, pero a veces hago trampa y los uso para sostenerme.

Mis padres me quieren mucho. Los noto cansados, no estoy durmiendo bien. A veces tengo noches de mucho malestar y ellos no pueden descansar.

Un día me desperté cansada, muy agotada, había convulsionado mucho. Tenía un año y unos pocos meses. Fui a la doctora, otra vez, me hicieron unos estudios, esta vez nos fueron tan molestos. Ya estoy mejor.

Como mucho y muy rico. Otro doctor me dice que estoy creciendo bien. Todos se ponen contentos.  Papá es super divertido y mamá juega mucho conmigo. Aunque debo confesar que siempre estoy esperando que llegue el día de pileta, ¿los días tienen nombre?, tengo que aprender eso.

El otro día escuché algo de una Pandemia, mis abuelos ya no vienen a verme al igual que mis tíos y primos. Extraño mucho a mi prima, ella siempre me deja jugar con la muñeca azul.

También lo extraño a él, extraño el agua. ¿Qué habrá pasado? Mi papá llega de trabajar con algo que le tapa la boca y ahora solo salimos al patio. Me gustan los paseos.

Extraño el agua, lo extraño a él. Él también me extraña.


Autor: Psicomotricista Diego Sensini .


Este texto fue escrito en el marco del Taller de Escritura Creativa para adultos: Jugar Sentir Escribir de nuestra Revista, coordinado por la Licenciada en Psicomotricidad Mady Alvarado y la Licenciada en Psícología Belén Portnoy. 

miércoles, 20 de enero de 2021

Seminario Psicomotricidad acuática. el agua y las emociones.

 


Nuevo Seminario modalidad virtual: Psicomotricidad acuática. El agua y las emociones.
Link para solicitar información: https://forms.gle/JmBpLaWL2HgB1mgE6

sábado, 16 de enero de 2021

Discurso: Acerca de la Alegría

 





Quisiera hablar con ustedes acerca de un tema muy conocido, pero pocas veces indagado y sin la merecida reflexión profunda acerca del mismo.

Me gustaría desglosar los ítems de una cualidad humana, con fama de segundona como lo es la alegría.

Todos hemos oído hablar de la felicidad, del bienestar, de las emociones en general. Pero la alegría suele confundirse con un semblante sonriente, a veces cascarón vacío, sin emocionalidad verdadera. A Uds., que trabajan con niños, les suelen encomendar mucho el mandato de la alegría: hay que sonreír, bailar y cantar, poner música, jugar y estar bien.

Pero la alegría, como un estado emocional efímero suele escurrírsenos de las manos, y escenas llenas de palmadas, música y saltos culminan en llantos, y en momentos de desencuentros lejanos, incluso opuestos a la alegría.

En este punto les interrogo ¿es la alegría un bien fundamental de la humanidad? ¿es una “virtud” propia de la infancia?

¿Por qué sería necesario siempre estar alegres? Y, si es posible vislumbrar ese mandato como fuerza ajena, externa a nuestro sentir real, ¿acaso sería posible estar alegres todo el tiempo?

Entonces pensemos en la alegría como una emoción compartida, por dos o más sujetos que acuerdan, que realizan una actividad inscripta sobre una emocionalidad de fondo que los hace sentirse alegres, en confianza, relajados.

Pero también podemos pensar la alegría como un desborde, un exceso de emoción que sale al exterior sin ser mediada, y se expresa de manera espontánea, colorida, vibratoria, contagiosa, y que dura unos instantes, como fuegos artificiales que adornan el cielo, para desvanecerse lentamente dejando lugar al silencio reflexivo, tal vez una pausa reparadora.

Los invito a considerar la alegría como uno de tantos otros momentos, como una emoción pasajera, escurridiza, y por eso tan buscada y deseada. La alegría como un valor para las comunidades, un motor de búsqueda. Casi se entiende a veces, como el fin último, cuando en realidad es un estado de efervescencia al cual llegamos, compartimos y salimos bastante rápido de él.

Supongamos entonces a la alegría como un momento pretendido, una memoria que se imprime justo cuando brota esa sensación placentera, al converger la sonrisa, la mirada, la intencionalidad compartida, y la complicidad.

Entonces podemos imaginar a la alegría como una visita, y así, ordenar nuestra casa, disponernos, preparar el ambiente; para que cuando se decida a posar sus dulces alas en nuestro espacio, propague la vibración, sacuda los cuerpos, produzca una ligazón de experiencia, un fluir de vivencias que nos anudan a personas y momentos.

Intento con este texto lograr una apertura actitudinal, cognitiva y corporal, para recibir nuestras emociones, sin atarlas, sin fijarlas. ¿Acaso la alegría podría ser sentida como tal sin el contraste con la nostalgia, la tristeza, la quietud, el silencio, la soledad, o cualquier otra situación?

Les propongo abrir las puertas y dar un lugar a tantas emociones peregrinas, para recibir la alegría en particular, en el tiempo que sea oportuno.

Analía Mignaton

Mini bio:

Licenciada en psicomotricidad

Especialista en desarrollo infantil temprano

Profesora de nivel superior en Instituto de Formación docente y de psicomotricidad

Texto escrito dentro del marco del Taller de escritura creativa para adultos Jugar Sentir Escribir.

Coordinado por la Licenciada en Psicomotricidad Mady Alvarado y la Licenciada en Psicología Belén Portnoy