Resumen:
El freno inhibitorio es un concepto que se trabaja en el ámbito de la psicomotricidad, sin embargo aun no existe un concepto claro y definido de él. Puede definirse como La capacidad de una persona de adecuar, de frenar e inhibir los propios movimientos y acciones de acuerdo a lo requerido por el contexto o por sí mismo y que se obtiene a partir de la combinación y madurez de: elementos neurológicos y fisiológicos, elementos cinesiológicos, elementos tónico-emocionales-afectivos, elementos socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos; todos ellos entendidos como partes conformantes de la integralidad del ser humano.
Introducción
Adrianita tiene
6 años, cada vez que en la sala jugamos a quedarnos como estatuas cuando para
la música, su cuerpito sigue en movimiento por un intervalo de segundos. “Ella
tiene que mejorar su freno inhibitorio” dice la maestra…Adrianita no sabe bien
de qué se trata el freno inhibitorio, pero lo intuye cuando toca el momento de
relajarse y -aunque ella quiera- sus ojos y todo su cuerpo, acompañado también del
lenguaje, siguen funcionando…
Entre las
nociones que la psicomotricidad utiliza existe una que es objeto de estudio en
las universidades, entre los profesionales, en los consultorios, en
terapias, etc. Tal concepto es el de
freno inhibitorio.
Después de 3
meses de investigación bibliográfica, consultas, entrevistas con diferentes
profesionales, lectura y análisis sobre
este tema, se puede decir con seguridad que, si bien se utiliza este concepto,
aún no se ha establecido una definición clara y específica de él.
Mediante este
trabajo se pretende llegar a una definición de freno inhibitorio. Por lo tanto
estas páginas están acompañadas de búsqueda en diferentes espacios, pero
principalmente se enriquecen con la conversación con los profesionales de la psicomotricidad
y de las áreas afines.
Aquí se plantean
los posibles elementos del freno inhibitorio, pero siempre entendiendo a la
persona como una unidad, y esto a partir de ese enfoque integral con que la
psicomotricidad observa a cada ser humano.
En una primera
instancia se define la psicomotricidad y se pone de manifiesto cuál es la
visión de ésta y el aporte que hace entendiendo a cada ser humano como una
unidad, para establecer enseguida cuáles son los ejes que ésta toma en cuenta y
a partir de los cuales se establecen los elementos de freno inhibitorio.
Luego se
establecen los elementos que conforman la adquisición del freno inhibitorio en
una persona. Estos son parte de la integralidad del ser humano y se los ha
agrupado en: elementos neurológicos-fisiológicos, elementos cinesiológicos,
elementos tónico-emocionales-afectivos, elementos
socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos.
Suele mencionarse que el Freno Inhibitorio se
relaciona con la capacidad que tiene el ser humano de habituar su cuerpo y su
comportamiento a una demanda concreta, ya sea externa o interna. En otras
ocasiones se establece que el freno inhibitorio es la capacidad de la persona
para adecuarse a lo que el medio le pida o aquello que ella misma se plantee
realizar.
El desarrollo del freno inhibitorio permite al ser
humano obtener movimientos y acciones coordinadas, mesuradas, acordes a los
requerimientos del contexto en el que se desenvuelve o a sus propias
intenciones.
Este concepto, tan conocido en el ámbito psicomotriz,
aun no se ha definido de manera específica. Es decir: todos sabemos a lo que
nos referimos cuando hablamos de freno inhibitorio, sin embargo son escasas las
personas que pueden dar de él un concepto completo. Es Molina de Costallat
(1987) quien refiere el término planteado mencionando que la función
inhibitoria aparece con mayor frecuencia como reguladora o moderadora de la
impulsividad del gesto, lo que la trasforma en un verdadero freno que le
permite moderarse y adecuarse al fin útil del mismo.
Después de conversaciones y entrevistas con
psicomotricistas que llevan años de trabajo y experiencia, se podrían
establecer los siguientes elementos para conformar el término en cuestión y
llegar a dar de él una definición clara y, por qué no decirlo, psicomotriz.
Desarrollo
Desde una mirada
Integral:
“…la
psicomotricidad es un planteamiento global de la persona. Puede ser entendida
como una función del ser humano que sintetiza psiquismo y motricidad (…) puede
ser entendida como una mirada globalizadora que percibe las interacciones tanto
entre la motricidad y el psiquismo como entre el individuo global y el mundo
exterior” (Liévre y Staes).
Existen
diferentes definiciones acerca de la psicomotricidad, algunas con componentes
más educativos, otras con una marcada tendencia médica, existen aquellas que
acentúan la aplicación y otras que refieren los ámbitos del desarrollo de la
persona, sin embargo, aunque hayan pasado varios años desde las primeras
palabras acerca de lo psicomotriz, es sorprendente encontrar en todas ellas un
componente que se repite: la integralidad de la persona.
Si bien el
propósito de éste apartado no es hacer historia, sí se pretenden revisar las
definiciones más significativas sobre la psicomotricidad. Tales definiciones
dan una luz sobre este componente repetitivo en ellas llamado: integralidad.
B. Acouturier
define la psicomotricidad como un movimiento al servicio de hacerse hombre
entre hombres, movimiento para sentir amor y rechazo, para entender el yo y el
otro, para sentirse como vivo y cambiante en el tiempo, para desplazarse en un
espacio. Molina de Costallat (1979) define la psicomotricidad como Ciencia de
la Educación realiza un enfoque integral del desarrollo en sus tres aspectos,
físico, psíquico e intelectual por medio de la educación, que procura estimular
el enlace armónico de las tres áreas en las distintas etapas del crecimiento.
Con el cambio de
siglo aparecen nuevas definiciones, pero el elemento de la integralidad no
varía. En el año 2000 es Bottini quien define a la psicomotricidad como la
expresión postural, motriz y gestual del proceso de integración de la persona a
lo largo de su desarrollo; y Franc dice: la intervención Psicomotriz es el
conjunto de acciones intencionadas e intencionales que realizamos a partir y a
través del movimiento para promover el desarrollo armónico de la persona, la
integración de las diferentes funciones y el acceso y sostén de la comunicación
base de la socialización (2001).
Existen
bastantes años de diferencia entre las primeras palabras acerca de ésta
disciplina y las que se han pronunciado en este siglo, lo que ilustra que más
allá de las épocas, la psicomotricidad, se trata de una visión, un enfoque, un
marco epistemológico.
La
psicomotricidad, en palabras de Eliana Maldonado, la primera psicomotricista
boliviana, es “una manera de ver el mundo que implica una manera de vivir”(Maldonado,
E. 2010). Tal visión es netamente integral. Es decir, los ojos de un
psicomotricista no pueden ver al ser humano, a la persona, al hombre, a la
mujer, si no es en su totalidad, en su integralidad.
Es el mismo
Pablo Bottini, junto a Miguel Sassano, quien menciona al ser como una
globalidad, como una unidad bio-psico-socio-eco-cultural en la cual se
encuentran diversos sistemas y sub sistemas que la contextualizan y conforman:
el Sistema Familiar, el Sistema Institucional y el Sistema Socio-Cultural y los
sub-sistemas, ya propuestos por Daniel Calmels, como son: el subsistema
motor-instrumental, el subsistema práxico-cognitivo y el subsistema
tónico/emocional-afectivo, todos ellos conformarían esa globalidad, es decir
esa integralidad de la persona (Bottini, 2001).
Junto a tales
sistemas y subsistemas es conveniente referir una realidad que conforma e
informa a la persona en esa globalidad, esto es: la Trascendencia.
Entendiéndola como apertura del ser humano, salir de sí mismo para llegar a
otros e ir más allá de la propia realidad,
para autorealizarse a través de sus propios actos.
Es en este
contexto, en éste ámbito de la visión de la Psicomotricidad, que se sitúa al
término: Freno Inhibitorio. No con una visión
médica –neurológica-, ni netamente reeducativa o psicológica, sino con esa
mirada integral, global sobre todos aquellos elementos que conforman la
realidad del ser humano.
A continuación
se exponen los posibles elementos que permiten que se dé la capacidad del freno
inhibitorio en una persona.
Elementos
neurológicos y fisiológicos:
En el campo de la neurología el movimiento es
considerado como una función, una ejecución que está a cargo del Sistema
Nervioso.
El principal efector del movimiento y por lo tanto de
de éste, es la llamada Corteza Motora. El funcionamiento del área motora y
pre-motora, en combinación con el cerebelo y los ganglios basales, son los
encargados de realizar los llamados: movimientos voluntarios.
Gráfico: 1
Fuente: Google:
imágenes
Figura 1: Visión
del hemisferio cerebral que muestra las principales áreas funcionales.
Corteza motora,
área premotora y área motora suplementaria
La corteza motora ocupa la primera circunvolución de
los lóbulos frontales por delante del surco central o cisura de Rolando.
Comienza desde su zona más lateral situada en el surco lateral o cisura de
Silvio, se extiende hacia arriba hasta la porción superior del cerebro y a
continuación desciende por la profundidad de la cisura longitudinal. Las
diferentes zonas musculares tienen una representación topográfica en esta área:
comienza con la región de la boca cerca del surco lateral (Cisura de Silvio),
la del brazo y la mano en la porción interna media de la corteza motora
primaria, el tronco cerca del vértice del cerebro y las áreas de las piernas y
los pies en la parte de la corteza motora primaria que se introduce en la
cisura longitudinal. Esta representación topográfica de los diversos músculos
del cuerpo en la corteza motora se la denomina: Homúnculo de Penfield.
Gráfico: 2
Fuente: Google
imágenes.
Figura 2:
Homúnculo de Penfield, muestra la organización somatotópica de la corteza
motora primaria.
Junto al área motora se encuentran, complementando las
funciones, el área pre-motora (a una distancia de 1 a 3 centímetros por
delante de la corteza motora primaria) que dan lugar a patrones de movimiento
mucho más complejos que los originados en la corteza motora; y el área motora
suplementaria (que ocupa la cisura longitudinal y se extiende a la corteza
frontal superior) que funciona en comunicación con el área premotora para
otorgar movimientos y posturas a todo su cuerpo y que es base para el control
motor más fino de los brazos y las manos.
Cerebelo y ganglios basales
El cerebelo es una porción del sistema nervioso que
resulta central en las actividades musculares rápidas, esto es así porque su
función consiste en ordenar las actividades motoras, verificar y efectuar
ajustes de corrección en esas actividades durante su ejecución para que sigan
las señales dirigidas por la corteza cerebral motora y otras partes del
encéfalo.
Así como en la corteza motora se encuentra la
representación topográfica de los músculos del cuerpo, el cerebelo también
tiene su lugar para tal representación. El vermis es la porción del cerebelo en
la que se encuentran representadas las porciones axiales del cuerpo. Esta
representación recibe señales nerviosas aferentes desde todas las porciones
respectivas del cuerpo, así como desde las áreas motoras topográficas de la
corteza cerebral y a su vez devuelve tales señales a esas mismas áreas
topográficas.
Gráfico: 3
Fuente: Google
imágenes.
Figura 3:
Representación topográfica del cuerpo en el vermis y zonas intermedias.
En síntesis se podría decir que la función del
cerebelo es semejante a la de un elemento conector, es decir: las señales
somatosensitivas van hacia el cerebelo y éste las remite a la corteza motora (y
sus áreas relacionadas), de tal manera que cuando la respuesta se encuentra
resuelta, se transmite la señal al cerebelo quien se encargará de distribuir
tal respuesta hacia la zona correspondiente
Los ganglios basales, al igual que le cerebelo,
constituyen otro sistema motor auxiliar. Se encuentran a cada lado del encéfalo
y están formados por el núcleo caudado, el putamen, el globo pálido la
sustancia negra y el núcleo subtalámico. Existe un espacio formado por los
ganglios basales, que se denomina cápsula interna por la cual atraviesan fibras
nerviosas sensitivas y también motoras, por lo tanto este espacio constituye un
elemento central en el control motor global.
Gráfico: 4
Fuente: Google
imágenes.
Figura 4:
Ganglios basales
Corteza motora y comunicación con los centros
motores inferiores
Estás áreas, como se ha dicho anteriormente, funcionan
en concordancia con otros elementos del sistema nervioso como son el cerebelo y
los ganglios basales. El circuito producido para la realización de los
movimientos voluntarios comienza en la corteza motora, la cual emite señales
que derivarán en el cerebelo, ganglios basales y finalizarán con la ejecución
del movimiento en los músculos necesarios para la praxia deseada.
Respiración:
Dentro de los elementos neurofisiológicos la
respiración es uno de los que suele dejarse de lado. Sin embargo es esencial
para un correcto y armónico desarrollo personal.
La respiración está estrictamente relacionada con la
calidad del movimiento, con la percepción del propio cuerpo, existen unas
relaciones evidentes entre la respiración y el comportamiento general. Daniel
Calmels en su libro Qué es la
psicomotricidad, refiere que una respiración rápida está en estrecha
relación con un cuerpo sin límites (Calmels, 2003). Por el contrario un
correcto desempeño de la función respiratoria abre las puertas a la capacidad
de frenar el impulso, de respirar y de hacer lo que en ese momento toca,
corresponde o desea realizar.
No es en vano que las técnicas de relajación- aquellas
que se utilizan al final de cada sesión o en momentos de formación personal-
tengan como elemento central la respiración, el centrarse en este acto para
lograr el esperado alivio. Los momentos de relajación son un medio
indispensable de educación que llevan progresivamente al dominio de los
movimientos y como consecuencia a la disponibilidad del ser entero (Picq, L. y Vayer, P, 1977).
Elementos
cinesiológicos
Cinesiología del
movimiento
Esta rama de las ciencias del movimiento, va más allá
de lo estrictamente fisiológico y considera al cerebro y al ser humano como un
complejo unitario en el que el movimiento se proyecta en base a la integración
de elementos muy variados.
Hablaremos aquí del concepto de tarea motriz. El
componente inicial del movimiento es la intención o tarea motriz, que siempre
crea un modelo de futuras exigencias; proporciona una acción, que aunque esté
ideada para ser realizada, necesita la representación de aquello que deberá
expresarse (Raimondi, 2003)
Además de ésta, Raimondi, menciona otras
características que ayudan al control del movimiento o a lo que llama Control
Motor, tales características podrán
aportar al contenido del concepto en cuestión. Toda acción humana voluntaria
con un objetivo, está sometida siempre a un motivo dominante y requiere un
complejo programa que no se elabora solo con estímulos perceptivos, sino
también con un diálogo interno que determina la acción, decodificando las
aferencias sensitivo-sensoriales(Raimondi, 2003).
El contenido de la acción voluntaria estaría compuesto
por diferentes etapas que conforman el proceso de movimiento voluntario:
El ser humano analiza de la siguiente manera los
momentos antes de realizar la acción (Raimondi, 2006):
a)
Un
descubrimiento de todas las aferencias propioceptivas y una reagrupación de las
características unidas a los campos cognoscitivos del sujeto (momento operativo
de “exploración”).
b)
Una valoración y
clasificación analítica de las aferencias propioceptivas, sintetizando y
recogiendo sus características específicas (momento operativo de “inventario”).
c)
Una unión global
de todos los datos, considerando todas las influencias que el ambiente externo
e interno tienen sobre el organismo, y la predisposición a realizar lo
establecido anteriormente armonizando entre sí las operaciones (momento
operativo de la “integración”).
d)
Una valoración
del campo de movimiento (el espacio) donde se compendia la acción expresada en
la dirección y en la amplitud de los cambios segmentarios del cuerpo (diálogo
espacial).
e)
Una previsión de la velocidad del movimiento y
una “pre intuición” de los cambios de las condiciones dinámicas en la
combinación de los tiempos de ida y vuelta (diálogo temporal).
f)
Una
valoración-elaboración de las aferencias procedentes de todos los diálogos motores
(diálogo sensorio-perceptivo).
g)
Una capacidad de
fijar la experiencia, almacenarla y evocarla de nuevo en caso necesario (que se
expresa con la memoria).
Control postural:
Entre los elementos relacionados con el movimiento o
la cinesiología cabe mencionar
el control postural. Éste se define como la capacidad de adaptar o adecuar la
postura del cuerpo a las diversas actividades y al hecho de ser capaz de
mantenerla durante un cierto período de tiempo (Sugrañez, E. Y Ángels A.,
2007). Tal capacidad constituye un elemento importante a la hora de desplegar
el freno inhibitorio puesto que significa que se podrá realizar una acción o
dejar de hacerla de acuerdo a los requerimientos del contexto o a lo que se quiera realizar si es que se
ha adquirido la posibilidad de mantenerse en la postura deseada y buscada
voluntariamente.
Tener la capacidad de frenar es posible gracias a que
se tiene la capacidad de mantener la postura en el momento y la forma
indicadas.
Equilibrio:
En constante relación con el freno inhibitorio, se
encuentra el equilibrio. A su vez éste se encuentra totalmente relacionado con
el control postural. El equilibrio es lograr mantener la postura que deseamos
sin caer y es a partir de esto que existe relación con el concepto en cuestión:
poder hacer equilibrio es uno de los cimientos básicos para poder frenar de
acuerdo a las exigencias del contexto y a los propios requerimientos.
Coordinación:
Como consecuencia de lo anterior será posible
coordinar los movimientos. Aquí entra un componente aun no citado: la armonía
como una cualidad de la coordinación.
Para Sugrañez
la coordinación es la capacidad de mover todas las partes del cuerpo de una
manera armónica y adaptada a las diversas situaciones. Estos movimientos exigen
un ajuste recíproco de todas las partes del cuerpo (Sugrañez, E. y Angel, A
(coords.), 2007).
Los movimientos armónicos, por lo tanto coordinados,
se necesitan para poder frenar en el momento indicado, de lo contrario ese freno no podrá realizarse
puesto que un movimiento no armónico o
no coordinado seguirá su curso y no el buscado por la persona.
Disociación
segmentaria:
La posibilidad de segmentar los movimientos es una
adquisición que permite al ser humano otorgar precisión en sus acciones. Es
diferente poder mover sólo el brazo en bloque a poder articular el hombro del
brazo y el brazo de la mano. Dalila Molina de Costallat dice “la disociación
progresiva fundamenta en gran medida la localización y el control voluntario
del movimiento restringido (Molina de Costallat, 1985).
Es por esto que, dentro de los elementos necesarios
para la adquisición del freno inhibitorio se puede mencionar la llamada
disociación segmentaria como esa capacidad que consiste en disponer de los
diferentes segmentos corporales a voluntad, por lo tanto poder adecuarlos a las
exigencias del contexto o a sus propias exigencias.
Elementos tónico-emocionales-afectivos:
Como se ha dicho al principio, el ser humano es una
unidad, una integralidad, éste es el elemento que permite visualizar el
interior del ser humano a través de sus acciones. Los elementos
tónico-emocionales-afectivos describen la trayectoria de la interioridad
personal (afectos, emociones) que sale a la luz en cada ser humano.
Tono muscular:
El tono es el estado de tensión del cuerpo, fondo
emocional sobre el que se trasluce la emotividad de la persona. En definitiva
es el estado de tensión muscular (Wallon, 1942) que permite caracterizar los
movimientos y posturas de cada ser humano.
El tipo de fondo tónico que cada uno presenta
(hipotonía, hipertonía) es la “personalidad del movimiento y la postura” que lo
caracterizará (Ajuriaguerra, 1984). Es decir aquellas personas que presentan
una elevación en su fondo tónico habitualmente realizarán movimientos con una
menor extensibilidad y mayor movilidad y aquellas que presentan disminución en
su fondo tónico, por el contrario, los realizarán con una mayor extensibilidad
y una menor movilidad.
Dadas las descripciones acerca de tono muscular y su
relación con lo afectivo-emocional, se puede establecer una estrecha relación
con el término en cuestión. Hablamos de tono y movimiento y podemos hablar así
de tono y freno inhibitorio. Es decir de acuerdo al nivel del tono expresado
podremos hablar de una capacidad de frenar, de poder adecuarse a una acción
requerida o deseada. El grado óptimo de tono (eutonía) seguramente permitirá un
mejor manejo de los movimientos y todo aquello que el contexto requiera que una
persona realice o que ella misma se plantee ejecutar. J. de Ajuariaguerra habla
de melodía kinética para referir a esta armonía entre el movimiento y el tono.
Esto sucede así debido a que: si el tono es la base, la caracterización de los
movimientos que uno realiza, éstos serán efectuados en el momento deseado. Esto
es: si el tono muscular es el adecuado, cada acción podrá producirse en el
momento requerido, se podrá frenar, ejercer la función de freno inhibitorio si
el fondo tónico acompaña.
Por el contrario, una elevación o disminución del tono
no facilitarán la acción de frenar, de adecuar la acción a lo que el contexto
solicite o lo que uno desee hacer. Una hipotonía o una hipertonía no permiten a
la persona el desempeño de su freno inhibitorio.
Sin embargo es importante aclarar que la hipertonía o
hipotonía no son una cualidad ni un defecto, lo importante es conseguir en cada
caso una tonicidad armoniosa (Sugrañez, E. y Angel, A (coords.), 2007) que le
permita a cada individuo expresarse motrizmente según lo necesite.
Emociones:
En la segunda mitad del siglo XX, comienza a
utilizarse un nuevo concepto para hablar de las emociones en el ser humano, su
manejo y conocimiento. Es Daniel Goleman quien lanza a la superficie el
concepto de “inteligencia emocional” como:
(…) esa disposición que nos permite, por ejemplo,
tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos
más profundos de nuestros semejantes, manejar amablemente nuestras relaciones o
desarrollar lo que Aristóteles denominará como la infrecuente capacidad de:
enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno,
con el propósito justo y del modo correcto (Goleman, 2001).
Tal capacidad de tomar las riendas de las emociones,
de controlar los impulsos, es uno de los factores que permitirían regular el
propio comportamiento. A ese conocimiento propio se llega por la reflexión y el
cultivo de la intimidad, capacita para analizar sentimientos, emociones,
acontecimientos, experiencias, mensajes, finalmente lleva a la auto posesión, a
la posibilidad de ser dueños de los propios actos, para poder realizarlos en el
momento y en el lugar preciso.
Un armónico desarrollo emocional servirá de sólida
base para enfrentar las situaciones que la vida diaria presenta a una persona,
entre ellas la posibilidad de abrirle paso a la expresión del cuerpo pero
también adecuarlo a las diversas circunstancias y viceversa, un correcto manejo
y dominio corporal es una elemento central para el dominio del comportamiento
social y emotivo. (Le Boulch, 1977)
Elementos socio-culturales/familiares-educativos:
Uno de los factores centrales en el desarrollo de cada
uno de los seres humanos, es el ámbito en el que crece, en el que logra las
primeras relaciones, los primeros aprendizajes: la familia. Es allí donde se
esculpe su manera más concreta de enfrentarse al mundo que le rodea. En la
relaciones con sus padres, hermanos, y quienes formen parte de ese ámbito, el
ser humano se desempeña, aprende a interactuar, a negociar, a solucionar
problemas, a enfrentarse con su propia realidad, a superar frustraciones, etc.
Es en este sentido que se puede establecer a la familia como un elemento
central en la formación del freno inhibitorio de cada ser humano.
Las pautas de crianza que cada uno recibe forjan no
sólo el carácter sino, en general, toda la expresividad psicomotriz. Una
familia que ha establecido desde los inicios la manera de funcionar y de
comunicarse internamente, abre paso a un individuo seguro de sí mismo, capaz de
reconocer claramente el norte a seguir, capaz de saber actuar y moverse en el
contexto adecuado. En definitiva una familia que tenga apertura hacia la
libertad en inseparable relación con la responsabilidad, dará paso a un ser
humano íntegro en lo emocional pero también en lo corporal. Capaz de frenar sus
impulsos emocionales y corporales en el momento que sea necesario para la
riqueza de su desempeño.
La combinación entre libertad y responsabilidad provee
de la necesaria seguridad que tanto el niño como el adulto necesitan para
llevar a término su vida, sus metas, aquello a lo que aspira, y a desplegar los
movimientos de su cuerpo como él quiera y como lo requiera el contexto. Es en
este sentido que se dice que la “dinámica familiar juega un papel muy
importante en la conducta de las personas (Polaino-Lorente, A. y Martínez Cano P, 1998).
Junto a lo anterior, no se debe olvidar que las pautas
de crianza están insertas en un contexto cultural. Para algunas regiones el
límite se encuentra más cercano a la “imposibilidad de hacer” y en otros a la
“posibilidad de hacer”. Esto también fragua seres capaces de ir más allá en sus
planteamientos personales, en su comportamiento o, por el contrario, seres
incapaces de arriesgarse por conseguir una meta o un movimiento deseado.
Elementos
cognitivos:
Junto a lo anteriormente descrito, es imprescindible
mencionar aquellos elementos del área cognitiva como son los dispositivos de
atención, concentración y memoria que forman parte del proceso motriz. Además
de éstos, se mencionarán otros elementos básicos que funcionan como cimientos
para que el ser humano se desplace armónicamente y que por lo tanto que
adquiera la capacidad del freno inhibitorio, tales elementos son: esquema
corporal, percepción temporal y espacial, disociación segmentaria.
Debido a que para poder mover nuestro propio cuerpo es
imprescindible conocer sus partes y tener dominio sobre él, una de las
funciones que se hace necesario adquirir para luego poder conseguir el freno
inhibitorio es el esquema corporal.
Se define como esquema corporal la organización de las
sensaciones relativas al propio cuerpo en relación con los datos conseguidos a
partir del mundo exterior (Sugrañez, E. Y Ángels A. (coords.) ,2007). Todas
esas sensaciones que la persona ha sido capaz de experimentar contribuyen a la
adquisición del esquema corporal. A partir de esas experiencias es que podrá
reconocer, mover y posteriormente representar las diferentes partes de su
cuerpo en cualquier actividad que lleve a cabo.
Percepción espacial:
La percepción del espacio implica percibir las
posiciones, las orientaciones, las distancias, las medidas, los movimientos y
las formas de los cuerpos que componen
el contexto, y contempla poder tenerlo todo en cuenta en el proceso de
organización perceptiva (Sugrañez, E. Y Ángels A. (coords.) ,2007). La posibilidad de reconocer el contexto, de
poder manejarlo, reconocerlo y apropiarse de él es una habilidad que
evidentemente permitirá a la persona desenvolver sus movimientos acorde al
espacio en el que se encuentra. Es por ello que la percepción espacial entrará
dentro de los elementos necesarios para la adquisición del freno inhibitorio
puesto que es allí, en el lugar que conoce y del que se puede apropiar, donde
podrá frenar de acuerdo a los requerimientos propios o a los que vengan
impuestos desde el exterior.
Percepción
temporal:
En estrecha relación con el espacio, se encuentra el
tiempo y la adquisición de la percepción del mismo.
Si bien la percepción temporal contiene mayor cantidad
de elementos subjetivos, llega un momento en el que el sujeto ha podido
adquirir el conocimiento y manejo de éste.
Existen factores básicos que intervienen en la
elaboración de la percepción temporal:
- La velocidad
- La duración
- La sucesividad
- La continuidad
- El grupo rítmico
- La alternancia y la simultaneidad
- La adquisición de las medidas convencionales del
tiempo
Si bien cada una de éstas propicia y enriquece
diferentes habilidades en el ser humano, en la relación de la percepción
temporal con el freno inhibitorio se percibe que es el tiempo el que abre paso
a los movimientos esperados, coordinados, rítmicos, etc. Y, viceversa, a
mayores posibilidades de movimiento,
mayor posibilidad de aprehensión de la percepción temporal.
Conclusiones
Hacia un
concepto de freno inhibitorio en el ámbito de la psicomotricidad
Después de analizar los posibles elementos vinculados
con la adquisición del freno inhibitorio, se podría llegar a proponer una
definición de este término en estrecha relación con la psicomotricidad. Esto
basándose en la mirada con la que se caracteriza.
Al inicio del trabajo se planteaba a la
psicomotricidad como una disciplina que comporta una visión especial, esto es:
una visión integral del ser humano. Por tal motivo, para llegar a un concepto
de freno inhibitorio se desarrollaron elementos que conforman la integralidad
del ser humano y no sólo una porción del él.
A lo largo de esta investigación se describen
elementos neurofisiológicos, cinesiológicos, tónico-emocionales,
educativo-familiares, cognitivos, etc. Son, justamente éstos elementos en
combinación los que podrán dar lugar a la presencia del freno inhibitorio en el
ser humano.
Si bien se puede llegar a la definición de freno
inhibitorio desde diferentes ámbitos o visiones, la psicomotricidad aporta una
mirada integral que permite abarcar las distintas dimensiones que hacen a la
persona. Con ésta base psicomotriz, se podría definir el concepto de freno
inhibitorio como:
La capacidad de
una persona de adecuar, de frenar e inhibir los propios movimientos y acciones
de acuerdo a lo requerido por el contexto o por sí mismo y que se obtiene a
partir de la correcta combinación y madurez de: elementos neurológicos y
fisiológicos, elementos cinesiológicos, elementos tónico-emocionales-afectivos,
elementos socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos; todos
ellos entendidos como partes conformantes de la integralidad del ser humano.
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Abstract
Inhibitory brake is a
concept that works in the field of motor skills, even though there is no
clearly defined concept of it. Can be defined as a person's ability to adapt,
to slow and inhibit their own movements and actions according to what is
required by context or by itself and is obtained from the combination and
maturity of: neurological and physiological components, kinesiologic elements,
elements tonic-emotional-affective, and cognitive elements
socio-culturales/familiares-educativos elements, all of them conforming seen as
parts of the integral human being.
Florencia Sánchez
- Periodista, ha editado materiales en revistas de distinta índole: Educación, familia y deportes.
- Cursando el último año de la Lic. En Psicomotricidad de la Universidad Salesiana de Bolivia.
- Trabaja en el Colegio Horizontes (La Paz, Bolivia) coordinando Talleres de Psicomotricidad y hockey sobre césped
- Este escrito es fruto de cuatro meses de investigación ytres meses de observación sobre el tema del Freno Inhibitorio.
www.revistadepsicomotricidad.com
agradece públicamente a Florencia Sánchez por enviar este artículo desde
Bolivia.