viernes, 18 de febrero de 2022

SEÑALES Y OBSERVACIÓN EN PSICOMOTRICIDAD

 



¿Qué señales nos pueden alertar de la existencia de algún malestar o dificultad en niños y niñas? ¿Y qué hacer? Es uno de los interrogantes que educadoras, profesores, psicólogas… nos hacemos en algún momento y para el que nos gustaría tener una respuesta clara.

 

Algunas preguntas que podrían derivar serían: “¿Para qué queremos saberlas? ¿Durante cuánto tiempo percibirlas es significativo? ¿En qué edad pueden ser reveladoras o no? ¿En qué contexto? ¿Fijarnos sólo en esas señales es útil?”

 

Estas cuestiones son las que nos gustaría abordar en este artículo, que surge de la experiencia y contraste de trabajo con niños y niñas en los programas Inurri y Mantangorri de la Cooperativa de Iniciativa Social Bidegintza.  (www.bidegintza.org) Las educadoras de estos programas están formadas en diferentes disciplinas, entre ellas la Práctica Psicomotriz Aucouturier y utilizan esta metodología de trabajo para acompañar a niños y niñas en grupos educativos preventivos y de ayuda psicomotriz.

LA OBSERVACIÓN – EL PARA QUÉ

 

La observación es una herramienta básica de trabajo para toda persona que se dedique a acompañar a niños. Debe ser un área fundamental en la que nos formemos, reciclemos y empleemos tiempo.

 

En la Práctica Psicomotriz observamos pero no tanto para conocer los “POR QUÉS” o para crear etiquetas diagnósticas de dificultades. Si observamos sólo para llegar a un diagnóstico, sin considerar un enfoque más amplio, corremos el riesgo de “mirar” sólo para describir problemas y alteraciones, validadas clínicamente por la presencia de síntomas que lo definen. 

 

En Práctica Psicomotriz observamos para plantear hipótesis encaminadas a CÓMO acompañar a las niñas. Y en esas hipótesis, serán considerados aspectos como las potencialidades de los niños, las propias resonancias a trabajarse, la contextualización, la individualización y el poder de cambio que tiene ya en sí la misma observación. 

 

“El sentido de la observación será construir una teoría sobre el niño que nos permita comprender su acción y su expresividad en un contexto y relación determinada, en el curso de la actividad conjunta, de la secuencia de interacciones que explican la transformación del niño en 2 o 3 sesiones. Buscamos indicadores de esa transformación para construir un proyecto de ayuda. La mirada del otro, del psicomotricista, que ofrece un espejo al niño, inicia ya un proceso de transformación. Nuestra búsqueda tiene un sentido y una dirección a partir de los interrogantes que nos formulamos sobre el niño y sobre nosotros mismos, sobre nuestras competencias para descubrir al niño siendo conscientes de nuestras proyecciones” Lola García Olalla. “Algunas consideraciones sobre la Observación Psicomotriz”. Revista de las II Jornadas de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.  

 

 

LA OBSERVACIÓN- HERRAMIENTAS

 

Desde la Práctica Psicomotriz Aucouturier, contamos con la “Guía de Parámetros Psicomotrices”, que nos permite hacer una valoración global y con cierta objetividad de cómo se sitúa la niña en el mundo. No sólo puede usarse en la sala de psicomotricidad, sino que puede adaptarse al aula o a otros contextos. Durante tres-cuatro sesiones, podemos hacer una primera observación para continuar con ella durante todo el proceso.

Esta guía se divide en cinco áreas: espacio, material, lenguaje, relación con otros, relación consigo misma.




y elaborada en la Escuela de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao) 

 

Estos parámetros pueden aportarnos una serie de datos, que adquirirán su máxima utilidad y comprensión si abordamos otros aspectos, de los que hablamos a continuación.  

 

 

LA OBSERVACIÓN- CONTEXTUALIZACIÓN  

Podemos observar a un niño que está en la horizontalidad durante prácticamente toda la sesión. Si tiene 8 meses, haremos una comprensión de esta señal. Si tiene 8 años, haremos otra.  Esto nos parece obvio. Sin embargo, otros factores de contexto pueden pasarnos desapercibidos y condicionar nuestro acompañamiento hacia una dirección u otra.  

La edad, el temperamento, los valores culturales, hitos familiares (muertes, enfermedades, divorcios, cambios de residencia, nacimiento de hermanos…), hitos escolares (etapa de adaptación, cambio de colegio, cambio de tutora de referencia…), alteraciones orgánicas o vivir en la incertidumbre de una pandemia pueden influir en la forma actual de estar del niño.

Si bien en nuestra práctica no estamos especialmente “obsesionadas” por tener todos los datos personales, familiares, escolares… es importante tener en cuenta estos aspectos. Para acompañar al niño en la sala y, también, para poder complementar el trabajo de ayuda con la familia en los grupos de ayuda o terapia individual.

“Hablando con la madre de un niño un día me decía: “No entiendo porque se quejan en el colegio porque mi hijo se mueva tanto. Mis hijos mayores también eran así y luego cambiaron. En mi cultura, es normal que los niños pequeños se muevan tanto, les dejamos, les animamos a que sean así, es señal de que están sanos. Aquí, ¿no?” Impresión recogida por una educadora del programa Inurri.

 

LA OBSERVACIÓN - LAS PROPIAS RESONANCIAS TÓNICO-EMOCIONALES

Sabemos que, hasta cierto punto, nuestra observación va a estar “contaminada” por nuestras propias resonancias tónico-emocionales. Así, deberemos trabajar también sobre éstas a la hora de hacer una hipótesis de la situación de una niña.

Hablamos de resonancias tónico-emocionales porque ya durante la observación (y posteriores fases) “resaltan” inconscientemente emociones en nuestro propio cuerpo, en nuestras “tripas”, en nuestro tono muscular … A partir de recuerdos y memorias relacionadas con el cerebro reptiliano y mamífero. Hacer un trabajo de conciencia sobre ellas, nos ayudará a entender mejor lo que pertenece al niño, lo que me pertenece a mí, lo que puede surgir en la relación para la transformación…  

“No es casualidad que en la Práctica Psicomotora se hable de resonancia tónico emocional, precisamente para significar la puesta en juego del adulto en la relación con el niño, en una búsqueda continua de la llamada justa distancia, que quiere indicar un movimiento interior de acercamiento y alejamiento emotivo, que permita comprender aquellos aspectos de multiplicidad peculiares del encuentro con el otro. Franca Giovanardi y Mara Tagliavini. ”La observación en la Práctica Psicomotora como instrumento de trabajo en las intervenciones de Ayuda individual y en los grupos con fines educativos”

Tomar conciencia sobre estas resonancias no pasa por hacer un análisis desde el cerebro racional, sino que hay que acudir a nuestro cuerpo. Son necesarias, así:

·         La formación corporal-personal durante toda la vida profesional (quizás con reciclaje de formación personal, practicando actividades como yoga, movimiento expresivo, meditación, biodanza … u otras formas que nos lleven a ese nivel)

·         El contraste con compañeros de trabajo o con supervisoras que nos ayuden a poner la mirada en ello, aceptarlo, trabajarlo y “aprovecharlo”. 

“En esta mirada sobre sí mismo le ayuda algún compañero devolviéndole amistosamente algún espejo en el que reflejarse, hechos terapéuticos cotidianos (una palabra amable, una conversación íntima, un mensaje de realidad...) Está efectuando una observación sobre sí mismo, primera condición para poder observar a los otros.” Miguel Ángel Domínguez Sevillano, “La observación: Uy, si Pablo habla”. www.escvpsicomotricidad.com

 

Ya en la formación inicial de práctica psicomotriz, se plantea al alumnado la necesidad de analizar LO SENTIDO cuando se observa una sesión de psicomotricidad desde fuera.  

 

“Durante la observación de la sesión, me he dejado llevar y he disfrutado, contagiándome, probablemente, de ese placer espontáneo que veo en los niños y que, a veces, tanto echo de menos... Y a la hora de elegir a una niña para observar, mi elección ya estaba hecha desde el principio ... Su forma de estar en el ritual de entrada, su forma floja de tirar la torre, su juego en una casa, su interacción limitada con los niños … me lleva a algo en la tripa, cierta nostalgia, cierto temor, cierta sonrisa … quizás a mí misma en mi infancia y mi vivencia en el colegio …Supongo que eso serán las resonancias tónico-emocionales…”  Análisis de LO SENTIDO en un Trabajo de Observación de una alumna en la Escuela Internacional de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.

 LA OBSERVACIÓN - LA GLOBALIDAD Y LA INDIVIDUALIDAD. 

La Práctica Psicomotriz es una disciplina que enlaza con lo corporal, afectivo, psicológico y social de la persona. Estas dimensiones han sido disgregadas por otras disciplinas para su estudio y tratamiento. Sin embargo, la práctica psicomotriz busca la interrelación de ellas para considerar al niño como un ser global.

Y, desde ahí, también observamos desde la globalidad. Así, por ejemplo, no hay un “indicio” único que nos permita establecer una hipótesis. Es el CONJUNTO de las señales observadas en diferentes áreas lo que nos permite entender a la niña, establecer un discurso sobre su forma de estar, sus potencialidades y la dificultad que puede estar viviendo.

Por otra parte, cada niña es diferente, de forma que, no podemos extrapolar conclusiones de una persona a otra. Así, las hipótesis y el planteamiento posterior de trabajo, podrá ser distinto de una niña a otra, aunque, aparentemente, puedan compartir incluso “síntomas”. 

“Un análisis de la conducta sólo tiene sentido si lo situamos dentro de la dinámica evolutiva de cada niño” (Bernard Aucouturier, L’enfant terrible)

LA OBSERVACIÓN- EL VALOR DE CAMBIO EN SÍ MISMA POR LA INTERACTIVIDAD.

 

En ocasiones, cuando nos encontramos con una familia que acude a una primera reunión para valorar el posible acompañamiento de ayuda para su hijo, les preguntamos qué cambios a positivo han notado desde que nos llamaron para concertar una cita. Y suelen decirnos algunos. Esto es así porque la pregunta enfoca a lo positivo y porque el inicio del acompañamiento ya desde concretar una cita para una intervención en el futuro ya tiene un cierto valor terapéutico desde antes de su inicio.

 

Con la fase de Observación de una niña en la sala, ocurre lo mismo. La observación en práctica psicomotriz, sobre todo en ayuda y terapia, ya es en sí misma un valor de cambio. Porque es una observación interactiva, en la que ya hay un intercambio en el que la persona adulta mira a la niña desde un enfoque positivo, trata de ajustarse a ella y manifiesta toda una serie de actitudes y conductas que ayudan al niño en su malestar o proceso de crecimiento.

 

(Después de 4 sesiones de observación) “Vemos a nuestro hijo más contento, más tranquilo y nos ha dicho que aquí sí quiere venir porque es el único sitio en el que se siente bien” Relato de una madre y un niño del programa Inurri.

 

LA MIRADA EN POSITIVO 

 

Siguiendo con la reflexión anterior, la Práctica Psicomotriz centra su acompañamiento en las potencialidades de la niña. Tiene como punto de partida una observación que no enfoca tanto a lo que la niña no sabe hacer, no consigue o hacia aquello en lo que está por detrás de lo habitual. Sino que se centra en un análisis lo más objetivo posible de parámetros neutros y, en todo caso, en los aspectos positivos de su forma de estar para “tirar” de ellos en la hipótesis y proyecto de ayuda. 

 

Aun tratando de hacer una observación neutra y “positiva”, nuestra deformación profesional nos puede llevar a tener en la cabeza indicadores que relacionamos con “alertas” y nos pueden hacer pensar que “algo va mal”. Por ejemplo: 







Probablemente, tener en cuenta esto nos puede ayudar en nuestro día a día a  detectar, por ejemplo, situaciones que requieran un apoyo en grupo pequeño o individualizado .  Sin embargo, si nos quedamos sólo con esta tabla, nos falta un elemento muy importante. ¿Dónde queda la mirada a las POTENCIALIDADES  ,LAS COMPETENCIAS , LOS ASPECTOS DE BIENESTAR desde los que poder trabajar? Nuestra deformación personal nos hace colocarnos unas gafas hacia lo que “no funciona”, “no es habitual”, “es raro”, “algo le pasa” …

Empezar a trabajar desde lo que SÍ PUEDE, SÍ TIENE, SÍ HACE, SÍ PROPONE nos da unas posibilidades de éxito educativo o terapéutico mayores. ¿Por qué?

-      Porque permite ser más “justas” con una niña, al ver su globalidad.

-      Porque nos da pistas de trabajo, a partir de “dónde tirar”.

-      Porque nos permite devolver una mirada y un espejo de competencia al propio niño, lo que genera un locus de control interno de empoderamiento para el cambio.

-      Porque el diálogo que se va a crear entre psicomotricista y niña se tiñe también de positividad y la psicomotricista será capaz de desplegar sus actitudes mejor.  

En definitiva, todo ello, facilitará caminar hacia una relación de afectividad consciente, de forma que la transformación recíproca necesaria para la evolución de la niña sea más fácil.

La afectividad consciente se define como la capacidad que una persona tiene de forma consciente, voluntaria y sistemática de generar un entorno protector, cálido emocionalmente y dentro de él establecer relaciones afectivas positivas. Y en cualquier entorno de cuidado de personas, donde se asume la responsabilidad de garantizar el desarrollo pleno de la persona, se ha de hablar de afectividad consciente como competencia profesional, no como una característica de personalidad o temperamental. La afectividad consciente no es entonces solo una opción, sino una responsabilidad. Las habilidades de una afectividad consciente son la afectividad expresa; la capacidad de generar vínculos afectivos positivos y mantener consciencia sobre los ya creados, el cuidado consciente de la planificación y desarrollo de todas las fases de cualquier proceso de intervención, con especial énfasis en los comienzos y los cierres; la mirada consciente y respetuosa a la persona con la que se trabaja y el abordaje de las situaciones de conflicto desde la perspectiva de la disciplina positiva. Pepa Horno. “La afectividad consciente como competencia organizacional, Aldeas”.

En ocasiones, hacemos con el alumnado de formación un ejercicio de reflexión. Presentamos a un tercio del grupo de alumnas una práctica de observación de un niño sólo desde lo “preocupante”. A otro tercio, sólo desde lo positivo. Y al otro tercio restante, una observación combinada de los dos tipos. Las  hipótesis de trabajo que surgen en cada grupo son diferentes. Nuestra propuesta es observar teniendo en cuenta todos los aspectos, siendo la columna de lo “potencial”, el eje desde el que partir en el acompañamiento con el niño y su familia. 

Éste  sería un  ejemplo de una observación “en dos columnas” de un niño en un grupo de ayuda. 


No es lo mismo quedarse sólo con la columna de la izquierda que quedarse con las dos columnas que dar más atención a la de la derecha que a la de la izquierda. 

LA OBSERVACIÓN SIN ETIQUETAS

Desde lo explicado anteriormente, no nos gusta utilizar etiquetas diagnósticas para las dificultades de niños. En todo caso, si observamos algunos malestares podemos hablar de ciertas tendencias o comportamientos que pueden ayudarnos a centrar nuestro pensamiento de cara al acompañamiento.

Podríamos hablar de niño con tendencia al comportamiento agitado o con agitación motriz, y no tanto, de niño “agitado o hiperactivo”. De una niña, podríamos decir que tiene tendencia a la inhibición motriz o con comportamiento inhibido y no de niña inhibida. Al utilizar los adjetivos hiperactiva o inhibido, nos podemos remitir a la forma de ser, a la “esencia” y, desde ahí, es más difícil confiar en el cambio.

No es lo mismo decir a un niño: “Eres tonto” o “Qué comportamiento mas tonto has tenido en este momento”. Esto es muy importante tenerlo en cuanta nosotras y, poder trabajarlo también con las familias.

“Conozco todos los síntomas de un niño, pero no los voy a tener en cuenta para intervenir. El factor de cambio está en lo emocional y en que yo como psicomotricista puedo retener lo que ese niño sabe hacer y, desde ahí se sentirá aceptado. Nos interesa, sobre todo, anotar lo que el niño SÍ es capaz de hacer. Y ahí él cambiará.” Bernard Aucouturier, Seminario Abril 2019 en la Escuela Internacional de Práctica Psicomotriz de Bilbao.

LA HIPÓTESIS DE TRABAJO

Como planteábamos al inicio de este artículo nuestra observación tiene como objetivo la formulación de una hipótesis de trabajo que irá construyéndose y reconstruyéndose a medida que acompañemos a la niña en la sala.

Un ejemplo de hipótesis de trabajo con otro niño en otro grupo de ayuda podría ser ésta:

Acompañar a Jon en la sala de psicomotricidad en el marco de un grupo de ayuda psicomotriz para favorecer el desarrollo de sus potencialidades frente a las dificultades asociadas a una tendencia a la inhibición motriz.

Participando en un grupo de ayuda psicomotriz, se buscará facilitar la simbolización, la reaseguración profunda, una descentración tónico-emocional más espontánea y el avance en su capacidad de comunicación con el entorno. Desde la vivencia del disfrute en el juego, en la dialéctica de relación adulto- niño y, sobre todo, con el propio grupo como vector de cambio.   

Dentro de la dinámica de un grupo de ayuda, se tratará de facilitar que pueda vivir su unidad corporal e identidad desde el placer de la acción sensoriomotora para  liberar la expresión simbólica  y rígida de angustias a través del cuerpo con el acompañamiento de la persona adulta y el grupo de iguales.

Se considerarán algunas claves a tener en cuenta respecto a las propuestas a realizar como compañera simbólica:

  1. Aliento de sus acciones de construcción, con sugerencias paulatinas a posibles transformaciones que impliquen la apertura al mundo exterior : ventanas , puertas , jardines, adosados  …. Sugerencias de modificaciones de su orden obsesivo y rigidez cuando esto sea posible, a través del juego de desequilibrios de su propio cuerpo y de sus construcciones.   
  2. Sugerencias de propuestas a actividades de placer sensoriomotriz de reaseguración profunda encajándolas a priori en el marco en el que se siente más cómodo y atraído:
  • Juegos de destrucción de torres para el grupo y para él.
  • Juegos de agresores (lobos, brujas, cocodrilos…) buscando el recorrido por diferentes espacios  y acciones (salto, desequilibrio , correr …  )con aceptación  y derivación de la agresividad que pueda salir dentro de los límites de seguridad.
  • Juegos de combates con el adulto con la existencia de objetos intermediarios y regulación del nivel de agresividad ante la posibilidad de un descontrol de la misma. Ver la evolución para proponerle estos juegos entre compañeros.
  • Elaboración de circuitos y túneles para la vivencia sensoriomotriz y el juego de aparecer-desaparecer. 

 

  1.  “Garantizar seguridad emocional” a Jon en su juego solitario para que no se sienta invadido por el resto, con potenciación de sus competencias para la autoafirmación y entrada en espacios de conciliación.
  2. Ajustarse al cerca-lejos, las miradas y el manejo de lenguaje hacia él para que se sienta presente para la psicomotricista, pero sin invadirle, respetando ritmos. Comunicar bastante a nivel no verbal.  Posibilidad de utilizar objetos intermediarios como nexos de unión dentro del juego: cuerdas, telas, muñecos, palitroques ...
  3. Invitaciones a momentos para la relajación y el abandono corporal grupal hacia el final del tiempo de la expresividad motriz, quizás primero dentro o cerca de sus construcciones para pasar a espacios más abiertos.
  4. Invitación a construir la historia junto con el resto aceptando su participación a nivel de miradas, palabras u otras formas.
  5. Sugerencias a propuestas de construcción, modelado o dibujo, con un espacio protegido y dando la posibilidad de poner palabras a nivel individual (ver evolución y posibilidad de que sea dentro del grupo posteriormente)
  6. En los momentos de los rituales de entrada y salida, hacerle presente sin que se sienta invadido, reforzando cuando se haga presente a través de miradas, gestos, palabras … Posibilitar la participación invitando a formular sus proyectos de juego futuros o realizados respetando el ritmo.   
  7. Normas. Considerar cierta maleabilidad en la posible ruptura de algunas normas cuando sean una señal de la ruptura de la “coraza” rígida.  

 

Todas estas claves son algunas claves  de hacia dónde tirar. Propuestas moldeables  a partir de lo que el niño vaya manifestando en una relación de transformación tónica- emocional reciproca.

 

Y ADEMÁS…

Además, si enfocamos un trabajo de ayuda o terapia psicomotriz, es necesario hacer un trabajo en tres áreas más, desde nuestro punto de vista, imprescindibles. Familia, escuela y una misma. En la siguiente tabla, resumimos algunas ideas que nos parecen importantes en cada una de ellas:  



Podemos recoger todo este trabajo en una serie de fichas que podemos rellenar más sistemáticamente o tener en la cabeza.




Y acabamos este artículo con las palabras de Bernard Aucouturier que siempre guían nuestro hacer, no sólo en la sala de psicomotricidad, sino en muchos otros ámbitos de la vida:

 

"Yo creo en el niño, yo creo en la forma original de ser del niño. Yo creo en el educador que respeta esa originalidad y que favorece su evolución. Yo creo en el educador que coloca al niño en el centro del dispositivo educativo. Creer en el niño es, en primer lugar, ofrecerle el afecto, la ternura y un marco de acción lo más regular posible , con el fin de apoyar un sentimiento de seguridad, necesario para el desarrollo de todas sus funciones"

 

(Bernard Aucouturier)

 

Begoña Ruiz Ibáñez. Psicóloga, educadora social y psicomotricista. Profesora de la Escuela Internacional de Práctica Psicomotriz de Bilbao. Educadora social y psicomotricista en los programas Inurri y Mantangorri de Bidegintza Coop.. www.bidegintza.org Colaborada en el programa para la parentomarentalidad positiva de BBKFAMILY www.bbkfamily.eus

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

Aucouturier, B. “Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz” Editorial Grao, 2004

 

Aucouturier B. Darrrault I. y Empinet J.L. “La práctica psicomotriz.Reeducación y terapia” Editorial Científico-médica. 1985

 

Aucouturier, B. “Conferencia en las I Jornadas Nacionales de Práctica Psicomotriz PEI-EIP, Bilbao, 2011

 

Aucouturier, B. “Actuar, jugar y pensar” Editorial Grao, 2018

Aucouturier, B. “Textos varios de Seminarios impartidos en la Escuela Internacional de Práctica Psicomotriz de Bilbao”

Aucouturier, B. “L’enfant Terrible” Editorial Grao, 2012

Miguel Ángel Domínguez Sevillano. “La observación: Uy, si Pablo habla” Revista Cuadernos de Psicomotricidad.

Lola García Olalla. “Algunas consideraciones sobre la Observación Psicomotriz”. Revista de las II Jornadas de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.

 

Franca Giovanardi y Mara Tagliavini. La observación en la Práctica Psicomotora como instrumento de trabajo en las intervenciones de Ayuda individual y en los grupos con fines educativos”. Revista Cuadernos de Psicomotricidad.

 

Arnaiz P., Rabadán M y Vives I. “La psicomotricidad en la escuela: una práctica preventiva y educativa”, Ediciones Aljibe, 2008.

 

Pepa Horno Goicoechea. “La afectividad Consciente como Competencia Organizacional”, Aldeas Infantiles.

Núria Franc.“Propuesta de categorías e indicadores para analizar la participación del psicomotricista en el juego del niño y de la niña” Revista Entre Líneas N 16.