miércoles, 18 de marzo de 2015
Las Lógicas de la Formación Corporal
4:19
Por Mara Lesbegueris
“Descubrir es la única manera activa
de conocer. Correlativamente hacer descubrir es la única manera activa de
enseñar”. (G. Bachelard)
“Estudiar no es consumir
ideas sino crearlas y recrearlas”. (P. Freire)
INTRODUCCIÓN
Este escrito nace en el
intento de pensar-conceptualizar algunas lógicas que sustentan el trabajo
teórico- práctico- técnico (y por lo tanto ideológico) del dispositivo
pedagógico de la Formación Corporal[1]. Con el
interés de poder transmitir el modo en que creamos las condiciones de
posibilidad para que la formación de los
estudiantes se concrete, abriendo la oportunidad de interrogarnos, reflexionar
y apostar a esta formación tan
particular y potente.
¿Por qué formamos corporalmente para una tarea
profesional? ¿Qué obstáculos y beneficios encontramos en la formación corporal
de los estudiantes?
En primera instancia valoro
mi propia experiencia de formación corporal como estudiante de psicomotricidad, que impulso en
gran parte, la apasionante tarea en la que me desempeño como
docente. Desde hace ya más de 20 años tengo el placer de seguir aprendiendo
desde el rol docente en diversas cátedras que privilegian la vía corporal para la formación de los
estudiantes. Comenzando como profesora de Educación Física, y luego como
psicomotricista, en la Escuela Argentina de Psicomotricidad y posteriormente en
la UNTREF[2]
en la formación de Psicomotricistas.
Los objetivos del escrito
se orientan a:
·
Reflexionar acerca de los desafíos que presenta Formar corporalmente en la era de la
Información,
·
Elucidar[3] las bases, teóricas que
sustentan los dispositivos pedagógicos
de la formación corporal,
·
Pensar las relaciones teoría-práctica a través de los conceptos de implicación, en la formación corporal de los estudiantes
·
Resituar las indagaciones
y mediaciones que hacen posible la formación-transformación
de los estudiantes,
·
Indagar el accionar
corporal grupal en tensión con los procesos corporales subjetivos,
·
Valorar la formación corporal como una instancia de investigación e historización que potencia el trabajo profesional.
·
Reflexionar sobre la ética de las intervenciones y de las lecturas corporales que se
realizan en la situación de formación.
1- FORMAR
CORPORALMENTE EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN
¿Qué implica formar corporalmente en la era de la
información?
Formar corporalmente en la era de la información implica indagar la
compleja relación entre lo social y lo corporal. Relaciones que sabemos no son
sólo de influencia, sino como bien señala A. M. Fernández (2007), son inherentes, es decir, los cuerpos
pertenecen a lo social e histórico. De este modo expresa: …lo social es lo que somos todos y lo que no es nadie, lo que jamás está
ausente…un ¨formante informe¨, un siempre más y siempre tan otro.
Los cuerpos, siempre
subjetivos, de nuestros estudiantes, atravesados por múltiples inscripciones,
no son ajenos entonces, al desarrollo vertiginoso de los mundos y lazos
virtuales, a las conquistas tecnológicas, al auge de la computadora personal, a
la memoria y a la información inconmensurable.
Y así como muchos de
nuestros estudiantes se maneja con fluidez en el mundo de las imágenes visuales
y el lenguaje informático, muchos
docentes son a su vez, ¨analfabetos
digitales¨.
Sin embargo, sabemos que
cualquier tipo de formación, requiere de una temporalidad y procesos muy
diferentes que la del tiempo que exige la
información, la instantaneidad, la perpetuación de un presente continuo.
Como psicomotricistas no
podemos dejar de atender (y de alertar) los efectos que estos cambios producen,
no sólo en la construcción de los cuerpos infantiles sino también en nuestros
estudiantes jóvenes y adultos.
No hace falta realizar un
análisis profundo para ver las formas en las que las corporeidades se van
empobreciendo a medida que avanza la acelerada “era
digital”. Y así, como escuchamos cada vez
con más frecuencia las consultas por niños y niñas con dificultades para
atender, con hipermovilidad, o padres preocupados porque sus hijos presentan
rostros desvitalizados, miradas perdidas, lenguaje neutro, juegos mecanizados,
etc. nuestros estudiantes también presentan dificultades para contar con sus
cuerpos en el momento de leer comprensivamente, o para producir textos con
marcas de autoría, contactar sensiblemente con el otro, imaginar o crear
relatos y sentidos propios.
La “era
digital propone no sólo cambios en las conceptualizaciones en torno a la imagen
y el lenguaje, sino nuevos modos de pensar al cuerpo y sus modos de relación
social. Si decimos que los cuerpos se construyen en la relación particularizada
con los otros, la subordinación de la acción tecnológica, pone en cuestión la
relación con los referentes identitarios (cuerpos humanos), y por ende, la
identidad corporal de los sujetos.
La formación corporal
integra un proceso formativo disciplinar orientado hacia un “quehacer”
profesional futuro que trabaja con las corporeidades.
Formar corporalmente en la era de la información, nos instala en la
paradojal tarea de aceptar los cambios y las
transformaciones instituyentes de estas nuevas realidades, al tiempo que nos
invita a interrogarnos, resistir y denunciar las des-corporizaciones que se
producen con el aceleramiento y la evanescencia del campo de la experiencia. Es
necesario abrir sentidos ligados a la práctica y a nuestra ética, con la fuerte
convicción de que la formación corporal
no puede impartirse desde las máquinas ni sólo desde la lectura y el estudio de
los textos.
2- LOS DISPOSITIVOS PEDAGÓGICOS DE LA FORMACIÓN
CORPORAL
¿Cuáles son las condiciones que hacen posible la
formación corporal?
En primera instancia,
merece destacarse que un dispositivo pedagógico se crea para responder a una
necesidad o urgencia social e histórica. Se necesita profesionales que puedan
operar sensible y eficazmente frente a problemáticas que afectan las
corporeidades.
Es M.
Foucault
(1980) quien crea el concepto de dispositivo, centrándose en su capacidad
estratégica de producción de sujeciones y sentidos. Instancias discursivas y
extra-discursivas que establecen modos en que el saber y el poder se entrelazan generando
prácticas, sujetos, cuerpos, espacios y tiempos.
En este marco, los
dispositivos de formación son, constructos (artificios) sociales, que hacen
posible una práctica formativa y un discurso determinado sobre las formaciones
corporales en particular.
Los dispositivos
pedagógicos de Formación Corporal nos permiten ubicar su función estratégica y constitutiva del mismo.
De este modo destacamos del
dispositivo de formación corporal:
·
La posibilidad de contar con los estudiantes
como sujetos de saber y a sus corporeidades como material imprescindible de trabajo.
·
Tomamos a la experiencia corporal como punto de
partida para la investigación sobre la propia historia de su constructividad
corporal y de interacción con los otros, vinculándola recursivamente con la
apropiación conceptual que hacen los estudiantes.
·
Pensamos que el ejercicio de un rol profesional
no puede aprenderse desprendido de su
práctica, y formación corporal es un primer espacio de práctica, que anuda esta experiencia.
·
Sostenemos que se puede preparar al cuerpo para
una tarea profesional. La escucha, la mirada, la palabra, el silencio, la
actitud postural, entre otras manifestaciones
deben disponerse en espacios y tiempos específicos, para esta tarea.
Por su parte, podemos
distinguir que no hay un único
dispositivo pedagógico, no sólo porque hay supuestas libertades de cátedra
que permiten a cada docente construir sus propios modos para propiciar la
formación corporal sino porque cada contexto, institución, docente, grupo,
estudiante merece pensar su particularidad estratégica y constitutiva. De este
modo, ningún programa de formación puede ser elaborado válidamente ¨a priori¨
sin la participación y situación particular de cada grupo formativo.
Como señala Deleuze (1999) uno de los principales rasgos que caracterizan a los
dispositivos, es el «repudio
a los universales», en tanto multiplicidad en la que operan procesos en marcha.
Nos interesa indagar los
procesos y condiciones de productividad de los aprendizajes sin “esencializar”
el dispositivo pedagógico. Por lo tanto, pensamos que cada dispositivo
pedagógico de formación corporal dispone, construye o provoca espacios para la
experiencia sensible y sus sentidos, es decir, da vida a las razones de ser de
las intervenciones pedagógicas y corporales.
El dispositivo pedagógico
de Formación Corporal, difiere en gran medida de otros dispositivos
tradicionales de enseñanza. Las condiciones de producción en las que
transcurren los aprendizajes, involucran a personas adultas con sus cuerpos en
instancias sumamente particulares, para lo que se espera de un ámbito de estudio universitario o terciario.
Sorprende ver a los estudiantes en muchas ocasiones jugando, cantando,
dramatizando escenas, realizando trabajos de senso-percepción o relajación.
Estas experiencias no
constituyen sólo medios o acciones recreativas, sino que se incluyen en el
dispositivo (a partir de un marco teórico-técnico-ideológico) como contenidos
específicos de una materia en la que los cuerpos se convierten en el
instrumento indispensable para dicha formación, y al mismo tiempo, esas
experiencias disponen y constituyen una
vía a investigar, para posteriormente poder ser pensadas como recursos técnicos
a implementar.
Por ello el dispositivo
pedagógico de Formación Corporal dispone de diversas formas al contacto con lo informe en una formación técnica personal
y profesional:
·
Al reconocimiento de las propias matrices
lúdicas y de aprendizaje,
·
A la exploración del campo sonoro y de la puesta
en juego de la propia voz y escucha,
·
A la disponibilidad corporal para el contacto con otros
cuerpos,
·
A la plasticidad actitudinal para entrar,
permanecer y salir de diversas escenas lúdicas o actividades,
·
A revisar las propias manifestaciones de la
agresividad[4],
·
A potenciar la creatividad y la capacidad
imaginante,
·
A jugar y construir relatos lúdicos,
·
A la puesta en escena del cuerpo,
·
Al contacto con el lenguaje figural,
·
Al ejercicio de la mirada plena y a la
observación intencionada,
·
Al contacto con la quietud y la relajación,
·
A la posibilidad de intervenir corporalmente con
otros pares,
·
A leer
corporizando la letra[5],
·
A escribir
con la fuerza del cuerpo[6].
Cada dispositivo pedagógico
de formación corporal, no sólo incluye aspectos normativos que encuadran la
tarea, sino que expresan un posicionamiento teórico e ideológico en relación al
uso del cuerpo en el particular proceso de “hacerse” psicomotricistas.
Asimismo, estos
dispositivos no son un discurso, ni sólo una práctica experiencial, devienen
formativos en tanto red que establece un ¨entre¨ para que los cuerpos construyan sentidos encarnados. Un modo particular para hacer enunciable una
manera de formarse y transformarse, con sus materializaciones y sus palabras,
pero también con sus invisibles y sus silencios.
El proceso de formación
moviliza la corporeidad. La actividad tónico- emocional, la actitud postural y
los gestos; la mirada y la escucha, las
acciones y los actos; las fantasías y representaciones, son como expresamos con
anterioridad, material de trabajo.
Por ello se requiere de un
ambiente facilitador que contenga y propicie la tarea, y de docentes
capacitados en el trabajo corporal técnico específico.
Formarse en situación de formación, es adquirir saberes y
conocimientos a medida que uno los va vivenciando. Es detenerse en sus
propias formas, en sus propios modos de funcionamiento corporal, para poder
sensibilizarse, reflexionar y comprender el funcionamiento particular de otros
cuerpos.
3- CONCEPTOS DE IMPLICACIÓN
¿Cómo se da la relación teoría-práctica en los
dispositivos de Formación Corporal?
Los
conceptos no remiten a esencias sino a circunstancias….un concepto es algo que
posee una fuerza crítica, política y de libertad (G. Deleuze)
Si bien el dispositivo
pedagógico es esencialmente
experiencial, no lo consideramos como una materia práctica desligada de la teoría.
No sólo porque siempre hay discursos, conceptualizaciones y técnicas que
subyacen a una práctica, sino porque la experiencia formativa refiere tanto a
la posibilidad de sensibilizarse como a la reflexión y a la conceptualización
sobre aquello sentido, vivido y representado. En este sentido nos interesa
ubicar la verdadera “acción recíproca”
(Wallon H., 1965) que sostiene la tensión teórico-práctica.
Ahora bien, ¿Cómo
llegan los estudiantes a construir sus propias reelaboraciones conceptuales en
este dispositivo de acción?
Algunas
consideraciones que sustentan las lógicas en la Formación Corporal son que:
·
Las afectaciones[7]
cuentan a la hora de construir o aproximarse a los conceptos,
·
Los conceptos se ligan a una práctica o
experiencia sensible, no sólo en tanto modos de hacer sino también en tanto
modos de imaginar y pensar,
·
Lo problemático, lo confuso, lo inesperado
o conflictivo son posibilidades para los procesos de elucidación e indagación
conceptual.[8]
·
Los conceptos no son verdades consagradas sino
instrumentos para operar o pensar.[9]
·
La propuesta es hacer y pensar en el límite de
lo que se hace y se sabe, en circuitos de problematización recursiva que
permitan volver a la práctica o a la teoría, desde algún punto de
significación-transformación.
·
Pensar no es meramente citar o memorizar un
texto.
·
Construir preguntas es un modo potente de
aproximación hacia el saber conceptual.
·
Es necesario de-construir[10]
lógicas binarias para potenciar la reflexión problemática.
De este modo, nos
interesa pensar la tarea de
“dialectización” que permite llevar los conceptos
a la acción y hacer de la experiencia
conceptos, para que advengan nuevos saberes, reformulaciones y
conocimientos.
La relación teoría práctica se integran en un
sentir-hacer-pensar-decir problemático, que supone construir desde la práctica estrategias de pensamiento que amalgamen como
lo entiende D. Calmels el «saber» con
el «conocer»:
“Al profesional de la psicomotricidad se le hace
necesario sintetizar el conocer y el saber sobre el cuerpo. No basta en que
tenga noticias generales de su origen, de su construcción, de su funcionamiento
(conocer) necesita “entenderlo”, “hablarlo”, traducirlo y aún escribirlo”.
Así,
pues, la formación corporal implica contar con los propios saberes para
aproximarse a la construcción de nuevos conceptos.
El nivel práctico nos habla
no solo del aspecto operativo sino de su implicancia
corporal, personal, grupal y social en el proceso de formación.
D. Calmels (2013) destaca esta posibilidad con la
idea de conceptos de implicación. De
los mismos dice:
“… conceptos que
se ligan con una porción de la realidad, implicación es la capacidad de
envolver un acto con pensamiento. Implicar es rodear, enredar, plegar, un
fenómeno. Implicarse es comprometerse por una idea. Un concepto de implicación
es lo que nos permite una acción pensante y un pensamiento dinámico, constituye
la esencia de un acto profesional”.
La misma idea de ¨conceptos
de implicación”, nos
remite, así mismo, a un trabajo corporal de implicación que permite por un
lado, envolver un acto con pensamiento
y por otro, envolver en acto un pensamiento, comprometiéndonos desde un hacer pensante.
La propuesta formativa es pensar y hacer en acción y en
situación, para evitar caer en la dogmatización de la teoría y la mecanización de la práctica.
Para ello es necesario construir categorías de
análisis específicas para pensar los cuerpos y
lo diverso desde nuestro campo de trabajo.
Al respecto dice D. Calmels (2011):
“Asumirse
como representante de una “práctica” en el campo laboral profesional, no es una
posición cómoda para quienes ven en la teoría o en la corriente de moda un
respaldo que jerarquiza su lugar profesional.
Algunos
se identifican masivamente con un cuerpo teórico y lo utilizan como referente
único para comprender la práctica, reacomodan una teoría y una técnica
producidas para la lectura y el abordaje de fenómenos particulares
trasladándolos a fenómenos diferentes”.
Por su parte, A. M. Fernández (2007) nos alienta a pensar problemáticamente cualquier práctica formativa. Trabajar
desde lo complejo, lo plural, lo diverso intentando no establecer criterios
reductivos o explicativos de la experiencia. Pensar en el límite de lo que se sabe, es lo que nos permite pensar
siempre más y de otro modo, evitando aplicar teorías como sistemas, fundamentos
de verdad o relatos totalizadores de la experiencia.
Creo que así cómo es posible mantener
interrogaciones abiertas sobre la propia territorialidad disciplinaria y-o
formativa (evitando esencialismos que se conviertan en verdades absolutas) es
necesario construir sentidos y valores sobre nuestra propia práctica (evitando
perder nuestra especificidad formativa).
4- LA FORMACIÓN CORPORAL COMO PROCESOS DE INDAGACIÓN
¿Qué interrogaciones facilitan la
formación-transformación de los estudiantes?
El
análisis constante de nuestras sensaciones crea un nuevo modo de sentir, que
parecería artificial a quién lo analice únicamente con la inteligencia y no con
la propia sensación.
(Fernando Pessoa)
“La
formación, formarse, es objetivarse y subjetivarse en un movimiento dialéctico
que va siempre más allá, más lejos.”
(Gilles Ferry)
Creemos que es preciso que
el estudiante no esté pasivo en el acto
de conocer, no solo porque las clases no tienen un carácter expositivo por
parte de los docentes, sino porque se les demanda a los estudiantes interrogarse
sobre el propio saber en relación al
cuerpo, a partir de su vinculación con los otros, los objetos, el juego, la
relajación, lo gráfico entre otras temáticas a investigar.
La hipótesis central del
trabajo de formación es que en la medida que la misma se desarrolla se produce
una transformación en tanto
enriquecimiento personal-corporal y conceptual. La transformación alude a que
el hecho formativo una vez producido impide volver a ser de manera idéntica a
lo que éramos.
Por ello, se torna
necesario interpelar no sólo los textos, sino sus propios cuerpos y sus modos
de funcionamiento. Contar con el cuerpo. Aprender de él y con él. Cuerpo como
objeto a ser pensado y con el cual se opera.
Como señala el Psm. Daniel
Calmels: “el cuerpo cuenta”, por un
lado,”(…) como portador de una historia, compleja
y densa trama de la cual podemos obtener información acerca del pasado y del
presente, pues en su construcción está la historia, en su gesta la identidad
que lo asemeja y lo diferencia de otros cuerpos (“insignia”). Los cuerpos
tienen un destino común, pero al mismo tiempo la identidad es enemiga de lo
idéntico…El cuerpo entonces es un narrador insustituible de la relación y el
vínculo. Hay que poderlo mirar y escuchar, el cuerpo cuenta”.
Situación formativa que propone la necesidad de
interrogarse en sus propios “itinerarios
formativos”, en su posicionamiento en relación con los otros, con el espacio, con la tarea, así como la indagación sobre el
propio bagaje
experiencial (sus recursos capitalizados) y sobre los proyectos formativo
y su por-venir.
Estas interrogaciones nos
se producen desde una ontología del ser sino que se dan próximas a lo lógica de
acontecimiento.[11]
Los grupos de formación
difieren de los grupos terapéuticos en cuanto a sus finalidades, roles y modos
de intervención.
Si bien la materia, orienta
sus objetivos en función del futuro rol como psicomotricista, sabemos que la
misma puede tener efectos terapéuticos, en tanto permite cuestionamientos,
transformaciones, cambios a nivel personal y corporal.
A medida que algunas
preguntas logran responderse otras se bordean y se mantienen abiertas e
impulsan a seguir investigando. Distinguir y detectar insistencias, construir
preguntas frente a lo no evidente y lo
evidente naturalizado, cuestionar lo instituido cristalizado como certeza, son
procesos de indagación que comprometen al hecho formativo.
5- MEDIACIONES CORPORALES QUE POSIBILITAN LA
FORMACIÓN
¿Cómo creamos las
condiciones de posibilidad para potenciar lo singular anudado en lo colectivo?
¿Cómo se produce la trama formativa grupal?
Y acaso
la formación ¿no podría ser un diálogo entre personas que son capaces de
realizar un retorno sobre sí mismo?
(Jean Claude Fillox)
En las prácticas
tradicionales la formación se define generalmente en términos de programas, contenidos,
objetivos a alcanzar, medios metodológicos o sistemas de evaluación, y si bien
es válido considerarlos, cuestionamos cuando los mismos se coagulan en su
inercia repetitiva (que reproduce modelos y prácticas heredadas). No obstante ello, la formación tampoco se
reduce a estos términos.[12]
Su dinámica y desarrollo, requiere
pensar que las formaciones se dan por
complejas y múltiples mediaciones.
Es entonces, en las relaciones situaciones, contextuales
y relacionales donde la formación toma “cuerpo“.
Las mediaciones son
diversas y variadas. Van desde el contexto histórico e institucional, hasta los
espacios, los tiempos y los objetos que se utilizan en las clases, incluyendo
los modos de aproximarse a la lectura y a la producción de textos escritos. No
obstante ello, transversalmente se encuentra la insustituible mediación corporal que se da en la relación entre cada estudiante, los
compañeros y los docentes.
Es a partir de la interacción con otros, de la posibilidad
de intercambio, de los procesos compartidos que la formación se produce.
Por otra parte, sabemos que
el grupo no es una totalidad ni una estructura. La grupalidad se configura
como virtualidad, potencialidad de ser, en tanto se creen las
condiciones y posibilidades para que un agrupamiento de personas, centrados en
una tarea en común, advenga como grupo.[13]
Formarse en la compleja interacción de lo Uno y
de lo Múltiple, de lo singular y lo colectivo, del retorno a uno mismo y
el descentramiento hacia los otros.
Como expresa Ana Fernández:
“(…) Singularidad y colectividad que sólo
sosteniendo su tensión hacen posible pensar la dimensión subjetiva en el
atravesamiento del deseo y la historia.”[14]
En formación, el
descubrimiento se torna en un primer momento reconocimiento.
Registro sensible que
permite conectarse con inscripciones que han dejado otros sobre el cuerpo.
Otros cuerpos que me reflejan y donde
puedo reflejarme, reconocerme, conmoverme,
discriminarme.
La experiencia con la
alteridad hace entrar en contradicción a la corporeidad como ¨pura identidad¨.
Aprender, según Levinas, es resquebrajar esa coraza del yo. Abrir
una fisura en la fortaleza de Lo Mismo para dejar que penetre lo heterónomo.
La formación implica
trabajar con la otredad. Y alojar lo que viene del otro no se reduce a ser
tolerante con el diferente sino que implica una dimensión ética de la
diversidad, una apertura para pensar lo invisibilizado y lo marginal, lo
oprimido y la mayoría de las veces olvidado.
Para ello será preciso que la alteridad se inscriba en mi propia
corporeidad. El encuentro, la recepción y el reconocimiento de la corporeidad
del otro y de lo propio, son el hecho
formativo mismo.
6- MITOS EN LA FORMACIÓN CORPORAL
¿Qué
obstaculiza la formación corporal de los estudiantes?
La tarea
formativa, requiere revisar los sistemas
de creencias, los prejuicios, las naturalizaciones de sentido, que se instalan como “mitos” en la formación
corporal.
Nos
encontramos (y cuestionamos) ciertas construcciones imaginarias de
sentido, que reducen las capacidades
para pensar y crear condiciones de aprendizaje, con potencia sensible y
crítica.
Desde esta perspectiva advertimos la necesidad
de tener ciertas precauciones desde el trabajo docente, evitando que el trabajo formativo se empobrezca cuando:
·
Se utilizan criterios
reduccionistas o explicativos de la experiencia formativa,
·
Se trata de traducir o realizar interpretaciones unívocas de lo
vivenciado,
·
Se toma la vivencia corporal como campo de aprobación
o corroboración de saberes instituidos,
·
Se confunde “la verdad”
con lo que tiene “efecto de verdad”,
·
Se violenta la teoría para
que “encaje ”en la práctica,
·
Se psicologiza lo
pedagógico,
·
Se utilizan autores como
referentes de verdad y no como instrumentos conceptuales para pensar y
dinamizar la experiencia formativa,
·
Se lee desde lógicas
binarias desprendiendo lo corporal de lo
psíquico, lo sensible de lo imaginativo, lo que se hace de lo que se piensa,
·
Se opera desde la lógica de
la determinación (causa-efecto) y se espera siempre más de Lo Mismo,
·
Se ve en la otredad una
amenaza formativa y no se respeta lo diverso en tanto condición de posibilidad
formativa-transformativa.
Mara Lesbegueris, Febrero de 2015.
[1] Mi experiencia como docente en esta área, no se
circunscribe sólo a la formación de psicomotricistas sino que incluye cursos y
seminarios de formación corporal destinados a diversos profesionales tanto del
ámbito de la educación como de la salud.: seminarios en la licenciatura en Psicopedagogía, en la Universidad Nacional de San Martín,
cursos de formación docente (CEPA),
capacitación para cuidadoras-asistentes en el arte de cuidar niños, y entre otras experiencias, diversos
cursos de formación corporal dictados en México, Uruguay, Brasil y Canarias,
[2]Acompaño como docente
adjunta en la Universidad Nacional de Tres de Febrero a la Lic. Silvia Brukman en la apasionante
tarea de enseñar-aprendiendo. Las ideas, conceptualizaciones y experiencias
relatadas en este escrito, surgieron en gran parte, de ese aprendizaje e
intercambio enriquecedor.
Asimismo me desempeño como docente titular en la
Universidad Nacional de San Martín, donde fue Daniel Calmels quién inicialmente
me convocó para que me integrara a su
equipo en los primeros seminarios de psicomotricidad en dicha Universidad. En la actualidad me acompañan y potencian la tarea la Lic. Paula Garabaya y la Lic. Fernanda
Ruiz.
[4] Así como es necesario contactar con
aquello que nos impulsa a construir, crear, formar; también es sumamente necesario revisar lo que
tendemos a destruir, imponer o deformar.
[5] Texto inédito de mi autoría
[6] Texto inédito de mi autoría
[7] Afectaciones,
en tanto posibilidad de dejarse afectar y de contar con la sensibilidad
afectiva (no sólo con lo emocional). Convergencia de los afectos que implica
los modos de hacer-sentir, pensar,
hablar en imaginar.
[8] Bachelard G. propone pensar la formación del
espíritu científico en términos de superación de obstáculos epistemológicos.
Del mismo modo, H. Wallon refiere“…la naturaleza y la
evolución de las cosas están llenas de contradicciones; el cambio, el pasaje de
un estado a otro no se opera sin conflictos; la representación, la comprensión
del mundo no ocurre sin plantear antinomias”. (Henri Wallon, 1965)
[9] En este sentido, M. Focault, toma el término ¨caja de herramientas¨ para destacar el lugar operativo de los
conceptos.
[10] J. Derrida (1989) señala que
históricamente nuestra sociedad occidental está
organizada en lógicas binarias, que delimitan pares opuestos, como espíritu y
cuerpo, sentido y signo, lo dentro y lo fuera, la teoría y la práctica. Este
modo de pensar es un legado de la metafísica que desde Platón se sustenta entre
la división de lo sensible y lo inteligible. Y es aquí donde propone hacer una deconstrucción de estas oposiciones,
que parecen naturales a toda reflexión, limitándola u obturándola.
[11] La Formación corporal no “es”
sino deviene. No pertenece al orden de la determinación ni puede ser impuesta y
normatizada. En tanto que escapa de lo previsible y lo lineal progresivo, la experiencia corporal puede ser comprendida
como emergencia, encuentro, invención, creación, ruptura que produce un “salto
cualitativo”, una discontinuidad.
El
acontecimiento es siempre la expresión de un proceso silencioso del cual emerge
en un momento determinado; su rasgo fundamental es la singularidad, su carácter
irrepetible. (Foucault: 1980)
[12] Asimismo, R. Kaes
(1997) insiste en la necesidad de revisar las propias fantasías docentes en la
formación. Reconoce que en todo docente con-vive las fantasías de Pigmalión
donde el docente-escultor cree crear un cuerpo a su imagen y semejanza. Otra
fantasía, señala G. Ferry es la del “Ave
Fénix¨ donde se cree prescindir del lugar de los otros en el proceso formativo,
y se concibe al estudiante como ave
que se consume y renace de sus cenizas-recursos propios.
[13]Desde esta perspectiva P.
Riviere (1985) señala: “...un grupo es un
conjunto restringido de personas que
ligadas por constantes de tiempo y espacio y articulados por su mutua
representación interna, se proponen en forma explícita o implícita una tarea
que construye su finalidad”.
[14] Fernández
A.M., ( 1989) El campo grupal. Notas
para una genealogía. Buenos Aires, Nueva Visión.
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www.revistadepsicomotricidad.com agradece públicamente a Mara Lesbegueris por enviar este material acerca de la Formación Corporal, cuya profundidad en el análisis será un gran aporte para nuestra disciplina.
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