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Psicomotricidad y sus variados campos de acción

En Educación, ámbito Clínico y Comunitario

lunes, 14 de noviembre de 2011

HACIA UN CONCEPTO DE FRENO INHIBITORIO DESDE UNA MIRADA PSICOMOTRIZ



Florencia Sánchez



Resumen:
El freno inhibitorio es un concepto que se trabaja en el ámbito de la psicomotricidad, sin embargo aun no existe un concepto claro y definido de él. Puede definirse como La capacidad de una persona de adecuar, de frenar e inhibir los propios movimientos y acciones de acuerdo a lo requerido por el contexto o por sí mismo y que se obtiene a partir de la combinación y madurez de: elementos neurológicos y fisiológicos, elementos cinesiológicos, elementos tónico-emocionales-afectivos, elementos socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos; todos ellos entendidos como partes conformantes de la integralidad del ser humano.

Introducción

Adrianita tiene 6 años, cada vez que en la sala jugamos a quedarnos como estatuas cuando para la música, su cuerpito sigue en movimiento por un intervalo de segundos. “Ella tiene que mejorar su freno inhibitorio” dice la maestra…Adrianita no sabe bien de qué se trata el freno inhibitorio, pero lo intuye cuando toca el momento de relajarse y -aunque ella quiera- sus ojos y todo su cuerpo, acompañado también del lenguaje, siguen funcionando…

Entre las nociones que la psicomotricidad utiliza existe una que es objeto de estudio en las universidades, entre los profesionales, en los consultorios, en terapias,  etc. Tal concepto es el de freno inhibitorio.

Después de 3 meses de investigación bibliográfica, consultas, entrevistas con diferentes profesionales,  lectura y análisis sobre este tema, se puede decir con seguridad que, si bien se utiliza este concepto, aún no se ha establecido una definición clara y específica de él.

Mediante este trabajo se pretende llegar a una definición de freno inhibitorio. Por lo tanto estas páginas están acompañadas de búsqueda en diferentes espacios, pero principalmente se enriquecen con la conversación con los profesionales de la psicomotricidad y de las áreas afines.

Aquí se plantean los posibles elementos del freno inhibitorio, pero siempre entendiendo a la persona como una unidad, y esto a partir de ese enfoque integral con que la psicomotricidad observa a cada ser humano.

En una primera instancia se define la psicomotricidad y se pone de manifiesto cuál es la visión de ésta y el aporte que hace entendiendo a cada ser humano como una unidad, para establecer enseguida cuáles son los ejes que ésta toma en cuenta y a partir de los cuales se establecen los elementos de freno inhibitorio.

Luego se establecen los elementos que conforman la adquisición del freno inhibitorio en una persona. Estos son parte de la integralidad del ser humano y se los ha agrupado en: elementos neurológicos-fisiológicos, elementos cinesiológicos, elementos tónico-emocionales-afectivos, elementos socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos.

Planteamiento del tema

Suele mencionarse que el Freno Inhibitorio se relaciona con la capacidad que tiene el ser humano de habituar su cuerpo y su comportamiento a una demanda concreta, ya sea externa o interna. En otras ocasiones se establece que el freno inhibitorio es la capacidad de la persona para adecuarse a lo que el medio le pida o aquello que ella misma se plantee realizar.

El desarrollo del freno inhibitorio permite al ser humano obtener movimientos y acciones coordinadas, mesuradas, acordes a los requerimientos del contexto en el que se desenvuelve o a sus propias intenciones.

Este concepto, tan conocido en el ámbito psicomotriz, aun no se ha definido de manera específica. Es decir: todos sabemos a lo que nos referimos cuando hablamos de freno inhibitorio, sin embargo son escasas las personas que pueden dar de él un concepto completo. Es Molina de Costallat (1987) quien refiere el término planteado mencionando que la función inhibitoria aparece con mayor frecuencia como reguladora o moderadora de la impulsividad del gesto, lo que la trasforma en un verdadero freno que le permite moderarse y adecuarse al fin útil del mismo.

Después de conversaciones y entrevistas con psicomotricistas que llevan años de trabajo y experiencia, se podrían establecer los siguientes elementos para conformar el término en cuestión y llegar a dar de él una definición clara y, por qué no decirlo, psicomotriz.

Desarrollo

Desde una mirada Integral:

“…la psicomotricidad es un planteamiento global de la persona. Puede ser entendida como una función del ser humano que sintetiza psiquismo y motricidad (…) puede ser entendida como una mirada globalizadora que percibe las interacciones tanto entre la motricidad y el psiquismo como entre el individuo global y el mundo exterior” (Liévre y Staes).



Existen diferentes definiciones acerca de la psicomotricidad, algunas con componentes más educativos, otras con una marcada tendencia médica, existen aquellas que acentúan la aplicación y otras que refieren los ámbitos del desarrollo de la persona, sin embargo, aunque hayan pasado varios años desde las primeras palabras acerca de lo psicomotriz, es sorprendente encontrar en todas ellas un componente que se repite: la integralidad de la persona.

Si bien el propósito de éste apartado no es hacer historia, sí se pretenden revisar las definiciones más significativas sobre la psicomotricidad. Tales definiciones dan una luz sobre este componente repetitivo en ellas llamado: integralidad.

B. Acouturier define la psicomotricidad como un movimiento al servicio de hacerse hombre entre hombres, movimiento para sentir amor y rechazo, para entender el yo y el otro, para sentirse como vivo y cambiante en el tiempo, para desplazarse en un espacio. Molina de Costallat (1979) define la psicomotricidad como Ciencia de la Educación realiza un enfoque integral del desarrollo en sus tres aspectos, físico, psíquico e intelectual por medio de la educación, que procura estimular el enlace armónico de las tres áreas en las distintas etapas del crecimiento.

Con el cambio de siglo aparecen nuevas definiciones, pero el elemento de la integralidad no varía. En el año 2000 es Bottini quien define a la psicomotricidad como la expresión postural, motriz y gestual del proceso de integración de la persona a lo largo de su desarrollo; y Franc dice: la intervención Psicomotriz es el conjunto de acciones intencionadas e intencionales que realizamos a partir y a través del movimiento para promover el desarrollo armónico de la persona, la integración de las diferentes funciones y el acceso y sostén de la comunicación base de la socialización (2001).

Existen bastantes años de diferencia entre las primeras palabras acerca de ésta disciplina y las que se han pronunciado en este siglo, lo que ilustra que más allá de las épocas, la psicomotricidad, se trata de una visión, un enfoque, un marco epistemológico.

La psicomotricidad, en palabras de Eliana Maldonado, la primera psicomotricista boliviana, es “una manera de ver el mundo que implica una manera de vivir”(Maldonado, E. 2010). Tal visión es netamente integral. Es decir, los ojos de un psicomotricista no pueden ver al ser humano, a la persona, al hombre, a la mujer, si no es en su totalidad, en su integralidad.

Es el mismo Pablo Bottini, junto a Miguel Sassano, quien menciona al ser como una globalidad, como una unidad bio-psico-socio-eco-cultural en la cual se encuentran diversos sistemas y sub sistemas que la contextualizan y conforman: el Sistema Familiar, el Sistema Institucional y el Sistema Socio-Cultural y los sub-sistemas, ya propuestos por Daniel Calmels, como son: el subsistema motor-instrumental, el subsistema práxico-cognitivo y el subsistema tónico/emocional-afectivo, todos ellos conformarían esa globalidad, es decir esa integralidad de la persona (Bottini, 2001).

Junto a tales sistemas y subsistemas es conveniente referir una realidad que conforma e informa a la persona en esa globalidad, esto es: la Trascendencia. Entendiéndola como apertura del ser humano, salir de sí mismo para llegar a otros e ir más allá de la propia realidad, para autorealizarse a través de sus propios actos.

Es en este contexto, en éste ámbito de la visión de la Psicomotricidad, que se sitúa al término: Freno Inhibitorio. No con una visión médica –neurológica-, ni netamente reeducativa o psicológica, sino con esa mirada integral, global sobre todos aquellos elementos que conforman la realidad del ser humano.

A continuación se exponen los posibles elementos que permiten que se dé la capacidad del freno inhibitorio en una persona.

Elementos neurológicos y fisiológicos:

En el campo de la neurología el movimiento es considerado como una función, una ejecución que está a cargo del Sistema Nervioso.

El principal efector del movimiento y por lo tanto de de éste, es la llamada Corteza Motora. El funcionamiento del área motora y pre-motora, en combinación con el cerebelo y los ganglios basales, son los encargados de realizar los llamados: movimientos voluntarios.

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Fuente: Google: imágenes

Figura 1: Visión del hemisferio cerebral que muestra las principales áreas funcionales.

Corteza motora, área premotora y área motora suplementaria

La corteza motora ocupa la primera circunvolución de los lóbulos frontales por delante del surco central o cisura de Rolando. Comienza desde su zona más lateral situada en el surco lateral o cisura de Silvio, se extiende hacia arriba hasta la porción superior del cerebro y a continuación desciende por la profundidad de la cisura longitudinal. Las diferentes zonas musculares tienen una representación topográfica en esta área: comienza con la región de la boca cerca del surco lateral (Cisura de Silvio), la del brazo y la mano en la porción interna media de la corteza motora primaria, el tronco cerca del vértice del cerebro y las áreas de las piernas y los pies en la parte de la corteza motora primaria que se introduce en la cisura longitudinal. Esta representación topográfica de los diversos músculos del cuerpo en la corteza motora se la denomina: Homúnculo de Penfield.

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Fuente: Google imágenes.

Figura 2: Homúnculo de Penfield, muestra la organización somatotópica de la corteza motora primaria.



Junto al área motora se encuentran, complementando las funciones, el área pre-motora (a una distancia de 1 a 3 centímetros por delante de la corteza motora primaria) que dan lugar a patrones de movimiento mucho más complejos que los originados en la corteza motora; y el área motora suplementaria (que ocupa la cisura longitudinal y se extiende a la corteza frontal superior) que funciona en comunicación con el área premotora para otorgar movimientos y posturas a todo su cuerpo y que es base para el control motor más fino de los brazos y las manos.

 Cerebelo y ganglios basales

El cerebelo es una porción del sistema nervioso que resulta central en las actividades musculares rápidas, esto es así porque su función consiste en ordenar las actividades motoras, verificar y efectuar ajustes de corrección en esas actividades durante su ejecución para que sigan las señales dirigidas por la corteza cerebral motora y otras partes del encéfalo.

Así como en la corteza motora se encuentra la representación topográfica de los músculos del cuerpo, el cerebelo también tiene su lugar para tal representación. El vermis es la porción del cerebelo en la que se encuentran representadas las porciones axiales del cuerpo. Esta representación recibe señales nerviosas aferentes desde todas las porciones respectivas del cuerpo, así como desde las áreas motoras topográficas de la corteza cerebral y a su vez devuelve tales señales a esas mismas áreas topográficas.

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Fuente: Google imágenes.

Figura 3: Representación topográfica del cuerpo en el vermis y zonas intermedias.

En síntesis se podría decir que la función del cerebelo es semejante a la de un elemento conector, es decir: las señales somatosensitivas van hacia el cerebelo y éste las remite a la corteza motora (y sus áreas relacionadas), de tal manera que cuando la respuesta se encuentra resuelta, se transmite la señal al cerebelo quien se encargará de distribuir tal respuesta hacia la zona correspondiente

Los ganglios basales, al igual que le cerebelo, constituyen otro sistema motor auxiliar. Se encuentran a cada lado del encéfalo y están formados por el núcleo caudado, el putamen, el globo pálido la sustancia negra y el núcleo subtalámico. Existe un espacio formado por los ganglios basales, que se denomina cápsula interna por la cual atraviesan fibras nerviosas sensitivas y también motoras, por lo tanto este espacio constituye un elemento central en el control motor global.

Gráfico: 4

Fuente: Google imágenes.

Figura 4: Ganglios basales

 Corteza motora y comunicación con los centros motores inferiores

Estás áreas, como se ha dicho anteriormente, funcionan en concordancia con otros elementos del sistema nervioso como son el cerebelo y los ganglios basales. El circuito producido para la realización de los movimientos voluntarios comienza en la corteza motora, la cual emite señales que derivarán en el cerebelo, ganglios basales y finalizarán con la ejecución del movimiento en los músculos necesarios para la praxia deseada.

Respiración:

Dentro de los elementos neurofisiológicos la respiración es uno de los que suele dejarse de lado. Sin embargo es esencial para un correcto y armónico desarrollo personal.

La respiración está estrictamente relacionada con la calidad del movimiento, con la percepción del propio cuerpo, existen unas relaciones evidentes entre la respiración y el comportamiento general. Daniel Calmels en su libro Qué es la psicomotricidad, refiere que una respiración rápida está en estrecha relación con un cuerpo sin límites (Calmels, 2003). Por el contrario un correcto desempeño de la función respiratoria abre las puertas a la capacidad de frenar el impulso, de respirar y de hacer lo que en ese momento toca, corresponde o desea realizar.

No es en vano que las técnicas de relajación- aquellas que se utilizan al final de cada sesión o en momentos de formación personal- tengan como elemento central la respiración, el centrarse en este acto para lograr el esperado alivio. Los momentos de relajación son un medio indispensable de educación que llevan progresivamente al dominio de los movimientos y como consecuencia a la disponibilidad del ser entero (Picq, L. y Vayer, P, 1977).

Elementos cinesiológicos

Cinesiología del movimiento

Esta rama de las ciencias del movimiento, va más allá de lo estrictamente fisiológico y considera al cerebro y al ser humano como un complejo unitario en el que el movimiento se proyecta en base a la integración de elementos muy variados. 

Hablaremos aquí del concepto de tarea motriz. El componente inicial del movimiento es la intención o tarea motriz, que siempre crea un modelo de futuras exigencias; proporciona una acción, que aunque esté ideada para ser realizada, necesita la representación de aquello que deberá expresarse (Raimondi, 2003)

Además de ésta, Raimondi, menciona otras características que ayudan al control del movimiento o a lo que llama Control Motor, tales características  podrán aportar al contenido del concepto en cuestión. Toda acción humana voluntaria con un objetivo, está sometida siempre a un motivo dominante y requiere un complejo programa que no se elabora solo con estímulos perceptivos, sino también con un diálogo interno que determina la acción, decodificando las aferencias sensitivo-sensoriales(Raimondi, 2003).

El contenido de la acción voluntaria estaría compuesto por diferentes etapas que conforman el proceso de movimiento voluntario:

El ser humano analiza de la siguiente manera los momentos antes de realizar la acción (Raimondi, 2006):

a)      Un descubrimiento de todas las aferencias propioceptivas y una reagrupación de las características unidas a los campos cognoscitivos del sujeto (momento operativo de “exploración”).

b)      Una valoración y clasificación analítica de las aferencias propioceptivas, sintetizando y recogiendo sus características específicas (momento operativo de “inventario”).

c)      Una unión global de todos los datos, considerando todas las influencias que el ambiente externo e interno tienen sobre el organismo, y la predisposición a realizar lo establecido anteriormente armonizando entre sí las operaciones (momento operativo de la “integración”).

d)     Una valoración del campo de movimiento (el espacio) donde se compendia la acción expresada en la dirección y en la amplitud de los cambios segmentarios del cuerpo (diálogo espacial).

e)       Una previsión de la velocidad del movimiento y una “pre intuición” de los cambios de las condiciones dinámicas en la combinación de los tiempos de ida y vuelta (diálogo temporal).

f)       Una valoración-elaboración de las aferencias procedentes de todos los diálogos motores (diálogo sensorio-perceptivo).

g)      Una capacidad de fijar la experiencia, almacenarla y evocarla de nuevo en caso necesario (que se expresa con la memoria).

Control postural:

Entre los elementos relacionados con el movimiento o la cinesiología cabe mencionar el control postural. Éste se define como la capacidad de adaptar o adecuar la postura del cuerpo a las diversas actividades y al hecho de ser capaz de mantenerla durante un cierto período de tiempo (Sugrañez, E. Y Ángels A., 2007). Tal capacidad constituye un elemento importante a la hora de desplegar el freno inhibitorio puesto que significa que se podrá realizar una acción o dejar de hacerla de acuerdo a los requerimientos del contexto o a lo            que se quiera realizar si es que se ha adquirido la posibilidad de mantenerse en la postura deseada y buscada voluntariamente.

Tener la capacidad de frenar es posible gracias a que se tiene la capacidad de mantener la postura en el momento y la forma indicadas.

Equilibrio:

En constante relación con el freno inhibitorio, se encuentra el equilibrio. A su vez éste se encuentra totalmente relacionado con el control postural. El equilibrio es lograr mantener la postura que deseamos sin caer y es a partir de esto que existe relación con el concepto en cuestión: poder hacer equilibrio es uno de los cimientos básicos para poder frenar de acuerdo a las exigencias del contexto y a los propios requerimientos.

 Coordinación:

Como consecuencia de lo anterior será posible coordinar los movimientos. Aquí entra un componente aun no citado: la armonía como una cualidad de la coordinación.

 Para Sugrañez la coordinación es la capacidad de mover todas las partes del cuerpo de una manera armónica y adaptada a las diversas situaciones. Estos movimientos exigen un ajuste recíproco de todas las partes del cuerpo (Sugrañez, E. y Angel, A (coords.), 2007).

Los movimientos armónicos, por lo tanto coordinados, se necesitan para poder frenar en el momento indicado,  de lo contrario ese freno no podrá realizarse puesto que un movimiento no  armónico o no coordinado seguirá su curso y no el buscado por la persona.

Disociación segmentaria:

La posibilidad de segmentar los movimientos es una adquisición que permite al ser humano otorgar precisión en sus acciones. Es diferente poder mover sólo el brazo en bloque a poder articular el hombro del brazo y el brazo de la mano. Dalila Molina de Costallat dice “la disociación progresiva fundamenta en gran medida la localización y el control voluntario del movimiento restringido (Molina de Costallat, 1985).

Es por esto que, dentro de los elementos necesarios para la adquisición del freno inhibitorio se puede mencionar la llamada disociación segmentaria como esa capacidad que consiste en disponer de los diferentes segmentos corporales a voluntad, por lo tanto poder adecuarlos a las exigencias del contexto o a sus propias exigencias.

 Elementos tónico-emocionales-afectivos:

Como se ha dicho al principio, el ser humano es una unidad, una integralidad, éste es el elemento que permite visualizar el interior del ser humano a través de sus acciones. Los elementos tónico-emocionales-afectivos describen la trayectoria de la interioridad personal (afectos, emociones) que sale a la luz en cada ser humano.

Tono muscular:

El tono es el estado de tensión del cuerpo, fondo emocional sobre el que se trasluce la emotividad de la persona. En definitiva es el estado de tensión muscular (Wallon, 1942) que permite caracterizar los movimientos y posturas de cada ser humano.

El tipo de fondo tónico que cada uno presenta (hipotonía, hipertonía) es la “personalidad del movimiento y la postura” que lo caracterizará (Ajuriaguerra, 1984). Es decir aquellas personas que presentan una elevación en su fondo tónico habitualmente realizarán movimientos con una menor extensibilidad y mayor movilidad y aquellas que presentan disminución en su fondo tónico, por el contrario, los realizarán con una mayor extensibilidad y una menor movilidad.

Dadas las descripciones acerca de tono muscular y su relación con lo afectivo-emocional, se puede establecer una estrecha relación con el término en cuestión. Hablamos de tono y movimiento y podemos hablar así de tono y freno inhibitorio. Es decir de acuerdo al nivel del tono expresado podremos hablar de una capacidad de frenar, de poder adecuarse a una acción requerida o deseada. El grado óptimo de tono (eutonía) seguramente permitirá un mejor manejo de los movimientos y todo aquello que el contexto requiera que una persona realice o que ella misma se plantee ejecutar. J. de Ajuariaguerra habla de melodía kinética para referir a esta armonía entre el movimiento y el tono. Esto sucede así debido a que: si el tono es la base, la caracterización de los movimientos que uno realiza, éstos serán efectuados en el momento deseado. Esto es: si el tono muscular es el adecuado, cada acción podrá producirse en el momento requerido, se podrá frenar, ejercer la función de freno inhibitorio si el fondo tónico acompaña.

Por el contrario, una elevación o disminución del tono no facilitarán la acción de frenar, de adecuar la acción a lo que el contexto solicite o lo que uno desee hacer. Una hipotonía o una hipertonía no permiten a la persona el desempeño de su freno inhibitorio.

Sin embargo es importante aclarar que la hipertonía o hipotonía no son una cualidad ni un defecto, lo importante es conseguir en cada caso una tonicidad armoniosa (Sugrañez, E. y Angel, A (coords.), 2007) que le permita a cada individuo expresarse motrizmente según lo necesite.

Emociones:

En la segunda mitad del siglo XX, comienza a utilizarse un nuevo concepto para hablar de las emociones en el ser humano, su manejo y conocimiento. Es Daniel Goleman quien lanza a la superficie el concepto de “inteligencia emocional” como:

(…) esa disposición que nos permite, por ejemplo, tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de nuestros semejantes, manejar amablemente nuestras relaciones o desarrollar lo que Aristóteles denominará como la infrecuente capacidad de: enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto (Goleman, 2001).

Tal capacidad de tomar las riendas de las emociones, de controlar los impulsos, es uno de los factores que permitirían regular el propio comportamiento. A ese conocimiento propio se llega por la reflexión y el cultivo de la intimidad, capacita para analizar sentimientos, emociones, acontecimientos, experiencias, mensajes, finalmente lleva a la auto posesión, a la posibilidad de ser dueños de los propios actos, para poder realizarlos en el momento y en el lugar preciso.

Un armónico desarrollo emocional servirá de sólida base para enfrentar las situaciones que la vida diaria presenta a una persona, entre ellas la posibilidad de abrirle paso a la expresión del cuerpo pero también adecuarlo a las diversas circunstancias y viceversa, un correcto manejo y dominio corporal es una elemento central para el dominio del comportamiento social y emotivo. (Le Boulch, 1977)

Elementos socio-culturales/familiares-educativos:

Uno de los factores centrales en el desarrollo de cada uno de los seres humanos, es el ámbito en el que crece, en el que logra las primeras relaciones, los primeros aprendizajes: la familia. Es allí donde se esculpe su manera más concreta de enfrentarse al mundo que le rodea. En la relaciones con sus padres, hermanos, y quienes formen parte de ese ámbito, el ser humano se desempeña, aprende a interactuar, a negociar, a solucionar problemas, a enfrentarse con su propia realidad, a superar frustraciones, etc. Es en este sentido que se puede establecer a la familia como un elemento central en la formación del freno inhibitorio de cada ser humano.

Las pautas de crianza que cada uno recibe forjan no sólo el carácter sino, en general, toda la expresividad psicomotriz. Una familia que ha establecido desde los inicios la manera de funcionar y de comunicarse internamente, abre paso a un individuo seguro de sí mismo, capaz de reconocer claramente el norte a seguir, capaz de saber actuar y moverse en el contexto adecuado. En definitiva una familia que tenga apertura hacia la libertad en inseparable relación con la responsabilidad, dará paso a un ser humano íntegro en lo emocional pero también en lo corporal. Capaz de frenar sus impulsos emocionales y corporales en el momento que sea necesario para la riqueza de su desempeño.

La combinación entre libertad y responsabilidad provee de la necesaria seguridad que tanto el niño como el adulto necesitan para llevar a término su vida, sus metas, aquello a lo que aspira, y a desplegar los movimientos de su cuerpo como él quiera y como lo requiera el contexto. Es en este sentido que se dice que la “dinámica familiar juega un papel muy importante en la conducta de las personas (Polaino-Lorente, A. y Martínez Cano P, 1998).

Junto a lo anterior, no se debe olvidar que las pautas de crianza están insertas en un contexto cultural. Para algunas regiones el límite se encuentra más cercano a la “imposibilidad de hacer” y en otros a la “posibilidad de hacer”. Esto también fragua seres capaces de ir más allá en sus planteamientos personales, en su comportamiento o, por el contrario, seres incapaces de arriesgarse por conseguir una meta o un movimiento deseado.

    Elementos cognitivos:

Junto a lo anteriormente descrito, es imprescindible mencionar aquellos elementos del área cognitiva como son los dispositivos de atención, concentración y memoria que forman parte del proceso motriz. Además de éstos, se mencionarán otros elementos básicos que funcionan como cimientos para que el ser humano se desplace armónicamente y que por lo tanto que adquiera la capacidad del freno inhibitorio, tales elementos son: esquema corporal, percepción temporal y espacial, disociación segmentaria.

  Esquema corporal:   

Debido a que para poder mover nuestro propio cuerpo es imprescindible conocer sus partes y tener dominio sobre él, una de las funciones que se hace necesario adquirir para luego poder conseguir el freno inhibitorio es el esquema corporal.

Se define como esquema corporal la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo en relación con los datos conseguidos a partir del mundo exterior (Sugrañez, E. Y Ángels A. (coords.) ,2007). Todas esas sensaciones que la persona ha sido capaz de experimentar contribuyen a la adquisición del esquema corporal. A partir de esas experiencias es que podrá reconocer, mover y posteriormente representar las diferentes partes de su cuerpo en cualquier actividad que lleve a cabo.

Percepción espacial:

La percepción del espacio implica percibir las posiciones, las orientaciones, las distancias, las medidas, los movimientos y las formas  de los cuerpos que componen el contexto, y contempla poder tenerlo todo en cuenta en el proceso de organización perceptiva (Sugrañez, E. Y Ángels A. (coords.) ,2007).  La posibilidad de reconocer el contexto, de poder manejarlo, reconocerlo y apropiarse de él es una habilidad que evidentemente permitirá a la persona desenvolver sus movimientos acorde al espacio en el que se encuentra. Es por ello que la percepción espacial entrará dentro de los elementos necesarios para la adquisición del freno inhibitorio puesto que es allí, en el lugar que conoce y del que se puede apropiar, donde podrá frenar de acuerdo a los requerimientos propios o a los que vengan impuestos desde el exterior.

Percepción temporal:

En estrecha relación con el espacio, se encuentra el tiempo y la adquisición de la percepción del mismo.

Si bien la percepción temporal contiene mayor cantidad de elementos subjetivos, llega un momento en el que el sujeto ha podido adquirir el conocimiento y manejo de éste.

Existen factores básicos que intervienen en la elaboración de la percepción temporal:

-       La velocidad

-       La duración

-       La sucesividad

-       La continuidad

-       El grupo rítmico

-       La alternancia y la simultaneidad

-       La adquisición de las medidas convencionales del tiempo

Si bien cada una de éstas propicia y enriquece diferentes habilidades en el ser humano, en la relación de la percepción temporal con el freno inhibitorio se percibe que es el tiempo el que abre paso a los movimientos esperados, coordinados, rítmicos, etc. Y, viceversa, a mayores posibilidades de movimiento,  mayor posibilidad de aprehensión de la percepción temporal.

Conclusiones

Hacia un concepto de freno inhibitorio en el ámbito de la psicomotricidad

Después de analizar los posibles elementos vinculados con la adquisición del freno inhibitorio, se podría llegar a proponer una definición de este término en estrecha relación con la psicomotricidad. Esto basándose en la mirada con la que se caracteriza.

Al inicio del trabajo se planteaba a la psicomotricidad como una disciplina que comporta una visión especial, esto es: una visión integral del ser humano. Por tal motivo, para llegar a un concepto de freno inhibitorio se desarrollaron elementos que conforman la integralidad del ser humano y no sólo una porción del él.

A lo largo de esta investigación se describen elementos neurofisiológicos, cinesiológicos, tónico-emocionales, educativo-familiares, cognitivos, etc. Son, justamente éstos elementos en combinación los que podrán dar lugar a la presencia del freno inhibitorio en el ser humano.

Si bien se puede llegar a la definición de freno inhibitorio desde diferentes ámbitos o visiones, la psicomotricidad aporta una mirada integral que permite abarcar las distintas dimensiones que hacen a la persona. Con ésta base psicomotriz, se podría definir el concepto de freno inhibitorio como:

La capacidad de una persona de adecuar, de frenar e inhibir los propios movimientos y acciones de acuerdo a lo requerido por el contexto o por sí mismo y que se obtiene a partir de la correcta combinación y madurez de: elementos neurológicos y fisiológicos, elementos cinesiológicos, elementos tónico-emocionales-afectivos, elementos socio-culturales/familiares-educativos y elementos cognitivos; todos ellos entendidos como partes conformantes de la integralidad del ser humano.

Bibliografía

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Keywords:

Psychomotor inhibitions-neurological-integral-Elements-Elements Elements tónico/emocionales- kinesiologic-elements / family education.

Abstract

Inhibitory brake is a concept that works in the field of motor skills, even though there is no clearly defined concept of it. Can be defined as a person's ability to adapt, to slow and inhibit their own movements and actions according to what is required by context or by itself and is obtained from the combination and maturity of: neurological and physiological components, kinesiologic elements, elements tonic-emotional-affective, and cognitive elements socio-culturales/familiares-educativos elements, all of them conforming seen as parts of the integral human being.

Florencia Sánchez
  • Periodista, ha editado materiales en revistas de distinta índole: Educación, familia y deportes.
  • Cursando el último año de la Lic. En Psicomotricidad de la Universidad Salesiana de Bolivia.
  • Trabaja en el Colegio Horizontes (La Paz, Bolivia) coordinando Talleres de Psicomotricidad y hockey sobre césped
  • Este escrito es fruto de cuatro meses de investigación ytres meses de observación sobre el tema del Freno Inhibitorio.


www.revistadepsicomotricidad.com agradece públicamente a Florencia Sánchez por enviar este artículo desde Bolivia.

martes, 8 de noviembre de 2011

PSICOMOTRICIDAD EN EL TRATAMIENTO DE LA ACIDURIA GLUTÁRICA DE TIPO 1



INTRODUCCIÓN:
Entre las situaciones a las que se enfrenta la actualidad socio - sanitaria están las catalogadas como “enfermedades raras”. El miedo al desconocimiento de cómo se producen, se desarrollan y sobretodo qué métodos, tratamientos… pueden aplicarse para su recuperación y mejora de las personas afectadas, son temas que generan cierto interés a la mayoría de los profesionales educativo – sanitario.

En este artículo vamos a abordar desde un punto de vista de aplicaciones del psicomotricista en el tratamiento de la aciduria glutárica de tipo 1. Se trata de una enfermedad metabólica hereditaria rara, cuyos síntomas son discinesia, y distonía, las cuales generan movimientos coreoatetósicos, retraso mental, vómitos, cetosis, convulsiones, estado de coma y hepatomoniemia, éstos son síntomas a nivel general. En el caso que nos concierne se trata de una niña, llamémosla María, con 3 años, fue diagnosticada a los 2 años tras varios ataques convulsivos y posteriores ingresos sin saber dar explicación médica a sus síntomas, fue derivada a diversos hospitales hasta que finalmente fue diagnosticada con dicha enfermedad. Actualmente María no asiste al colegio, toma queratina en vez de alimentos y no habla, solo emite sonidos “balbucea”.


DESARROLLO
Como es sabido el metabolismo proteínico es esencial para el correcto desarrollo muscular y orgánico, al existir en este caso una disfunción nos encontramos con una niña con un desarrollo orgánico y muscular deficiente que se ve reflejado en la baja tonicidad que presenta, la cual afecta a su equilibrio y ha provocado que al no haber seguido un estadio funcional evolutivo normal, puesto que en su caso no hubo gateo, la marcha es bastante deficiente y necesita puntos de apoyo o ayuda para desarrollarla. El esfuerzo que ha tenido que realizar prematuramente para efectuar la marcha junto con la problemática de la enfermedad, ha generado una tendencia errónea de colocar los pies que le está provocando una deformación en los mismos, siendo más patente en el pie izquierdo que el derecho. En la valoración en sala inicial que se llevó a cabo con María al inducirla a que realizarla el gateo se pudo observar como en el avance su cadera dibujaba un semicírculo con cada movimiento de desplazamiento semejante al giro de una rueda.

Aunque su nivel motor es bastante precario, a nivel cognitivo su desarrollo es normal para una niña de su edad, entiende y responde con gestos a órdenes o preguntas de sí o no perfectamente, se ríe, reconoce perfectamente a su madre y a otras personas de su entorno que se encargan de sus cuidados, a nivel del lenguaje como hemos indicado anteriormente no habla, tan sólo emite sonidos y babea constantemente, esto se debe a que los músculos de mandíbula y faciales presentan una escasa tonicidad, a nivel psicomotriz y trabajando conjuntamente con la logopeda, en sala hemos aplicado con María el método de estimulación mio funcional de Le Metayer, esté método, se utiliza con niños prematuros para estimular la zona bucal, toda la zona de la mandíbula y alrededor de las aletas de la nariz, con el fin de que el niño vaya adquiriendo un mayor tono a nivel orofacial , mejore la respiración y disminuya los períodos de apnea y bradicardia.

María también presenta problemas de lateralidad, coordinación viso – motora y espacio – temporal, que le afecta a la relación con sus iguales y con el entorno. Inicialmente la actividad comenzó por la corrección postural de los pies con unas plantillas ortopédicas que compensan el mal apoyo que realiza para equilibrarse y desarrollar la marcha. El traumatólogo recomendó que María llevase unos meses un arnés corrector para corregir la displasia de su cadera, lo cual dificulta aún más sus movimientos en sala.

TRABAJO EN SALA

Hemos establecido varios objetivos consensuados con los distintos profesionales que trabajan con María para alcanzar logros conjuntos. A nivel psicomotriz en sala trabajamos fundamentalmente partiendo siempre de las necesidades que demande María, iniciamos la sesión con un masaje infantil, el cuál se va alternando dependiendo de la zona a querer estimular, en piernas y pies realizando movimientos de barrido y vaciado, finalizando con movimiento integradores, con los cuales estimulamos el sistema linfático, circulatorio y muscular, para continuar, favorecemos la respiración colocando ambas manos en el pecho, presionando hacia los lados, siguiendo la caja torácica, una vez que la respiración se va controlando poco a poco, retomamos los movimientos de vaciado pero esta vez en brazos y manos. Cuando conseguimos mediante el masaje que María esté relajada, comienza el movimiento por sala, para ello permitimos que lleve puestos los zapatos con las plantillas y el arnés corrector.

Buscamos que se trabaje mucho el gateo por tanto, como para iniciar la marcha María necesita un apoyo, retiramos de sala los módulos que puedan desempeñar está acción y ponemos objetos en el suelo a su vista para que intente alcanzarlos gateando, si inicia el gateo por ella misma acompañamos su movimiento efectuando actividades que la inciten a gatear tras nosotros. Mientras se está llevando a cabo la actividad motora, estimulamos auditivamente a María a través de música infantil, para que su actividad neurológica recoja el mayor número de estímulos posibles.

Finalmente, se da por terminada la sesión ofreciéndole a María material de dibujo, comenzaremos con pintura de dedos y papel de folio, para ir concretando conforme la coordinación viso – motora, así como la motricidad fina y gruesa mejoren. Es conveniente que durante toda la sesión, interactuemos con ella verbalmente, diciendo el nombre de los objetos, o formulándole preguntas sencillas, tarareando las canciones… esto creará un clima favorecedor al desarrollo del lenguaje en sala.

CONCLUSIONES
La aciduria Glutárica, es una enfermedad metabólica que afecta a nivel motor ya que al producirse un incorrecto proceso metabólico en la síntesis de proteínas, dificulta el crecimiento muscular adecuado, lo que se traduce en un desarrollo motor precario con todas las dificultades que eso conlleva. El trabajo psicomotriz a nivel de sala con niños afectados con aciduria favorece su desarrollo motor, y correcta integración del esquema corporal, está indicado para ofrecer una estimulación sensorial y basal con el fin de alcanzar una capacidad sensorio – integrativa suficiente para alcanzar las demandas del ambiente.

  Autora: Tanya García Bernal

Diplomada en Magisterio por la Universidad de Jaén.
Técnica en Psicomotricidad Educativa por la Junta de Andalucía.
Master en Atención Temprana por la Universidad de Málaga y ETEAP.

Formación complementaria:
Traumatología y rehabilitación aplicada a la Psicomotricidad. Universidad de Valencia y el Colegio de Enfermería.
Educación Infantil y Psicomotricidad. Univerdad de Valencia y el Colegio de Enfermeria.



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