miércoles, 14 de octubre de 2020

¿SESIONES DE PSICOMOTRICIDAD EN TIEMPOS DE CRISIS SANITARIA? UNA EXPERIENCIA DE ADAPTACIÓN

 







Durante estos últimos meses, las personas que nos dedicamos al acompañamiento a niños y niñas desde diferentes disciplinas (magisterio, educación social, fisioterapia, psicología, psiquiatría y otras) hemos tenido el reto de seguir haciendo nuestro trabajo en medio de una pandemia. Primero, en una situación de cuarentena y, después en una supuesta “nueva normalidad” con unas medidas preventivas que exigen distanciamiento social, entre otras.  Las profesionales que nos dedicamos a la psicomotricidad en distintos ámbitos también hemos tenido que adaptar nuestro acompañamiento a niños y niñas. (espacio de trabajo, técnica, gestión de nuestras propias emociones y resonancias…)

En estas líneas, nos gustaría compartir algunas reflexiones e iniciativas que hemos desarrollado desde el programa Inurri de Bidegintza Coop.  Un programa que acompaña a niños y niñas desde el encuadre de grupo de ayuda de práctica psicomotriz en un ámbito específico y peculiar: el contexto socioeducativo, dentro de Servicios Sociales, con población infantil en vulnerabilidad o riesgo de desprotección social. Para contextualizar, vamos a abordar un poco el encuadre del grupo de ayuda psicomotriz, en general, y su adaptación en el entorno socioeducativo antes de pasar al análisis de la adaptación realizada durante la pandemia por la COVID-19.  



ENCUADRE GENERAL DE GRUPO DE AYUDA PSICOMOTRIZ

El encuadre general de grupo de ayuda psicomotriz es un formato de trabajo que posibilita la reaseguración emocional profunda, potenciando las capacidades de cada niño. Desde el hacer de cada niña, la dinamización de la  psicomotricista y, sobre todo, del propio grupo de iguales. Así, por ejemplo, a través de la estrategia de rodeo de reaseguración profunda, cada niño explora los objetos y el contacto con sus iguales, creándose una unidad grupal, un continente común y una solidaridad que posibilitan una reaseguración emocional y un avance en la capacidad de simbolizar, comunicar y crecer. 

“Ayudar a un niño es permitirle movilizar sus propios recursos para asegurarse. El especialista en la ayuda ha de ser un “mediador” que permita que cada niño desarrolle sus recursos potenciales, que sin su intervención, posiblemente, no llegarían a manifestarse. El especialista en la ayuda no es más que un catalizador” (Bernard Aucouturier hablando del grupo de ayuda en Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz) 

Los niños y niñas que participan tienen un nivel de simbolización y comunicación suficientes para poder beneficiarse mutuamente del vector de cambio que da el propio grupo (dinamizado por el hacer de las psicomotricistas.) Pueden manifestar algunos comportamientos de los que Bernard Aucouturier habla en “L’ enfant terrible”: perturbador, agitado y oponente. O comportamientos de inhibición motriz y posibles dificultades madurativas.  Niños y niñas con problemas para simbolizar, descentrarse tónico-emocionalmente, integrar la ley o en situación de fragilidad. En general, con alguna dificultad para la comunicación y la relación.  

La edad de los niños y niñas que participan en los grupos de ayuda psicomotriz puede ir de los 3 a 8- 9 años, pudiendo iniciarse a los 2 y alargarse más de los 9. Hay experiencias en el País Vasco e Italia en el que preadolescentes y casi adolescentes también se benefician de este marco.

Generalmente, acuden una vez a la semana a una sesión que puede oscilar entre 1- 1,5 horas de duración. Los grupos pueden tener diferente composición y tamaño, en función de la edad, características y otros aspectos organizativos, internos o externos. En general, la ratio de niños y niñas por psicomotricista no suele superar los 4 niños o niñas. (siempre adaptado a la necesidad de la ayuda de niños y niñas participantes)

En cualquier caso, crear los grupos de ayuda psicomotriz tiene siempre su complejidad, como ya exponía Potel sobre los grupos. “La composición de un grupo es siempre muy compleja para pensar.  De hecho, se trata mucho más de soñar o fantasear el grupo, igual como la madre  sueña el niño que va a llegar”.  Potel, 2010.

Puede participar un profesional o una pareja de psicomotricistas en un mismo grupo. De hecho, hemos observado que la pareja (sobre todo, si es mixta en género) puede posibilitar muchos procesos en el acompañamiento directo, así como en el manejo de transferencias y contratransferencias dentro y fuera de la sala.  También es cierto que en determinadas situaciones es preferible elegir una determinada figura. De cualquier forma, siempre se hace un trabajo de contraste educativo dentro del equipo, antes de la sesión y después, con el visionado de vídeos de las sesiones, por ejemplo. Además, se recomienda un proceso de supervisión externa para la práctica.

Hay un acompañamiento a las familias de los niños y niñas, que se puede hacer de una forma más directa , indirecta o complementaria junto con otro profesional, en función del contexto en el que estemos trabajando. Esto determinará también la especificidad de este tipo de acompañamiento. Así, habrá que abordar con ellas la demanda- derivación (directa o indirecta), los objetivos y el tipo de trabajo que se hace en la sala con un lenguaje cercano y entendible, generar un clima emocional seguro para la familia, resaltar las potencialidades y avances de sus hijos e hijas y contribuir a la generación de ideas propias de la familia de cómo ir ajustándose a las necesidades de éstos y éstas.  

ENCUADRE DE GRUPO DE AYUDA EN EL ÁMBITO SOCIOEDUCATIVO



El enfoque de grupo de ayuda psicomotriz adquiere un cariz concreto cuando se aplica dentro del ámbito social para acompañar socioeducativamente a niños y niñas en vulnerabilidad o riesgo social. Así, por ejemplo, el trabajo en la sala de psicomotricidad es una de las metodologías que se puede utilizar, junto con otras, para alcanzar objetivos dentro de un proyecto educativo familiar amplio e intensivo.  

Así, experiencias en País Vasco (por ejemplo, el programa Inurri en Bilbao desde hace 20 años) y otras en Cataluña han ido introduciendo el trabajo psicomotriz en este marco. En el caso de Inurri, por ejemplo, las sesiones de práctica psicomotriz con niños y niñas de 2 a 6 años de edad (atiende primera infancia) se complementan con:

·         un acompañamiento educativo intensivo con todo el núcleo familiar

·         trabajo de estimulación corporal con niños/as menores de 2 años

·         trabajo conjunto en Red con otros recursos implicados (Escuela, Servicios Sociales, Pediatría, Recursos Terapéuticos …)

Todo ello a través del marco de un Proyecto Educativo Familiar. El acompañamiento a las familias se hace en dimensiones como la económica, laboral, vivienda, personal y crianza. Para ello, se llevan a cabo:

·         acompañamientos a recursos,

·         trabajo educativo en los propios hogares,

·         tutorías  individuales y talleres grupales con los padres y madres. (por ejemplo,  Inurri desarrolla el programa Primera Alianza desarrollado por la Universidad de Comillas),

·         actividades de juego conjunto familiar (para estimular la vinculación familiar a través del juego),

·         salidas de ocio a la naturaleza (para aprovechar el poder de reconexión emocional de los elementos naturales)

·         y talleres de estimulación a través de técnicas corporales, narrativas y artísticas (donde  padres y madres ensayan cómo vincularse corporal y emocionalmente con niños/as y  bebés, por ejemplo)

PSICOMOTRICIDAD Y COVID 19

Llegada la pandemia, ¿cómo poder adaptar el acompañamiento habitual en la sala de psicomotricidad a niños y niñas y, también, a sus familias? ¿Cómo hacer una adaptación teniendo en cuenta que lo corporal es la principal vía de relación? ¿Teniendo en cuenta la importancia de la calidad del acompañamiento, siempre y, sobre todo, con un grupo?

“Cuando se trata de un grupo, es todavía más compleja y necesaria, por parte del/os psicomotricistas, una calidad de presencia y autoridad, sin la cual toda la energía grupal no podrá desplegarse sin riesgo de desbordamiento y de paso al acto.” (Cori Camps en el Seminario “Encuadre a la Ayuda Psicomotriz” en la Escuela de Práctica Psicomotriz de Bilbao, 2020)

De esta forma, durante la cuarentena, desde el programa Inurri, se ha tratado de mantener, sobre todo, ese hilo de reaseguración y contacto afectivo con las familias, los niños y las niñas. Tratando de ayudar a las familias en la resolución de cuestiones administrativas, económicas, sanitarias y domésticas. Intentando, a la vez, crear cierto sostén emocional para que pudieran sentir una red de protección. Para ello, las llamadas, mensajes, videollamadas y algunas propuestas concretas de juego familiar son alternativas a las que nos hemos tenido que “agarrar”.  Sin querer invadir, saturar u obviar lo que realmente se estaba viviendo y la necesidad de elaboración. El contacto, a través de la voz, de la mirada, de la palabra … ha sido semanal en todos los casos y, algunas veces, en situaciones de mayor soledad, desestructuración emocional o posible amenaza de violencia familiar, más frecuente.  

Una vez pasada la cuarentena, se ha tenido que volver a “armar el puzle” de cómo poder acompañar a los niños, niñas y sus familias desde un enfoque más presencial. Estaba clara la importancia de recuperar el apoyo grupal en la sala de psicomotricidad. Esto podía tener su complejidad al tratar de combinar esta metodología con el respeto a las normas sanitarias de prevención.

Durante la cuarentena y en la nueva normalidad, son muchas las emociones vividas por las personas, incluidas los niños y las niñas. De forma más directa o desde lo percibido en sus hogares, han podido sentir enfado, miedo, tristeza…También creemos que han podido sentir cierto apoyo y sostén por parte de sus familias (a veces con ciertas limitaciones) y de otras personas educativas referentes. En cualquier caso, se han podido activar muchas angustias arcaicas y de pérdida. Algunas ya manifiestas en la cuarentena y otras “taponadas” que van saliendo ahora… Y es necesario trabajar ahora todo esto a través de una reaseguración emocional, que, sobre todo, en niños y niñas, pasa por lo corporal y en relación con otros y otras.

Así que creemos en la importancia de acompañar de nuevo a los niños y las niñas en la sala de psicomotricidad. También, en otras actividades y con las personas adultas. Manteniendo algunas claves importantes para la prevención y mantenimiento de los protocolos de seguridad sanitaria. Detallamos algunas de las creadas desde el programa Inurri por si pudieran ser de interés.

PROTOCOLO DE MEDIDAS SANITARIAS (PROGRAMA INURRI)

Algunas de las acciones implementadas en relación a la psicomotricidad  han sido las siguientes:

-          Reducción del número de niños y niñas por grupo de ayuda. Con la presencia de dos psicomotricistas para la dinamización educativa y para velar por el cumplimiento de las medidas sanitarias. Aumento del número de grupos por día, incluyendo mañanas y tardes.

-          Grupos de refuerzo para algunos niños y niñas que lo necesiten. En lugar de acudir un solo día, acuden dos.

-          Niños y niñas acuden especialmente puntuales a la puerta del centro, esperando en la misma a que salgan los y las educadoras a recogerles. No se deja entrar fuera de la hora establecida para evitar coincidir con otras usuarias o profesionales de Bidegintza.

-          Los y las acompañantes no pueden quedarse, ni acceder al centro.

-          Niños y niñas acuden con mascarilla y están con ella en la sala, salvo que por razones de salud o fuerza mayor estén exentas de utilizarla. 

-          Se toma la temperatura sin contacto antes de entrar. No pueden participar en la sesión niños y niñas que presenten fiebre y/o algún síntoma respiratorio.

-          En la puerta de entrada, cada niño y cada niña se limpia las manos con el gel colocado en la misma antes de acceder al centro.

-          Niños y niñas se quitan los zapatos y los depositan en el espacio reservado para ello. Se ponen calcetines que la entidad tiene  reservados para cada una de ellas, que  se desinfectan  después de cada uso.

-          Después del cambio de calzado, los niños y niñas se lavan y desinfectan las manos antes de empezar la sesión.

-          La sala de la sesión ha sido redistribuida de manera que se pueda asegurar la distancia mínima interpersonal de 2 metros. En la medida de lo posible se mantendrán ambas medidas de seguridad: distanciamiento social y uso de mascarilla, (por ejemplo, de forma clara en los rituales de entrada y salida, momento de la historia, momento de la expresividad gráfico-plástica …)  asegurando en todo momento que siempre se cumpla una de ellas.

-          Adaptación de los materiales de la sala para su correcto uso y desinfección. Por ejemplo:

ü  retirada de algunos bloques de gomaespuma, sobre todo los que son de tela; sólo se dejan lo de recubrimiento plástico que se limpian después de cada sesión.

ü  cada niño/a utiliza sus materiales concretos para pintar, construir, modelar o jugar en el espacio de expresividad motriz (telas, peluches, palitrokes..). Después de cada sesión, se lavan, desinfectan o se dejan sin usar durante una semana.

-          La sala se ventila y desinfecta después de cada sesión. Los baños de la sala se desinfectan después de cada uso

-          Dentro de la sesión, niños, niñas y educadoras se lavan y desinfectan las manos tantas veces como sea necesario.

-          Cada niño/a dispone de un vaso personalizado con su foto, de uso particular, que se limpia y desinfecta después de cada sesión

-          Los psicomotricistas están equipados con mascarillas; se lavan y desinfectan las manos antes, después de las sesiones y tantas veces como sea necesario en el trascurso de las mismas. Realizan todas aquellas labores pertinentes para mantener la seguridad de los/las niños/as y la suya propia.

-          Al finalizar la sesión, se acompaña a niños y niñas a la puerta de salida donde son recogidas por sus acompañantes. No se entrega a ningún niño o niña a personas que no hayan sido comunicadas como responsables por la madre, padre o tutor.

-          Hay carteles explicativos de todas las medidas y se informa a las familias de ellas, asegurándose la comprensión de las mismas.  

APRENDIZAJES

El acompañamiento en la sala de psicomotricidad de esta forma es diferente. Y, siendo distinto, está posibilitando procesos de reaseguración importantes en las niñas, niños y en las familias. También, de alguna forma, lo conseguimos ya durante la cuarentena. (o eso queremos pensar)

¿Qué es lo más difícil y a la vez más enriquecedor de este acompañamiento actual presencial en la sala de psicomotricidad? En esta tabla, hemos recogido algunas de las dificultades transformadas en potencialidades a su vez.

DIFICULTAD

POTENCIALIDAD

El ajuste tónico-emocional psicomotricista – niños/as pierde un mayor contacto físico por el tacto, el tono de voz “habitual” y el gesto de la mitad inferior de la cara. (por la mascarilla)

Se potencia el ajuste a través de la mirada y la postura corporal, desde la cercanía y la lejanía. Se piensa ya en la incorporación de mascarillas transparentes.

La interacción entre niños y niñas queda limitada en algunos momentos por la reducción del contacto corporal, una mayor distancia social y no poder compartir algunos materiales.

La limitación de la interacción (que se da desde mayor lejanía) se compensa con una cercanía de otro tipo, posibilitada por los psicomotricistas, haciendo de espejo y canal de comunicación entre niños y niñas.

Hay menos dispositivos y materiales  presentes en la sala  o son diferentes (anulación de la estructura de salto grande, pérdida de ciertos bloques de gomaespuma con ciertas formas concretas, disposición de menos telas, menos peluches etc)

Se ha conseguido mantener elementos básicos para posibilitar un salto en profundidad más pequeño, deslizamientos, arrastres, balanceos … Niños y niñas “inventan” sus propios dispositivos y elementos para hacer sus juegos de reaseguración profunda desde el juego espontáneo. Es patente el poder creador de niños y niñas y la intermediación de la figura adulta como facilitadora de la comunicación creadora.



El uso continuado de mascarillas y gel es incómodo a nivel corporal. Para niños y niñas y para psicomotricistas (con sesiones seguidas)

Parece que el bienestar emocional en un entorno sostenedor y posibilitador de autonomía y crecimiento, compensa los malestares físicos de niños y niñas, que se centran en jugar. Los psicomotricistas van llevando como pueden la mascarilla, adaptándose a ella.  

  


Se han “parado” relaciones ya iniciadas y establecidas entre niños y niñas, al estar ahora en grupos diferentes, ante la reducción del número de niños y niñas por grupo.

Se ha tratado de que niños y niñas puedan mantener al menos una relación significativa posibilitadora previa al cambio establecido. Han surgido nuevas interacciones enriquecedoras.  Como siempre, se ha tenido especial cuidado en niños y niñas con un comportamiento más inhibido para que no se sientan invadidas por comportamientos más agitados o agresivos.

Niños y niñas con mayor ansiedad de separación de sus padres/madres no pueden ser acompañadas por la familia hasta la entrada a la sala de psicomotricidad.

El proceso se ha podido hacer también en la puerta de la entrada y, en ocasiones, se ha permitido el acompañamiento más interior, haciendo una buena regulación de las medidas, entradas y salidas en comunicación con el resto de profesionales de Bidegintza.



Los rituales de entrada y salida son menos “ricos” en cuanto a la expresión verbal, desde la dificultad de entendimiento por mascarilla y distancia de separación.

Los rituales de entrada y salida han seguido cumpliendo sus funciones de acogida, despedida, anticipación y retrospección de proyectos, recordatorio de normas y personas.

Necesidad de tiempos extras por parte de las psicomotricistas para poder hacer la limpieza y desinfección necesarias de materiales y espacios.

Se han recogido como una labor profesional más estas tareas, aprovechando estos tiempos  para generar una nueva tolerancia al ritmo pausado  y disfrutando de estos momentos de acondicionamiento sanitario para crear intercambios y contrastes en el equipo sobre lo educativo: estrategias en torno a  la autoridad, escucha, compañero simbólico, uso del lenguaje, manejo de las distancias …



 

Como se puede observar, son varias las limitaciones que hemos encontrado y, siendo así, se han podido transformar en potencialidades. Y la observación que estamos haciendo de los procesos de los niños y niñas en la sala, nos hablan de que los objetivos de la práctica psicomotriz en general (simbolización, reaseguración, acceso al pensamiento, comunicación y creación) se están encaminando bien.  Veremos cómo sigue después del periodo vacacional.

Las Políticas Internas de Protección y Buen Trato a la Infancia con las que deben contar los centros y servicios sirven para garantizar un entorno seguro para niños y niñas. Tanto a nivel físico como emocional. Actuando con las medidas necesarias en el contexto físico, fomentando la participación infantil y potenciando unas competencias profesionales buentratantes. La COVID- 19 nos ha presentado el reto de trabajar para que Bidegintza sea también un contexto protector frente a ella , introduciendo dentro de nuestra Política de Buen Trato a la Infancia,  las medidas necesarias en la sala de psicomotricidad y otros espacios, a la vez que vamos haciendo nuestra labor de acompañamiento educativo. Seguiremos en ello.

“Dentro de los muchos desafíos que como sociedad vamos a tener que enfrentar, (durante la etapa de desescalada o postconfinamiento) está el de garantizar el desarrollo pleno de todos los niños, niñas y adolescentes que viven en nuestro país, sin distinción alguna, sin dejar a nadie atrás. Si somos capaces de dar respuestas eficaces a los niños, niñas y adolescentes no solo estaremos asegurando su presente como sujetos de derechos sino también nuestro futuro como sociedad, contaremos con personas que han podido desarrollar todo su potencial, con diversas habilidades (incluida la resiliencia) y ciudadanos activos. Como sociedad estaremos mejor preparados para afrontar nuevos desafíos.” (CUADERNOS PARA LA ACCIÓN LOCAL. Medidas para la creación de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y adolescencia en el post-confinamiento. UNICEF ESPAÑA)

 https://drive.google.com/file/d/1N8buy9xGJjo0yT7ItFP86lC2w7sEdewM/view

AUTORES/AS: EQUIPO DE EDUCADORES Y EDUCADORAS PSICOMOTRICISTAS DEL PROGRAMA INURRI DE BIDEGINTZA COOP. DE INICIATIVA SOCIAL.

 

BIBLIOGRAFÍA

Aucouturier, B. (2004). Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Editorial: Graó.

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Aucouturier, B. (2012 ). L’Enfant Terrible . Editorial: Graó

UNICEF- ESPAÑA (2020). Cuadernos para la acción local.  Medidas para la creación de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y adolescencia en el post-confinamiento.

Esperanza Fonta. (2000) Alcance de la Práctica Psicomotriz en la Infancia Marginal.

Begoña Ruiz. (2011) Psicomotricidad e Infancia en Riesgo Social. Revista Infancia: Educar de 0 a 6 años.

Begoña Ruiz. (2011) Cuidar a los no cuidados desde la práctica psicomotriz. www.escvpsicomotricidad.com

Berja Riudavets, Leonor / Riudavets Florti, Francisca / Moll Mercadal, Cristina /Palliser Riudavets, Rosa / Cánoves Riudavets, Marina. (2003) Una nueva experiencia en psicomotricidad: el grupo de ayuda. Revista Aula de Infantil - 015 (Set.03). Editorial: Graó

Sonia Compostella (2018) De la práctica psicomotriz educativa a la práctica en grupo de ayuda. Seminario Escuela PEI-EIP de Práctica Psicomotriz de Bilbao.