jueves, 2 de diciembre de 2021

INTERVENCIÓN GERONTOPSICOMOTRIZ EN PROMOCIÓN DE SALUD. LA RESIGNIFICACIÓN DEL CUERPO EN EL INTERCAMBIO GRUPAL DURANTE EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO.


 INTERVENCIÓN GERONTOPSICOMOTRIZ EN PROMOCIÓN DE SALUD. LA RESIGNIFICACIÓN DEL CUERPO EN EL INTERCAMBIO GRUPAL DURANTE EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO. 

Lucila Mazzoni, Valentina Brum, Andrea Cardellino, Micaela Larrama, 

Nadia Panko, Martina Rios, Camila Sánchez.


INTRODUCCIÓN

 

Este artículo busca compartir una experiencia vinculada a la intervención gerontopsicomotriz, en el ámbito de la Atención Primaria en Salud (APS). Este trabajo se promueve desde la Licenciatura en Psicomotricidad de la EUTM, Facultad de Medicina, Universidad de la República-Uruguay.

 

El curso Psicomotricidad I, tiene como objetivo generar la apropiación de los conocimientos teóricos y aptitudes prácticas necesarias que requieren la intervención en APS, desde el rol profesional. Constituye la primera instancia teórico-práctica de la formación a la que se enfrentan los estudiantes. Para ello, concurrimos al Centro Diurno para las Personas Mayores de la Intendencia de Montevideo (IM) desde donde se nos convoca y solicita el trabajo.

 

La Secretaría de las Personas Mayores de la IM contiene dentro de sus programas de desarrollo social los Centros Diurnos, que buscan estimular la inclusión social de las personas mayores de 60 años en adelante, en situación de vulnerabilidad psicosocial, mediante actividades de corte recreativo, deportivo, artístico y socializador.

Desde la intervención psicomotriz se realizan diversas mediaciones lúdico-corporales, con el objetivo general de promover un envejecimiento activo y saludable.

Las actividades buscan favorecer el aprendizaje y empoderamiento en el proceso de envejecimiento, así como en el de salud-enfermedad, desde una perspectiva de derechos.

 

El dispositivo de la intervención con los estudiantes, contempla un recorrido desde la observación de la práctica hacia la práctica supervisada. Involucra diversas tareas para ir construyendo el perfil profesional, y de esta manera apropiarse de la actividad de forma contextualizada y significativa. En una primera instancia se realiza un diagnóstico situacional del grupo de trabajo, pasando luego a elaborar un proyecto de intervención gerontopsicomotriz, en duplas de estudiantes. Finalmente respetando las necesidades y derechos del grupo de personas mayores, se propone a las estudiantes elaborar un proyecto común que acompañe y dé continuidad al proceso grupal.

MARCO REFERENCIAL

 

Gerontopsicomotricidad en Atención Primaria en Salud

 

La Gerontopsicomotricidad es un área de especialización de la Psicomotricidad que ha elaborado técnicas de intervención adecuadas y específicas para el abordaje integral de


personas mayores, tanto a nivel de la promoción y prevención en salud como en diagnóstico oportuno y tratamiento (Soler Vila, 2006: Mila y cols., 2008; García, 2014).

 

El desarrollo y crecimiento de la Gerontopsicomotricidad viene acompañado de significativos cambios en paradigmas que operan desde hace ya algunos años. Por un lado, referidos a las concepciones de Salud y al modelo de cuidado y asistencia de la misma; y por el otro, cambios en las construcciones y representaciones sobre el proceso de envejecimiento y la vejez.

En este sentido adherimos a que “se habla de salud como el resultado armónico de la sociedad en su conjunto, mediante el cual se brindan a los ciudadanos las mejores posibilidades políticas, económicas, legales, ambientales, educativas, de bienes, de servicios, de ingresos, de empleo, de recreación y participación social, entre otras, para que individual y colectivamente desarrollen sus potencialidades en aras del bienestar” (Bergonzoli, V. (1994) citado en Berterretche, Buglioli, Etchebarne, Jones y Vainer, 2001).

 

La Gerontopsicomotricidad tiene como objetivo promover un envejecimiento activo y saludable. “El envejecimiento activo es el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen (...) de acuerdo a sus necesidades, deseos y capacidades, mientras se les proporciona protección, seguridad y cuidados adecuados cuando necesitan asistencia” (OMS, 2002:79).

 

Es a partir de técnicas lúdico-corporales, del trabajo sobre el tono, la postura, el movimiento, en su íntima relación con la emoción, que la Gerontopsicomotricidad promueve una mayor conciencia corporal, elaboración de los cambios y pérdidas, ajuste de expectativas-límites corporales, vivencias de bienestar corporal y emocional, que permiten al sujeto realizar una resignificación positiva y habilitadora de sí mismo.

De esta manera se busca realizar un ir y venir entre el movimiento y el pensamiento, instaurando espacios de narración sobre el propio proceso de envejecimiento (representaciones sociales, estereotipos, necesidades, vida cotidiana, deseos), y así empoderar al sujeto y al colectivo en los procesos de protección, promoción y prevención de la salud.

 

Tono-emoción como fundamento del abordaje

 

Con la intención de ir centrándonos dentro de la Psicomotricidad en el tema que nos interesa traemos palabras de Rivière “Un brazo que se extiende, una mano que se levanta, la postura, los gestos, el caminar, no son en el ser humano los actos de un autómata, sino movimiento que, analizados en su contexto de espacio y tiempo, aparecen plenos de significación.” (Rivière (1970) citado en Calmels, 2009:87).

En este sentido quisiéramos hacer referencia a que no es lo mismo la realización de un movimiento en el espacio para producir un cambio, para transformar algo (praxia) que la emoción con que se carga esa acción (gesto). Calmels (2009), lo ejemplifica a través de una praxia cargada de gestualidad expresiva: la de abrir una puerta y cerrarla, “...la suma de movimientos realizados para abrirla se diferencia de los hechos para cerrarla, no solo por lo


técnico, sino también por la intensidad emocional de ambos actos, teñidos por las vivencias personales. Dice Gastón Bachelard que el gesto que cierra es siempre más rotundo, más fuerte, que el gesto que abre.” (Calmels, 2009:95)

 

Desde la Psicomotricidad entendemos el tono como el primer eje estructurante del cuerpo en su integralidad. Una de las cuestiones que pretendemos abordar es la íntima relación que existe entre tono y gesto.

 

Tono viene del griego, significa tensión y es la tensión ligera a la cual se hallan sometidos todos los músculos en estado de reposo y que acompaña toda actividad postural o cinética.

Wallon (1942) (citado en Berruezo, 2000:52) considera: “el tono aparece en relación con las actitudes y las posturas y gestos que se utilizan en el ámbito de la relación humana. Existe una variabilidad en la expresión del tono dependiendo de la postura, la acción o el movimiento que se esté elaborando o manteniendo.”

Tomando los aportes de Wallon (1965), la tensión no es constante, es sumamente variable en cada músculo, y está armonizada en cada momento en el conjunto de la musculatura en función de la coordinación estática y dinámica del individuo. Gracias a la capacidad de fluctuación tónica es que se despliega todo el desarrollo psíquico. Al principio contamos con el tono como única forma de relacionarnos con un otro. Si bien vamos adquiriendo otras herramientas de comunicación, el tono sigue estando presente a lo largo de la vida en las funciones motrices (el equilibrio, la coordinación), como vehículo de las emociones y es el trasfondo de toda comunicación ya sea verbal o no verbal. “La función tónica, al actuar sobre todos los músculos del cuerpo, regula constantemente sus diferentes actitudes y de este modo se constituye en base de la emoción. El tono es, consecuentemente, la base con la que se forman las actitudes, las posturas y la mímica. Al ser fuente de emociones y materia prima de reacciones posturales, el tono prepara la representación mental.” (Berruezo, 2000:53).

 

Wallon (1975) diferencia emoción de representación. La emoción tiene un componente corporal fuerte, se denomina “vivencia”. Hay un registro corporal ligado a variaciones neurovegetativas, desde lo que es la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, los esfínteres, las variaciones hormonales, propias de esa resonancia corporal. La representación implica conceptualización, son casi contradictorias, cuando prima una emoción muy intensa es muy difícil ponerle palabras a lo que sucede. Cuando empiezan a emerger los sentimientos a través de la puesta en palabras y la elaboración conceptual de la situación, las variaciones neurovegetativas empiezan a bajar y generan una sensación de bienestar.

 

Mediaciones en Gerontopsicomotricidad.

 

El trabajo con personas mayores nos interpela a la hora de planificar las propuestas de intervención, en un primer momento por la escasa bibliografía al respecto, y en una segunda instancia por la necesidad de desandar y re transitar algunos caminos. “Las propuestas que parten de la actividad espontánea provocan en los adultos y también en los adolescentes, vivencias angustiosas, aumento del tono de base y del tono de acción (reacciones de prestancia), irrupción de sensaciones corporales que se desencadenan a partir de la situación


de observación y exposición a la mirada del otro” (Mila, 2013:147-162). Al decir del autor, reconocer estos aspectos esclarece la necesidad y el acierto del trabajo a partir de la mediación.

 

Milner (1955), tomando los aportes de Winnicott sobre la transicionalidad, crea el concepto de medium maleable. Lo describe como una sustancia que enlaza la realidad interna y la realidad externa. Estos mediums (pintura, música, masa, agua, etc) pueden ser muy variados, según Roussillon (1991) tienen diversas propiedades que generan movilizaciones sensoriales, perceptivas y motrices. Brun (2009), considera que estas características son el andamiaje de la simbolización, teniendo cada mediación una cualidad simboligénica particular. Marc Rodriguez (2015) considera a la mediación como un proceso que apunta al despliegue de la actividad representativa, el mediador como espacio intermedio, el sujeto lo utiliza, manipula imprimiéndole su subjetividad. El objeto mediador no representa por solo, sino que constituye un trampolín para la mediación, vehiculizando la representación simbólica de las vivencias; vivencias que en nuestro caso corresponden a las sensaciones, emociones, fantasías sobre el cuerpo, cuerpo en relación.

 

“La expresión y creación no pueden existir una sin la otra. Estas funciones responden a una necesidad de manifestar los contenidos que van más allá de lo consciente, de dar forma a lo más profundo de su historia personal.” (Chokler, 1999:80)

 

REFERENCIAS PREVIAS DEL GRUPO

 

Nos encontramos con un grupo ya consolidado que trabaja desde hace aproximadamente un año. Miércoles a miércoles se congregan personas mayores desde diferentes barrios de Montevideo, aproximadamente 20 personas, mayoría mujeres, a participar de los talleres de Gerontopsicomotricidad que se llevan a cabo en el Centro Diurno Nº2.

En el Diagnóstico Situacional utilizamos para el estudio de situación principalmente las técnicas de observación y cuestionario. Este último se realizó a los participantes del taller dándonos a conocer entre otros aspectos que en su mayoría viven solos, pertenecen a un nivel socio-económico medio, con formación técnico-profesional, jubilados y que se involucran en actividades culturales y recreativas. También pudimos saber los motivos que los impulsan a participar de los talleres: la realización de actividades generadoras de bienestar tanto a nivel cognitivo como emocional, la necesidad de tener un espacio propio y el interés por pertenecer a un grupo.

Desde la observación visualizamos factores protectores, destacando que es un grupo autoválido, activo, disponible e interesado en relacionarse entre pares. Percibimos desde un principio una cálida recepción hacia nosotras, las estudiantes, lo cual enriquece la formación y el aprendizaje desde el intercambio intergeneracional.

A su vez se detectan ciertos factores de riesgo vinculados a la estabilidad y al equilibrio postural, debilidad muscular, caídas, problemas en la capacidad de coordinación, fallas en los ajustes perceptivos y quejas subjetivas respecto a la pérdida de memoria. También pudimos observar resistencias ante propuestas que implican el cuerpo y la emoción: algunos integrantes explicitaron ciertas dificultades cuando se vieron frente a determinadas técnicas


expresivas, enunciando entre otras cosas “miedo al ridículo”, limitando sus posibilidades por explorar y descubrir otras maneras representativas que aportan al desarrollo personal.

 

ELABORACIÓN DEL PROYECTO

 

Luego de un período de observación del grupo de personas mayores, se decide diseñar e implementar un proyecto grupal, buscando afianzar sus fortalezas y potenciar aspectos que percibimos necesarios para favorecer el desarrollo integral. Consideramos importante valorar nuestra actitud como observadores-participantes integrando los talleres, acompañando las actividades propuestas desde el compromiso y el respeto, habilitando un espacio despojado de juicios de valor y críticas. En este marco es que se intenta darle continuidad a lo que se venía trabajando, basándonos en la escucha del grupo y del espacio. Para realizar este recorrido nos propusimos determinados objetivos elaborados a partir de inquietudes, necesidades y gustos de los integrantes, promoviendo a su vez la interpretación y apropiación de éstos.

 

Objetivo general

 Promover un envejecimiento saludable.

 

Objetivos específicos

 

 

          Fortalecer los vínculos favoreciendo la consolidación del grupo.

 

          Habilitar el placer por el movimiento y el encuentro en el juego.

 

          Realizar actividades lúdico corporales que involucren las funciones psicológicas superiores, aspectos instrumentales y motrices.

 

          Promover la creatividad grupal.

 

          Resignificar a nivel simbólico lo vivido corporalmente.

 

 

Descripción de los talleres

 

Con el paso del tiempo hemos ido construyendo los momentos que se suceden en el taller. Los mismos son flexibles y dinámicos dependiendo de los objetivos planteados, así como fundamentalmente, de la lectura que realicemos sobre las necesidades del grupo.


Actualmente los talleres comienzan con una bienvenida, instancia que se realiza en ronda, habilitando el trabajo sobre la grupalidad y el sentido de pertenencia, así como también favorece la identidad y el reconocimiento a través de la mirada y la escucha sobre sí mismo y los otros.

Luego damos paso a una primera aproximación a la conciencia corporal. Aquí se utilizan mediaciones a predominio de reinvestimiento corporal (Pitteri, 2008), que habilitan el encuentro consigo mismo.

El núcleo o actividad central del taller es donde a partir de propuestas lúdico-corporales, se profundiza en el trabajo sobre el objetivo planificado para el mismo. Compartiremos y analizaremos más adelante las actividades realizadas en este momento.

En la actividad central se genera un espacio de mentalización-simbolización que busca facilitar a través de diversos lenguajes expresivos, la representación-narración sobre la vivencia. El “ir y venir” entre la acción y el pensamiento, constituye parte inherente de la globalidad del ser humano, sobre todo en el adulto, quien a partir del lenguaje va dando cuenta de este proceso, transversalizando las distintas propuestas.

A modo de cierre, como un último momento, se realiza una breve propuesta de despedida, que puede ser gestual, sonora, verbal, que denote lo vivenciado.

 

En los talleres las propuestas son graduales, constituyendo pequeños desafíos como en un espiral, hay momentos o talleres más movilizantes y otros donde se vuelve a lo conocido y se puede ver que igualmente hubo un cambio, este espacio conocido es distinto.

 

A continuación haremos referencia a cinco de los talleres, por considerarlos relevantes a los efectos de visualizar el proceso que queremos compartir.

 

Taller: “Fortalecimiento de vínculos”

 

En este taller se buscó generar un momento de encuentro donde los participantes pudieran conocerse más y a su vez poder seguir trabajando aspectos motores y cognitivos. La actividad central consistió en un juego: “Las citas”. Se le entregó a cada participante una “agenda” (hoja con los días de la semana) y se les pidió que arreglaran una cita con otros participantes en los distintos días, menos el fin de semana. Una vez completa la agenda se dio paso a las citas programadas, planteando en cada una de éstas una consigna corporal y un tema de conversación. Llegadas las citas del fin de semana se cambia la estructura apuntando hacia consignas grupales. En la cita del sábado se trabajó en pequeños grupos de cuatro o cinco personas en donde se propuso una creación plástica. La cita del domingo fue con todo el grupo invitando a volver a la ronda para compartir lo vivenciado.

 

“Cada miembro se enriquece a través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, la riqueza de las redes está en la multiplicidad de singularidades” (Dabas, 1998: 37). Coincidimos con esta afirmación en cuanto a la importancia que tienen los vínculos para la persona mayor, ya que contribuyen al soporte social y afectivo, favoreciendo el desenvolvimiento de lo emocional junto con el abordaje de la realidad que se nutre con la mirada colectiva.


Las personas mayores demostraron gran interés y entusiasmo en los momentos de diálogo, confirmando el deseo por conocerse más a través de la gratificación expresada. Se destacó que si bien compartían desde hace tiempo estos talleres, la actividad les había permitido profundizar en la relación con el otro.

 

En este sentido nos parece relevante señalar cómo a partir de profundizar en los encuentros intersubjetivos, se enriquece la expresividad psicomotriz y la disponibilidad corporal de los participantes.

 

Taller: “Representando situaciones”.

 

El objetivo principal del taller fue continuar con el fortalecimiento de vínculos, y avanzar paulatinamente en la superación de las dificultades y miedos que anteriormente habían explicitado ante propuestas que ponían en juego la expresividad del cuerpo.

El momento que visualizamos como medular del mismo es la actividad central basada en la representación colectiva de una foto.

Esta actividad al igual que el taller descrito anteriormente, fue lúdico-recreativa. Se le brindó a cada subgrupo una imagen con una situación determinada (una murga, una orquesta, un ómnibus) la cual debieron representar permaneciendo estáticos, mientras el resto los observaba atentamente. Luego dicho grupo modificaba alguna parte de esa “foto” representada y los demás al observarla nuevamente, intentaban identificar los cambios realizados, generando finalmente un momento de intercambio de ideas y opiniones.

 

Pudimos observar y escuchar en la práctica con el grupo de personas mayores, como el cuerpo se ve construído y significado desde aspectos culturales, políticos, religiosos, económicos. Muchos de ellos refieren vivencias de su historia personal, familiar y social, que delinearon la existencia de lo que Matoso (2011) conceptualiza como una polaridad en la que se enreda el cuerpo entre supuestos opuestos, el pensar y el sentir. Incluso han enfatizado en la sobrevaloración histórico-cultural del pensar sobre el sentir. De allí se desprenden modos de ser y hacer, expresividad corporal, que además se reactualiza y entreteje con la construcción y representación social que tiende a ubicar al “cuerpo envejeciente”, en el lugar de lo efímero y lo perecedero.

 

Tomando como punto de partida esta polaridad, que con sus mandatos y valoraciones sujeta al cuerpo ante el movimiento y la expresión, manifestando “miedo al ridículo, inseguridad en el “hacer creativo”; es que promovemos experiencias incluyentes, adentrándonos así en la complejidad de la corporeidad, dando lugar tanto al cuerpo pensado y pensante como al cuerpo sentido-sintiente.

 

Reconocemos que no resulta adecuado partir de la actividad espontánea cuando nuestra intervención apunta a personas mayores. Propuestas espontáneas posicionan al adulto en un lugar de exposición ante la mirada del otro, que en general provoca inseguridad, vivencias de


angustia, reacciones de prestancia y otras sensaciones corporales. (Mila, 2013). Tomando en cuenta estos aspectos es que se trabaja a partir de mediaciones.

En esta actividad la foto constituye un mediador, un andamiaje que sostiene el hacer corporal ante la mirada del otro. Si bien Potel (2008) conceptualiza sobre la mediación terapéutica, consideramos que es plenamente aplicable al trabajo en prevención y educación. “Una mediación terapéutica es una proposición de encuentro alrededor de un objeto de investimiento compartible y compartido. La misma se define como: un lugar, un momento, una persona que la presenta (el terapeuta), una actividad (el objeto de interés). Es, para tomar los términos de Winnicott, una zona transicional intermediaria entre sí mismo y el otro, una zona exploratoria de creación común, en la que los objetivos tenderán hacia la representación simbólica de las emociones...”(Potel (2008), citado en Mila, 2013:147-162).

 

Terminada la actividad el grupo manifestó que el juego habilitó la mirada y la observación, sin “sentirse observado” en el sentido de exposición y riesgo, verbalizando que “es diferente cuando es dentro de un juego, donde se está habilitado, en otros contextos, la mirada observadora nos genera otras cosas”. Junto al coordinador se construyeron cuestionamientos y reflexiones en torno a las miradas, aquellas que nos retrotraen a la historia individual, cómo fuimos mirados, cómo miramos, cómo somos mirados y cómo esto construye la expresividad psicomotriz.

 

Transitar esta instancia junto a otros brinda contención y apoyo, amortiguando la exposición, ya que el espectador deja de estar en frente para estar al lado, la mirada no se enfoca en el hacer de una persona, sino en una construcción colectiva.

Por otra parte, llevar la atención hacia un aspecto cognitivo, permite implicar el cuerpo desde un lugar de confianza y seguridad. Así buscamos dar lugar al cuerpo sentido-sintiente a partir del cuerpo pensado y pensante.

 

Taller: “Tono y emoción”

 

El propósito de este taller fue generar un espacio de expresión y comunicación corporal, gestual, verbal y plástico, desde la escucha del cuerpo y sus emociones, haciendo énfasis en la relación con el tono muscular.

En el desarrollo del taller pensamos en tres momentos, a través de los cuales intentamos que se visualizara cómo el tono y la emoción están implicados en la vida diaria. Un primer momento donde se generó una conciencia corporal, invitándolos a traer los movimientos cotidianos y registrar las modificaciones tónicas que se desarrollan en cada uno. Un segundo momento en el cual a partir de lo sonoro se evocaron situaciones vividas o imaginadas generando emociones que se tradujeron en el cuerpo. El tercer momento apuntó hacia la simbolización de lo vivido en este recorrido, planteando para ésto el lenguaje verbal y el lenguaje visual-plástico.

 

Como plantea Wallon (1965), la función tónica es la base de la construcción corporal y articuladora de la unidad funcional que constituye el ser humano, desde todos los aspectos


que hacen a su integralidad. En este taller pretendimos abordar la íntima relación que existe entre tono y emoción.

Nuestra estrategia fue evidenciar lo que está implicado en la variedad de movimientos cotidianos, tomando conciencia del cuerpo en relación al tono, percibiendo la tensión/distensión. Durante la actividad se provocaron vivencias tónico-emocionales buscando luego percibir la gestualidad involucrada en las mismas. Apuntamos por un lado a reconocer cómo nos implicamos en los movimientos concretos y por otro, a hacer consciente cómo nuestra corporeidad está cargada de nuestra historia. Consideramos importante favorecer el reconocimiento de la variabilidad del tono en cada uno de nosotros según las emociones y las actividades en las que estemos implicados. El mismo nos caracteriza conformando nuestra identidad a lo largo del desarrollo, al decir de Aucouturier (2004) nuestra expresividad psicomotriz manera particular de ser y estar en el mundo.

 

A continuación se habilitó la exteriorización y distanciación de las emociones por medio de la representación, a través de la utilización de mediaciones grafoplásticas, lo cual trajo como consecuencia la modulación del tono. Si bien las personas mayores en anteriores oportunidades habían manifestado cierta desvalorización e inseguridad ante las producciones plásticas, por no estar habituados y considerarlas una propuesta infantil, una vez finalizada la producción el grupo compartió la sorpresa ante la gratificación de la experiencia. Destacamos al respecto que la incorporación de mediadores atractivos, en cuanto a las posibilidades sensoriales y estéticas de los materiales brindados, habilita la simbolización.

A modo de cierre nos interesa compartir que fue explicitado por algunos que si bien al comienzo del taller se encontraban tensos, estresados, luego de la vivencia se reconocieron tranquilos y distendidos. Se hizo consciente cómo el haber podido involucrarse en la actividad permitió una modificación a nivel tónico-emocional.

 

Taller: “Creando con zapatos”

 

El objetivo central de este taller fue fomentar la capacidad creadora individual y grupal.

El taller giró en torno a la composición de una historia colectiva. Al comienzo se les propuso que eligieran un par de zapatos dentro una gran variedad presentada. Dispuestos en una ronda fueron invitados a pasar al centro por turnos. Cada uno al colocar sus zapatos se presentó diciendo quién era y qué estaba haciendo: “soy la Tota y estoy mirando por la ventana lo que hacen los vecinos”; de esta forma enlazaba su personaje a la trama que se venía construyendo. A medida que se iban colocando uno a uno los zapatos-personajes, la historia se fue desarrollando desde la improvisación, tomando forma y generando expectativa por el rumbo que fue adquiriendo a partir de la interacción de los personajes, hasta desencadenarse de forma sorprendente con un final inusitado.

 

En este taller remarcamos el impacto que la propuesta tuvo en cuanto a reconocerse grupalmente como sujetos creativos, valorando en forma explícita la capacidad creadora que tenían individualmente y como grupo. El espacio contenedor y generador de confianza facilitó que cada uno pudiera investir un personaje, modificar la realidad y abrir un camino hacia la creatividad colectiva. Reflexionaron cómo desde un elemento usual (zapatos) se


puede abrir la posibilidad de crear instancias de juego y de construcción simbólica. Trayendo los aportes de Winnicott (1971) para jugar hay que transformar los objetos del mundo exterior. Contamos con la realidad interna y la fantasía para manipular el campo externo al servicio de lo novedoso. Durante el juego pudimos observar cómo partiendo desde lo propio y lo cotidiano, fueron enriqueciendo la historia con fantasías, logrando la sorpresa y la provocación en el otro, lo que nos mantenía activos y expectantes.

 

Se visualizó en este taller cómo primó el disfrute: las risas y miradas cómplices tomaron la sala, donde desde la individualidad se dio lugar a que la emoción estallara con intensidad de forma grupal. Parafraseando a Wallon (1965), la emoción suscita reacciones en un otro, produciendo una gran fuerza de contagio.

Creemos importante destacar la risa como habilitadora de la creatividad y comunicación grupal. Desde los aportes se instauró a partir del sentido del humor un ambiente donde se dejó de lado la inhibición contagiándose la alegría.

 

Taller: “Narración del proceso”.

 

El presente taller constituyó el cierre de este ciclo. Consideramos necesario en esta instancia posibilitar la reflexión a través de la reconstrucción de los procesos individuales y colectivos.

La propuesta fue pensada buscando que se tuviera una continuidad donde se evocara y resignificara el proceso. Se partió desde las vivencias propias, de cómo cada uno llegó al grupo, para luego enriquecerse en el encuentro con el otro, culminando en la reflexión sobre la transformación personal.

Se comenzó con el recuerdo del primer día en que concurrieron al taller, buscando conectar con las expectativas y las emociones que estaban presentes. Se propuso que se quedaran con aquella emoción que resonó e intentaran manifestarla con el cuerpo. En un siguiente momento, se buscó contactar con los cambios tónico-emocionales que se generaron en el encuentro con los otros (conocidos o no). Luego se generó una instancia de conversación y recuerdo compartidos en subgrupos, en donde a través de una actividad lúdica, se los invitó a representar uno de los talleres transitados anteriormente para que los demás adivinaran de cuál se trataba.

Con la intención de volver a la reflexión sobre el proceso individual, se los invitó a pensar acerca de las experiencias compartidas: “qué aporté y qué me llevo de este año transitado”. Finalmente la propuesta fue representar en una producción grafo-plástica las vivencias y aprendizajes propios, habilitando a que cada uno decidiera si la quería compartir o no.

En nuestro caso, es el encuadre de trabajo el que determina la fecha de terminación de un ciclo. Un límite temporal e institucional que nos hace conscientes del corte en el trabajo grupal. Sin embargo, la idea de cierre que sostenemos se refiere a la forma como el grupo elabora la conciencia de separación, las significaciones y emociones que se desprenden ante los límites que nos marca el encuadre.


“Desde luego, como todo límite, provoca el inevitable juego de la ambivalencia: hace bien (tranquiliza, bajo ciertas ansiedades) y también violenta, porque nos obliga a asumir que la vida nos coloca una vez más ante la necesidad de decir adiós. Son las pérdidas, drama y a la vez esencia del vivir” (Baz, 1991:120).

El realizar un recorrido a lo largo del año partiendo del recuerdo hacia la acción, permitió acceder a la memoria emocional y afectiva, visualizando y vivenciando el proceso realizado desde el inicio hasta el momento. Si bien la coordinación habilita y sostiene el proceso de elaboración, es el grupo quien garantiza con su presencia y disponibilidad, el espacio, el siento y el pienso sobre la tarea. En este sentido pudimos observar distintas formas de enfrentarse ante este proceso, se fueron diferenciando roles apropiándose de determinadas actividades (organización de merienda compartida, elaboración de recuerdos), mientras que otros se ausentaron en algunos talleres.

Se fue trabajando la elaboración de la despedida del grupo y la pérdida de los vínculos con las estudiantes del año, ya que se necesita de un tiempo o ritual en el que se va transitando y trabajando las vivencias. “Esto permitirá re-significar el proceso, su sentido, y lejos de cancelar el espacio grupal, abre nuevas posibilidades para que sea el deseo y no la inercia de lo instituido lo que impulse y dote de sentido al trabajo...” (Baz, 1991:126)

REFLEXIONES FINALES

 

“La unidad de la existencia personal no es el individuo, sino dos personas que están en relación personal; y somos personas no en virtud de un derecho individual, sino de nuestras relaciones con los demás. Lo personal se construye en la relación interpersonal. La unidad de lo personal no es el “yo” sino el “tú y yo” (Mac Murray (1961) citado por Hobson, 1995:52).

 

Hacemos referencia a este texto y reflexionamos hacia lo vivenciado en este año en relación al grupo. Notamos un rico proceso grupal que se fue fortaleciendo en lo vincular, se vislumbra la consolidación del grupo con un fuerte sentido de pertenencia. Esta consolidación se fue cimentando desde el cuerpo propio y del otro, desde su expresividad, su mirada, su tono, sus gestos, así como desde el lenguaje que significan e invisten afectivamente dándole al sujeto otro lugar. Tanto la identidad individual y grupal se construye desde su propia historia y reconociéndose en la historia del otro.

 

En acuerdo con lo que plantea Rivière (1971) comprendemos al sujeto como un ser esencialmente social y cognoscente, por lo que el individuo se construye en el aprendizaje. En el trayecto de la historia social y vincular que lleva cada uno, es que se da una matriz de encuentro con lo real, aprendemos a aprender, aprendemos a significar nuestras experiencias. Si pensamos en el proceso de envejecimiento, nos encontramos con diversas producciones de sentido que se hacen respecto al paso del tiempo y el devenir de la vejez como etapa vital, tanto a nivel singular-particular como grupal-social. Sabemos que estos sentidos y valores que se otorgan hacen luego a la realidad concreta y a la cotidianeidad en que se vive y se transita el envejecimiento. Actualmente operan dos grandes paradigmas, por un lado el que


significa esta etapa desde las pérdidas, la enfermedad y la decadencia, y por el otro aquel que otorga al sujeto la posibilidad, e incluso a veces el mandato, de ser saludable, activo y participativo socialmente.

El encuentro tanto con pares como con estudiantes, permite poder modificar y enriquecer los modelos y esquemas construidos sobre el sujeto y el hacer, favoreciendo otras posibles impresiones de la realidad. Se abre un camino para despojarse de los atributos negativos acerca del envejecimiento, posibilitando cuestionamientos sobre los estereotipos y los mandatos, construyendo el propio proceso de envejecimiento desde una perspectiva de derechos que habilite los deseos y las necesidades individuales y colectivas.

 

“Los grupos sociales han ido creando sus identidades, construyendo y destruyendo imágenes del cuerpo como un juego de espejos, donde es imprescindible la mirada del “otro” para reconocerse. Se trata de un juego virtual entre lo individual y lo social donde los espejos se resquebrajan, se fragmentan, se reproducen, devolviendo una imagen corporal que se desea ver y otra que se prefiere negar” (Matoso, 2011:13). Esta autora refiere que en la sociedad actual, el cuerpo del viejo no tiene donde reflejarse, no tiene visibilidad, es clara imagen de lo que enferma, sufre, sobra, incómoda, se prefiere tapar u ocultar. Estos modelos se van incorporando a lo largo de la vida, repercutiendo en el cuerpo, en el tono, en la capacidad de ser y estar en el mundo, por eso es importante cuestionarlos.

 

Catullo (1998) profundiza diciendo que el sujeto además de sufrir la falta de visibilidad a nivel social, atraviesa por una etapa donde le es difícil reconocerse a sí mismo en el espejo, llegando incluso a sentir su propio cuerpo como extraño (“ese no soy yo”, “me veo tan vieja pero no me siento así”). La autora nos explica que si bien la vejez se va anunciando en términos de estética y funcionalidad, el sujeto tiene la sensación de que las transformaciones ocurren de forma repentina, brusca y sin aviso. Frente al declinar físico se incrementa el sentimiento de extrañeza, ya que el sujeto pasa a sentir que su cuerpo ya no le sirve, no lo acompaña en sus deseos, le implica excesivo control o cuidado. Es aquí que en el adulto mayor se da un conflicto: entre lo que se muestra, lo que logra y lo que desea.

Compartir un espacio con otros posibilita la reconstrucción de estos modelos, elaborando una nueva mirada en el intercambio. En este encuentro, en donde concebimos al cuerpo como una globalidad, nos parece fundamental habilitarlo desde el movimiento, el juego, el placer, donde pueda ser visto y significado positivamente. Es fundamental que este espacio habilitador esté despojado de juicios de valor y críticas para “desandar el camino de la rigidez y la represión adulta que lleva a racionalizar y a mediatizar con el discurso lo que se puede vivenciar a un nivel primitivo, dar el permiso para hacerlo, provocar al cuerpo para poder expresarse a través de él” (Tuzzo y Mila, 2008:230). “El adulto mayor tiene así la posibilidad de exteriorizar, a partir del trabajo corporal, sentimientos y emociones, tomando conciencia de sus afectos a partir de movimientos expresivos.” (Tuzzo y Mila, 2008:230).

 

Finalmente como estudiantes queremos destacar en relación a esta experiencia de práctica en Gerontopsicomotricidad, que nos significó un cambio en la mirada hacia el adulto mayor, ayudándonos a reflexionar acerca de concepciones culturales y sociales de la vejez.


Entendiendo al envejecimiento como un proceso que se va dando a lo largo de nuestras vidas, que no se dispara de un momento al otro sino que se transita permanentemente.

Las experiencias vividas a través del intercambio intergeneracional, enriquecieron nuestro saber, dando lugar a nuevos aprendizajes, entre los que privilegiamos la necesidad de reivindicar el cuerpo como lugar de placer donde la edad no es determinante para esta habilitación. Cada pequeña vivencia significa grandes pasos para el registro de su cuerpo, del bienestar anímico y el desarrollo de la movilidad.

Por otro lado consideramos que la planificación y realización del proyecto impactó en nuestra construcción del rol, implicando ajustar la escucha y observación para ofrecer una intervención adecuada al grupo que favorezca la comunicación, la creatividad y expresividad de cada uno.

Valoramos como un aspecto altamente gratificante la afectividad que se generó a medida que el proyecto fue desarrollándose, enriqueciendo esta construcción colectiva.

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RESUMEN Se presenta una experiencia de intervención gerontopsicomotriz realizada con estudiantes de la Licenciatura en Psicomotricidad junto a un grupo de personas mayores en el primer nivel de atención. Partiendo de un diagnóstico de las necesidades e intereses del grupo elaboramos un proyecto de trabajo. Se realiza una selección y descripción de talleres que consideramos relevantes a la hora de visualizar el proceso. Abordamos y reflexionamos en torno al cuerpo en la vejez, y la Gerontopsicomotricidad en la producción de nuevos sentidos y modelos que promuevan bienestar y autogestión en el proceso de envejecimiento. 

PALABRAS CLAVE Gerontopsicomotricidad, grupo, envejecimiento, salud. 

ABSTRACT A Geronto-Psychomotricity intervention experience performed with students of the Psychomotricity Licenciate Degree along with a group of Senior adults is here presented. Starting from a diagnosis of the needs and interests of the group we designed a work project. A selection and description are made of the workshops we considered relevant in order to visualize de processs. We approached and reflected about the body at an elderly age, and Geronto-Psychomotricity in the production of new senses and models to promote welfare and self-management in the process of ageing. 

KEYWORDS Geronto-Psychomotricity, group, ageing, health. 

DATOS DEL AUTOR. Lucila Mazzoni: Especialista en Gerontopsicomotricidad. Docente del área atención primaria de la Salud de la Carrera de Especialista en Gerontopsicomotricidad, Escuela de Graduados Facultad de Medicina, Udelar. Asistente Lic. de la Licenciatura en Psicomotricidad, EUTM, FMED, Udelar. En el período de 2014 a 2018. e-mail de contacto: lmazzonisalvo@gmail.com Valentina Brum, Andrea Cardellino, Micaela Larrama, Nadia Panko, Martina Rios, Camila Sánchez: Estudiantes de la materia Psicomotricidad I de la Licenciatura en Psicomotricidad de la EUTM, FMED, Udelar, durante el año 2015.