Lucila Mazzoni, Valentina Brum, Andrea Cardellino, Micaela Larrama,
Nadia Panko, Martina Rios, Camila Sánchez.
INTRODUCCIÓN
Este artículo busca compartir una experiencia vinculada a
la intervención gerontopsicomotriz, en
el ámbito de la Atención Primaria en Salud (APS). Este trabajo se promueve
desde la Licenciatura en Psicomotricidad de la EUTM, Facultad de Medicina, Universidad de la República-Uruguay.
El curso Psicomotricidad I, tiene como objetivo generar la
apropiación de los conocimientos teóricos
y aptitudes prácticas necesarias que requieren la intervención en APS, desde el
rol profesional. Constituye la primera instancia
teórico-práctica de la
formación a la que se enfrentan los
estudiantes. Para ello, concurrimos al Centro Diurno para las Personas Mayores de la Intendencia de Montevideo (IM) desde
donde se nos convoca y solicita el trabajo.
La Secretaría de las Personas
Mayores de la IM contiene
dentro de sus programas de desarrollo
social los Centros Diurnos, que buscan estimular la inclusión social de las
personas mayores de 60 años en adelante,
en situación de vulnerabilidad psicosocial, mediante actividades de corte recreativo, deportivo, artístico y socializador.
Desde la intervención psicomotriz se realizan diversas
mediaciones lúdico-corporales, con el objetivo
general de promover un envejecimiento activo y saludable.
Las actividades buscan favorecer el aprendizaje y empoderamiento en el proceso
de envejecimiento, así como en
el de salud-enfermedad, desde una perspectiva de derechos.
El dispositivo de la intervención con los estudiantes, contempla un recorrido
desde la observación de la práctica hacia la
práctica supervisada. Involucra diversas tareas para ir construyendo el perfil profesional, y de esta manera
apropiarse de la actividad de forma contextualizada
y significativa. En una primera instancia se realiza un diagnóstico situacional del grupo de trabajo, pasando
luego a elaborar un proyecto
de intervención gerontopsicomotriz, en duplas de estudiantes. Finalmente respetando las necesidades y derechos del grupo
de personas mayores, se propone a las estudiantes elaborar un proyecto común que acompañe y dé continuidad al
proceso grupal.
MARCO REFERENCIAL
Gerontopsicomotricidad en Atención Primaria
en Salud
La Gerontopsicomotricidad es un área de especialización de la Psicomotricidad que ha elaborado técnicas de intervención adecuadas y específicas para el abordaje
integral de
personas mayores, tanto a nivel de la promoción y
prevención en salud como en diagnóstico oportuno y tratamiento (Soler Vila, 2006: Mila y cols., 2008; García, 2014).
El desarrollo y crecimiento de la Gerontopsicomotricidad
viene acompañado de significativos cambios
en paradigmas que operan desde hace ya algunos años. Por un lado, referidos a
las concepciones de Salud y al
modelo de cuidado y asistencia de la misma; y por el otro, cambios en las construcciones y
representaciones sobre el proceso de envejecimiento y la vejez.
En este sentido
adherimos a que “se habla de salud como el resultado armónico
de la sociedad en su conjunto,
mediante el cual se brindan
a los ciudadanos las mejores
posibilidades políticas, económicas, legales, ambientales, educativas,
de bienes, de servicios, de ingresos,
de empleo, de recreación y participación social, entre otras, para que
individual y colectivamente
desarrollen sus potencialidades en aras del bienestar” (Bergonzoli, V. (1994) citado
en Berterretche, Buglioli, Etchebarne, Jones
y Vainer, 2001).
La Gerontopsicomotricidad tiene como objetivo
promover un envejecimiento activo y saludable. “El envejecimiento activo es el
proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la
calidad de vida a medida que las personas
envejecen (...) de acuerdo a sus necesidades, deseos y capacidades, mientras se
les proporciona protección, seguridad
y cuidados adecuados cuando necesitan asistencia” (OMS, 2002:79).
Es a partir de técnicas lúdico-corporales, del trabajo
sobre el tono, la postura, el movimiento, en
su íntima relación con la emoción, que la Gerontopsicomotricidad promueve una
mayor conciencia corporal,
elaboración de los cambios y pérdidas, ajuste de expectativas-límites corporales, vivencias de bienestar
corporal y emocional, que permiten al sujeto realizar una resignificación positiva y habilitadora de
sí mismo.
De esta manera se busca realizar un ir y venir entre el movimiento y el pensamiento, instaurando espacios de narración sobre el propio proceso de envejecimiento (representaciones sociales,
estereotipos, necesidades, vida cotidiana, deseos), y así empoderar al sujeto y al colectivo en los procesos
de protección, promoción y prevención de la salud.
Tono-emoción como fundamento del abordaje
Con la intención de ir centrándonos dentro de la
Psicomotricidad en el tema que nos interesa traemos
palabras de Rivière “Un brazo que se extiende, una mano que se levanta, la
postura, los gestos, el caminar, no
son en el ser humano los actos de un autómata, sino movimiento que, analizados en su contexto
de espacio y tiempo, aparecen
plenos de significación.” (Rivière (1970) citado en Calmels,
2009:87).
En este sentido
quisiéramos hacer referencia a que no es lo mismo la realización de un movimiento en el espacio para producir un cambio,
para transformar algo (praxia) que la emoción
con que se carga esa acción (gesto). Calmels (2009), lo ejemplifica a través de
una praxia cargada de gestualidad
expresiva: la de abrir una puerta y cerrarla, “...la suma de movimientos realizados para abrirla
se diferencia de los hechos para cerrarla,
no solo por lo
técnico, sino también por la intensidad emocional de ambos
actos, teñidos por las vivencias personales. Dice Gastón Bachelard que el gesto que
cierra es siempre más rotundo, más fuerte,
que el gesto que abre.” (Calmels, 2009:95)
Desde la Psicomotricidad entendemos el tono como el primer
eje estructurante del cuerpo en su
integralidad. Una de las cuestiones que pretendemos abordar es la íntima
relación que existe entre tono y
gesto.
Tono viene del griego, significa tensión y es la tensión
ligera a la cual se hallan sometidos todos
los músculos en estado de reposo y que acompaña toda actividad postural o
cinética.
Wallon (1942) (citado en Berruezo, 2000:52) considera: “el
tono aparece en relación con las actitudes y las posturas
y gestos que se utilizan
en el ámbito de la relación humana. Existe una variabilidad en la expresión
del tono dependiendo de la postura,
la acción o el movimiento que se esté elaborando o
manteniendo.”
Tomando los aportes de Wallon (1965), la tensión no es
constante, es sumamente variable en cada músculo, y está armonizada en cada momento
en el conjunto de la musculatura en función de la coordinación estática y dinámica
del individuo. Gracias a la capacidad de fluctuación
tónica es que se despliega todo el desarrollo psíquico. Al principio contamos
con el tono como única forma de
relacionarnos con un otro. Si bien vamos adquiriendo otras herramientas de comunicación, el tono
sigue estando presente a lo largo de la vida en las funciones motrices (el equilibrio, la coordinación), como
vehículo de las emociones y es el trasfondo
de toda comunicación ya sea verbal o no verbal. “La función tónica, al actuar
sobre todos los músculos del cuerpo,
regula constantemente sus diferentes actitudes y de este modo se constituye en base de la emoción. El
tono es, consecuentemente, la base con la que se forman las actitudes, las posturas y la mímica. Al ser fuente de
emociones y materia prima de reacciones
posturales, el tono prepara la representación mental.” (Berruezo, 2000:53).
Wallon (1975) diferencia emoción de representación. La emoción tiene un componente corporal fuerte, se denomina “vivencia”. Hay un registro
corporal ligado a variaciones neurovegetativas, desde lo que es la frecuencia cardíaca,
la frecuencia respiratoria, los esfínteres, las
variaciones hormonales, propias de esa resonancia corporal. La representación implica conceptualización, son casi
contradictorias, cuando prima una emoción muy intensa es muy difícil ponerle palabras a lo que sucede. Cuando empiezan
a emerger los sentimientos a través
de la puesta en palabras y la elaboración conceptual de la situación, las
variaciones neurovegetativas empiezan a bajar y generan una sensación
de bienestar.
Mediaciones en Gerontopsicomotricidad.
El trabajo con personas mayores
nos interpela a la
hora de planificar las propuestas de intervención,
en un primer momento por la escasa bibliografía al respecto, y en una segunda instancia por la necesidad de desandar y
re transitar algunos caminos. “Las propuestas que parten de la actividad espontánea provocan en los adultos y
también en los adolescentes, vivencias angustiosas, aumento del tono de base y del tono de acción (reacciones de prestancia), irrupción
de sensaciones corporales
que se desencadenan a partir de la situación
de observación y exposición a la mirada del otro” (Mila,
2013:147-162). Al decir del autor, reconocer estos aspectos esclarece
la necesidad y el acierto
del trabajo a partir de la mediación.
Milner (1955), tomando
los aportes de Winnicott sobre la transicionalidad, crea el concepto de medium maleable. Lo describe como una
sustancia que enlaza la realidad interna y la
realidad externa. Estos mediums (pintura, música, masa, agua, etc)
pueden ser muy variados, según
Roussillon (1991) tienen diversas propiedades que generan movilizaciones
sensoriales, perceptivas y motrices.
Brun (2009), considera que estas características son el andamiaje de la simbolización, teniendo
cada mediación una cualidad simboligénica particular. Marc Rodriguez (2015) considera a la mediación
como un proceso que apunta al despliegue de la
actividad representativa, el mediador como espacio intermedio, el sujeto
lo utiliza, manipula imprimiéndole su subjetividad. El objeto mediador
no representa por sí solo, sino que constituye
un trampolín para la mediación, vehiculizando la representación simbólica de
las vivencias; vivencias que en nuestro caso corresponden a las sensaciones, emociones, fantasías
sobre el cuerpo, cuerpo en relación.
“La expresión y creación no pueden existir una sin la otra.
Estas funciones responden a una necesidad
de manifestar los contenidos que van más allá de lo consciente, de dar forma a
lo más profundo de su historia personal.” (Chokler, 1999:80)
REFERENCIAS PREVIAS DEL GRUPO
Nos encontramos con un grupo ya consolidado que trabaja
desde hace aproximadamente un año. Miércoles
a miércoles se congregan personas
mayores desde diferentes barrios de Montevideo, aproximadamente 20 personas,
mayoría mujeres, a participar de los talleres de Gerontopsicomotricidad que se llevan a cabo en el Centro Diurno
Nº2.
En el Diagnóstico Situacional utilizamos para el estudio de situación principalmente las técnicas de observación y cuestionario.
Este último se realizó a los participantes del taller dándonos a conocer entre otros aspectos que en su mayoría viven
solos, pertenecen a un nivel socio-económico
medio, con formación técnico-profesional, jubilados y que se involucran en actividades culturales y recreativas.
También pudimos saber los motivos que los impulsan a participar de los talleres: la realización de actividades
generadoras de bienestar tanto a nivel cognitivo
como emocional, la necesidad de tener un espacio propio y el interés por
pertenecer a un grupo.
Desde la observación visualizamos factores protectores, destacando que es un grupo autoválido,
activo, disponible e interesado en relacionarse entre pares. Percibimos desde
un principio una cálida recepción
hacia nosotras, las estudiantes, lo cual
enriquece la formación y el aprendizaje desde el intercambio
intergeneracional.
A su vez se detectan ciertos factores de riesgo vinculados
a la estabilidad y al equilibrio postural,
debilidad muscular, caídas, problemas en la capacidad de coordinación, fallas
en los ajustes perceptivos y quejas
subjetivas respecto a la pérdida de memoria. También pudimos observar
resistencias ante propuestas que implican el cuerpo y la emoción:
algunos integrantes explicitaron ciertas dificultades cuando
se vieron frente a determinadas técnicas
expresivas, enunciando entre otras cosas “miedo al
ridículo”, limitando sus posibilidades por explorar
y descubrir otras maneras representativas que aportan al desarrollo personal.
ELABORACIÓN DEL PROYECTO
Luego de un período de observación del grupo de personas
mayores, se decide diseñar e implementar
un proyecto grupal, buscando afianzar sus fortalezas y potenciar aspectos que percibimos necesarios para favorecer el
desarrollo integral. Consideramos importante valorar nuestra actitud como observadores-participantes integrando los
talleres, acompañando las actividades propuestas desde el compromiso y el respeto,
habilitando un espacio
despojado de juicios de valor
y críticas. En este marco es que se intenta darle continuidad a lo que se venía trabajando, basándonos en la escucha
del grupo y del espacio.
Para realizar este recorrido nos propusimos determinados objetivos elaborados a partir de inquietudes, necesidades y gustos de los integrantes,
promoviendo a su vez la interpretación y apropiación de éstos.
Objetivo general
Promover un envejecimiento saludable.
Objetivos específicos
●
Fortalecer los vínculos favoreciendo la consolidación del grupo.
●
Habilitar el placer por el movimiento y el encuentro
en el juego.
●
Realizar actividades lúdico corporales que involucren las funciones psicológicas superiores, aspectos instrumentales y motrices.
●
Promover la creatividad grupal.
●
Resignificar a nivel simbólico lo vivido corporalmente.
Descripción de los talleres
Con el paso del tiempo hemos ido construyendo los momentos que se suceden
en el taller. Los mismos
son flexibles y dinámicos dependiendo de los objetivos planteados, así como fundamentalmente, de la lectura que
realicemos sobre las necesidades del grupo.
Actualmente los talleres comienzan con una bienvenida,
instancia que se realiza en ronda, habilitando el trabajo sobre la
grupalidad y el sentido de pertenencia, así como también favorece la identidad y el reconocimiento a través de la mirada
y la escucha sobre sí mismo y los
otros.
Luego damos paso a una primera aproximación a la conciencia
corporal. Aquí se utilizan mediaciones a predominio de reinvestimiento corporal
(Pitteri, 2008), que habilitan el encuentro
consigo mismo.
El núcleo o actividad central del taller es donde a partir
de propuestas lúdico-corporales, se profundiza en el trabajo
sobre el objetivo
planificado para el mismo. Compartiremos y analizaremos más
adelante las actividades realizadas en este momento.
En la actividad
central se genera un espacio
de mentalización-simbolización que busca facilitar a través de diversos lenguajes
expresivos, la representación-narración sobre la vivencia.
El “ir y venir” entre la acción y el pensamiento, constituye parte
inherente de la globalidad del ser
humano, sobre todo en el adulto, quien a partir del lenguaje va dando cuenta de este proceso, transversalizando
las distintas propuestas.
A modo de cierre, como un último
momento, se realiza
una breve propuesta
de despedida, que puede ser gestual, sonora, verbal,
que denote lo vivenciado.
En los talleres las propuestas son graduales, constituyendo
pequeños desafíos como en un espiral,
hay momentos o talleres más movilizantes y otros donde se vuelve a lo conocido
y se puede ver que igualmente hubo un
cambio, este espacio conocido es distinto.
A continuación haremos
referencia a cinco de los talleres, por considerarlos relevantes a los efectos
de visualizar el proceso que
queremos compartir.
Taller: “Fortalecimiento de vínculos”
En este taller se buscó generar un momento de encuentro
donde los participantes pudieran conocerse
más y a su vez poder seguir trabajando aspectos motores y cognitivos. La
actividad central consistió
en un juego: “Las citas”. Se
le entregó a cada participante una “agenda” (hoja
con los días de la semana) y se les pidió que arreglaran una cita con otros
participantes en los distintos días,
menos el fin de semana. Una vez completa la agenda se dio paso a las citas programadas, planteando en cada una
de éstas una consigna corporal y un tema de conversación.
Llegadas las citas del fin de semana se cambia la estructura apuntando hacia consignas grupales. En la cita del sábado
se trabajó en pequeños grupos de cuatro o cinco personas en donde se propuso una creación plástica. La cita del
domingo fue con todo el grupo
invitando a volver a la ronda para compartir lo vivenciado.
“Cada miembro se enriquece a través de las múltiples
relaciones que cada uno de los otros desarrolla,
la riqueza de las redes está en la multiplicidad de singularidades” (Dabas,
1998: 37). Coincidimos con esta
afirmación en cuanto a la importancia que tienen los vínculos para la persona mayor, ya que contribuyen al soporte social y afectivo,
favoreciendo el desenvolvimiento de lo emocional junto con
el abordaje de la realidad que se nutre con la
mirada colectiva.
Las personas mayores demostraron gran interés y entusiasmo
en los momentos de diálogo, confirmando el deseo por conocerse más a través
de la gratificación expresada. Se destacó que si bien compartían desde hace tiempo
estos talleres, la actividad les había permitido profundizar en la relación con el otro.
En este sentido nos parece relevante señalar cómo a partir
de profundizar en los encuentros intersubjetivos,
se enriquece la expresividad psicomotriz y la disponibilidad corporal de los participantes.
Taller: “Representando situaciones”.
El objetivo principal del taller fue continuar con el
fortalecimiento de vínculos, y avanzar paulatinamente en la superación de las dificultades y miedos que anteriormente habían
explicitado ante propuestas que ponían en juego la expresividad del
cuerpo.
El momento que visualizamos como medular del mismo es la
actividad central basada en la representación
colectiva de una foto.
Esta actividad al igual que el taller descrito
anteriormente, fue lúdico-recreativa. Se le brindó a cada subgrupo una imagen con una situación determinada (una
murga, una orquesta, un ómnibus) la cual debieron
representar permaneciendo estáticos, mientras el resto los observaba
atentamente. Luego dicho grupo modificaba alguna parte de esa “foto”
representada y los demás al observarla nuevamente, intentaban identificar los cambios realizados, generando finalmente un
momento de intercambio de ideas y opiniones.
Pudimos observar y escuchar
en la práctica con el grupo de personas mayores, como el cuerpo se ve construído y significado desde aspectos culturales, políticos, religiosos, económicos. Muchos de ellos refieren
vivencias de su historia personal, familiar y social, que delinearon la existencia de lo que
Matoso (2011) conceptualiza como una polaridad en la que se enreda el cuerpo entre supuestos opuestos, el pensar y el
sentir. Incluso han enfatizado en la sobrevaloración histórico-cultural del
pensar sobre el sentir. De allí se desprenden modos de ser y hacer, expresividad corporal, que además se reactualiza y entreteje con la construcción y representación social que
tiende a ubicar al “cuerpo envejeciente”, en el lugar de lo efímero y lo perecedero.
Tomando como
punto de partida esta polaridad, que con sus mandatos y valoraciones sujeta al cuerpo ante el movimiento y la expresión,
manifestando “miedo al ridículo, inseguridad en el “hacer creativo”; es que promovemos experiencias incluyentes,
adentrándonos así en la complejidad de la
corporeidad, dando lugar tanto al cuerpo pensado y pensante como al cuerpo sentido-sintiente.
Reconocemos que no resulta adecuado
partir de la actividad espontánea cuando nuestra intervención apunta a personas mayores.
Propuestas espontáneas posicionan al adulto en un lugar de exposición
ante la mirada del otro, que en general provoca
inseguridad, vivencias de
angustia, reacciones de prestancia y otras sensaciones
corporales. (Mila, 2013). Tomando en cuenta
estos aspectos es que se trabaja a partir de mediaciones.
En esta actividad la foto constituye un mediador, un andamiaje
que sostiene el hacer corporal ante
la mirada del otro. Si bien Potel (2008) conceptualiza sobre la mediación
terapéutica, consideramos que es plenamente aplicable al trabajo
en prevención y educación. “Una mediación terapéutica es una proposición de encuentro alrededor
de un objeto de investimiento compartible y compartido. La
misma se define como: un lugar, un momento, una
persona que la presenta (el terapeuta), una actividad (el objeto de interés).
Es, para tomar los términos de
Winnicott, una zona transicional intermediaria entre sí mismo y el otro, una zona exploratoria de creación común, en la
que los objetivos tenderán hacia la representación simbólica de las emociones...”(Potel (2008), citado en Mila,
2013:147-162).
Terminada la actividad el grupo manifestó que el juego
habilitó la mirada y la observación, sin
“sentirse observado” en el sentido de exposición y riesgo, verbalizando que “es
diferente cuando es dentro de un juego, donde se está habilitado, en otros contextos, la mirada observadora nos genera otras cosas”. Junto al coordinador se construyeron cuestionamientos y reflexiones en torno a las miradas, aquellas que nos
retrotraen a la historia individual, cómo fuimos
mirados, cómo miramos, cómo somos mirados y cómo esto construye la expresividad psicomotriz.
Transitar esta instancia junto a otros brinda contención y
apoyo, amortiguando la exposición, ya
que el espectador deja de estar en frente para estar al lado, la mirada no se
enfoca en el hacer de una persona,
sino en una construcción colectiva.
Por otra parte, llevar la atención hacia un aspecto
cognitivo, permite implicar el cuerpo desde un
lugar de confianza y seguridad. Así buscamos dar lugar al cuerpo
sentido-sintiente a partir del cuerpo
pensado y pensante.
Taller: “Tono y emoción”
El propósito de este taller fue generar un espacio de expresión y
comunicación corporal, gestual,
verbal y plástico, desde la escucha del cuerpo y sus emociones, haciendo
énfasis en la relación con el tono muscular.
En el desarrollo del taller pensamos en tres momentos, a
través de los cuales intentamos que se visualizara cómo el tono y la emoción
están implicados en la vida diaria. Un primer
momento donde se generó una
conciencia corporal, invitándolos a traer los movimientos cotidianos y registrar las modificaciones
tónicas que se desarrollan en cada uno. Un segundo momento en el cual a partir de lo sonoro se evocaron situaciones
vividas o imaginadas generando
emociones que se tradujeron en el cuerpo. El tercer momento apuntó hacia la simbolización de lo vivido en este
recorrido, planteando para ésto el lenguaje verbal y el lenguaje visual-plástico.
Como plantea
Wallon (1965), la función tónica
es la base de la construcción corporal
y articuladora de la unidad
funcional que constituye el ser humano,
desde todos los aspectos
que hacen a su integralidad. En este taller pretendimos abordar la íntima relación que existe entre tono y emoción.
Nuestra estrategia fue evidenciar lo que está implicado en la variedad
de movimientos cotidianos, tomando conciencia del cuerpo en relación al tono, percibiendo la tensión/distensión. Durante
la actividad se provocaron vivencias
tónico-emocionales buscando
luego percibir la gestualidad involucrada en las mismas. Apuntamos por un lado
a reconocer cómo nos implicamos en
los movimientos concretos y por otro, a hacer consciente cómo nuestra corporeidad está cargada de nuestra historia.
Consideramos importante favorecer el reconocimiento de la
variabilidad del tono en cada uno de nosotros según las emociones y las actividades en las que estemos implicados. El mismo nos caracteriza conformando nuestra identidad a lo largo del desarrollo, al decir de Aucouturier (2004)
nuestra expresividad psicomotriz manera particular de ser y estar en el
mundo.
A continuación se habilitó la exteriorización y
distanciación de las emociones por medio de la
representación, a través de la utilización de mediaciones
grafoplásticas, lo cual trajo como consecuencia la modulación del tono. Si bien las personas mayores
en anteriores oportunidades habían manifestado cierta
desvalorización e inseguridad ante las producciones plásticas, por no estar habituados y considerarlas una propuesta
infantil, una vez finalizada la producción
el grupo compartió la sorpresa ante la gratificación de la experiencia.
Destacamos al respecto
que la incorporación de mediadores atractivos, en cuanto a las posibilidades sensoriales y estéticas de los materiales brindados, habilita la
simbolización.
A modo de cierre nos interesa compartir que fue explicitado
por algunos que si bien al comienzo
del taller se encontraban tensos, estresados, luego de la vivencia se
reconocieron tranquilos y distendidos. Se hizo consciente cómo el haber podido involucrarse en la actividad permitió una modificación a
nivel tónico-emocional.
Taller: “Creando con zapatos”
El objetivo
central de este taller fue fomentar la capacidad creadora individual y grupal.
El taller giró en torno a la composición de una historia
colectiva. Al comienzo se les propuso que
eligieran un par de zapatos dentro una gran variedad presentada. Dispuestos en
una ronda fueron invitados a pasar
al centro por turnos. Cada uno al colocar sus zapatos se presentó diciendo quién era y qué estaba haciendo:
“soy la Tota y estoy mirando por la ventana lo que hacen los vecinos”;
de esta forma enlazaba su personaje a la trama que se venía construyendo. A medida que se iban
colocando uno a uno los zapatos-personajes, la historia se fue desarrollando desde la improvisación, tomando forma y
generando expectativa por el rumbo
que fue adquiriendo a partir de la interacción de los personajes, hasta
desencadenarse de forma sorprendente
con un final inusitado.
En este taller remarcamos el impacto que la propuesta
tuvo en cuanto a reconocerse grupalmente como sujetos creativos, valorando en forma explícita
la capacidad creadora que tenían individualmente y como grupo. El espacio
contenedor y generador
de confianza facilitó que cada uno pudiera investir
un personaje, modificar la realidad y abrir un camino hacia la creatividad colectiva. Reflexionaron cómo desde un elemento usual
(zapatos) se
puede abrir la posibilidad de crear instancias de juego y
de construcción simbólica. Trayendo los aportes
de Winnicott (1971) para jugar hay que transformar los objetos del mundo exterior. Contamos con la realidad
interna y la fantasía para manipular el campo externo al servicio de lo novedoso. Durante
el juego pudimos
observar cómo partiendo desde lo propio y lo cotidiano, fueron enriqueciendo la historia con fantasías, logrando
la sorpresa y la provocación
en el otro, lo que nos mantenía activos y expectantes.
Se visualizó en este taller cómo primó el disfrute: las
risas y miradas cómplices tomaron la sala,
donde desde la individualidad se dio lugar a que la emoción estallara con
intensidad de forma grupal.
Parafraseando a Wallon (1965),
la emoción suscita reacciones en un otro, produciendo
una gran fuerza de contagio.
Creemos importante destacar
la risa como habilitadora de
la creatividad y comunicación grupal. Desde los aportes se instauró a partir del
sentido del humor un ambiente donde se dejó
de lado la inhibición contagiándose la alegría.
Taller: “Narración del proceso”.
El presente taller constituyó el cierre de este ciclo.
Consideramos necesario en esta instancia posibilitar
la reflexión a través de la reconstrucción de los procesos individuales y
colectivos.
La propuesta fue pensada buscando
que se tuviera una continuidad donde se evocara y resignificara el proceso. Se partió desde
las vivencias propias, de cómo cada uno llegó al grupo, para luego enriquecerse en el encuentro con el otro, culminando en la reflexión sobre la transformación personal.
Se comenzó con el recuerdo del primer día en que
concurrieron al taller, buscando conectar con
las expectativas y las emociones que estaban presentes. Se propuso que se
quedaran con aquella emoción
que resonó e intentaran manifestarla con el cuerpo.
En un siguiente momento, se
buscó contactar con los cambios tónico-emocionales que se generaron en el encuentro con los otros (conocidos o no).
Luego se generó una instancia de conversación y recuerdo compartidos en subgrupos, en donde a través de una
actividad lúdica, se los invitó a representar uno de los talleres transitados anteriormente
para que los demás adivinaran de cuál
se trataba.
Con la intención de volver a la reflexión sobre el proceso
individual, se los invitó a pensar acerca
de las experiencias compartidas: “qué aporté y qué me llevo de este año
transitado”. Finalmente la propuesta fue representar en una producción
grafo-plástica las vivencias y aprendizajes
propios, habilitando a que cada uno decidiera si la quería compartir o no.
En nuestro caso, es el encuadre de trabajo el que determina
la fecha de terminación de un ciclo.
Un límite temporal e institucional que nos hace conscientes del corte en el
trabajo grupal. Sin embargo, la idea
de cierre que sostenemos se refiere a la forma como el grupo elabora la conciencia de separación, las
significaciones y emociones que se desprenden ante los límites que nos marca el encuadre.
“Desde luego, como todo límite, provoca el inevitable juego
de la ambivalencia: hace bien (tranquiliza,
bajo ciertas ansiedades) y también violenta, porque nos obliga a asumir que la vida nos coloca una vez más ante la
necesidad de decir adiós. Son las pérdidas, drama y a la vez esencia del vivir” (Baz, 1991:120).
El realizar un recorrido a lo largo del año partiendo del
recuerdo hacia la acción, permitió acceder
a la memoria emocional y afectiva, visualizando y vivenciando el proceso
realizado desde el inicio hasta el
momento. Si bien la coordinación habilita y sostiene el proceso de elaboración, es el grupo quien garantiza
con su presencia y disponibilidad, el espacio, el siento y el pienso sobre la tarea. En este sentido
pudimos observar distintas formas de enfrentarse
ante este proceso, se fueron diferenciando roles apropiándose de determinadas actividades (organización de merienda
compartida, elaboración de recuerdos), mientras que otros se ausentaron en algunos talleres.
Se fue trabajando la elaboración de la despedida del grupo y la pérdida de
los vínculos con las estudiantes
del año, ya que se necesita de un tiempo o ritual en el que se va transitando y trabajando las vivencias. “Esto permitirá re-significar el proceso, su sentido, y lejos de cancelar
el espacio grupal, abre nuevas posibilidades para que sea el deseo y no la
inercia de lo instituido lo que
impulse y dote de sentido al trabajo...” (Baz, 1991:126)
REFLEXIONES
FINALES
“La unidad de la existencia personal no es el
individuo, sino dos personas que están en relación personal;
y … somos personas no en virtud de un derecho individual, sino de nuestras relaciones con los demás. Lo
personal se construye en la relación interpersonal. La unidad de lo personal no es el “yo” sino el “tú y yo” (Mac
Murray (1961) citado por Hobson, 1995:52).
Hacemos referencia a este texto y reflexionamos hacia lo vivenciado en este año en relación al grupo. Notamos
un rico proceso grupal que se fue fortaleciendo en lo vincular,
se vislumbra la consolidación
del grupo con un fuerte sentido de pertenencia. Esta consolidación se fue cimentando desde el cuerpo propio
y del otro, desde su expresividad, su mirada, su tono, sus gestos,
así como desde el lenguaje
que significan e invisten afectivamente dándole al sujeto otro lugar. Tanto la identidad individual y grupal se
construye desde su propia historia y
reconociéndose en la historia del otro.
En acuerdo
con lo que plantea Rivière (1971) comprendemos al sujeto como un ser esencialmente social
y cognoscente, por lo que el individuo
se construye en el aprendizaje. En el trayecto de la historia social y vincular que lleva cada uno, es que se da una
matriz de encuentro con lo real, aprendemos a aprender, aprendemos a
significar nuestras experiencias. Si pensamos
en el proceso de envejecimiento, nos encontramos con diversas producciones de sentido que se hacen respecto al paso del tiempo y el devenir
de la vejez como etapa vital, tanto
a nivel singular-particular como grupal-social. Sabemos
que estos sentidos
y valores que se otorgan
hacen luego a la realidad
concreta y a la cotidianeidad en que se vive y se transita el envejecimiento. Actualmente operan dos grandes
paradigmas, por un lado el que
significa esta etapa desde las pérdidas, la enfermedad y la
decadencia, y por el otro aquel que otorga al sujeto la posibilidad, e incluso a veces el mandato, de ser saludable,
activo y participativo socialmente.
El encuentro tanto con pares como con estudiantes, permite
poder modificar y enriquecer los modelos y esquemas construidos sobre el sujeto y el hacer, favoreciendo otras posibles impresiones de la realidad. Se abre un
camino para despojarse de los atributos negativos acerca del envejecimiento, posibilitando cuestionamientos sobre los estereotipos y los mandatos,
construyendo el propio proceso de envejecimiento desde una perspectiva de derechos que
habilite los deseos y las necesidades individuales y colectivas.
“Los grupos sociales han ido creando sus identidades,
construyendo y destruyendo imágenes del
cuerpo como un juego de espejos, donde es imprescindible la mirada del “otro”
para reconocerse. Se trata de un
juego virtual entre lo individual y lo social donde los espejos se resquebrajan, se fragmentan, se
reproducen, devolviendo una imagen corporal que se desea ver y otra que se prefiere negar” (Matoso, 2011:13). Esta autora
refiere que en la sociedad actual, el
cuerpo del viejo no tiene donde reflejarse, no tiene visibilidad, es clara
imagen de lo que enferma,
sufre, sobra, incómoda, se prefiere tapar
u ocultar. Estos
modelos se van incorporando
a lo largo de la vida, repercutiendo en el cuerpo, en el tono, en la capacidad
de ser y estar en el mundo, por eso
es importante cuestionarlos.
Catullo (1998) profundiza diciendo que el sujeto además de
sufrir la falta de visibilidad a nivel
social, atraviesa por una etapa donde le es difícil reconocerse a sí mismo en
el espejo, llegando incluso a sentir
su propio cuerpo como extraño (“ese no soy yo”, “me veo tan vieja pero no me siento así”). La autora nos
explica que si bien la vejez se va anunciando en términos de estética y funcionalidad, el sujeto tiene la
sensación de que las transformaciones ocurren
de forma repentina, brusca y sin aviso. Frente al declinar físico se incrementa
el sentimiento de extrañeza, ya que
el sujeto pasa a sentir que su cuerpo ya no le sirve, no lo acompaña en sus deseos, le implica
excesivo control o cuidado. Es aquí que en el adulto mayor se da un conflicto: entre lo que se muestra, lo que logra
y lo que desea.
Compartir un espacio con otros posibilita la reconstrucción
de estos modelos, elaborando una nueva
mirada en el intercambio. En este encuentro, en donde concebimos al cuerpo como
una globalidad, nos parece fundamental habilitarlo desde el movimiento, el juego,
el placer, donde pueda ser visto y significado positivamente. Es fundamental que este espacio
habilitador esté despojado de juicios de valor y críticas para “desandar
el camino de la rigidez y la
represión adulta que lleva a racionalizar y a mediatizar con el discurso lo que
se puede vivenciar a un nivel
primitivo, dar el permiso para hacerlo, provocar al cuerpo para poder expresarse a través de él” (Tuzzo y Mila,
2008:230). “El adulto mayor tiene así la posibilidad de exteriorizar, a partir del trabajo corporal,
sentimientos y emociones,
tomando conciencia de sus
afectos a partir de movimientos
expresivos.” (Tuzzo y Mila,
2008:230).
Finalmente como estudiantes queremos destacar en relación a
esta experiencia de práctica en Gerontopsicomotricidad,
que nos significó un cambio en la mirada hacia el adulto mayor, ayudándonos a reflexionar acerca de concepciones culturales y sociales
de la vejez.
Entendiendo al envejecimiento como un proceso que se va
dando a lo largo de nuestras vidas, que
no se dispara de un momento al otro sino que se transita permanentemente.
Las experiencias vividas a través del intercambio
intergeneracional, enriquecieron nuestro saber, dando lugar a nuevos aprendizajes, entre los que privilegiamos la necesidad de reivindicar el cuerpo como lugar de placer donde la edad no
es determinante para esta habilitación.
Cada pequeña vivencia significa grandes pasos para el registro de su cuerpo,
del bienestar anímico y el desarrollo
de la movilidad.
Por otro lado consideramos que la planificación y
realización del proyecto impactó en nuestra
construcción del rol, implicando ajustar
la escucha y observación para ofrecer una intervención
adecuada al grupo que favorezca la comunicación, la creatividad y expresividad de cada uno.
Valoramos como un aspecto altamente gratificante la
afectividad que se generó a medida que el
proyecto fue desarrollándose, enriqueciendo esta construcción colectiva.
BIBLIOGRAFÍA
- Aucouturier, B. (2004). Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Barcelona: Graó.
- Baz, M. (1991). La coreografía de los adioses: el cierre grupal. Tramas, 2: 119-126.
- Berruezo, P.P. (2000): El contenido de la psicomotricidad. En P. Bottini, (ed.): Psicomotricidad: prácticas y conceptos, (43-99). Madrid: Miño y Dávila.
- Berterretche, R., Buglioli, M., Etchebarne, L., Jones, J., Vainer, C. (2009). Salud y enferemdad. Conceptualización y Evolución histórica. Determinantes. En L. Etchebarne: Temas de Medicina Preventiva y Social. Montevideo: Oficina del Libro FEFMUR.
- Brun, A. (2009). Mediaciones terapéuticas y psicosis infantil. Barcelona: Herder.
- Calmels, D. (2009). Infancias del cuerpo. Buenos Aires: Ediciones Puerto creativo.
- Catullo, D. (1998). Corpo, tempo e envelhecimiento. Sao Pablo: Editora do Psicólogo.
- Chockler, M. (1999). Acerca de la Práctica Psicomotriz de B. Aucouturier. Buenos Aires: Ariana. - Dabas, E. (1998). Redes Sociales, familia y escuelas. Buenos Aires: Paidós.
- García, D. (2014). Cuando nadie se lo espera amanecen los lunes. El campo intergeneracional en psicomotricidad. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, (39): 41-58. - Hobson, P. (1995). El autismo y el desarrollo de la mente. Madrid: Alianza. - Matoso, E. (2011). El cuerpo, territorio de la imagen. Buenos Aires: Letra Viva.
- Mila, J. (2013). Campo adulto: Intervenciones en Psicomotricidad. En P. Bottini: Las prácticas y los conceptos del cuerpo. Reflexiones desde la Psicomotricidad, (147-162). Buenos Aires: Miño y Dávila. - OMS (2002). Envejecimiento activo: un marco político. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 37(S2): 74-105.
- Pitteri, F. (2008). Psychomotricité et personnes âgées. En C. Potel: Psychomotricité: Entre théorie et pratique, (289-310). Paris: Inpress. - Soler Vila, A. (2006). “La Psicomotricidad. Una propuesta eficaz para la dinamización corporal de las personas mayores”. Informes Portal Mayores, Lecciones de Gerontología, IV, no 58.
- Tuzzo, R., Mila, J. (2008). La formación de psicomotricistas en el campo de envejecimiento y vejez. Interfases necesarias. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 62 (22,2):199-220
- Wallon, H (1965). Fundamentos dialécticos de la Psicología. Buenos Aires: Proteo.
- Wallon, H. (1975). Los orígenes del carácter del niño. Buenos Aires: Nueva Visión.
RESUMEN Se presenta una experiencia de intervención gerontopsicomotriz realizada con estudiantes de la Licenciatura en Psicomotricidad junto a un grupo de personas mayores en el primer nivel de atención. Partiendo de un diagnóstico de las necesidades e intereses del grupo elaboramos un proyecto de trabajo. Se realiza una selección y descripción de talleres que consideramos relevantes a la hora de visualizar el proceso. Abordamos y reflexionamos en torno al cuerpo en la vejez, y la Gerontopsicomotricidad en la producción de nuevos sentidos y modelos que promuevan bienestar y autogestión en el proceso de envejecimiento.
PALABRAS CLAVE Gerontopsicomotricidad, grupo, envejecimiento, salud.
ABSTRACT A Geronto-Psychomotricity intervention experience performed with students of the Psychomotricity Licenciate Degree along with a group of Senior adults is here presented. Starting from a diagnosis of the needs and interests of the group we designed a work project. A selection and description are made of the workshops we considered relevant in order to visualize de processs. We approached and reflected about the body at an elderly age, and Geronto-Psychomotricity in the production of new senses and models to promote welfare and self-management in the process of ageing.
KEYWORDS Geronto-Psychomotricity, group, ageing, health.
DATOS DEL AUTOR. Lucila Mazzoni: Especialista en Gerontopsicomotricidad. Docente del área atención primaria de la Salud de la Carrera de Especialista en Gerontopsicomotricidad, Escuela de Graduados Facultad de Medicina, Udelar. Asistente Lic. de la Licenciatura en Psicomotricidad, EUTM, FMED, Udelar. En el período de 2014 a 2018. e-mail de contacto: lmazzonisalvo@gmail.com Valentina Brum, Andrea Cardellino, Micaela Larrama, Nadia Panko, Martina Rios, Camila Sánchez: Estudiantes de la materia Psicomotricidad I de la Licenciatura en Psicomotricidad de la EUTM, FMED, Udelar, durante el año 2015.