¿Qué señales
nos pueden alertar de la existencia de algún malestar o dificultad en niños
y niñas? ¿Y qué hacer? Es uno de los interrogantes que educadoras,
profesores, psicólogas… nos hacemos en
algún momento y para el que nos gustaría tener una respuesta clara.
Algunas preguntas que podrían derivar
serían: “¿Para qué queremos saberlas?
¿Durante cuánto tiempo percibirlas
es significativo? ¿En qué edad pueden ser reveladoras o no? ¿En qué contexto? ¿Fijarnos sólo en esas señales es útil?”
Estas cuestiones son las que nos gustaría
abordar en este artículo, que surge de la experiencia y contraste de trabajo
con niños y niñas en los programas Inurri y Mantangorri de la Cooperativa de
Iniciativa Social Bidegintza. (www.bidegintza.org) Las educadoras de estos programas están formadas en
diferentes disciplinas, entre ellas la Práctica Psicomotriz Aucouturier y
utilizan esta metodología de trabajo para acompañar a niños y niñas en grupos
educativos preventivos y de ayuda psicomotriz.
LA
OBSERVACIÓN – EL PARA QUÉ
La observación es una herramienta básica
de trabajo para toda persona que se dedique a acompañar a niños. Debe ser un
área fundamental en la que nos formemos, reciclemos y empleemos tiempo.
En la Práctica Psicomotriz observamos pero
no tanto para conocer los “POR QUÉS” o
para crear etiquetas diagnósticas de
dificultades. Si observamos sólo para llegar a un diagnóstico, sin
considerar un enfoque más amplio, corremos el riesgo de “mirar” sólo para
describir problemas y alteraciones, validadas clínicamente por la presencia de
síntomas que lo definen.
En Práctica Psicomotriz observamos para
plantear hipótesis encaminadas a CÓMO
acompañar a las niñas. Y en esas hipótesis, serán considerados aspectos
como las potencialidades de los niños, las propias resonancias a
trabajarse, la contextualización, la individualización y el
poder de cambio que tiene ya en sí la misma observación.
“El sentido de
la observación será construir una teoría sobre el niño que nos permita comprender
su acción y su expresividad en un contexto y relación determinada, en el curso
de la actividad conjunta, de la secuencia de interacciones que explican la
transformación del niño en 2 o 3 sesiones. Buscamos indicadores de esa
transformación para construir un proyecto de ayuda. La mirada del otro, del psicomotricista,
que ofrece un espejo al niño, inicia ya un proceso de transformación. Nuestra
búsqueda tiene un sentido y una dirección a partir de los interrogantes que nos
formulamos sobre el niño y sobre nosotros mismos, sobre nuestras competencias
para descubrir al niño siendo conscientes de nuestras proyecciones” Lola García
Olalla. “Algunas consideraciones sobre la Observación Psicomotriz”. Revista de
las II Jornadas de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.
LA
OBSERVACIÓN- HERRAMIENTAS
Desde la Práctica Psicomotriz Aucouturier,
contamos con la “Guía de Parámetros Psicomotrices”, que nos permite hacer una valoración
global y con cierta objetividad de cómo se sitúa la niña en el mundo. No sólo
puede usarse en la sala de psicomotricidad, sino que puede adaptarse al aula o a
otros contextos. Durante tres-cuatro sesiones, podemos hacer una primera
observación para continuar con ella durante todo el proceso.
Esta guía se divide en cinco áreas:
espacio, material, lenguaje, relación con otros, relación consigo misma.
y elaborada en
la Escuela de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao)
Estos parámetros pueden aportarnos una
serie de datos, que adquirirán su máxima utilidad y comprensión si abordamos
otros aspectos, de los que hablamos a continuación.
LA
OBSERVACIÓN- CONTEXTUALIZACIÓN
Podemos
observar a un niño que está en la
horizontalidad durante prácticamente toda la sesión. Si tiene 8 meses,
haremos una comprensión de esta señal. Si tiene 8 años, haremos otra. Esto nos parece obvio. Sin embargo, otros
factores de contexto pueden pasarnos desapercibidos y condicionar nuestro
acompañamiento hacia una dirección u otra.
La edad, el temperamento, los valores
culturales, hitos familiares (muertes,
enfermedades, divorcios, cambios de residencia, nacimiento de hermanos…), hitos escolares (etapa de adaptación, cambio
de colegio, cambio de tutora de referencia…), alteraciones orgánicas o vivir
en la incertidumbre de una pandemia
pueden influir en la forma actual de estar del niño.
Si
bien en nuestra práctica no estamos especialmente “obsesionadas” por tener
todos los datos personales, familiares, escolares… es importante tener en
cuenta estos aspectos. Para acompañar al niño en la sala y, también, para poder
complementar el trabajo de ayuda con
la familia en los grupos de ayuda o terapia individual.
“Hablando con la madre de un niño un día me decía: “No entiendo porque se
quejan en el colegio porque mi hijo se mueva tanto. Mis hijos mayores también
eran así y luego cambiaron. En mi cultura, es normal que los niños pequeños se
muevan tanto, les dejamos, les animamos a que sean así, es señal de que están
sanos. Aquí, ¿no?” Impresión recogida por una educadora del programa Inurri.
LA
OBSERVACIÓN - LAS PROPIAS RESONANCIAS TÓNICO-EMOCIONALES
Sabemos
que, hasta cierto punto, nuestra
observación va a estar “contaminada” por nuestras propias resonancias
tónico-emocionales. Así, deberemos trabajar también sobre éstas a la hora de
hacer una hipótesis de la situación de una niña.
Hablamos
de resonancias tónico-emocionales porque ya durante la observación (y
posteriores fases) “resaltan” inconscientemente emociones en nuestro
propio cuerpo, en nuestras “tripas”, en nuestro tono muscular … A partir de
recuerdos y memorias relacionadas con el cerebro reptiliano y mamífero. Hacer
un trabajo de conciencia sobre ellas, nos ayudará a entender mejor lo que
pertenece al niño, lo que me pertenece a mí, lo que puede surgir en la relación
para la transformación…
“No es casualidad que en la Práctica Psicomotora se hable
de resonancia tónico emocional, precisamente para significar la puesta en juego
del adulto en la relación con el niño, en una búsqueda continua de la llamada
justa distancia, que quiere indicar un movimiento interior de acercamiento y
alejamiento emotivo, que permita comprender aquellos aspectos de multiplicidad
peculiares del encuentro con el otro. Franca
Giovanardi y Mara Tagliavini. ”La observación en la Práctica Psicomotora como
instrumento de trabajo en las intervenciones de Ayuda individual y en los
grupos con fines educativos”
Tomar
conciencia sobre estas resonancias no pasa por hacer un análisis desde el
cerebro racional, sino que hay que acudir a nuestro cuerpo. Son necesarias, así:
·
La formación
corporal-personal durante toda
la vida profesional (quizás con reciclaje de formación personal, practicando
actividades como yoga, movimiento expresivo, meditación, biodanza … u otras
formas que nos lleven a ese nivel)
·
El contraste
con compañeros de trabajo o con supervisoras que nos ayuden a poner la
mirada en ello, aceptarlo, trabajarlo y “aprovecharlo”.
“En esta mirada sobre sí mismo le
ayuda algún compañero devolviéndole amistosamente algún espejo en el que
reflejarse, hechos terapéuticos cotidianos (una palabra amable, una
conversación íntima, un mensaje de realidad...) Está efectuando una observación
sobre sí mismo, primera condición para poder observar a los otros.” Miguel Ángel
Domínguez Sevillano, “La observación: Uy, si Pablo habla”. www.escvpsicomotricidad.com
Ya en la formación inicial de práctica
psicomotriz, se plantea al alumnado la necesidad de analizar LO SENTIDO
cuando se observa una sesión de psicomotricidad desde fuera.
“Durante
la observación de la sesión, me he dejado llevar y he disfrutado,
contagiándome, probablemente, de ese placer espontáneo que veo en los niños y
que, a veces, tanto echo de menos... Y a la hora de elegir a una niña para
observar, mi elección ya estaba hecha desde el principio ... Su forma de estar
en el ritual de entrada, su forma floja de tirar la torre, su juego en una
casa, su interacción limitada con los niños … me lleva a algo en la tripa, cierta
nostalgia, cierto temor, cierta sonrisa … quizás a mí misma en mi infancia y mi
vivencia en el colegio …Supongo que eso serán las resonancias
tónico-emocionales…” Análisis de LO
SENTIDO en un Trabajo de Observación de una alumna en la Escuela Internacional
de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.
LA OBSERVACIÓN - LA GLOBALIDAD Y LA
INDIVIDUALIDAD.
La Práctica Psicomotriz es una disciplina que enlaza
con lo corporal, afectivo, psicológico y social de la persona. Estas
dimensiones han sido disgregadas por otras disciplinas para su estudio y
tratamiento. Sin embargo, la práctica psicomotriz busca la interrelación de
ellas para considerar al niño como un ser global.
Y, desde ahí, también observamos desde la globalidad.
Así, por ejemplo, no hay un “indicio” único que
nos permita establecer una hipótesis. Es el CONJUNTO de las señales
observadas en diferentes áreas lo que nos permite entender a la niña, establecer
un discurso sobre su forma de estar, sus potencialidades y la dificultad que
puede estar viviendo.
Por
otra parte, cada niña es diferente,
de forma que, no podemos extrapolar
conclusiones de una persona a otra. Así, las hipótesis y el planteamiento
posterior de trabajo, podrá ser distinto de una niña a otra, aunque, aparentemente,
puedan compartir incluso “síntomas”.
“Un
análisis de la conducta sólo tiene sentido si lo situamos dentro de la dinámica
evolutiva de cada niño” (Bernard Aucouturier, L’enfant terrible)
LA OBSERVACIÓN- EL VALOR DE CAMBIO EN SÍ
MISMA POR LA INTERACTIVIDAD.
En ocasiones, cuando nos encontramos con
una familia que acude a una primera reunión para valorar el posible acompañamiento
de ayuda para su hijo, les preguntamos qué cambios a positivo han notado
desde que nos llamaron para concertar una cita. Y suelen decirnos algunos. Esto
es así porque la pregunta enfoca a lo positivo y porque el inicio del acompañamiento
ya desde concretar una cita para una intervención en el futuro ya tiene un
cierto valor terapéutico desde antes de su inicio.
Con la fase de Observación de una niña
en la sala, ocurre lo mismo. La observación en práctica psicomotriz, sobre
todo en ayuda y terapia, ya es en sí misma un valor de cambio. Porque es una
observación interactiva, en la que ya hay un intercambio en el que la
persona adulta mira a la niña desde un enfoque positivo, trata de ajustarse a ella
y manifiesta toda una serie de actitudes y conductas que ayudan al niño en su
malestar o proceso de crecimiento.
(Después de 4 sesiones de observación) “Vemos
a nuestro hijo más contento, más tranquilo y nos ha dicho que aquí sí quiere
venir porque es el único sitio en el que se siente bien” Relato de una madre y un niño del programa Inurri.
LA
MIRADA EN POSITIVO
Siguiendo con la reflexión anterior, la
Práctica Psicomotriz centra su acompañamiento en las potencialidades de la
niña. Tiene como punto de partida una observación que no enfoca tanto a lo
que la niña no sabe hacer, no consigue o hacia aquello en lo que está por
detrás de lo habitual. Sino que se centra en un análisis lo más objetivo
posible de parámetros neutros y, en todo caso, en los aspectos positivos
de su forma de estar para “tirar” de ellos en la hipótesis y proyecto de
ayuda.
Aun tratando de hacer una observación
neutra y “positiva”, nuestra deformación profesional nos puede llevar a
tener en la cabeza indicadores que relacionamos con “alertas” y nos pueden
hacer pensar que “algo va mal”. Por ejemplo:
Probablemente, tener
en cuenta esto nos puede ayudar en nuestro día a día a detectar, por ejemplo, situaciones que
requieran un apoyo en grupo pequeño o individualizado . Sin embargo, si nos quedamos sólo con esta
tabla, nos falta un elemento muy importante. ¿Dónde queda la mirada a las
POTENCIALIDADES ,LAS COMPETENCIAS , LOS
ASPECTOS DE BIENESTAR desde los que poder trabajar? Nuestra deformación
personal nos hace colocarnos unas gafas hacia lo que “no funciona”, “no es
habitual”, “es raro”, “algo le pasa” …
Empezar a trabajar
desde lo que SÍ PUEDE, SÍ TIENE, SÍ HACE, SÍ PROPONE nos da unas posibilidades
de éxito educativo o terapéutico mayores. ¿Por qué?
- Porque
permite ser más “justas” con una niña, al ver su globalidad.
- Porque
nos da pistas de trabajo, a partir de “dónde tirar”.
- Porque
nos permite devolver una mirada y un espejo de competencia al propio
niño, lo que genera un locus de control interno de empoderamiento para el
cambio.
- Porque
el diálogo que se va a crear entre psicomotricista y niña se tiñe también de
positividad y la psicomotricista será capaz de desplegar sus actitudes
mejor.
En definitiva, todo
ello, facilitará caminar hacia una relación de afectividad consciente,
de forma que la transformación recíproca necesaria para la evolución de la niña
sea más fácil.
La afectividad
consciente se define como la capacidad que una persona tiene de forma consciente,
voluntaria y sistemática de generar un entorno protector, cálido emocionalmente
y dentro de él establecer relaciones afectivas positivas. Y en cualquier
entorno de cuidado de personas, donde se asume la responsabilidad de garantizar
el desarrollo pleno de la persona, se ha de hablar de afectividad consciente
como competencia profesional, no como una característica de personalidad o
temperamental. La afectividad consciente no es entonces solo una opción, sino
una responsabilidad. Las habilidades de una afectividad consciente son la afectividad
expresa; la capacidad de generar vínculos afectivos positivos y
mantener consciencia sobre los ya creados, el cuidado consciente de la
planificación y desarrollo de todas las fases de cualquier proceso de
intervención, con especial énfasis en los comienzos y los cierres; la mirada
consciente y respetuosa a la persona con la que se trabaja y el abordaje de
las situaciones de conflicto desde la perspectiva de la disciplina positiva.
Pepa Horno. “La afectividad consciente como competencia organizacional,
Aldeas”.
En ocasiones, hacemos
con el alumnado de formación un ejercicio de reflexión. Presentamos a un tercio
del grupo de alumnas una práctica de observación de un niño sólo desde lo
“preocupante”. A otro tercio, sólo desde lo positivo. Y al otro tercio
restante, una observación combinada de los dos tipos. Las hipótesis de trabajo que surgen en cada grupo
son diferentes. Nuestra propuesta es observar teniendo en cuenta todos los
aspectos, siendo la columna de lo “potencial”, el eje desde el que partir en el
acompañamiento con el niño y su familia.
Éste sería un ejemplo de una observación “en dos columnas” de un niño en un grupo de ayuda.
No es lo mismo
quedarse sólo con la columna de la izquierda que quedarse con las dos columnas
que dar más atención a la de la derecha que a la de la izquierda.
LA
OBSERVACIÓN SIN ETIQUETAS
Desde lo explicado
anteriormente, no nos gusta utilizar etiquetas diagnósticas para las
dificultades de niños. En todo caso, si observamos algunos malestares podemos
hablar de ciertas tendencias o comportamientos que pueden ayudarnos a centrar nuestro
pensamiento de cara al acompañamiento.
Podríamos hablar de
niño con tendencia al comportamiento agitado o con agitación motriz, y no
tanto, de niño “agitado o hiperactivo”. De una niña, podríamos decir que tiene tendencia
a la inhibición motriz o con comportamiento inhibido y no de niña inhibida. Al
utilizar los adjetivos hiperactiva o inhibido, nos podemos remitir a la forma
de ser, a la “esencia” y, desde ahí, es más difícil confiar en el cambio.
No es lo mismo decir
a un niño: “Eres tonto” o “Qué comportamiento mas tonto has tenido en este
momento”. Esto es muy importante tenerlo en cuanta nosotras y, poder trabajarlo
también con las familias.
“Conozco todos los síntomas de un niño, pero no los voy a
tener en cuenta para intervenir. El factor de cambio está en lo emocional y en
que yo como psicomotricista puedo retener lo que ese niño sabe hacer y, desde
ahí se sentirá aceptado. Nos interesa, sobre todo, anotar lo que el niño SÍ es
capaz de hacer. Y ahí él cambiará.” Bernard Aucouturier, Seminario Abril 2019
en la Escuela Internacional de Práctica Psicomotriz de Bilbao.
LA
HIPÓTESIS DE TRABAJO
Como
planteábamos al inicio de este artículo nuestra observación tiene como objetivo
la formulación de una hipótesis de trabajo que irá construyéndose y reconstruyéndose
a medida que acompañemos a la niña en la sala.
Un
ejemplo de hipótesis de trabajo con otro niño en otro grupo de ayuda podría ser
ésta:
Acompañar
a Jon en la sala de psicomotricidad en el marco de un grupo de ayuda
psicomotriz para favorecer el desarrollo de sus potencialidades frente
a las dificultades asociadas a una tendencia
a la inhibición motriz.
Participando
en un grupo de ayuda psicomotriz, se buscará facilitar la simbolización, la
reaseguración profunda, una descentración tónico-emocional más espontánea y
el avance en su capacidad de comunicación con el entorno. Desde la vivencia
del disfrute en el juego, en la dialéctica de relación adulto- niño
y, sobre todo, con el propio grupo como vector de cambio.
Dentro
de la dinámica de un grupo de ayuda, se tratará de facilitar que pueda vivir
su unidad corporal e identidad desde el placer de la acción sensoriomotora para liberar la expresión simbólica y rígida de angustias a través del cuerpo
con el acompañamiento de la persona adulta y el grupo de iguales.
Se
considerarán algunas claves a tener en cuenta respecto a las propuestas a
realizar como compañera simbólica:
- Aliento
de sus acciones de construcción, con
sugerencias paulatinas a posibles transformaciones que impliquen la
apertura al mundo exterior : ventanas , puertas , jardines, adosados …. Sugerencias de modificaciones de su
orden obsesivo y rigidez cuando esto sea posible, a través del juego de
desequilibrios de su propio cuerpo y de sus construcciones.
- Sugerencias
de propuestas a actividades de placer sensoriomotriz de reaseguración
profunda encajándolas a priori en el marco en el que se siente más cómodo
y atraído:
- Juegos
de destrucción de torres para el grupo y para
él.
- Juegos
de agresores (lobos, brujas, cocodrilos…)
buscando el recorrido por diferentes espacios y acciones (salto, desequilibrio ,
correr … )con aceptación y derivación de la agresividad que pueda
salir dentro de los límites de seguridad.
- Juegos
de combates con el adulto con la existencia de
objetos intermediarios y regulación del nivel de agresividad ante la
posibilidad de un descontrol de la misma. Ver la evolución para proponerle
estos juegos entre compañeros.
- Elaboración
de circuitos y túneles para la vivencia sensoriomotriz y el juego de
aparecer-desaparecer.
- “Garantizar seguridad emocional” a
Jon en su juego solitario para que no se sienta invadido por el resto, con
potenciación de sus competencias para la autoafirmación y entrada en
espacios de conciliación.
- Ajustarse
al cerca-lejos, las miradas y el manejo de lenguaje
hacia él para que se sienta presente para la psicomotricista, pero sin
invadirle, respetando ritmos. Comunicar bastante a nivel no verbal. Posibilidad de utilizar objetos
intermediarios como nexos de unión dentro del juego: cuerdas, telas,
muñecos, palitroques ...
- Invitaciones
a momentos para la relajación y el abandono corporal grupal hacia
el final del tiempo de la expresividad motriz, quizás primero dentro o
cerca de sus construcciones para pasar a espacios más abiertos.
- Invitación
a construir la historia junto con el resto aceptando su
participación a nivel de miradas, palabras u otras formas.
- Sugerencias
a propuestas de construcción, modelado o dibujo, con un espacio
protegido y dando la posibilidad de poner palabras a nivel individual (ver
evolución y posibilidad de que sea dentro del grupo posteriormente)
- En
los momentos de los rituales de entrada y salida, hacerle presente
sin que se sienta invadido, reforzando cuando se haga presente a través de
miradas, gestos, palabras … Posibilitar la participación invitando a
formular sus proyectos de juego futuros o realizados respetando el ritmo.
- Normas.
Considerar cierta maleabilidad en la posible ruptura de algunas normas
cuando sean una señal de la ruptura de la “coraza” rígida.
Todas estas claves son algunas
claves de hacia dónde tirar. Propuestas
moldeables a partir de lo que el niño
vaya manifestando en una relación de transformación tónica- emocional reciproca.
Y
ADEMÁS…
Además,
si enfocamos un trabajo de ayuda o terapia psicomotriz, es necesario hacer un
trabajo en tres áreas más, desde nuestro punto de vista, imprescindibles.
Familia, escuela y una misma. En la siguiente tabla, resumimos algunas ideas
que nos parecen importantes en cada una de ellas:
Y
acabamos este artículo con las palabras de Bernard Aucouturier que siempre
guían nuestro hacer, no sólo en la sala de psicomotricidad, sino en muchos
otros ámbitos de la vida:
"Yo creo en el
niño, yo creo en la forma original de ser del niño. Yo
creo en el educador que respeta esa originalidad y que
favorece su evolución. Yo creo en el educador que coloca al niño en el centro
del dispositivo educativo. Creer en el niño es, en primer lugar,
ofrecerle el afecto, la ternura y un marco de acción lo más regular
posible , con el fin de apoyar un sentimiento de seguridad, necesario
para el desarrollo de todas sus funciones"
(Bernard Aucouturier)
Begoña Ruiz Ibáñez. Psicóloga, educadora
social y psicomotricista. Profesora de la Escuela Internacional de Práctica
Psicomotriz de Bilbao. Educadora social y psicomotricista en los programas
Inurri y Mantangorri de Bidegintza Coop.. www.bidegintza.org
Colaborada en el programa para la parentomarentalidad positiva de BBKFAMILY www.bbkfamily.eus
BIBLIOGRAFÍA:
Aucouturier, B. “Los fantasmas de acción y la
práctica psicomotriz” Editorial Grao, 2004
Aucouturier B. Darrrault I. y Empinet J.L. “La
práctica psicomotriz.Reeducación y terapia” Editorial Científico-médica. 1985
Aucouturier, B. “Conferencia en las I Jornadas
Nacionales de Práctica Psicomotriz PEI-EIP, Bilbao, 2011
Aucouturier, B.
“Actuar, jugar y pensar” Editorial Grao, 2018
Aucouturier, B.
“Textos varios de Seminarios impartidos en la Escuela Internacional de Práctica
Psicomotriz de Bilbao”
Aucouturier, B.
“L’enfant Terrible” Editorial Grao, 2012
Miguel Ángel Domínguez Sevillano.
“La observación: Uy, si Pablo habla” Revista Cuadernos de Psicomotricidad.
Lola García
Olalla. “Algunas consideraciones sobre la Observación Psicomotriz”. Revista de
las II Jornadas de Práctica Psicomotriz PEI-EIP de Bilbao.
Franca Giovanardi y Mara
Tagliavini. ”La observación en la Práctica Psicomotora como instrumento de trabajo en
las intervenciones de Ayuda individual y en los grupos con fines educativos”.
Revista Cuadernos de Psicomotricidad.
Arnaiz P., Rabadán M y Vives I. “La
psicomotricidad en la escuela: una práctica preventiva y educativa”, Ediciones
Aljibe, 2008.
Pepa Horno
Goicoechea. “La afectividad Consciente como Competencia Organizacional”, Aldeas
Infantiles.
Núria Franc.“Propuesta de categorías e
indicadores para analizar la participación del psicomotricista en el juego del
niño y de la niña” Revista Entre Líneas N 16.