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En Educación, ámbito Clínico y Comunitario

lunes, 12 de julio de 2021

La Formación Personal del Psicomotricista. Miguel Ángel Domínguez Sevillano

 






La Formación Personal del Psicomotricista

El objetivo es facilitar a las personas un recorrido de reflexión y autoconciencia sobre sí mismas, una ayuda en su maduración psicológica, orientándolas hacia las resonancias tónico- emocionales y la adquisición de la empatía tónico-emocional. Es una formación a través de la vía corporal para conseguir una reapropiación sensoriomotriz más o menos olvidada, en la que el adulto reactualiza su biografía, que se manifiesta mediante la expresividad somática y, también, por las producciones (espaciales, temporales, con los objetos) y representaciones (escritura, pintura, modelado). Cada persona efectúa dicho recorrido personal de cambio y descubrimiento de mismo con el apoyo del grupo. Ello genera un sistema de actitudes y una tecnicidad integrada en la persona que le facilita y permite una progresiva competencia relacional con los niños, que hace referencia a su disponibilidad y calidad de escucha, a un cerca-lejos, a un ajuste corporal y verbal permanente en sus interacciones con ellos.

 

 

Una reformulación permanente

En los años 60, 70 del pasado siglo XX, los niños jugaban en calles y plazas por permitirlo así el entorno circundante (1). En el presente 2017, un momento excepcionalmente particular- la era Internet- de cambios vertiginosos en el que se está produciendo el final del mundo tal y como conocemos siempre ha sido así, porque aunque el futuro nunca es lo que era, se ha acelerado su mutación. Desde esa interacción de la infancia con sus iguales en plazas, calles y praderas, al libre albedrío, hasta esta época cibernética han pasado muchas cosas.

 

Dice el sociólogo y antropólogo David Le Breton, profesor en la Universidad de Estrasburgo, en su ensayo Desaparecer de sí, una tentación contemporánea (Siruela, 2016):"El vínculo social es más una variable ambiental que una exigencia moral. Para algunos no es más que el escenario de su desarrollo personal…”. Diferentes autores han descrito el fenómeno sociológico de la transformación de los usos y costumbres propios de cada época en cuestión; por ello y debido a la continua evolución de los contextos culturales y sociales en los que nos desarrollamos, tanto como adultos como niños, exigen una reformulación permanente- también en psicomotricidad- de las estrategias pedagógicas.


 

 

Y es por estos escenarios sociales, culturales y ambientales, desde los años 60 del pasado siglo XX, hasta el presente 2017, donde la formación personal en práctica psicomotriz, siempre en revisión y sobre la que se ha escrito y publicado poco, ha germinado y tomado arraigo.

 


Una finalidad

 

Ortega y Gasset: “lo que pasa, es que no sabemos lo que nos pasa, y por eso pasa lo que pasa”. Oscar Wilde: “El que no piensa por mismo no piensa en absoluto”.


 

Más allá de otras consideraciones que expondré a lo largo de este artículo, inicialmente diré que para un servidor la finalidad más relevante, entre otras, en este presente de la formación personal en psicomotricidad, es formar a psicomotricistas en la autonomía -(su identidad como sujeto, en la calma activa y en el sentido del humor)- para que eduquen en dicha autonomía a los niños, porque el gran problema de su vida, y la de los niños que acompañarán en su trayectoria profesional, será vivir o no vivir en la dependencia y la falta de autonomía, y en el difícil ajuste de las necesarias relaciones con el mundo circundante que tendrán que mantener, en las que siempre se vislumbrará el deseo y el uso del poder y los vericuetos de la postverdad.(2)

 

Tres niveles indisociables en la formación del psicomotricista

Una pregunta a formularse es si aspectos que consideramos indispensables para la relación con el niño como: disponibilidad, calidad de acogida y escucha de sus producciones, equilibrio entre el acercamiento a su vivencia y el distanciamiento emocional de la misma (el cerca-lejos) y el ajuste tónico, gestual, postural y verbal se obtienen con una instrucción teórica. Según nuestro modo de entender la formación en práctica psicomotriz educativa y terapéutica, existen tres niveles indisociables en dicha formación: la formación personal, la formación práctica y la formación teórica. Estos tres niveles forman un todo indivisible. No es suficiente con una instrucción teórica.

 

 

(1)       (Domínguez M. A. en El plumilla del Bierzo…) “…Entonces el tiempo libre era mucho, no existía el tráfico actual, lo que permitía un modo libre de adentrarse en los escenarios que tu ánimo infantil te sugería, y por otro lado las exigencias académicas que para nada tenían que ver con las actuales, permitían que una vez abandonada la escuela, - la verdad es que también dentro de ella - solo existía una consigna: jugar, jugar, y jugar…”

(2)          En Entrevista efectuada a José Antonio Marina por Miguel Ángel Domínguez Sevillano en revista cuadernos de psicomotricidad nº26). “…Aprender a vivir es fundamentalmente la adquisición de los recursos cognoscitivos, afectivos y operativos que van a permitir al niño cuando sea adulto, estar en buenas condiciones para resolver los problemas que tenga…Para que el sujeto pueda decidir, primero debe ser autónomo, estar dotado de voluntad entendida como inteligencia que otorga la capacidad de dirigir el comportamiento para salir bien parado de una situación. El origen del problema es que se ha sustituido el concepto de voluntad por el de motivación: cuando se admite la voluntad, el sujeto determina el comportamiento; en el segundo caso es el motivo el que lo hace y, a falta de motivo, desaparece la acción. La estructura psicológica de la autonomía depende en buena parte del estilo afectivo, que la ciencia ha revelado que se desarrolla poderosamente en los primeros 36 meses de vida y tiene mucho que ver con la seguridad que los padres aportan o dejan de aportar al niño…”


 

La identidad de la Práctica Psicomotriz Aucouturier está constituida por un conjunto coherente que la caracteriza y que aseguran su originalidad y su especificidad. Este conjunto está compuesto por principios, dispositivos y estrategias que favorecen el desarrollo psicológico de la persona, sea a nivel educativo/preventivo, sea a nivel terapéutico. Este conjunto armonioso y preciso representa la identidad de la PPA y sostiene su coherencia en estos tres niveles mencionados: personal, teórico y práctico.

 

Observar/observarse

Si debemos, queremos actuar, interactuar, compartir, comunicar con el niño, imprescindiblemente debemos observar, tener en cuenta, ser sensibles a los matices, acontecimientos, indicios, pistas, parámetros que nos ofrece y exhiben delante de nuestra mirada los niños. Y la primera observación a realizar es sobre uno mismo.

¿Qué vemos (sentimos, interpretamos, proyectamos) cuando observamos? ¿Es posible eliminar el color del cristal con que se mira? La no mirada autónoma sobre sí mismo es un obstáculo para poder tener una mirada clara sobre el otro: para comprender su vivencia, debo tener una comprensión de la mía propia a la que tengo que referir la vivencia del otro.

¿Se puede evitar la subjetividad, las proyecciones cuándo miramos al otro, cuándo miramos al niño? Creo que no. ¿Atenuar? Entiendo que sí: es nuestro proceso de formación siempre inacabado. En ello ayudará de un modo decisivo la formación personal (3) (4)

 

La adquisición de un sistema de actitudes. La formación Personal es una formación en competencias.

Los contenidos de la formación personal en práctica psicomotriz tal y como los concebimos están destinados a ayudar a la persona a nivel tónico emocional, y más concretamente a la toma de conciencia de aquello que vive en función de su historia personal tónico afectiva a partir de vivencias en situaciones que propician revivir la propia historia afectiva. Todo esto a través de diferentes niveles de simbolización: el movimiento, la escritura, la palabra, el modelado. El objetivo final de una persona que decide iniciar la aventura de formarse en práctica psicomotriz, según nuestro punto de vista, es el de estar preparada para ayudar al niño en su maduración psicológica a través de la vía sensoriomotriz.

 

 

 

(3)          Cristóbal Gómez Mallorga (La mirada crea realidades):“… Vemos el mundo a través de los esquemas que nos permiten nuestro limitado pensamiento. Me propongo mirar el aula siendo consciente de esta limitación del entendimiento. El profesorado Narciso sólo ve a los niños y niñas en los que se ve reflejado; los pesimistas sufren los problemas del alumnado; los deseosos de poder ejercen la disciplina de forma explícita, y los neuróticos se pierden entre la culpa, el castigo y el perdón. Es decir, nuestros alumnos y alumnas son espejos en los que nos miramos diariamente, en los que vemos nuestras limitaciones, en los que nos sentimos identificados, en los que completamos nuestras carencias y, también, en los que disfrutamos nuestros aciertos…”

(4)           Mirta Chokler: “para garantizar el crecimiento y desarrollo de un niño, hay que cuidar en principio a los adultos que se ocupan de ese niño porque, finalmente, nadie puede ofrecer lo que no tiene. No se puede dar sostén, respeto, continencia, afecto, si uno no se siente querido, sostenido, contenido, reconocido y respetado”.


 

 

La formación personal colabora en ello encaminando al psicomotricista a la adquisición de un sistema de actitudes que le ayude a desarrollar una mirada ajustada sobre la expresividad motriz del niño; Incorporará en su profesionalidad una tecnicidad, progresivamente integrada en la persona, que le facilite y permita una competencia relacional con los niños para poder interactuar con ellos y ofrecerles la posibilidad de un desarrollo armonioso, para existir como personas únicas en el futuro ofreciéndoles las condiciones más favorables para comunicar, expresarse, crear y pensar.La formación Personal es una formación en competencias. Existe toda una integralidad específica que favorecen un recorrido de descubrimiento de sí y que ayuda a los alumnos a acceder a una competencia profesional.

 

El formador

Un formador tiene una historia: su historia personal. Se le supone un recorrido profesional que ha estado acompañado de determinadas circunstancias, acontecimientos, dudas, interrogantes, crisis, etc.

 

Ha hecho su recorrido parándose en las estaciones que le parecieron pertinentes, aquellas que no se pudieron evitar, otras que se le exigieron. Con toda seguridad, también fue y seguirá siendo partícipe ocasionalmente de un grupo que, en determinados momentos, prosigue su propia formación personal.

 

Ahora él se encuentra en tesitura de ser el responsable del acompañamiento de un grupo. Es indudable que las propias experiencias vividas en su etapa de formación le permitirán ser sensible a los avatares que plantee un grupo de formación personal.

 

¿Qué pretende el formador en un curso de formación personal?

En esencia, el objetivo fundamental es facilitar a las personas un recorrido de reflexión sobre mismas; de alguna manera, se busca establecer la relación entre la historia de la persona y sus producciones. Al igual que el niño en la sala, el adulto, colocado en un medio particular como es un curso de formación personal, reactualiza la historia profunda del cuerpo que se manifiesta en el cuerpo real mediante la expresividad somática y también por todas las producciones y representaciones. Contemporáneamente y tal como lo entendemos actualmente, en el transcurso de esta formación, en momentos particulares, se abre un espacio propicio para elaborar conceptos acerca del desarrollo psicológico del niño, de la práctica, así como de la actitud y de la tecnicidad del practicante, a partir de temas/situaciones propuestos y vividos a lo largo de las sesiones, que son metáforas del comportamiento del niño, en el que el hilo conductor es la tonicidad (el tono en relación); son metáforas tónicas que encuentran su plena dimensión simbólica.


 

 

El dispositivo de la formación personal: Lógica-encadenamiento- tiempos

¡Formar la persona! Suena un poco pretencioso, incluso omnipotente. Y ciertamente lo es. Ello nos lleva a un principio filosófico: el formador no forma, pero ayuda a las personas a formarse. Su intención es buscar los medios más adaptados y más eficaces acompañando a las personas sin invadirlas, con el objeto de que se apropien de sus propias capacidades.

De esta praxis ha surgido algo que hemos convenido en denominar “el dispositivo de la formación personal “.

 

  Un dispositivo que contiene y limita el contratransfer del formador en una formación en que la están presentes los afectos arcaicos y le permitirá estar más disponible para acoger y acompañar a las personas en una relación de empatía. (La metodología utilizada para garantizar la seguridad afectiva de las personas es el acompañamiento -es el concepto de envoltura estructurante-. Esta seguridad pasa a través de un “recipiente” psicoafectivo que tiene como garante y punto de referencia el conductor de la formación personal).

  Un dispositivo que permite al formador ayudar en la maduración psicológica sin intervenir directamente en los contenidos psíquicos expresados por el grupo. Un dispositivo con unas reglas de funcionamiento claras, respetadas por todos que liberará y contendrá a la vez los afectos de las personas.

  Un dispositivo que facilitará una reflexión más profunda sobre en un área de seguridad afectiva, tanto para las personas en formación como para el formador.

  Un dispositivo y una actitud del formador que abre la vía a cada persona para apropiarse de su proceso de cambio.

o  El formador clarifica su función: ayudar a cada persona a iniciar o proseguir su recorrido personal de cambio y descubrimiento de sí, con el apoyo de las personas del grupo y del formador.

o  El formador clarifica su rol: crear las condiciones periféricas, pedagógicas y psicológicas necesarias para el cambio de cada persona con el objeto de que ello se efectúe en un área de seguridad afectiva, pero este formador no tiene ningún poder sobre la historia y los afectos de las personas. Él permanece exterior a esta historia.(5)


 

 

(5)           Gerard Mendel en cuadernos de psicomotricidad nº 22/ 2ª época 2001) ” …Cuando hace dos años en Asiago, Bernard Aucouturier comunicó su intención de reunir juntos a todos los formadores y a todos los aspirantes a formadores para hacerles vivir el nuevo dispositivo de formación personal, tuve algunas reservas. ¿No se irían a desarrollar transferencias intensas sobre el formador e igualmente transferencias laterales, en particular agresivas entre los participantes? ¿No sería necesario instalar en algún sitio una especie de diván donde cada noche se me pidiera proceder a una “toilette psicológica” de los participantes más “tocados”? Puedo decir que en el presente estoy completamente tranquilo siendo completamente “humano”, el formador es menos quien forma (y por lo tanto se expone, en el amplio sentido del término), que quien se queda como garante del respeto a las reglas. Son las reglas, el marco, el dispositivo, el método, los que forman. Si quisiera intentar una breve descripción del método, tal cual se me aparece, diría que su particularidad es asociar en el juego en igualdad, cuerpo y espíritu. Esto no es lo que quisiera desarrollar sino, la problemática de la alteridad, del otro. En efecto, cada participante se pone en situación de reconocer este hecho humano por excelencia, como es la necesidad del otro, en cualquier nivel que se sitúe. Cuando después de diez a quince minutos de deambulación (no sin angustia) con la venda los ojos, se encuentra al otro por azar, la mano que toca un cuerpo es la certeza de una presencia humana, no importa quién sea, con tal que sea miembro de nuestro espacio. El trinomio son los otros, pero siempre en igualdad; Los otros que permiten revivir, o casi, las experiencias de su infancia con adultos. Pero esta re-vivencia se hace siempre con adultos iguales entre ellos: en tanto que se es vencedor en un combate, se será vencido en el tiempo siguiente; tal y como el cuerpo es manipulado pasivamente, será éste, a renglón seguido, el que practique activamente los mismos gestos sobre el otro, etc. Y esta interacción se opera sin hacer nunca comentario, es decir, sin hacer juicios que correrían el riesgo de instalar una dependencia psicológica con relación al juicio. Al final, en la verbalización donde se redacta, después se lee un texto a partir de un tema propuesto por el formador (¿por ejemplo, - “acabo de jugar y en mi infancia jugué? -”). Este texto es primero leído por su autor, después por el otro, y así cada uno por turnos. Las cuestiones son planteadas después de cada lectura, pero sin hacer nunca comentarios. Nos vemos forzados a remarcar que existe un proceso que desencadena una dinámica muy fuerte: es fuerte y difícil para el formador parar estos tiempos de verbalización a pesar de que sean relativamente largos. Repensando el conjunto de la experiencia de formación a la que he asistido, he pensado en Winnicott. Existe en él un hiato entre su avanzada teórica que, para mí, le ponen en igualdad con Freud y las modificaciones no muy numerosas que ha aportado a la técnica psicoanalítica. Conocéis los juegos que ha inventado para el niño, pero no tanto para el adulto. Se puede imaginar por extensión que, ampliando sus conocimientos a la experiencia psicomotriz y el cuerpo, se orientaría hacia un método de inspiración parecido al que yo he observado. Aquí se ha creado un espacio de juego gracias a un sentimiento de confianza y de seguridad, la creatividad corporal y mental de cada uno se encuentra estimulada. Así, la particularidad de este método consiste en seguir un recorrido por etapas. Son revividas en un orden no cronológico las sensaciones más elementales del niño pequeño, y se pone en juego la dimensión tónico-emocional y la expresividad motriz en los diferentes momentos de la maduración. El desarrollo cognitivo es suscitado a lo largo de todo este recorrido. Y se inventan unas formas de socialización original, que se funden sobre una ayuda mutua y en igualdad con el otro y los otros. Evidentemente, lo que concierne al arcaísmo psico-corporal se me ha aparecido con una gran visibilidad, puesto que no he podido tener acceso al discurso cognitivo de los trinomios. Detengámonos un instante sobre el término de arcaísmo, que me parecen englobar contenidos muy diferentes.


 

 

 

 

Por mi propio trabajo he llegado a distinguir tres tipos de arcaísmos: el arcaísmo I-del nacimiento a los seis meses-, con tiempos de fusión y la disfusión; diríamos de desgarro cuando la disfusión se realiza dolorosamente. El arcaísmo II-de 6 meses a 15 o 18 meses- que corresponde al tiempo del área intermediaria de Winnicott. Es el momento en el que antes del descubrimiento del mundo exterior (primero la madre), que no es mismo, el niño debe crearse la ilusión, a través de los procesos transferenciales, de que es él mismo quien crea ese mundo que se le desvela. Es el tiempo de la creación, donde los casos favorables y con el apoyo de una madre suficientemente buena se elabora el “verdadero mismo”. Por fin, hacia los 15 o 18 meses, después del período “winnicottiano”, aparece el “tiempo freudiano” con la represión primaria que introduce el inconsciente. Es también el momento del desarrollo de la dimensión de la conciencia. Pienso que se podría hablar de un arcaísmo III, para las vivencias y las representaciones más primitivas (en el tiempo) del inconsciente concerniente a la asociación de representaciones reprimidas y de los afectos, tanto angustiosos (“mala madre”, después “madre fálica”, confusión de imágenes paternales y maternales peligrosas, así como de fuentes de placer, pero no placer completo como en el arcaísmo I). El resultado entre los tres y cinco años es el complejo de Edipo. Me parece evidente que la práctica Aucouturier permite revivir los tres tiempos del arcaísmo; la fusión, la creación, la pulsionalidad…”

 

 

El alumno en formación personal

Formarse personalmente significa apropiarse de un sistema de actitudes que permitan al psicomotricista ser un interlocutor válido; un educador que se percibe, recoge y da sentido a lo que el niño necesita vivir y expresar; también significa que integra un mundo conceptual, pero no un mundo conceptual descarnado, sin base, especulativo, sino que lo ha vivido y experimentado en su propia piel.

 

Este recorrido experimental de reflexión sobre su persona no está exento de dificultades, sorpresas, asombro, conflictos, crisis, y también placer en ser escuchado, atendido, comprendido, no culpabilizado, no juzgado; en definitiva, acompañado.

 

¿Qué vive, percibe, experimenta la persona participante? Es obvio matizar que su experiencia es única, particular; es su historia personal. Sin embargo, siendo tan diferentes, ¡cómo nos parecemos! ¿Qué situaciones se le presentan?

 

Va interactuar con los otros, va vivir una serie de situaciones prácticas: juegos de placer sensorio motriz, juegos libres con objetos, situaciones de relación tónico emocional, estimulaciones sensoriales, juegos de agresividad, situaciones de expresión plástica, modelado…Escribirá sobre sus experiencias y las emociones que dichas experiencias le suscitan y va a hacer partícipes de su escrito a los compañeros del trinomio. Oirá su propio escrito en boca de otro compañero. Ocasionalmente se reunirá con todo el grupo.


 

Estas situaciones son, a grandes rasgos, el esquema evolutivo del curso, pero ¿qué hay detrás de ello? De alguna manera, la persona está haciendo un recorrido similar al del infante: de la acción a la reflexión.

 

La integración de la conceptualización

El alumno en formación personal, salvo momentos de soledad, está inmerso en una situación de interacción con los otros, fundamentalmente con sus compañeros del trinomio.

 

Elegirá dentro del grupo un trinomio de personas con las que precedentemente no ha mantenido una relación. ¿Por qué un trinomio? Para no perderse en la fusionalidad; el trinomio evoca la triangularidad; existe un tercero. ¿Qué pasa en el interior del trinomio? Cuando interactuamos con el otro, los otros, conscientemente (pocas veces) e inconscientemente (casi siempre) vertimos en ellos nuestra incompletud”; estamos interpretando el mundo que nos rodea; es posible que la persona esté retrotrayéndose, en ocasiones, a situaciones angustiosas, recuerdos reprimidos u olvidados que posibilita, canaliza y contiene, tanto en situaciones de acción como en momentos de reflexión, la relación privilegiada con los otros compañeros del grupo y el dispositivo diseñado a tal fin. Ello lo escribirá, volcará (no siempre) sobre el papel; este acto de la escritura, en sí mismo, es ya una modalidad de darse cuenta, de tomar conciencia… Y quizá, el momento más particular sea el coloquio con sus compañeros del trinomio

¿por qué? Porque si la metodología implica la lectura del texto, es posible que lleve implícito que progresivamente la persona esté abierta a la escucha de la historia y los afectos del otro, pudiendo significar ello que adquiere la capacidad de escuchar sus propios afectos y la capacidad de descubrir el sentido de su propia historia; va escuchar en boca de otra persona su texto, su contenido leído por otra voz, otra emoción, otro ritmo; es este momento en ocasiones fuerte, duro, pero enriquecedor. De este modo el alumno en formación, a través del espejo que le ofrecen los compañeros, descubre en ellos las resonancias de sus propias angustias, los mismos sufrimientos. En este sentido de la expresión de los sentimientos se suele coincidir en que es necesario dotarse de una prudente reserva, dado el carácter íntimo de toda experiencia sentimental. Carlos Castilla del Pino nos indica: “… Hay una suerte de resignación a la hora de hablar de nuestros sentimientos, pues se cuenta con el hecho de que no podemos ser entendidos del todo”.

 

Es cierto que el oyente no puede tener la misma referencia que el que habla si no otra: la suya. Esto es lo que queremos indicar al hacer referencia a la “no mirada autónoma sobre uno mismo”, pero es aquí, justamente, donde encontramos el valor de la formación personal, su punto de inserción y articulación: un dispositivo de formación que la persona percibe, que le ayuda a atenuar ese carácter íntimo de la experiencia y le permite, paulatinamente,


 

 

mostrarse y decirse a los otros, en confianza y en libertad, en un plano de igualdad. Es posible que, a partir de esos momentos reiterados, progresivamente, los conceptos adquieran significados en la persona que son integrados por su vivencia íntima de ellos. En ese momento la persona tiene otra disponibilidad para recibir la conceptualización; se ha creado una complicidad; lo entiende porque le resuena. Lo ha vivido, sentido y compartido; porque ha movilizado algo profundo de su persona; está encontrando el nexo entre la formación personal, teórica y práctica con el niño. En la medida en que la vivencia, comprensión y reflexión de sus actitudes y modos de ser, estar y hacer van haciéndose un hueco en la persona, posiblemente este educador-psicomotricista estará atenuando sus propias proyecciones y quizás el cristal de su mirada se tornará más neutro. (6)

Marco de la formación personal del psicomotricista La formación personal implica una coherencia

1.     Unas condiciones: Seguridad afectiva de las personas

2.         Un cuadro: Implica una metodología y unos límites

3.         Un ajuste: ¿Qué se recibe?, ¿Qué se reenvía?

4.           Unos temas: Persiguen unos objetivos; se manejan con unos criterios y en un orden

5.         Unos criterios: Tendentes a establecer la comunicación para formar un grupo derivando hacia el individuo con unas alternancias

6.         Un orden

a)  Propuestas al grupo entero

b)   Proponiendo un dispositivo relacional b1) La formación de un trinomio

b2) En ciertos momentos, el grupo entero se reúne y cada persona dispone de un tiempo para reflexionar sobre ciertas cuestiones precisas inducidas por el formador

c)  El formador garantiza el funcionamiento del dispositivo

 

 

 

 

 

 

(6)          Bernard Aucouturier:” …Con la formación personal no tengo ninguna pretensión de cambiar a las personas. Es una preparación en relación a la ayuda con el grupo de niños o con un niño. Y todo lo que es propuesto encuentra sus raíces en lo arcaico, o sea en torno a las relaciones que puede vivir un niño con su entorno inmediato, principalmente con la familia. Entonces, retomo estas situaciones a través de metáforas y es evidente cómo la tonicidad es requerida y las emociones están asociadas, produciendo un cambio profundo en la persona. Y este cambio no lo busco, llega o no. Cada persona busca y hace su camino. Por este hecho, esta formación personal tiene que estar bien enmarcada, porque cuando se trabaja con el cuerpo, se trabaja con lo arcaico, con las pulsiones; por lo tanto, es necesario un marco preciso en las formaciones por la vía del cuerpo…"


 

 

Contenidos esenciales de la formación personal del psicomotricista

 

jugar-crear-escuchar

(…Donde las sensaciones, las emociones, los afectos, las representaciones, la movilización del imaginario y las interacciones son siempre buscadas)

 

a)  Juegos que hacen referencia a profundas emociones vividas en el diálogo tónico-emocional originario con la madre, vividas en las primeras manipulaciones recibidas:

- equilibrarse, desequilibrarse

- acunarse, ser acunado

- resbalar, rodar, girar

- tocar- ser tocado, mirar- ser mirado

- oponerse, resistir, tomar, tirar, empujar rechazar, lanzar, atrapar, atacar, liberarse, saltar, chutar, escalar, correr,estirarse, relajarse (estiramientos pasivos y activos, solo - a dos), respirar

- jugar sobre el suelo: contactos, apoyos, ejes del cuerpo, movimientos simétricos placer de la coordinación, movimientos giratorios, ritmos, danzas

 

b)   juegos de placer sensoriomotriz que hacen referencia a la búsqueda de sus propios límites corporales, a la experimentación de las capacidades motrices y a las estimulaciones kinestésicas

 

c)  juegos sobre los temas de los fantasmas arcaicos del cuerpo en relación

- devorar, destruir, huir, atacar, fusionarse, envolverse

- juegos de identificación mágica de omnipotencia: monstruos, bestias feroces (lobo, cocodrilo…), Brujas, ogros, héroes con los cuales se identifica el niño.

 

d)   juegos de reaseguración profunda que hacen referencia a los contrastes emanados de la presencia-ausencia, de perder-encontrar

- aparecer desaparecer (esconderse, ser descubierto)

- construir destruir

- desordenar ordenar: dispersar-reunir

- abrir cerrar

- crear el lleno, el vacío

- perseguir, ser perseguido


 

 

e)  crear y compartir - con el movimiento, solo o a dos

- con el material: balón, cuerda, bastón, pañuelo, telas, papel, cartón, tierra, arena, pintura

 

f)   crear juegos dramáticos con el lenguaje: crear historias, escribir las y teatralizarlas

g)   crear símbolos de grupo -danzas colectivas, creación con el material

h)  compartir y escuchar; hablar, escribir sobre: ¿Cómo han sido vividas las situaciones prácticas? …Las sensaciones, las emociones, la tonicidad, la gestualidad…

 

Referencias Bibliográficas

 

-Anzieu, D. (1989). El yo -piel. Madrid: Biblioteca Nueva

-Anzieu, D et al. (1981). Psicoanálisis y lenguaje: del cuerpo a la palabra. Buenos Aires: Kapelusz

-Aucouturier, B. (2004). Los fantasmas de acción. Barcelona: Graó

- (1997). Du pretexte au texte. Documento interno de la EIA. Tours (Francia). Sin

publicar.

-Castilla del Pino, C. (2000). Teoría de los sentimientos. Barcelona: Editorial Tusquets.

-Chokler, M. (2002). Neuropsicosociología del desarrollo; marco conceptual para la práctica de la atención temprana. Revista Cuadernos de Psicomotricidad, n. 21

-Domínguez, M. A. (2001). La formación personal. Revista Cuadernos de Psicomotricidad, n. 19

-  (2001). Entrevista a Gerard Mendel. Revista Cuadernos de Psicomotricidad. n. 19

-  (1999). El sistema de actitudes del educador en práctica psicomotriz. Aula de Infantil, Editorial Grao 15

-  (2000). Entre rosa y el amarillo: la expresividad motriz. Revista Entre líneas, n. 8.

-Fromn, E. (1982): El miedo a la libertad. Barcelona: Paidós Studio.

-Mendel. G. (1998): l,acte est une aventure. París: Editorial de la Decouverte.

-  (1988): La psycoanalyse revisitée. París: Editorial de la Découverte.

-  (1992): La sociedad no es una familia. Del psicoanálisis al  sociopsicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

-Mendel, G. (2001): Freud, Winnicott, Aucouturier. Cuadernos de Psicomotricidad, n. 22.

-XX Stage PPA- Portimao (Portugal) (1997) documento interno de la EIA. Sin publicar

-XXIII Stage PPA-Rimini (Italia) (2006) documento interno de la EIA. Sin publicar.

-Kreisler, L. (1981): Le nouvel du desordre psisomatique. Editorial Privat


 

 

 





 

                                         Cómo citar este artículo

Domínguez, M.A (2017) La formación personal del psicomotricista. Revista de Psicomotricidad PuntoCom. Extraído (la fecha) en