por Begoña Ruiz Ibáñez, artículo elaborado para la I Jornadas Nacionales de Práctica Psicomotriz en PEI-EIP, Noviembre del 2011.
www.revistadepsicomotricidad.com o http://revistadepsicomotricidad.blogspot.com agradece públicamente a Begoña Ruíz Ibáñez por enviar este artículo desde España.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Cuidar a los/as no cuidados/as desde la Práctica Psicomotriz
LOS NO CUIDADOS
Con estas líneas,
pretendo hacer una pequeña reflexión en torno a la práctica psicomotriz y su relevancia en la ayuda a aquellos/as
niños/as que, por determinadas circunstancias familiares y sociales,
no son lo suficiente o
adecuadamente cuidados/as en su
infancia. Podríamos hablar de
menores pertenecientes a familias desestructuradas con padres/madres
faltos/as de competencias parentales, con
problemáticas sociosanitarias, dentro de contextos económicos y sociales desfavorececidos… Los textos
oficiales les “colocarían” dentro del concepto de “menores en situaciones de riesgo o desprotección social”.
La “huella” que este entorno “desfavorecedor” puede dejarles y el grado en que puede verse afectada su salud y
su desarrollo físico, socioafectivo y cognitivo dependerá de factores como el nivel de
riesgo o desprotección en el que se sitúen, las “habilidades” personales de
cada uno/a de ellos/as y el apoyo que
puedan haber recibido o recibirán de la sociedad y sus agentes socioeducativos.
Jorge Barudy plantea
que el bienestar infanto-juvenil puede entenderse como el resultado de un proceso que va más allá de la mera suma de las aportaciones y responsabilidades de los padres o
tutores, sino, también de tener en
cuenta otros factores como los recursos comunitarios, los factores
contextuales, las necesidades infantiles, las competencias parentales, la
llamada resiliencia…
Y, en este punto,
podemos preguntarnos: ¿Realmente es posible que los
agentes socioeducativos podamos “cuidar”
a los “no cuidados/as” para compensar
sus déficits y fortalecer sus capacidades personales y sociales? ¿La Práctica Psicomotriz nos puede ayudar a
ello?
Jorge Barudy, Boris
Cyrulik, Manciaux, Vanistendael,
Lecomte y otros autores, con sus
aportaciones, nos dirían que sí a la
primera pregunta. Muchos/as
profesionales que estamos en el día a día con estos/as menores, también
decimos que sí. Y algunos/as que hemos descubierto la práctica psicomotriz como herramienta de trabajo en el ámbito
social con menores, también contestamos de forma afirmativa a la segunda
pregunta: la práctica psicomotriz es una
herramienta eficaz y adecuada para ayudar a estos/as niños/as.
CÓMO PUEDE AYUDAR LA PRÁCTICA PSICOMOTRIZ
Podría alargarme
mucho hablando de esto, pero, desde mi
punto de vista, me quedaría con tres ideas, especialmente significativas, al
respecto:
El dispositivo de la
sala de psicomotricidad con sus normas,
sus espacios físicos y temporales y las
actitudes de coherencia , autoridad ,
escucha empática y acompañamiento de los/as psicomotricistas , junto con la posibilidad de disfrutar del
juego en un ambiente de aceptación ,
les da a estos/as niños/as una estabilidad , estructura y seguridad , a
la que no están acostumbrados en su contexto familiar y social.
2- FAVORECE UNA REASEGURACIÓN
PROFUNDA DESDE LA EXPRESIÓN DE SU
HISTORIA AFECTIVA.
Estos/as niños/as pueden encontrar en la sala de psicomotricidad
un espacio para expresar motrizmente su
historia afectiva, pudiendo reasegurarse con el sostén
, la contención y la ayuda ajustada de los psicomotricistas, actitudes éstas básicas
para el bienestar y que , quizás no las vivieron de forma adecuada o
suficiente, en los primeros años de
vida.
3- POTENCIAR UNA IDENTIDAD
POSITIVA Y UNA AUTONOMIA
Desde el marco de la práctica psicomotriz, los/as
menores reciben un “espejo” de sí mismos
como “individuos” que caminan
hacia la autonomía con potencialidades y capacidades positivas. Esto contrasta con la imagen negativa que a
veces suelen recibir en su contexto familiar y social y que les suele generar
una autoestima baja.
La Práctica Psicomotriz de Bernard Aucouturier
constituye, en definitiva, un apoyo al itinerario educativo y al desarrollo
personal: físico, afectivo y cognitivo, que, en especial, cuando va dirigido a
la infancia en sectores marginales, adquiere un valor compensatorio frente a
las carencias de su entorno social: físico, familiar y escolar.
( Esperanza Fontá, Alcance de la práctica
psicomotriz en la infancia marginal” Anuario de Psicología)
ALGUNOS DISEÑOS POSIBLES CON LA PRÁCTICA PSICOMOTRIZ
Desde mi trabajo como educadora en el Distrito 5 de Bilbao y, teniendo
como referencia experiencias de
Vizcaya, Barcelona, , Madrid, Navarra … podría hablar de cuatro diseños que
pueden ser utilizados en este ámbito.
Todos ellos se basan en la teoría y modelos de la Práctica Psicomotriz de B.Aucouturier, adaptados a las realidades
con las que los educadores se encuentren. (por ejemplo, el perfil de los/as menores y los “condicionantes”
administrativos , espaciales , temporales o
económicos)
1- GRUPOS “GRANDES” DE PRÁCTICA PSICOMOTRIZ EDUCATIVA
La referencia teórica
más clara serían los grupos de práctica
psicomotriz educativa que se suelen realizar en el contexto escolar o en centros de ocio y tiempo libre
con grupos de 10 a 25 niños/as. Nuestro equipo ha utilizado este diseño, desde un
marco preventivo, en el contexto natural de un colegio situado
en una zona y con una población especialmente “vulnerable ” a situarse en riesgo
o exclusión social. Los objetivos son:
·
Posibilitar un apoyo y refuerzo al desarrollo
madurativo de toda la comunidad de niños/as.
Detectar
posibles menores en
situación de riesgo, con dificultades no atendidas para derivar a los compañeros/as
dedicados/as a intervenciones “más
especializadas”.
· Reforzar
y apoyar a aquellos niños/as que presentando un
riesgo leve o unas dificultades menos
“severas”, (falta de normas, falta de habilidades de relación, retraso
madurativo leve, dificultades escolares…) pueden encontrar en este diseño un acompañamiento
que puede resultar “terapéutico” en
su desarrollo madurativo.
Los principales
inconvenientes de este diseño tienen que ver con la posible “concentración” de un excesivo número de
niños/as con trastornos en un formato
no terapeútico de grupo grande y el hecho de que aún no haya muchos centros escolares, administraciones y
entidades conscientes , sensibilizadas o con posibilidades para este tipo de intervención en contextos
naturales por parte de educadores/as.
1- TERAPIAS PSICOMOTRICES INDIVIDUALES
En nuestro ámbito de
actuación, estas terapias estarían dirigidas a menores en riesgo o exclusión social
en el que los factores “desposibilitadores” han generado problemáticas y
trastornos importantes relacionados con
comportamientos agresivos, agitación
motriz, inhibición u otras patologías, que necesitan una ayuda que se encuadra dentro del marco
que Bernard Aucouturier propone en sus referencias bibliográficas para
la terapia individual.
El
objetivo específico de la ayuda
psicomotriz individual consistirá en restaurar, o instaurar, el vínculo
somato-psíquico para atenuar los trastornos de la expresividad motriz del niño
y permitirle pensar en la acción.
(Bernard Aucouturier, Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz)
Este diseño requiere la
intervención de profesionales
psicomotricistas con una formación
teórica, práctica y personal importante
y específica.
Por otra parte, este formato supone unos costes económicos mayores que otros
encuadres con lo que no es tan fácil su materialización en
programas de ayuda individual gratuita
o de coste “asequible” para las familias
en riesgo o desprotección social. Por otra parte, éstas no cuentan con suficientes recursos económicos
para acceder a gabinetes o centros privados.
3-GRUPOS DE AYUDA
PSICOMOTRIZ
Recogiendo la idea de
Bernard Aucoturier sobre los grupos de ayuda, se ha intentado
trasladar este concepto a nuestro ámbito
de intervención. Desde mi experiencia y la de otros/as compañeros/as, este
diseño resulta muy posibilitador para
determinados/as niños/as en riesgo o exclusión social, que reciben una
ayuda a sus dificultades a través del dispositivo, a través del hacer
de los psicomotricistas y del contexto
del grupo de iguales.
Creo que es un diseño
a experimentar, con el que hay que
seguir ensayando y profundizando,
ya que si bien, la base es muy enriquecedora y los resultados son positivos, la puesta
en marcha puede generar algunas
dificultades , que nosotros hemos ido comprobando e intentando
resolver, con mayor o menor éxito, a
través de la creatividad, la intuición y la supervisión de otros profesionales.
Temas a reflexionar serían, por ejemplo:
·
El grado de homogeneidad/heterogeneidad de los
grupos en relación a número, edad,
género, sintomatología y, dificultades en la expresividad motriz.
Las propuestas a introducir por los psicomotricistas en un
grupo en el que pueden darse diferentes situaciones, puede haber necesidades
“terapéuticas” individuales (propuestas
de espacio, materiales, tiempo, técnicas corporales, uso del lenguaje…)
·
La posibilidad de que haya
un solo psicomotricista o una pareja
(masculina/femenina) dinamizando la sesión de psicomotricidad. (
coordinación de la pareja dentro y fuera de la sala, control de las resonancias
personales y mutuas , ...)
· La duración de la intervención
con el grupo frente a los límites
establecidos por la administración, las entidades subvencionadoras o gestoras …
· La configuración de grupos
en los que participa el sistema familiar …
· La adaptación del diseño a
los condicionantes
externos como el espacio físico disponible , los “mandatos” de las entidades administrativas o financiadoras , las posibilidades económicas …
1- DISEÑOS DE ATENCIÓN TEMPRANA
No
descubro nada nuevo si digo que los/as educadores/as vemos la conveniencia e importancia de una intervención temprana en el tiempo
con los/as menores y sus familias.
En este caso, hablaríamos de un
diagnóstico precoz y una estimulación temprana que posibilite la compensación de las situaciones de carencia vividas , un refuerzo
de las potencialidades , buscando un proceso de resiliencia en los/as niños/as.
Pongo especial énfasis en la intervención temprana con
los niños porque me parece que hay muchas cosas que se maduran antes de los
tres años, es decir, el periodo en el que el niño adquiere su identidad en
relación con el mundo exterior, y me
parece que es el periodo realmente importante de toda la maduración psicológica
del niño( Alberto Lasa , Cuadernos de Psicomotricidad, Diciembre 2000)
Así,
un cuarto, quinto o sexto diseño sería cualquiera de los anteriores pero adaptándolo
a las necesidades y características de niños en la primera
infancia.
La
gran dificultad para mí, en este caso,
sería que, muchas veces, los profesionales
de la educación, pediatría, psicología… necesitamos estar más atentos, interiorizar
realmente la importancia de este tipo de atención para detectar
y derivar adecuadamente y., crear
programas para estas edades.
EL PLANTEAMIENTO SISTÉMICO
Me gustaría destacar
también, que, desde nuestro
planteamiento de intervención sistémica, el trabajo con las familias de los/as
menores y con el resto de recursos profesionales implicados se ve no sólo
necesario, sino “vital” para posibilitar
cambios intersistema e intrasistema.
Sobre la intervención
con las familias en nuestro contexto, me gustaría señalar, brevemente, algunas ideas:
· Para crear cambios positivos en la familia, en los
padres/madres hay que CREER primero en ellos/as como personas con posibilidad de cambio, mayor o menor, pero
cambio.
· La ayuda no debe estar dirigida o, por lo menos no sólo,
a atender ASISTENCIALMENTE a la familia, sino a su CAPACITACIÓN, al desarrollo de sus recursos personales, como
personas, padres e individuos que
forman parte de la sociedad. Desde ahí, también es necesaria la idea de RESPONSABILIZACIÓN en la crianza frente a la de CULPABILIZACIÓN por los fallos
o faltas.
En
definitiva, la familia no es un objetivo secundario, es principal también en la intervención y debe ser protagonista y formar
parte de los procesos (sin excluirla dentro de lo posible), de tomas de decisiones
externas, en relación al presente o futuro familiar.
Para garantizar el crecimiento y desarrollo de un niño
hay que cuidar en principio a los adultos que se ocupan de ese niño porque, finalmente, nadie puede ofrecer lo
que no tiene. No se puede dar sostén, respeto, continencia, afecto, si uno no
se siente querido, sostenido, contenido, reconocido y respetado. (Myrtha
Chokler, Cuadernos de Psicomotricidad, Junio 2001)
En el mismo sentido
de la reflexión anterior de Myrtha Chokler, el/la educador/a, el/la psicomotricista necesita hacer un trabajo teórico formativo importante , pero , sobre todo, una formación
y recorrido personal de autoconocimiento, análisis de las resonancias
emocionales, una reapropiación motriz de su historia afectiva para poder
entender al niño/a que tiene delante y poder ayudarle con unas actitudes
básicas y una técnica acorde con éstas. Y, desde mi punto de vista debe ser un
profesional que fomente la creatividad y el autocuidado. Sólo si
nos hemos sentido cuidados, somos
capaces de cuidarnos y sólo si nos cuidamos, podemos cuidar.
CONCLUSIÓN
Y, para terminar un
texto de Boris Cyrulnik sobre la resiliencia:
No
es tanto el niño el que es el resiliente
como su evolución y su proceso de vertebración de la propia historia.
Esa es la razón de que todos los que han tenido que superar una gran prueba
describan los mismos factores de resiliencia. En primer lugar, se indica
siempre el encuentro con una persona significativa. A veces, basta con, una
maestra que con una frase devolvió la esperanza al niño, un monitor deportivo que le hizo comprender que las
relaciones humanas podían ser fáciles, un cura…, un jardinero, un escritor,
cualquiera pudo dar cuerpo al sencillo significado: “Es posible salir airoso”.
Todo lo que permite la reanudación del vínculo social permite reorganizar la
imagen que el herido se hace de sí mismo. Cyrulnik (2002 )“Los patitos feos:La
Resiliencia :Una infancia infeliz no determina la vida” Editorial: Gedisa ”
Una maestra, un
monitor, un cura, un jardinero, un escritor… ¿un/a psicomotricista en una sala
de psicomotricidad?
BIBLIOGRAFÍA
Aucouturier,
B (2004) “Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz” Editorial: Grao
Arnaiz
Sánchez P. y Rabadan Martínez M (2001)”La psicomotricidad en la Escuela : Una
Práctica Preventiva y Educativa” Ediciones Aljibe
Barudy, J. y Dantagnan M. (2005)“Los buenos
tratos a la infancia :parentalidad,
apego y resiliencia “ Editorial Gedisa
Barudy, J. y Dantagnan M. “Los desafíos
invisibles de ser madre o padre: Manual de Evaluación de las Competencias y la
resiliencia infantil” Editorial Gedisa
Cyrulnik
(2002)“Los patitos feos: La Resiliencia :Una infancia infeliz no determina la
vida” Editorial: Gedisa ”
Cyrulnik
(2005) “Bajo el signo del vínculo:una historia natural del apego” Editorial
Gedisa
Chokler
M (2001) “Neuropsicosociologia del desarrollo; marco conceptual para la
práctica de la atención temprana” Cuadernos de Psicomotricidad
Fonta
Elena (1989) “Alcance de la práctica psicomotriz en la infancia marginal”
Anuario de Psicología.
Lasa
A. (2000) Entrevista en Cuadernos de Psicomotricidad”
Begoña Ruiz Ibáñez . Psicóloga, educadora social y
psicomotricista.