#RESEÑA
El pasado domingo 23 de abril de 2017 tuvo lugar el seminario “Bases de la práctica psicomotriz educativa y terapéutica. El niño que juega, el niño que no juega” de la mano de Bernard Aucouturier y organizado por La Violeta, por una Infancia Sana, en Madrid.
La Violeta es uno de los centros pioneros de educación activa de Madrid, dedicado desde hace años a la primera infancia y a las familias desde el profundo respeto a las necesidades que éstas presentan en su conjunto. Con la pretensión de difundir esta mirada, La Violeta contribuye socialmente a la evolución de los paradigmas educativos que se centran en el niño y en el juego espontáneo como herramienta de acompañamiento en el desarrollo del niño. Y lo hace con programas de formación para profesionales, asesoramiento pedagógico, orientación a las familias y terapia infanto-juvenil. Sin duda, una mirada a la infancia compartida con la comunidad de psicomotricistas a gran escala.
La intensa jornada comenzó remarcando la importancia del objeto maternante desde el mismo momento en que el niño es concebido y de cómo su unidad corporal es condicionada por la calidad de los cuidados recibidos. Pasando por las diferentes etapas de la organización de la unidad corporal del bebé, Aucouturier habló de cómo el objeto maternante transforma las experiencias para ayudarle a re-organizarse en una interacción precoz desde su cuerpo, facilitando un sentimiento basal de identidad como primer agrupamiento corporal. Dando gran valor al agrupamiento del cuerpo como concepto base a partir del cual se organizan todas las funciones, también habló de las tensiones corporales en cada etapa de organización corporal, las angustias arcaicas heredadas de Winnicott y las fantasías de
acción. En este sentido, también habló sobre la importancia de los engramas de acción e inhibacción como base de las fantasías, ya que éstas están ligadas al placer de la relación con el otro; son la manifestación de placer o displacer que se almacena en la memoria experiencial o implícita como huellas de acción duradera. Así, la ponencia fue evolucionando hacia el juego espontáneo, como la herramienta de creación libre que tiene el niño para preservar su seguridad afectiva. Haciendo referencia a los juegos de reaseguración profunda (trepar, esconderse, envolverse, perseguir – ser perseguido…) y más tarde de los de reaseguración superficial, la mañana terminó con el visionado y comentario de una sesión en vídeo por parte de Aucouturier.