La Formación
Personal del Psicomotricista
El objetivo es facilitar a las
personas un recorrido de reflexión y autoconciencia sobre sí mismas, una ayuda en su maduración
psicológica, orientándolas hacia las resonancias tónico- emocionales y la adquisición de la empatía tónico-emocional. Es una formación
a través de la vía corporal para conseguir una reapropiación sensoriomotriz más o menos olvidada, en la que el
adulto reactualiza su biografía, que se manifiesta mediante la expresividad
somática y, también, por las producciones (espaciales, temporales, con los objetos) y representaciones (escritura, pintura, modelado).
Cada persona efectúa dicho recorrido personal de cambio y descubrimiento de sí mismo con el apoyo del grupo. Ello genera un sistema de actitudes y una tecnicidad integrada en la persona
que le facilita y permite una progresiva competencia relacional con los niños, que hace referencia a su
disponibilidad y calidad de escucha, a un cerca-lejos, a un ajuste
corporal y verbal
permanente en sus interacciones con ellos.
Una reformulación permanente
En los años 60, 70 del pasado siglo XX, los niños jugaban en calles y plazas por permitirlo así el entorno
circundante (1). En el presente
2017, un momento excepcionalmente particular- la era Internet- de cambios vertiginosos en el que se está produciendo el final del mundo tal y como conocemos siempre ha sido así, porque aunque el futuro nunca es lo que era, se ha acelerado
su mutación. Desde esa interacción de la infancia
con sus iguales en plazas, calles y praderas, al
libre albedrío, hasta esta época
cibernética han pasado
muchas cosas.
Dice
el sociólogo y antropólogo David Le Breton, profesor en la Universidad de
Estrasburgo, en su ensayo “Desaparecer de sí, una tentación contemporánea” (Siruela, 2016):"…El vínculo social es más una variable
ambiental que una exigencia moral. Para algunos no es más que el escenario
de su desarrollo personal…”. Diferentes autores han descrito el fenómeno sociológico de la transformación de los usos y
costumbres propios de cada época en cuestión; por ello y debido a la continua evolución de los contextos culturales y
sociales en los que nos desarrollamos, tanto como adultos como niños, exigen una reformulación permanente- también en
psicomotricidad- de las estrategias pedagógicas.
Y es por estos escenarios sociales, culturales y ambientales, desde los años 60 del pasado siglo XX, hasta el presente
2017, donde la formación personal
en práctica psicomotriz, siempre en revisión y sobre la que se ha escrito
y publicado poco,
ha germinado y tomado arraigo.
Una finalidad
Ortega y
Gasset: “lo que pasa, es que no sabemos lo que nos pasa, y por eso pasa lo que
pasa”. Oscar Wilde: “El que no piensa
por sí mismo no piensa
en absoluto”.
Más allá de otras consideraciones que expondré a lo largo
de este artículo, inicialmente diré que para un servidor
la finalidad más relevante, entre otras, en este presente
de la formación personal en psicomotricidad, es formar a psicomotricistas en la autonomía
-(su identidad como sujeto, en la calma activa y en el sentido del humor)- para que eduquen
en dicha autonomía a los niños, porque el
gran problema de su vida, y la de los niños que acompañarán en su trayectoria profesional, será vivir o no
vivir en la dependencia y la falta de autonomía, y en el difícil ajuste de las necesarias relaciones
con el mundo circundante que tendrán que mantener, en las que siempre se vislumbrará
el deseo y el uso del poder y los vericuetos de la postverdad.(2)
Tres niveles indisociables en la formación del psicomotricista
Una
pregunta a formularse
es si aspectos que consideramos indispensables para la relación con el niño como: disponibilidad, calidad de acogida
y escucha de sus producciones, equilibrio entre el acercamiento a su vivencia
y el distanciamiento emocional de la misma (el cerca-lejos) y el ajuste tónico, gestual, postural y verbal se
obtienen con una instrucción teórica. Según nuestro
modo de entender la formación en práctica psicomotriz educativa y terapéutica, existen tres niveles indisociables en
dicha formación: la formación personal, la formación práctica y la formación teórica. Estos tres niveles forman un
todo indivisible. No es suficiente con una instrucción teórica.
(1)
(Domínguez M. A. en El plumilla del
Bierzo…) “…Entonces el tiempo libre era mucho, no existía el tráfico actual, lo
que permitía
un modo libre de adentrarse en los escenarios que tu ánimo infantil te sugería,
y por otro lado las exigencias académicas que para nada tenían que ver con las actuales,
permitían que una vez abandonada
la escuela, - la verdad es que también dentro de ella - solo existía
una consigna: jugar, jugar, y jugar…”
(2)
En
Entrevista efectuada a José Antonio Marina por Miguel Ángel Domínguez Sevillano
en revista cuadernos de psicomotricidad nº26). “…Aprender a vivir es fundamentalmente la adquisición de los recursos
cognoscitivos, afectivos y operativos que van a permitir
al niño cuando sea adulto, estar en buenas condiciones para resolver los problemas que
tenga…Para que el sujeto pueda decidir, primero debe ser autónomo, estar dotado de voluntad entendida
como inteligencia que otorga la capacidad de dirigir el comportamiento para salir bien parado de una situación. El origen del problema es que se ha sustituido el concepto de voluntad por el de
motivación: cuando se admite la voluntad, el sujeto determina el comportamiento;
en el segundo caso es el motivo el que lo hace y, a falta de motivo, desaparece
la acción. La estructura psicológica
de la autonomía depende en buena parte del estilo afectivo, que la ciencia ha
revelado que se desarrolla poderosamente
en los primeros 36 meses de
vida y tiene mucho que ver
con la seguridad que los padres aportan o dejan de aportar al niño…”
La identidad de la Práctica Psicomotriz Aucouturier está constituida por un conjunto
coherente que la caracteriza
y que aseguran su originalidad y su especificidad. Este conjunto está compuesto por principios, dispositivos y estrategias que favorecen el desarrollo psicológico de la persona,
sea a nivel educativo/preventivo, sea a nivel terapéutico. Este conjunto armonioso y preciso representa la identidad de la PPA y sostiene su
coherencia en estos tres niveles mencionados: personal, teórico y práctico.
Observar/observarse
Si debemos, queremos actuar, interactuar, compartir,
comunicar con el niño, imprescindiblemente
debemos observar, tener en cuenta, ser sensibles
a los matices, acontecimientos, indicios,
pistas, parámetros que nos ofrece y exhiben delante de nuestra mirada los niños. Y la primera
observación a realizar
es sobre uno mismo.
¿Qué vemos (sentimos, interpretamos, proyectamos) cuando observamos? ¿Es posible
eliminar el color del
cristal con que se mira? La
no mirada autónoma sobre sí mismo es un obstáculo para poder tener una mirada
clara sobre el otro: para comprender su vivencia, debo tener una comprensión de la mía propia a la que tengo que referir la vivencia del otro.
¿Se puede evitar la subjetividad, las proyecciones cuándo miramos al otro, cuándo miramos al niño? Creo que no. ¿Atenuar? Entiendo que sí: es nuestro proceso de formación siempre inacabado. En ello ayudará de un modo decisivo la formación personal
(3) (4)
La adquisición de un sistema de actitudes. La
formación Personal es una formación en competencias.
Los
contenidos de la formación personal
en práctica psicomotriz tal y como los concebimos
están destinados a ayudar a
la persona a nivel tónico emocional, y más concretamente a la toma de conciencia de aquello que vive
en función de su historia personal tónico afectiva a partir de vivencias
en situaciones que propician revivir
la propia historia
afectiva. Todo esto a través de diferentes niveles de
simbolización: el movimiento, la escritura, la palabra, el modelado. El objetivo final de una persona
que decide iniciar la aventura de formarse en
práctica psicomotriz, según nuestro punto de vista, es el de estar
preparada para ayudar al niño en su maduración psicológica a través
de la vía sensoriomotriz.
(3)
Cristóbal Gómez
Mallorga (La mirada crea realidades):“…
Vemos el mundo a través de los esquemas que nos permiten nuestro limitado pensamiento. Me propongo mirar el aula siendo consciente de esta limitación del entendimiento. El profesorado Narciso
sólo ve a los niños y niñas en los que se ve reflejado; los pesimistas sufren
los problemas del alumnado; los deseosos de poder ejercen la disciplina
de forma explícita, y los neuróticos se pierden entre la culpa, el castigo y el perdón. Es decir, nuestros
alumnos y alumnas
son espejos en los que nos miramos
diariamente, en los que vemos nuestras limitaciones, en los que nos
sentimos identificados, en los que completamos nuestras carencias y, también,
en los que disfrutamos nuestros aciertos…”
(4)
Mirta Chokler: “para garantizar el crecimiento y desarrollo de un niño, hay que cuidar en principio
a los adultos que se ocupan de ese niño porque, finalmente, nadie puede ofrecer lo que no tiene. No se puede dar sostén, respeto,
continencia, afecto, si uno no se siente querido,
sostenido, contenido, reconocido y respetado”.
La formación personal
colabora en ello encaminando al psicomotricista a la adquisición de un sistema
de actitudes que le ayude a desarrollar una mirada ajustada sobre la
expresividad motriz del niño; Incorporará en su profesionalidad una tecnicidad, progresivamente integrada en la
persona, que le facilite y permita una competencia relacional con los niños
para poder interactuar con ellos y ofrecerles la posibilidad de un desarrollo armonioso, para existir como personas únicas en el futuro ofreciéndoles las condiciones más favorables para comunicar, expresarse, crear y pensar.La
formación Personal es una formación
en competencias. Existe toda
una integralidad específica que favorecen un recorrido de descubrimiento de sí
y que ayuda a los alumnos
a acceder a una competencia profesional.
El formador
Un formador tiene una historia:
su historia personal.
Se le supone un recorrido
profesional que ha
estado acompañado de determinadas circunstancias, acontecimientos, dudas, interrogantes, crisis, etc.
Ha hecho su recorrido parándose
en las estaciones que le parecieron pertinentes, aquellas que no
se pudieron evitar, otras que se le exigieron. Con toda seguridad, también fue
y seguirá siendo partícipe ocasionalmente de un grupo que, en determinados momentos,
prosigue su propia formación personal.
Ahora
él se encuentra en tesitura
de ser el responsable del acompañamiento de un grupo. Es indudable
que las propias experiencias vividas en su etapa de formación le permitirán ser sensible
a los avatares que plantee
un grupo de formación personal.
¿Qué pretende el formador en un curso de formación personal?
En esencia, el objetivo fundamental es facilitar a las personas un recorrido de reflexión sobre sí mismas; de alguna manera, se busca establecer la relación entre la historia
de la persona y sus producciones. Al igual que el niño en la sala, el adulto, colocado
en un medio particular como es un curso de formación personal,
reactualiza la historia profunda del cuerpo que se manifiesta en el cuerpo real mediante la
expresividad somática y también por todas las producciones y representaciones.
Contemporáneamente y tal como lo entendemos actualmente, en el transcurso de esta formación, en momentos
particulares, se abre un espacio propicio para
elaborar conceptos acerca del desarrollo psicológico del niño, de la
práctica, así como de la actitud y de la tecnicidad del practicante, a partir de temas/situaciones propuestos y vividos a lo largo de las sesiones, que son metáforas
del comportamiento del niño, en el que el hilo
conductor es la tonicidad (el tono en relación); son metáforas tónicas que encuentran su plena dimensión
simbólica.
El dispositivo de la formación
personal: Lógica-encadenamiento- tiempos
¡Formar la persona! Suena un poco pretencioso, incluso
omnipotente. Y ciertamente lo es. Ello nos lleva a un principio filosófico: el formador
no forma, pero ayuda a las personas
a formarse. Su intención
es buscar los medios más adaptados y más eficaces
acompañando a las personas sin invadirlas, con el objeto de que se apropien de sus propias
capacidades.
De esta praxis ha surgido algo que hemos convenido
en denominar “el dispositivo de la formación personal “.
•
Un dispositivo que contiene y limita el contratransfer del formador en una formación
en que la están presentes
los afectos arcaicos y le permitirá estar más disponible para acoger y acompañar a las personas en una relación
de empatía. (La
metodología utilizada para garantizar
la seguridad afectiva de las personas es el acompañamiento -es el concepto de
envoltura estructurante-. Esta seguridad pasa a través de un
“recipiente” psicoafectivo que tiene como garante y punto de referencia el conductor de la formación
personal).
•
Un dispositivo que permite al formador
ayudar en la maduración psicológica sin intervenir directamente en los contenidos
psíquicos expresados por el grupo. Un dispositivo con unas reglas de funcionamiento claras,
respetadas por todos que liberará
y contendrá a la vez los afectos
de las personas.
•
Un dispositivo que facilitará una reflexión más profunda sobre
sí en un área de seguridad afectiva, tanto para las personas en formación como para el formador.
•
Un dispositivo y una actitud
del formador que abre la vía a cada persona
para apropiarse de su proceso
de cambio.
o
El formador
clarifica su función:
ayudar a cada persona a iniciar o proseguir su recorrido personal
de cambio y descubrimiento de sí, con el apoyo de las personas del grupo
y del formador.
o
El formador clarifica
su rol: crear las condiciones periféricas, pedagógicas y psicológicas necesarias para el cambio
de cada persona
con el objeto de que ello se efectúe en un área de seguridad
afectiva, pero este formador no tiene ningún poder sobre la historia
y los afectos de las personas. Él permanece exterior
a esta historia.(5)
(5)
Gerard Mendel en
cuadernos de psicomotricidad nº 22/ 2ª época 2001) ” …Cuando hace dos años en Asiago, Bernard Aucouturier comunicó
su intención de reunir juntos a todos los formadores y a todos los aspirantes a formadores para hacerles vivir el nuevo
dispositivo de formación personal,
tuve algunas reservas. ¿No se irían a
desarrollar transferencias intensas sobre el formador e igualmente transferencias laterales,
en particular agresivas
entre los participantes? ¿No sería necesario
instalar en algún sitio una especie de diván donde cada noche se me pidiera proceder a una “toilette psicológica” de los participantes más “tocados”? Puedo decir que en el presente estoy completamente tranquilo
siendo completamente “humano”,
el formador es menos quien forma (y por lo tanto se expone, en el amplio sentido
del término), que quien se queda como garante del respeto a las reglas. Son las reglas, el marco, el dispositivo, el método, los que forman. Si quisiera
intentar una breve descripción del método, tal cual se me aparece,
diría que su particularidad es asociar en el juego en igualdad,
cuerpo y espíritu. Esto no es lo que quisiera desarrollar sino, la problemática de la alteridad, del otro. En efecto, cada participante se pone en situación de reconocer
este hecho humano por excelencia, como es la necesidad del otro, en cualquier nivel que se sitúe. Cuando
después de diez a quince minutos de deambulación (no sin angustia) con la
venda los ojos, se encuentra al otro por azar, la mano que toca un cuerpo es la
certeza de una presencia
humana, no importa quién sea, con tal que sea miembro de nuestro espacio. El
trinomio son los otros, pero siempre en igualdad; Los otros que permiten revivir,
o casi, las experiencias de su infancia
con adultos. Pero esta re-vivencia se hace siempre con adultos iguales
entre ellos: en tanto que se es vencedor
en un combate, se será vencido en el tiempo siguiente; tal y como el cuerpo es
manipulado pasivamente, será éste, a renglón seguido,
el que practique activamente los mismos gestos sobre el otro, etc. Y esta interacción se opera sin hacer nunca comentario, es decir, sin hacer juicios que correrían
el riesgo de instalar una dependencia psicológica con
relación al juicio. Al final, en la verbalización donde se
redacta, después se lee un texto a partir de un tema propuesto por el formador
(¿por ejemplo, - “acabo de jugar y en mi infancia
jugué? -”). Este texto es primero leído por su autor, después
por el otro, y así cada uno por turnos.
Las cuestiones son planteadas después de cada lectura, pero sin hacer nunca comentarios. Nos vemos forzados a remarcar
que existe un proceso que desencadena una dinámica muy fuerte: es fuerte y difícil
para el formador parar estos tiempos de verbalización a pesar de que sean relativamente largos. Repensando el conjunto de la experiencia de formación a la que he asistido,
he pensado en Winnicott. Existe en él un hiato entre su avanzada teórica que, para mí, le ponen en igualdad con Freud y las modificaciones no muy
numerosas que ha aportado a la técnica psicoanalítica. Conocéis los juegos que ha inventado
para el niño, pero no tanto para el adulto. Se puede imaginar por extensión que, ampliando sus conocimientos a la
experiencia psicomotriz y el cuerpo, se orientaría hacia un método de
inspiración parecido al que yo he observado. Aquí se ha creado un espacio de
juego gracias a un sentimiento de
confianza y de seguridad, la creatividad corporal y mental de cada uno se
encuentra estimulada. Así, la
particularidad de este método consiste en seguir un recorrido por etapas. Son revividas en un orden no
cronológico las sensaciones más elementales del niño pequeño, y se pone en juego la dimensión tónico-emocional y la expresividad motriz en los diferentes momentos de la maduración. El desarrollo cognitivo
es suscitado a lo largo de todo este recorrido. Y se inventan
unas formas de socialización original, que se funden
sobre una ayuda mutua y en igualdad
con el otro y los otros. Evidentemente, lo que concierne
al arcaísmo psico-corporal se me ha aparecido con una gran visibilidad,
puesto que no he podido tener acceso al
discurso cognitivo de los trinomios. Detengámonos un instante sobre el término de arcaísmo, que me parecen
englobar contenidos muy diferentes.
Por mi propio trabajo he llegado a distinguir
tres tipos de arcaísmos: el arcaísmo I-del nacimiento a los seis meses-, con tiempos de fusión y la
disfusión; diríamos de desgarro cuando la disfusión se realiza dolorosamente. El arcaísmo II-de 6 meses a 15 o 18 meses- que corresponde al tiempo del área intermediaria de Winnicott. Es el momento en el que antes del
descubrimiento del mundo exterior
(primero la madre), que no es sí mismo, el niño debe crearse la ilusión, a través de los procesos transferenciales, de que es él mismo quien crea ese mundo
que se le desvela. Es el tiempo de la creación, donde los casos favorables y con el apoyo de una madre suficientemente buena se elabora
el “verdadero sí mismo”. Por fin,
hacia los 15 o 18 meses, después del período “winnicottiano”, aparece el
“tiempo freudiano” con la represión
primaria que introduce el inconsciente. Es también el momento del desarrollo de
la dimensión de la conciencia. Pienso que se podría hablar de un arcaísmo III, para las vivencias
y las representaciones más primitivas (en el tiempo) del inconsciente concerniente a la asociación de representaciones reprimidas y de los afectos, tanto angustiosos (“mala
madre”, después “madre fálica”,
confusión de imágenes
paternales y maternales peligrosas, así como de fuentes de placer, pero no placer completo como en el arcaísmo I). El resultado entre
los tres y cinco años es el complejo de Edipo. Me parece evidente que la práctica Aucouturier permite revivir los tres tiempos del arcaísmo; la fusión, la creación, la pulsionalidad…”
El alumno en formación personal
Formarse personalmente significa apropiarse de un sistema de actitudes que
permitan al psicomotricista ser un interlocutor válido; un educador
que se percibe, recoge y da sentido
a lo que el niño necesita vivir y expresar;
también significa que integra un mundo conceptual, pero no un mundo
conceptual descarnado, sin base, especulativo, sino que lo ha vivido y experimentado en su propia piel.
Este recorrido experimental de reflexión sobre su persona no está exento de dificultades, sorpresas, asombro, conflictos, crisis, y también placer en ser
escuchado, atendido, comprendido, no culpabilizado, no juzgado; en definitiva, acompañado.
¿Qué vive, percibe, experimenta la persona participante? Es obvio matizar que su experiencia es única,
particular; es su historia personal. Sin embargo, siendo tan diferentes, ¡cómo
nos parecemos!
¿Qué situaciones se le presentan?
Va interactuar con los otros, va vivir una serie de
situaciones prácticas: juegos de placer sensorio
motriz, juegos libres con objetos, situaciones de relación tónico emocional, estimulaciones sensoriales, juegos de
agresividad, situaciones de expresión plástica, modelado…Escribirá sobre sus
experiencias y las emociones que dichas experiencias le suscitan y va a hacer partícipes de su
escrito a los compañeros del trinomio. Oirá su propio escrito en boca de otro compañero. Ocasionalmente se reunirá con todo el grupo.
Estas
situaciones son, a grandes rasgos, el esquema evolutivo del curso, pero ¿qué hay detrás de ello? De alguna manera, la persona está haciendo un recorrido similar al del infante: de la acción
a la reflexión.
La integración de la conceptualización
El alumno en formación personal,
salvo momentos de soledad, está inmerso en una situación
de interacción con los otros, fundamentalmente con sus compañeros del trinomio.
Elegirá dentro del grupo un trinomio de personas con las
que precedentemente no ha mantenido una relación.
¿Por qué un trinomio? Para no perderse
en la fusionalidad; el trinomio
evoca la triangularidad;
existe un tercero. ¿Qué pasa en el interior del trinomio? Cuando interactuamos con el otro, los otros, conscientemente (pocas veces) e inconscientemente (casi siempre) vertimos en ellos nuestra “incompletud”; estamos interpretando el mundo que nos rodea; es posible
que la persona esté retrotrayéndose, en ocasiones, a situaciones angustiosas, recuerdos
reprimidos u olvidados que posibilita, canaliza y contiene, tanto en situaciones de acción como en momentos
de reflexión, la relación privilegiada con los otros compañeros del grupo
y el dispositivo diseñado a tal fin. Ello lo escribirá, volcará (no siempre) sobre el papel;
este acto de la escritura, en sí mismo, es ya una modalidad de darse
cuenta, de tomar conciencia… Y quizá,
el momento más particular sea el coloquio
con sus compañeros del trinomio
¿por qué? Porque si la metodología implica la lectura del texto, es posible que lleve implícito que progresivamente la persona esté abierta a la
escucha de la historia y los afectos del otro,
pudiendo significar ello que adquiere la capacidad de escuchar sus
propios afectos y la capacidad de
descubrir el sentido de su propia historia; va escuchar en boca de otra persona su texto, su contenido leído por otra
voz, otra emoción, otro ritmo; es este momento en ocasiones fuerte, duro, pero
enriquecedor. De este modo el alumno en formación, a través del espejo
que le ofrecen los compañeros, descubre en ellos las resonancias de sus propias angustias, los mismos sufrimientos. En
este sentido de la expresión de los sentimientos se suele coincidir en que es necesario dotarse
de una prudente reserva, dado el carácter
íntimo de toda experiencia sentimental. Carlos Castilla del Pino nos indica: “… Hay una suerte de resignación a la hora de hablar de nuestros sentimientos, pues se cuenta con el hecho de que no podemos ser entendidos del todo”.
Es cierto que el oyente no puede tener la misma referencia que el que habla si no otra: la suya. Esto es lo que queremos indicar al hacer
referencia a la “no mirada autónoma sobre uno
mismo”, pero es aquí, justamente, donde encontramos el valor de la formación
personal, su punto
de inserción y articulación: un dispositivo de formación que la persona
percibe, que le ayuda a atenuar ese carácter íntimo
de la experiencia y le permite, paulatinamente,
mostrarse y decirse a los otros, en confianza y en libertad, en un plano de igualdad. Es posible que, a partir de esos momentos reiterados,
progresivamente, los conceptos adquieran significados en la persona que son integrados por su vivencia íntima de ellos. En ese momento la
persona tiene otra disponibilidad para recibir la conceptualización; se ha
creado una complicidad; lo entiende
porque le resuena. Lo ha vivido, sentido y compartido; porque ha movilizado algo profundo de su persona; está encontrando el nexo entre la formación personal, teórica
y práctica con el niño. En la medida en que la vivencia, comprensión y reflexión de sus actitudes y modos de ser, estar y hacer van haciéndose
un hueco en la persona,
posiblemente este educador-psicomotricista estará atenuando sus propias proyecciones y quizás el cristal de su mirada
se tornará más neutro. (6)
Marco de la formación personal
del psicomotricista La formación
personal implica una coherencia
1. Unas condiciones: Seguridad
afectiva de las personas
2.
Un cuadro: Implica una metodología y unos límites
3.
Un ajuste:
¿Qué se recibe?, ¿Qué se reenvía?
4.
Unos temas: Persiguen unos objetivos; se manejan con unos criterios
y en un orden
5.
Unos criterios: Tendentes a establecer la comunicación para formar un grupo derivando hacia el individuo con unas alternancias
6.
Un orden
a)
Propuestas al grupo entero
b) Proponiendo
un dispositivo relacional
b1) La formación
de un trinomio
b2) En ciertos momentos, el grupo entero se reúne y cada persona dispone de un tiempo para reflexionar sobre ciertas
cuestiones precisas inducidas
por el formador
c)
El formador
garantiza el funcionamiento del dispositivo
(6)
Bernard Aucouturier:” …Con la formación
personal no tengo ninguna pretensión de cambiar a las personas. Es una preparación en relación a la ayuda con
el grupo de niños o
con un niño. Y todo lo que es
propuesto encuentra sus raíces en lo arcaico, o sea en torno a las relaciones que puede vivir un niño con su entorno inmediato, principalmente con
la familia. Entonces, retomo estas
situaciones a través de metáforas
y es evidente cómo la tonicidad es requerida y las emociones están asociadas,
produciendo un cambio profundo en la persona. Y este cambio no lo busco, llega o no. Cada persona
busca y hace su camino. Por este hecho, esta formación
personal tiene que estar bien enmarcada, porque cuando se trabaja con el cuerpo, se
trabaja con lo arcaico, con las pulsiones; por lo tanto, es necesario un marco
preciso en las formaciones por la vía del cuerpo…"
Contenidos esenciales de la formación personal del psicomotricista
jugar-crear-escuchar
(…Donde las sensaciones, las emociones, los afectos, las representaciones, la movilización del imaginario y las interacciones son siempre buscadas)
a) Juegos que hacen referencia a profundas emociones
vividas en el diálogo tónico-emocional originario con la madre,
vividas en las primeras manipulaciones recibidas:
- equilibrarse, desequilibrarse
- acunarse, ser acunado
- resbalar, rodar, girar
- tocar- ser tocado, mirar-
ser mirado
-
oponerse, resistir,
tomar, tirar, empujar rechazar, lanzar, atrapar, atacar, liberarse, saltar, chutar, escalar, correr,estirarse, relajarse (estiramientos pasivos y activos,
solo - a dos), respirar
-
jugar sobre el suelo: contactos, apoyos, ejes del cuerpo, movimientos simétricos placer de la coordinación, movimientos giratorios, ritmos, danzas
b) juegos de placer sensoriomotriz que hacen referencia
a la búsqueda de sus propios límites
corporales, a la experimentación de las
capacidades motrices y a las estimulaciones kinestésicas
c)
juegos sobre los temas de los fantasmas arcaicos
del cuerpo en relación
- devorar, destruir, huir, atacar, fusionarse, envolverse
-
juegos de identificación mágica de omnipotencia: monstruos, bestias feroces (lobo, cocodrilo…), Brujas,
ogros, héroes con los cuales se identifica el niño.
d) juegos de reaseguración profunda que hacen referencia a los contrastes emanados de la presencia-ausencia, de perder-encontrar
- aparecer desaparecer (esconderse, ser descubierto)
- construir destruir
- desordenar ordenar: dispersar-reunir
- abrir – cerrar
- crear el lleno, el vacío
- perseguir, ser perseguido
e)
crear
y compartir - con el movimiento, solo o a dos
- con el material: balón,
cuerda, bastón, pañuelo,
telas, papel, cartón,
tierra, arena, pintura
f)
crear juegos dramáticos con el lenguaje:
crear historias, escribir
las y teatralizarlas
g)
crear símbolos de grupo -danzas colectivas, creación con el material
h) compartir y escuchar;
hablar, escribir sobre: ¿Cómo han sido vividas las situaciones prácticas? …Las sensaciones, las emociones, la tonicidad, la gestualidad…
Referencias Bibliográficas
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Nueva
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- (1997). Du pretexte au texte. Documento
interno de la EIA. Tours (Francia). Sin
publicar.
-Castilla del Pino, C. (2000). Teoría de los sentimientos. Barcelona: Editorial Tusquets.
-Chokler, M. (2002).
Neuropsicosociología del desarrollo; marco conceptual para la práctica
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temprana. Revista Cuadernos de Psicomotricidad, n. 21
-Domínguez, M. A.
(2001). La formación personal. Revista Cuadernos de Psicomotricidad, n. 19
- (2001). Entrevista a Gerard Mendel. Revista Cuadernos
de Psicomotricidad. n. 19
-
(1999). El sistema de actitudes del educador en práctica psicomotriz. Aula de Infantil, Editorial Grao nº 15
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-Fromn, E. (1982): El miedo a la libertad. Barcelona: Paidós Studio.
-Mendel. G. (1998): l,acte est une aventure. París: Editorial de la Decouverte.
- (1988): La psycoanalyse revisitée. París: Editorial de la Découverte.
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(1992): La sociedad no es una familia. Del psicoanálisis al sociopsicoanálisis. Buenos Aires:
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-Mendel, G. (2001): Freud, Winnicott, Aucouturier. Cuadernos
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-XX Stage PPA- Portimao (Portugal) (1997) documento interno
de la EIA. Sin publicar
-XXIII Stage PPA-Rimini (Italia)
(2006) documento interno
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-Kreisler, L. (1981): Le
nouvel
du desordre psisomatique. Editorial Privat
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Cómo citar este artículo
Domínguez, M.A (2017) La formación personal del psicomotricista. Revista de Psicomotricidad PuntoCom. Extraído (la fecha) en
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