Resumen
El artículo que se
presenta surge de la necesidad de formalizar por escrito algunas referencias
conceptuales y prácticas ante la inquietud de colegas y alumnos del ámbito
disciplinar, quienes preguntan en qué consiste el Abordaje Psicomotor de
Adultos y cuál es su especificidad.
A partir de estas
cuestiones y de la experiencia práctica con pacientes Adultos en la terapia
psicomotriz he intentado, tanto por el compromiso con la docencia como por la
ética de la práctica misma, comenzar a ubicar algunas consideraciones que
permiten delimitar el quehacer de la psicomotricidad en esta nueva área.
El texto refiere a las herramientas
teóricas y técnicas que dan soporte a una práctica que algunos psicomotricistas
venimos desplegando desde hace más de veinte años, a partir de la demanda
concreta de Adultos que padecen en su cuerpo.
El escrito resulta
entonces de la revisión de una ficha de cátedra que hoy tiene la posibilidad de
ser transformada para su publicación, a través de la convocatoria de la Revista
de Psicomotricidad, a quien agradezco
enormemente esta valiosa oportunidad de escribir, y tal vez poder intercambiar
ideas o experiencias, acerca de una temática bastante poco nombrada.
Palabras
Clave
Psicomotricidad- Adultos-
Relajación terapéutica- Recursos
de Técnicas Corporales- Funcionamiento
psicomotor y psicocorporal- Signos
psicomotores y Síntomas corporales
Abstract
This
article appear from the needed to make some conceptual and practical references
official. Some colleagues and students are worried about the intrasubject
domain. They ask what is adult psychomotor approach and their specificity.
I
take those questions, and my adults psychomotor practical experience, as a
reference. I have try (following my
commitment with teaching and practical ethic) to place some considerations
which allow to delimit this new psychomotor field.
The
text refers to the theoretical and technical instruments that support the
practical. Some specialists in psycho-motor field have used it, for more than
twenty years, with adults that are suffering in their body.
The
writing appear from the chairmanship of department review. We have the
possibility to transform and publish it, using "Revista de
Psicomotricidad" call.
I
would like to express my gratitude to "Revista de Psicomotricidad" to
allow me to write in it, and also to exchange some ideas and experiences about
this subject.
key words
Psychomotor
education -adults- therapeutic relaxation- physical technic's way- psychomotor and
psiychocorporal working- psychomotor signs and corporal symptom.
Algunas consideraciones para un Dispositivo
posible.
Desde hace varios años
algunos psicomotricistas nos hemos venido preguntando por el Abordaje
Psicomotor de Adultos, y hemos desarrollado dispositivos de atención
exploratorios ante la creciente y variada demanda que se ha ido presentando en
los consultorios.
Refiero a Adultos en la
franja etaria entre los 25 y los 65 años aproximadamente (1) y que, como
cualquiera de nosotros, presentan cierto grado de neurosis (2), y sus consecuentes
síntomas corporales (3).
Utilizo estas
categorías sabiendo que tomar ciertos aportes del psicoanálisis (*) contribuye
a pensar y precisar un dispositivo posible y específico desde la mirada
psicomotriz para el abordaje del sujeto Adulto, que es en general más frecuente
en la consulta psicológica o psiquiátrica. Emergen allí las preguntas:
¿Qué
podemos observar, mirar y escuchar desde lo psicomotor en el sujeto adulto que
padece en su cuerpo?
¿Cómo
intervenir desde y para el cuerpo atendiendo a la especificidad de lo
psicomotor?
¿Cómo dar forma a un dispositivo clínico de abordaje
psicomotor que permita al sujeto complementar su terapia verbal (u otros
tratamientos donde se habla del síntoma) y que al mismo tiempo no lo deje mudo,
como requieren muchas prácticas corporales?
¿Qué herramientas teóricas y técnicas sostienen esta
práctica psicomotriz que permite ligar el cuerpo a la palabra en un campo que
implica también a lo psicocorporal y no necesariamente a la motricidad?
Por ello, el tomar
aportes de otras disciplinas no conlleva a perder la especificidad del discurso
y la práctica psicomotriz, sino todo lo contrario. Se trata de una posición
interdisciplinaria necesaria para abordar la complejidad de lo que se presenta.
Esta posición obliga a establecer con claridad lo que es propio de nuestra
disciplina psicomotriz y aquello que no lo es, es decir, lo que pertenece a otros campos disciplinares
afines.
En este sentido
considero también muy valiosos para este campo de acción los aportes de la psiquiatría (**) de las
técnicas corporales (4), de la
creatividad y del psicodrama (5), y
fundamentalmente la perspectiva que la Relajación terapéutica (6) introdujo en
el quehacer psicomotor.
El encuentro con el
adulto en la terapia psicomotriz implica bucear en el funcionamiento psicomotor
(7) o bien en el modo de estructuración
de la trama psicocorporal (8) de cada
sujeto en relación a los requerimientos de la vida cotidiana y frente a las
situaciones problemáticas o conflictos que vive y padece.
Esta búsqueda o
registro de su propio funcionamiento corporal personal tiene la intención de
ubicar los obstáculos, modos de padecimiento o presentación de los bloqueos en
el funcionamiento psicocorporal propio, para poder acompañar un posible
desbloqueo y el consecuente despliegue de un hacer que pueda tornarse más
adecuado a la demanda sociocultural y lo más ligado posible a su deseo.
En términos de
Winnicott (1975), que el sujeto pueda
“ser y sentirse real”. Dicho de otro modo, el abordaje psicomotor del Adulto
está al servicio de su “realización”,
siguiendo el concepto de Bergés (1990). Esto implica que se puedan establecer nuevas relaciones
entre el sujeto, su cuerpo y su hacer en la vida cotidiana.
La consulta a
psicomotricidad se presenta desde
distintos síntomas corporales y signos psicomotores (9). Me han preguntado si
existe el trastorno psicomotor en el adulto. Por el momento preferiría hablar
de síntoma corporal.
Algo de lo que no se
ha podido metabolizar en relación a las “fallas no esperables”, según Winnicott
(1975), porque siempre hay fallas en los primeros vínculos, vuelve a
presentarse de manera sintomática en el cuerpo.
Sin embargo, lo que
vive el adulto en su cuerpo debe ser atendido como un fenómeno que se contextualiza en el aquí y ahora de su
experiencia vital y corporal, y que constituye una vuelta distinta sobre lo
vivenciado en otro tiempo, una reedición de algo anterior irresuelto, una repetición
en el sentido de recurso (10).
Resulta interesante
siguiendo a Winnicott (1975), pensar el síntoma como un “recurso” (16) y luego
ubicar el abordaje psicomotor como la creación de recursos para abordar al
síntoma o bien sobrellevar el propio funcionamiento psicocorporal si no es
susceptible de transformación o simplemente insiste en repetirse.
Por otro lado, y
siguiendo lo específico de la observación psicomotriz, los signos
psicomotores que se presentan con
frecuencia en los adultos que consultan a psicomotricidad son:
1.
Alteraciones
en el espacio y el tiempo, en el ritmo, en la diferenciación del espacio propio
y del otro.
2.
Alteraciones
en el tono y la postura, dificultad para mantener una posición, actitudes y
posturas muy rígidas o muy blandas, dolores tensionales o contracturas, tics,
sincinesias, paratonías, reacciones de prestancia.
3.
Desajustes
en la imagen del cuerpo, modos de pensarse a sí mismos desfasados de la
apariencia o de la potencialidad del propio cuerpo.
4.
Alteraciones
en lo tónico-emocional y afectivo,
tendencia a la baja autoestima,
actitud de omnipotencia o de impotencia, exceso de exigencia, labilidad
emocional, baja tolerancia a la frustración, reacciones emocionales
desbordadas.
5.
Signos
de disgrafía y de torpeza psicomotriz
6.
Funcionamiento inestable psicomotor o inhibido psicomotriz,
manifestaciones de ansiedad explosiva o retenida, hiper o hipokinesia, dispersión
de la atención, inquietud.
Los
funcionamientos psicomotores más frecuentes en la consulta se presentan al modo
de las inhibiciones o de las inestabilidades. Hay adultos que funcionan como
tensionales y otros como dehisentes en lo que hace a su posturomotricidad, y a
la envoltura corporal.
Se presenta como una
vivencia actual que reedita un exceso de anticipación por parte del otro, y que
ahora es del sujeto, o bien una falta de ligadura del cuerpo a la palabra, que
hace al desborde del funcionamiento, o a la inhibición del mismo.
Resulta un soporte fundamental retomar a J. Bergés (1996)
para repensar estos términos en la psicomotricidad del cuerpo adulto.
¿Qué
es un Adulto?
Posiblemente el “ser adulto” no está dado por
una edad definida y cronológica, sino que lo podemos pensar como una condición
de posibilidad que alcanza el sujeto,
que remite a estados de independencia más o menos relativos en los distintos
planos del desarrollo individual (personal, afectivo, social, cognitivo,
corporal, laboral, económico, etc.).
El “ser adulto” sería
entonces un estado de posibilidad de asumir responsabilidades, derechos y
obligaciones. Un estado de cierta autonomía, que en general se da entre los
veinte y los setenta y cinco años (aunque sabemos que en esta época se puede
extender a varios años más dados los avances en salud y ciencia).
Es decir que es una
larga etapa, de la cual incluso se puede salir y volver a entrar, alcanzarse
parcialmente en algunos planos, o no
alcanzarse nunca.
El
consultorio y los objetos de psicomotricidad para Adultos.
En
este apartado intentaré detallar las cuestiones metodológicas que puedan servir
para explicitar lo más precisamente
posible lo referente a técnicas, recursos, espacios y objetos que se utilizan
para llevar adelante el abordaje de los adultos en psicomotricidad. Se trata de
una descripción aproximada del cómo es este quehacer desde la perspectiva hasta
aquí descrita.
En mi experiencia, fue
una búsqueda exploratoria el uso de distintos espacios físicos. Al
principio utilizaba un consultorio pequeño, con una cama tipo diván para hacer
la relajación, donde había almohadones, una mantita y un velador, alfombra y
buena calefacción en caso de bajas temperaturas. Me parecía que el espacio
reducido y el diván daban mayor intimidad y contención, y sólo trabajaba a
través de las técnicas de Relajación.
Más adelante, a partir
de pensar la posibilidad de aplicar recursos de diversas técnicas corporales y
de lo que implicaba el uso del suelo, comencé a trabajar en el espacio más
amplio con el que cuento en mi consultorio que es el salón donde también
trabajo con los niños y con los grupos.
Allí el piso también tiene alfombra, hay colchonetas y diversos objetos.
A veces utilizo un
equipo de música donde puedo disponer
temas previamente seleccionados para acompañar o sostener un trabajo corporal,
en general es música instrumental donde puede predominar lo rítmico o lo melódico, pero no letras de canciones.
En otras ocasiones, también
uso algún instrumento de percusión y elementos de grafoplástica para la construcción de máscaras o mapeo
corporal.
Las telas, las sogas,
los almohadones, las pelotitas de tenis, las esferas inflables, las sillas o
banquetas, los tubos, las máscaras, el espejo, son los objetos que utilizo con más frecuencia en el trabajo con Adultos.
Las
sesiones de psicomotricidad con los Adultos.
He venido desarrollando
propuestas de trabajo corporal para
Adultos en grupos, a través del uso de Máscaras, el MFC (11) y las Escenas.
Se realiza el Trabajo
corporal siguiendo el formato en tres tiempos (caldeamiento, actividad central,
y retorno- reflexión).
Se incluyen también
objetos y ejercicios de las Técnicas corporales que resultan efectivos en
ciertos momentos y para cada situación en particular.
Los más utilizados
provienen de experiencias con la Eutonía, la Danzaterapia, la Esferodinamia, el
Contact improvisation, el Método Feldenkrais, el Chi Kung, el Tai Chi, los
Centros de energía, el Yoga.
Se intercalan
ejercicios en un marco lúdico y exploratorio y no desde lo reeducativo.
Resulta importante
situar que el uso de recursos de técnicas corporales no significa hacer de la
psicomotricidad un collage. No se trata de recortes técnicos
descontextualizados, sino de hacer uso de aquellas experiencias que resultaron
significativas en cierta situación dada y que se recurre a ellas como medios de
intervención.
También es importante
aclarar que la Psicomotricidad no es un invento chino, con esto me refiero a
que el hecho de incluir recursos de técnicas orientales no significa
transformarnos en profesores de Yoga o Tai Chi. En occidente estas técnicas se
difundieron ampliamente en los ámbitos
de la Salud y los médicos que percatan el padecimiento psicocorporal o
psicomotor del sujeto Adulto derivan a realizar estas actividades.
Por ello es fundamental
establecer las diferencias de encuadre y de perspectiva en relación al Abordaje
Psicomotor.
La intervención
psicomotriz siempre se desarrolla en un Campo de Juego, considerando la
psicomotricidad una Psicoterapia de mediación corporal, donde se superponen dos
zonas de juego, la del psicomotricista y la del sujeto (niño o adulto).
Por eso los ejercicios
procedentes de las Técnicas Corporales y las aplicaciones de Relajación se
consideran siempre dentro de un campo donde el sujeto se implica con su cuerpo
en el juego del encuentro con el otro.
Los dispositivos
grupales son de dos horas de duración ya que la reflexión grupal constituye un
aspecto importante del abordaje. No obstante, a veces no se habla de las
sensaciones de la experiencia, sino que se retoma en la sesión siguiente. Los
procesos de trabajo duran en general entre un año y tres años, aunque es
variable en cada caso.
El abordaje psicomotor de Adultos en forma individual, se enmarca en el
dispositivo de la Relajación Terapéutica.
Durante la sesión
individual hay un momento de conversación donde se escucha la versión, el texto
que trae el sujeto y luego se propone una relajación (a veces siguiendo una
técnica, otras veces sólo la entrada en calma y cuestiones puntuales de
contacto corporal, visualizaciones, u otras intervenciones de este tipo) o un
trabajo corporal a partir de ejercicios de Técnicas Corporales o del
Psicodrama.
Las sesiones en estos casos son de una
hora. La frecuencia es de una vez por semana o quincenal, según el caso.
El
balance psicomotor en relación al cuerpo Adulto.
En general resulta
oportuno situar 3 ó 4 encuentros al principio para recabar información, tanto
desde lo verbal como desde lo psicomotor.
En esos primeros
encuentros se observan modos de ser y hacer en lo referente a movimientos,
postura, tono, actitudes, emociones, gestos, praxias, formas de hablar, tonos
de voz, ubicación en el espacio, relación con los objetos y el tiempo,
posibilidad de sostener el encuadre, modo de relación con el terapeuta, estado
de la transferencia.
Complementariamente,
utilizo a modo de prueba diagnóstica el MFC que me aporta datos sobre la
relación del sujeto con su corporeidad, la imagen de sí, la vivencia del cuerpo
propio y sus representaciones.
Luego, se realiza una
sesión de devolución, al igual que sucede con los padres de los niños.
Allí se trata de ubicar
algunas líneas de la observación del funcionamiento psicomotor y o bien
psicocorporal, y establecer algunos ejes posibles del abordaje, teniendo en
cuenta las relaciones entre el motivo de consulta y lo que parece preciso
abordar.
En caso de considerar
que no fuera oportuno un tratamiento psicomotor se realiza la sugerencia de una
terapia psicológica o de otra índole, como consultas médicas, psiquiátricas u
otras.
Reflexiones
y propuestas respecto al rol profesional
Para concluir los
aspectos más descriptivos de este quehacer psicomotriz, resulta importante
señalar que, más allá de los espacios, objetos y demás formatos posibles, lo fundamental reside, al igual que en el
abordaje psicomotor con niños, en la posición desde donde se ofrece el cuerpo
del psicomotricista.
Se trata de un Adulto
frente a otro Adulto, que jugará su posición de manera diferente que el adulto
frente al niño, pero similar en cuanto a tomar su lugar para que el sujeto tome
el suyo propio.
En relación a este
fundamental aspecto de la práctica psicomotriz, sugiero siempre mantenerse
entrenados corporalmente para sostener la posición de la “distancia “operativa”
(12).
Conclusiones
para pensar...
Es frecuente y
aconsejable que los pacientes adultos sostengan este espacio en
complementariedad con la terapia psicológica. También puede darse que la
terapia psicomotriz sirva de apertura hacia la terapia psicológica, o
viceversa.
En cualquier caso,
siempre tenemos que considerar la posición interdisciplinaria del abordaje, que
no significa sólo poder consultar a otros profesionales, sino más bien tener
internalizado que existen otras disciplinas que también se ocupan del cuerpo y
más aún del Adulto en relación a su neurosis.
Esta actitud implica no
posicionarnos de manera omnipotente frente al padecimiento del otro. Esto
salvaguarda cualquier intervención y nuestro propio lugar de terapeutas.
Considero que es un compromiso seguir investigando los
recursos teóricos y técnicos que sustenten esta práctica en el campo de la
disciplina psicomotriz, ya que se ha comprobado su eficacia y su especificidad.
Cabe preguntarse, ¿la Psicomotricidad
podrá ser considerada en los campos disciplinares a los que recurrimos en su
justo lugar para la consulta interdisciplinaria?
En función de la
complejidad en la que vive el sujeto Adulto actual y de la diversidad en la
forma de presentación del síntoma, resulta inminente la escucha al cuerpo tanto
como al sujeto, acorde a lo que implica una mirada integradora del padecimiento
humano.
(*) En lo relativo al psicoanálisis, hay conceptos provenientes de dicha disciplina que se entrelazan con el discurso psicomotor por su implicancia en los efectos de la comprensión del padecimiento humano y se hacen cuerpo en la terapia psicomotriz con el Adulto. Algunos de ellos son: sujeto, síntoma, deseo, neurosis, inconsciente, función materna y paterna, el Otro y los otros, la transferencia, la demanda, la creatividad, la realización.
Por ello, el tomar aportes de otras disciplinas no conlleva a perder la especificidad del discurso y la práctica psicomotriz, sino todo lo contrario. Se trata de una posición interdisciplinaria necesaria para abordar la complejidad de lo que se presenta. Esta posición obliga a establecer con claridad lo que es propio de nuestra disciplina psicomotriz y aquello que no lo es, es decir, lo que pertenece a otros campos disciplinares afines.
En este sentido considero también muy valiosos para este campo de acción los aportes de la psiquiatría (**) de las técnicas corporales (4), de la creatividad y del psicodrama (5), y fundamentalmente la perspectiva que la Relajación terapéutica (6) introdujo en el quehacer psicomotor.
El encuentro con el adulto en la terapia psicomotriz implica bucear en el funcionamiento psicomotor (7) o bien en el modo de estructuración de la trama psicocorporal (8) de cada sujeto en relación a los requerimientos de la vida cotidiana y frente a las situaciones problemáticas o conflictos que vive y padece.
Esta búsqueda o registro de su propio funcionamiento corporal personal tiene la intención de ubicar los obstáculos, modos de padecimiento o presentación de los bloqueos en el funcionamiento psicocorporal propio, para poder acompañar un posible desbloqueo y el consecuente despliegue de un hacer que pueda tornarse más adecuado a la demanda sociocultural y lo más ligado posible a su deseo.
En términos de Winnicott (1975), que el sujeto pueda “ser y sentirse real”. Dicho de otro modo, el abordaje psicomotor del Adulto está al servicio de su “realización”, siguiendo el concepto de Bergés (1990). Esto implica que se puedan establecer nuevas relaciones entre el sujeto, su cuerpo y su hacer en la vida cotidiana.
(**) En lo relativo a la psiquiatría, recibí derivaciones de psiquiatría por casos diagnosticados como trastornos de la ansiedad y trastornos alimentarios como anorexia, bulimia, obesidad. Muchas de éstas personas estaban medicadas con psicofármacos. Tanto en estos casos como en otros, fui desarrollando una posición más flexible o menos cerrada acerca de la cuestión con la medicación.
En este aspecto tomo como referencia la experiencia práctica interdisciplinaria con la psiquiatría. Si bien creo que no debe ser el primer recurso frente a la angustia o al desorden del funcionamiento psicocorporal, y también creo que existen los medicamentos alternativos que muchas veces son eficaces, es de considerar que los nuevos psicofármacos indicados de manera oportuna pueden ayudar a transitar una crisis y a recibir los tratamientos terapéuticos de manera más efectiva, sin generar adicción. Esto depende sustancialmente del modo del uso y de las indicaciones.
La consulta a psicomotricidad se presenta desde distintos síntomas corporales y signos psicomotores (9). Me han preguntado si existe el trastorno psicomotor en el adulto. Por el momento preferiría hablar de síntoma corporal.
Algo de lo que no se ha podido metabolizar en relación a las “fallas no esperables”, según Winnicott (1975), porque siempre hay fallas en los primeros vínculos, vuelve a presentarse de manera sintomática en el cuerpo.
Sin embargo, lo que vive el adulto en su cuerpo debe ser atendido como un fenómeno que se contextualiza en el aquí y ahora de su experiencia vital y corporal, y que constituye una vuelta distinta sobre lo vivenciado en otro tiempo, una reedición de algo anterior irresuelto, una repetición en el sentido de recurso (10).
Resulta interesante siguiendo a Winnicott (1975), pensar el síntoma como un “recurso” (16) y luego ubicar el abordaje psicomotor como la creación de recursos para abordar al síntoma o bien sobrellevar el propio funcionamiento psicocorporal si no es susceptible de transformación o simplemente insiste en repetirse.
Por otro lado, y siguiendo lo específico de la observación psicomotriz, los signos psicomotores que se presentan con frecuencia en los adultos que consultan a psicomotricidad son:
Glosario
(1)
Adultos: la franja etaria de adultos puede
clasificarse en “ Adultos jóvenes”, de
21 a 40 años , “Adultos de mediana
edad” , de 40 a 60 años, y luego “
Adultos mayores”, de 60 años hasta la muerte ( E. Erikson)
El artículo aquí presentado se refiere a
Adultos jóvenes y de mediana edad.
(2) Neurosis:
según Janet (1909), las neurosis se establecen como enfermedades funcionales
frente al modelo anatómico fisiológico. Desarrolla así el paradigma médico que
basa el daño no en la alteración física del órgano, sino en su función.
Freud (1892 y 1899) desarrolló diversos trabajos en relación a la
histeria y los trastornos obsesivos sentando las bases psicogenéticas de lo que
él denominó “psiconeurosis”.
El término “neurosis” no es utilizado
por la psicología científica y la psiquiatría. La O.M.S (CIE 10) y la A.P.A
(DSM IV-TR) han cambiado la nomenclatura internacional para referirse a estos
cuadros clínicos como “trastornos” (ej. trastornos de ansiedad, trastornos de
angustia, trastornos del sueño, trastornos sexuales, tratornos depresivos,
trastornos de somatización, etc.)
Freud refirió a neurosis actuales y a
neurosis de trasferencia (Bragagnolo, 2013 )
(3) Síntoma
corporal: el concepto clásico de síntoma psicoanalítico implica que el
síntoma psíquico responde a un trauma, pero un trauma no físico sino psíquico,
inconsciente. Con lo cual se supone la existencia de un inconsciente al aparato psíquico. Freud (1978)
habla de representaciones que resultan intolerables, representaciones que se
van a volver traumáticas. Por tanto el aparato psíquico se defiende ante lo
intolerable a través de formaciones del inconsciente, como el síntoma. El
síntoma remite a un trauma o situación dolorosa en tanto representación de una
vivencia o experiencia de la vida del sujeto, especialmente de la infancia, que
se manifiesta en la actualidad como sufrimiento, por ello es siempre singular y
no es universalizable.
Las representaciones que están en juego
en el síntoma en algún momento se vuelven corporales, se alojan en el cuerpo (ej. le duele la
panza, está muy torpe, se agita, se ahoga, le cuesta caminar, tiembla, etc.)
Los síntomas finalmente son siempre corporales y se caracterizan porque
manifiestan algo a la vez que ocultan otra cosa. “La angustia no miente, cuando
uno siente angustia la siente en el cuerpo. Justamente la dificultad de la
angustia es muchas veces ponerle palabras”. (Bragagnolo, 2013)
(4) Técnicas
corporales: son las técnicas de Trabajo Corporal, es decir aquellas que
“ponen a trabajar activamente al cuerpo para tratar de destrabarlo”. (Papandrea,
2001 ) Muchas de ellas fueron creadas o aplicadas de manera más sistemática después
de las Guerras Mundiales, donde se tornó indispensable encontrar otros caminos
de reubicación corporal , y darle sentido a la vida, a partir de las heridas y
mutilaciones sufridas. Las técnicas corporales
pueden clasificarse en técnicas de concientización, lúdicas, energéticas,
fantasmáticas y dramáticas (Matoso, 1996)
(5) Psicodrama
. “En la práctica psicodramática hay un momento de coincidencia de la
máscara con el rol, por ejemplo, el rol del padre y la máscara del padre. Pero
también hay momentos en que máscara y rol no coinciden, y la máscara cuestiona
al rol. Lo fantasmático se estructura en escenas entrecruzado con lo real. Las
máscaras juegan un papel clave en cuanto a los fenómenos de velamiento y
develamiento ante la mirada del otro”. (Buchbinder,
2001)
(6) Relajación
terapéutica: método y perspectiva teórico técnica de abordaje psicomotor
creada por Bergés y Bounes (1998)
“El abordaje psicomotor es una manera de
comprender lo que el cuerpo envuelve” ( Bergés retomado por González , L. 2009)
“La psicomotricidad es un abordaje que obliga
a poner en relación informaciones de diferente índole, mientras que en las
perturbaciones motrices las informaciones son de una sóla índole, de índole
motriz (Bergés, retomado por González . L , 2009)
“La consulta por un síntoma en juego, da
lugar para que otros modos del discurso y otros modos de la mirada, lo vuelvan
al cuerpo apto para vehiculizar nuevas vivencias y para construir mediando la
experiencia de la relajación y el juego nuevas relaciones con su propio cuerpo,
con el otro y la realidad” (González, 2009)
(7)
Funcionamiento psicomotor:
puesta en funcionamiento de las funciones tonicoposturales y motrices bajo la
mirada de un otro, quien ejerce la función materna. Modo de ser y hacer. (Bergés,1996)
“es tarea de los psicomotricistas investigar, reflexionar y operar desde una
lógica que permita comprender por ejemplo ¿cómo y porqué aquello de los
movimientos reflejos se constituyen en movimientos voluntarios, dirigidos,
intencionados de un sujeto respecto a otro en un espacio y un tiempo dado?”.. O
bien reflexionar “¿cómo se piensa el sujeto que padece en su cuerpo?” (González,
2009)
(8)
Funcionamiento psicocorporal : se trata del vínculo de apuntalamiento que
estructura lo somático con lo psíquico y, a la inversa, lo psíquico se vuelca a
lo somático. (Lesage, 2009) Esta relación se actualiza en el trabajo que el
sujeto realiza con las técnicas corporales, y más aún con la Relajación
terapéutica . (A.Papandrea, 2011)
(9) Signo
psicomotor: es la alteración objetiva que se manifiesta como señal de la
desorganización psicomotriz del sujeto. Se puede explorar y evaluar mediante
test y pruebas diagnósticas, se caracteriza por ser observable, medible,
cuantificable. Observamos los signos de alteración psicomotriz en el plano de
lo tónicoemocional, en las coordinaciones estáticas y dinámicas generales,
manuales y visomotoras, en el plano de la organización espaciotemporal, de la
lateralidad, del esquema y la imagen del cuerpo, y en el dibujo y la escritura.
“El signo psicomotor es extraño para el
otro, porque no entra, como dice Calmels , en el archivo de los gestos
cotidianos”. “El signo psicomotor demuestra así su efectividad, su capacidad de
producir un efecto en la mirada del otro…” ¿no es acaso el signo psicomotor el
modo en que el niño dice sobre su psicomotricidad?” ( Papandrea, 2004)
(10) Recurso: la palabra recurso implica
acción de recurrir a algo frente a una situación a resolver, o bien es
efecto de recursar algo, como posibilidad de volver a cursar por algún trayecto
de otra manera. ( Papandrea,2004) .Resulta significativo pensar el síntoma como
un recurso (Winnicott, 1975)
(11) MFC. Mapa Fantasmático Corporal. Dispositivo de mapeo corporal a
través del ofrecimiento de una silueta en una actividad grafoplástica que
permite abordar cuestiones de la imagen del cuerpo (Matoso, 2001)
(12) Distancia operativa: refiere a la búsqueda continua de la posición
del psicomotricista para el desempeño saludable del rol profesional.
“En la intervención psicomotriz se opera
con las distancias, no sólo con la distancia física como medida de entrar y
salir del juego, sino aún más con la distancia psíquica, tónico-emocional,
afectiva. Es una medida de espacio, tiempo y acciones que le permite al
psicomotricista operar con su cuerpo, estando al mismo tiempo implicado y
distante”. (Papandrea, 2005)
“Tenemos
que tomar distancia de nuestras propias vivencias, para no invadir al paciente”
(Lesage, 2009)
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¿Existe el Trastorno psicomotor en el
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Articulaciones entre Psicomotricidad y Trabajo Corporal. I. de la Máscara. ,
inédito
____________
(2004) Signo psicomotor y Gesto. Algunas
consideraciones. Ficha de Cátedra. Teoría de la Psocomotricidad II. UNTREF,
inédito
Winnicott
D. (2006) La familia y el desarrollo del
individuo. Bs as Ed. Hormé
Acerca
de la autora:
Alejandra
Papandrea
-Psicomotricista
-Coordinadora de trabajo corporal grupal
recibida en el Instituto de la Máscara
-Especialista en Relajación Terapéutica
-Ex integrante del Equipo de
Psicomotricidad del Hospital Infanto juvenil “Dra C. Tobar García”
-Ex docente de Cursosde Psicomotricidad
en Extensión universitaria de la Facultad de Psicología de la UBA. Universidad
Nacional de Buenos Aires
-Ex docente de la Escuela Argentina de
Psicomotricidad de la AAP. Asociación Argentina de Psicomotricidad
-Ex capacitadora de la Fundación Lekotek
-Docente titular de la Licenciatura en
Psicomotricidad de la UNTREF. Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Materias: Formación Personal Corporal II, Teoría de la Psicomotricidad II y
Taller de Juego.
-Investigadora en formación. Convocada
como Experta en la investigación acerca del Trastorno de Inhibición
Psicomotriz, Directora S. Saal, UNTREF
-Tutora y Jurado de Trabajos Finales de
Grado de alumnos de la Lic. en Psicomotricidad de UNTREF
-Coordinadora general de “CENTRAR”.
Centro de abordaje psicomotor interdisciplinario para Adultos y Niños. Atención
en consultorio desde 1994.
www.revistadepsicomotricidad.com agradece públicamente a Alejandra Papandrea por enviar este artículo desde Buenos Aires, Argentina.
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