Durante estos últimos meses, las
personas que nos dedicamos al acompañamiento a niños y niñas desde
diferentes disciplinas (magisterio, educación social, fisioterapia, psicología,
psiquiatría y otras) hemos tenido el reto de seguir haciendo nuestro trabajo en
medio de una pandemia. Primero, en una situación de cuarentena y, después en una
supuesta “nueva normalidad” con unas medidas preventivas que exigen
distanciamiento social, entre otras. Las
profesionales que nos dedicamos a la psicomotricidad en distintos ámbitos
también hemos tenido que adaptar nuestro acompañamiento a niños y niñas. (espacio
de trabajo, técnica, gestión de nuestras propias emociones y resonancias…)
En estas líneas, nos gustaría
compartir algunas reflexiones e iniciativas que hemos desarrollado desde el programa
Inurri de Bidegintza Coop. Un programa que
acompaña a niños y niñas desde el encuadre de grupo de ayuda de práctica
psicomotriz en un ámbito específico y peculiar: el contexto socioeducativo,
dentro de Servicios Sociales, con población infantil en vulnerabilidad o riesgo
de desprotección social. Para contextualizar, vamos a abordar un poco el
encuadre del grupo de ayuda psicomotriz, en general, y su adaptación en
el entorno socioeducativo antes de pasar al análisis de la adaptación
realizada durante la pandemia por la COVID-19.
ENCUADRE
GENERAL DE GRUPO DE AYUDA PSICOMOTRIZ
El encuadre general de grupo de
ayuda psicomotriz es un formato de trabajo que posibilita la reaseguración
emocional profunda, potenciando las capacidades de cada niño. Desde el hacer
de cada niña, la dinamización de la psicomotricista y, sobre todo, del propio
grupo de iguales. Así, por ejemplo, a través de la estrategia
de rodeo de reaseguración profunda, cada niño explora los objetos y el
contacto con sus iguales, creándose una unidad grupal, un continente común y
una solidaridad que posibilitan una reaseguración emocional y un avance en la
capacidad de simbolizar, comunicar y crecer.
“Ayudar a
un niño es permitirle movilizar sus propios recursos para asegurarse. El
especialista en la ayuda ha de ser un “mediador” que permita que cada
niño desarrolle sus recursos potenciales, que sin su intervención, posiblemente,
no llegarían a manifestarse. El especialista en la ayuda no es más que un
catalizador” (Bernard Aucouturier hablando del grupo
de ayuda en Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz)
Los niños y niñas que
participan tienen un nivel de simbolización y comunicación suficientes
para poder beneficiarse mutuamente del vector de cambio que da el propio
grupo (dinamizado por el hacer de las psicomotricistas.) Pueden manifestar algunos
comportamientos de los que Bernard Aucouturier habla en “L’ enfant terrible”:
perturbador, agitado y oponente. O comportamientos de inhibición motriz y
posibles dificultades madurativas. Niños
y niñas con problemas para simbolizar, descentrarse tónico-emocionalmente,
integrar la ley o en situación de fragilidad. En general, con alguna
dificultad para la comunicación y la relación.
La edad de los niños y niñas que
participan en los grupos de ayuda psicomotriz puede ir de los 3 a 8- 9 años,
pudiendo iniciarse a los 2 y alargarse más de los 9. Hay experiencias en el
País Vasco e Italia en el que preadolescentes y casi adolescentes también se
benefician de este marco.
Generalmente, acuden una vez a la
semana a una sesión que puede oscilar entre 1- 1,5 horas de duración. Los
grupos pueden tener diferente composición y tamaño, en función de la edad,
características y otros aspectos organizativos, internos o externos. En
general, la ratio de niños y niñas por psicomotricista no suele superar los
4 niños o niñas. (siempre adaptado a la necesidad de la ayuda de niños y
niñas participantes)
En cualquier caso, crear los grupos de
ayuda psicomotriz tiene siempre su complejidad, como ya exponía Potel
sobre los grupos. “La composición de un grupo es siempre muy compleja para
pensar. De hecho, se trata mucho más de
soñar o fantasear el grupo, igual como la madre sueña el niño que va a llegar”. Potel, 2010.
Puede participar un profesional o
una pareja de psicomotricistas en un mismo grupo. De hecho, hemos observado
que la pareja (sobre todo, si es mixta en género) puede posibilitar muchos
procesos en el acompañamiento directo, así como en el manejo de
transferencias y contratransferencias dentro y fuera de la sala. También es cierto que en determinadas situaciones
es preferible elegir una determinada figura. De cualquier forma, siempre se
hace un trabajo de contraste educativo dentro del equipo, antes de la
sesión y después, con el visionado de vídeos de las sesiones, por ejemplo. Además,
se recomienda un proceso de supervisión externa para la práctica.
Hay un acompañamiento a las familias
de los niños y niñas, que se puede hacer de una forma más directa , indirecta o
complementaria junto con otro profesional, en función del contexto en el que
estemos trabajando. Esto determinará también la especificidad de este tipo de
acompañamiento. Así, habrá que abordar con ellas la demanda- derivación (directa
o indirecta), los objetivos y el tipo de trabajo que se hace en la
sala con un lenguaje cercano y entendible, generar un clima emocional
seguro para la familia, resaltar las potencialidades y avances de
sus hijos e hijas y contribuir a la generación de ideas propias de
la familia de cómo ir ajustándose a las necesidades de éstos y
éstas.
ENCUADRE
DE GRUPO DE AYUDA EN EL ÁMBITO SOCIOEDUCATIVO
El enfoque de grupo de ayuda
psicomotriz adquiere un cariz concreto cuando se aplica dentro del ámbito
social para acompañar socioeducativamente a niños y niñas en
vulnerabilidad o riesgo social. Así, por ejemplo, el trabajo en la sala de
psicomotricidad es una de las metodologías que se puede utilizar, junto con
otras, para alcanzar objetivos dentro de un proyecto educativo familiar
amplio e intensivo.
Así, experiencias en País Vasco (por
ejemplo, el programa Inurri en Bilbao desde hace 20 años) y otras en
Cataluña han ido introduciendo el trabajo psicomotriz en este marco. En el caso
de Inurri, por ejemplo, las sesiones de práctica psicomotriz con niños y niñas
de 2 a 6 años de edad (atiende primera infancia) se complementan con:
·
un acompañamiento educativo intensivo
con todo el núcleo familiar
·
trabajo de estimulación corporal con
niños/as menores de 2 años
·
trabajo conjunto en Red con otros recursos
implicados (Escuela, Servicios Sociales, Pediatría, Recursos Terapéuticos
…)
Todo ello a través del marco de un Proyecto
Educativo Familiar. El acompañamiento a las familias se hace en
dimensiones como la económica, laboral, vivienda, personal y crianza. Para
ello, se llevan a cabo:
·
acompañamientos a recursos,
·
trabajo educativo en los propios hogares,
·
tutorías individuales y talleres grupales con
los padres y madres. (por ejemplo, Inurri desarrolla el programa Primera
Alianza desarrollado por la Universidad de Comillas),
·
actividades de juego conjunto familiar (para
estimular la vinculación familiar a través del juego),
·
salidas de ocio a la naturaleza
(para aprovechar el poder de reconexión emocional de los elementos naturales)
·
y talleres de estimulación a través de técnicas
corporales, narrativas y artísticas (donde
padres y madres ensayan cómo vincularse corporal y emocionalmente con
niños/as y bebés, por ejemplo)
PSICOMOTRICIDAD
Y COVID 19
Llegada la pandemia, ¿cómo poder
adaptar el acompañamiento habitual en la sala de psicomotricidad a niños y
niñas y, también, a sus familias? ¿Cómo hacer una adaptación teniendo en
cuenta que lo corporal es la principal vía de relación? ¿Teniendo en cuenta
la importancia de la calidad del acompañamiento, siempre y, sobre todo,
con un grupo?
“Cuando se
trata de un grupo, es todavía más compleja y necesaria, por parte del/os
psicomotricistas, una calidad de presencia y autoridad, sin la cual toda la
energía grupal no podrá desplegarse sin riesgo de desbordamiento y de paso al
acto.” (Cori Camps en el Seminario “Encuadre a la Ayuda Psicomotriz” en
la Escuela de Práctica Psicomotriz de Bilbao, 2020)
De esta forma, durante la
cuarentena, desde el programa Inurri, se ha tratado de mantener, sobre
todo, ese hilo de reaseguración y contacto afectivo con las familias,
los niños y las niñas. Tratando de ayudar a las familias en la resolución de
cuestiones administrativas, económicas, sanitarias y domésticas. Intentando, a
la vez, crear cierto sostén emocional para que pudieran sentir una red
de protección. Para ello, las llamadas, mensajes, videollamadas y algunas
propuestas concretas de juego familiar son alternativas a las que nos hemos
tenido que “agarrar”. Sin querer
invadir, saturar u obviar lo que realmente se estaba viviendo y la necesidad de
elaboración. El contacto, a través de la voz, de la mirada, de la palabra …
ha sido semanal en todos los casos y, algunas veces, en situaciones de mayor
soledad, desestructuración emocional o posible amenaza de violencia
familiar, más frecuente.
Una vez pasada la cuarentena, se ha tenido
que volver a “armar el puzle” de cómo poder acompañar a los niños, niñas
y sus familias desde un enfoque más presencial. Estaba clara la importancia de
recuperar el apoyo grupal en la sala de psicomotricidad. Esto
podía tener su complejidad al tratar de combinar esta metodología con el
respeto a las normas sanitarias de prevención.
Durante la cuarentena y en la nueva
normalidad, son muchas las emociones vividas por las personas, incluidas los
niños y las niñas. De forma más directa o desde lo percibido en sus hogares,
han podido sentir enfado, miedo, tristeza…También creemos que han podido
sentir cierto apoyo y sostén por parte de sus familias (a veces con
ciertas limitaciones) y de otras personas educativas referentes. En cualquier
caso, se han podido activar muchas angustias arcaicas y de pérdida.
Algunas ya manifiestas en la cuarentena y otras “taponadas” que van saliendo
ahora… Y es necesario trabajar ahora todo esto a través de una reaseguración
emocional, que, sobre todo, en niños y niñas, pasa por lo corporal y en
relación con otros y otras.
Así que creemos en la importancia de acompañar
de nuevo a los niños y las niñas en la sala de psicomotricidad. También, en
otras actividades y con las personas adultas. Manteniendo algunas claves
importantes para la prevención y mantenimiento de los protocolos de seguridad
sanitaria. Detallamos algunas de las creadas desde el programa Inurri por
si pudieran ser de interés.
PROTOCOLO
DE MEDIDAS SANITARIAS (PROGRAMA INURRI)
Algunas de las acciones implementadas
en relación a la psicomotricidad han
sido las siguientes:
-
Reducción del número de niños y niñas
por grupo de ayuda. Con la presencia de dos psicomotricistas
para la dinamización educativa y para velar por el cumplimiento de las medidas
sanitarias. Aumento del número de grupos por día, incluyendo mañanas y
tardes.
-
Grupos de refuerzo
para algunos niños y niñas que lo necesiten. En lugar de acudir un solo día,
acuden dos.
-
Niños y niñas acuden especialmente puntuales
a la puerta del centro, esperando
en la misma a que salgan los y las educadoras a recogerles. No se deja entrar
fuera de la hora establecida para evitar coincidir con otras usuarias o
profesionales de Bidegintza.
-
Los y las acompañantes
no pueden quedarse, ni acceder al centro.
-
Niños y
niñas acuden con mascarilla y están con ella en la sala, salvo que por
razones de salud o fuerza mayor estén exentas de utilizarla.
-
Se toma
la temperatura sin contacto antes de entrar. No pueden participar en la
sesión niños y niñas que presenten fiebre y/o algún síntoma respiratorio.
-
En la
puerta de entrada, cada niño y cada niña se limpia las manos con el gel
colocado en la misma antes de acceder al centro.
-
Niños y
niñas se quitan los zapatos y los depositan en el espacio reservado para
ello. Se ponen calcetines que la entidad tiene reservados para cada una de ellas, que se desinfectan después de cada uso.
-
Después
del cambio de calzado, los niños y niñas se lavan y desinfectan las
manos antes de empezar la sesión.
-
La sala de
la sesión ha sido redistribuida de manera que se pueda asegurar la distancia
mínima interpersonal de 2 metros. En la medida de lo posible se mantendrán
ambas medidas de seguridad: distanciamiento social y uso de mascarilla, (por
ejemplo, de forma clara en los rituales de entrada y salida, momento de la
historia, momento de la expresividad gráfico-plástica …) asegurando en todo momento que siempre se
cumpla una de ellas.
-
Adaptación de los materiales de
la sala para su correcto uso y desinfección. Por
ejemplo:
ü retirada de algunos bloques de gomaespuma,
sobre todo los que son de tela; sólo se dejan lo de recubrimiento plástico que
se limpian después de cada sesión.
ü cada niño/a utiliza sus materiales concretos para pintar, construir,
modelar o jugar en el espacio de expresividad motriz (telas, peluches,
palitrokes..). Después de cada sesión, se lavan, desinfectan o se dejan sin
usar durante una semana.
-
La sala se
ventila y desinfecta después de cada sesión. Los baños de la sala se
desinfectan después de cada uso
-
Dentro de
la sesión, niños, niñas y educadoras se lavan y desinfectan las manos tantas
veces como sea necesario.
-
Cada
niño/a dispone de un vaso personalizado con su foto, de uso particular, que
se limpia y desinfecta después de cada sesión
-
Los
psicomotricistas están equipados con mascarillas; se lavan y desinfectan
las manos antes, después de las sesiones y tantas veces como sea necesario en
el trascurso de las mismas. Realizan todas aquellas labores pertinentes para
mantener la seguridad de los/las niños/as y la suya propia.
-
Al
finalizar la sesión, se acompaña a niños y niñas a la puerta de salida donde son
recogidas por sus acompañantes. No se entrega a ningún niño o niña a
personas que no hayan sido comunicadas como responsables por la madre, padre o
tutor.
-
Hay carteles explicativos de todas las medidas y se informa a las familias de ellas,
asegurándose la comprensión de las mismas.
APRENDIZAJES
El acompañamiento
en la sala de psicomotricidad de esta forma es diferente. Y, siendo distinto,
está posibilitando procesos de reaseguración importantes en las niñas, niños y
en las familias. También, de alguna forma, lo conseguimos ya durante la
cuarentena. (o eso queremos pensar)
¿Qué es lo más
difícil y a la vez más enriquecedor de este acompañamiento actual presencial en
la sala de psicomotricidad? En esta tabla, hemos
recogido algunas de las dificultades transformadas en potencialidades a su vez.
DIFICULTAD |
POTENCIALIDAD |
El ajuste tónico-emocional
psicomotricista – niños/as pierde un mayor contacto físico por el tacto,
el tono de voz “habitual” y el gesto de la mitad inferior de la cara.
(por la mascarilla) |
Se potencia el
ajuste a través de la mirada y la postura corporal, desde la cercanía y
la lejanía. Se piensa ya en la incorporación de mascarillas transparentes. |
La interacción
entre niños y niñas queda limitada en algunos momentos por la reducción
del contacto corporal, una mayor distancia social y no poder compartir algunos
materiales. |
La limitación de la interacción (que
se da desde mayor lejanía) se compensa con una cercanía de otro tipo,
posibilitada por los psicomotricistas, haciendo de espejo y canal de
comunicación entre niños y niñas. |
Hay menos
dispositivos y materiales presentes
en la sala o son diferentes (anulación
de la estructura de salto grande, pérdida de ciertos bloques de gomaespuma
con ciertas formas concretas, disposición de menos telas, menos peluches etc)
|
Se ha conseguido
mantener elementos básicos para posibilitar un salto en profundidad más
pequeño, deslizamientos, arrastres, balanceos … Niños y niñas “inventan”
sus propios dispositivos y elementos para hacer sus juegos de
reaseguración profunda desde el juego espontáneo. Es patente el poder creador
de niños y niñas y la intermediación de la figura adulta como facilitadora de
la comunicación creadora. |
|
|
El uso continuado
de mascarillas y gel es incómodo a nivel corporal. Para niños y niñas y
para psicomotricistas (con sesiones seguidas) |
Parece que el
bienestar emocional en un entorno sostenedor y posibilitador de autonomía y
crecimiento, compensa los malestares físicos de niños y niñas, que se
centran en jugar. Los psicomotricistas van llevando como pueden la mascarilla,
adaptándose a ella. |
|
|
Se han “parado”
relaciones ya iniciadas y establecidas entre niños y niñas, al estar
ahora en grupos diferentes, ante la reducción del número de niños y niñas por
grupo. |
Se ha tratado de
que niños y niñas puedan mantener al menos una relación significativa
posibilitadora previa al cambio establecido. Han surgido nuevas
interacciones enriquecedoras. Como
siempre, se ha tenido especial cuidado en niños y niñas con un comportamiento
más inhibido para que no se sientan invadidas por comportamientos más
agitados o agresivos. |
Niños y niñas con mayor
ansiedad de separación de sus padres/madres no pueden ser acompañadas por
la familia hasta la entrada a la sala de psicomotricidad. |
El proceso se ha podido hacer
también en la puerta de la entrada y, en ocasiones, se ha permitido el
acompañamiento más interior, haciendo una buena regulación de las
medidas, entradas y salidas en comunicación con el resto de profesionales de
Bidegintza. |
|
|
Los rituales de
entrada y salida son menos “ricos” en cuanto a la expresión verbal,
desde la dificultad de entendimiento por mascarilla y distancia de
separación. |
Los rituales de entrada y salida
han seguido cumpliendo sus funciones de acogida, despedida,
anticipación y retrospección de proyectos, recordatorio de normas y personas. |
|
|
Necesidad de tiempos
extras por parte de las psicomotricistas para poder hacer la limpieza y
desinfección necesarias de materiales y espacios. |
Se han recogido como una labor
profesional más estas tareas, aprovechando estos tiempos para generar una nueva tolerancia al ritmo pausado
y disfrutando de estos momentos de
acondicionamiento sanitario para crear intercambios y contrastes en el
equipo sobre lo educativo: estrategias en torno a la autoridad, escucha, compañero simbólico,
uso del lenguaje, manejo de las distancias … |
|
|
Como se puede
observar, son varias las limitaciones que hemos encontrado y, siendo así, se
han podido transformar en potencialidades. Y la observación que estamos
haciendo de los procesos de los niños y niñas en la sala, nos hablan de que los
objetivos de la práctica psicomotriz en general (simbolización, reaseguración,
acceso al pensamiento, comunicación y creación) se están encaminando bien. Veremos cómo sigue después del periodo
vacacional.
Las Políticas Internas
de Protección y Buen Trato a la Infancia con las que
deben contar los centros y servicios sirven para garantizar un entorno
seguro para niños y niñas. Tanto a nivel físico como emocional. Actuando
con las medidas necesarias en el contexto físico, fomentando la participación
infantil y potenciando unas competencias profesionales buentratantes. La
COVID- 19 nos ha presentado el reto de trabajar para que Bidegintza sea también
un contexto protector frente a ella , introduciendo dentro de nuestra
Política de Buen Trato a la Infancia, las medidas necesarias en la sala de
psicomotricidad y otros espacios, a la vez que vamos haciendo nuestra labor de
acompañamiento educativo. Seguiremos en ello.
“Dentro de los muchos desafíos que como
sociedad vamos a tener que enfrentar, (durante la etapa de desescalada o
postconfinamiento) está el de garantizar el desarrollo pleno de todos los
niños, niñas y adolescentes que viven en nuestro país, sin distinción alguna, sin
dejar a nadie atrás. Si somos capaces de dar respuestas eficaces a los
niños, niñas y adolescentes no solo estaremos asegurando su presente
como sujetos de derechos sino también nuestro futuro como sociedad,
contaremos con personas que han podido desarrollar todo su potencial, con
diversas habilidades (incluida la resiliencia) y ciudadanos activos.
Como sociedad estaremos mejor preparados para afrontar nuevos desafíos.”
(CUADERNOS PARA LA ACCIÓN LOCAL. Medidas para la creación de entornos
protectores de cuidado y recreación para la infancia y adolescencia en el
post-confinamiento. UNICEF ESPAÑA)
https://drive.google.com/file/d/1N8buy9xGJjo0yT7ItFP86lC2w7sEdewM/view
AUTORES/AS:
EQUIPO DE EDUCADORES Y EDUCADORAS PSICOMOTRICISTAS DEL PROGRAMA INURRI DE
BIDEGINTZA COOP. DE INICIATIVA SOCIAL.
BIBLIOGRAFÍA
Aucouturier, B. (2004). Los fantasmas
de acción y la práctica psicomotriz. Editorial: Graó.
Aucouturier, B. (2018). Actuar,
jugar, pensar. Editorial: Graó
Aucouturier, B. (2012 ). L’Enfant
Terrible . Editorial: Graó
UNICEF- ESPAÑA (2020). Cuadernos para la
acción local. Medidas para la creación
de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y adolescencia
en el post-confinamiento.
Esperanza Fonta. (2000) Alcance de la Práctica
Psicomotriz en la Infancia Marginal.
Begoña Ruiz. (2011) Psicomotricidad e Infancia
en Riesgo Social. Revista Infancia: Educar de 0 a 6 años.
Begoña Ruiz. (2011)
Cuidar a los no cuidados desde la práctica psicomotriz. www.escvpsicomotricidad.com
Berja Riudavets,
Leonor / Riudavets Florti, Francisca / Moll Mercadal, Cristina /Palliser
Riudavets, Rosa / Cánoves Riudavets, Marina. (2003) Una nueva experiencia en
psicomotricidad: el grupo de ayuda. Revista Aula de Infantil - 015 (Set.03). Editorial:
Graó
Sonia Compostella
(2018) De la práctica psicomotriz educativa a la práctica en grupo de ayuda.
Seminario Escuela PEI-EIP de Práctica Psicomotriz de Bilbao.