Momento inédito el que nos toca vivir, en estos días de aislamiento, y con
un futuro de encuentros restringidos. En la actual situación de aislamiento
social, donde construimos islas solo franqueadas ocasionalmente por algún
miembro que “sale” a realizar algún trámite o realizar alguna compra.
Un tiempo sin tiempos, donde no hay horarios, ni días diferenciados, donde
se desestructuran las rutinas, y trastocan los hábitos; y sabiendo que el
hábito estructura temporalmente, y que el cuerpo se estructura a partir de una
sucesión de tiempos, de pausas, de actividad y distensión, nos queda
plantearnos ¿cómo estructurar el tiempo desestructurado?
Por otro lado, si pensamos que la construcción del cuerpo se realiza en la
vivencia con el cuerpo del otro, y desde
la experiencia con el prójimo, y vemos que nuestro prójimo, más allá de nuestra
familia cercana, lo vemos y escuchamos virtualmente a través de una pantalla, y
en un futuro, bastante extenso (e incierto), pensamos ¿cómo serán las futuras
experiencias corporales mediatizadas por un distanciamiento prudencial, el no
contacto ( se está hablando que deberemos cambiar hasta nuestra afectiva forma
de saludarnos), sin descartar que internamente se llegue a pensar al otro como
posible agente de contagio!
Respecto a la construcción de una adecuada imagen corporal, como un
producto que se va desarrollando a partir de la experiencia de ser tocado por
el otro y de interactuar con el mundo circundante; nos quedará pendiente cómo
resolver la calidad de ese toque, esa caricia y la experiencia con un mundo que
nos rodea que ahora representa peligro, un peligro de contagio invisible, no
medido.
Y, por último, pensando en los juegos corporales, estos que cumplen un rol
estructurante, ya que en ellos se ponen en juego la calidad del encuentro con
el cuerpo del otro en todas sus dimensiones. Es aquí que abrimos la reflexión
de ¿cómo pensar los encuentros?,¿son realmente encuentros, si los cuerpos
deberán permanecer a distancia?
Serán momentos de pensar en el sostén de la mirada, el abrazo de las
palabras, el arrullo de una canción; el mecer, sostener y abarcar con un relato,
un cuento.
Estamos viviendo nuevos tiempos, y nuevos desafíos nos reclaman…
Editora Licenciada en Psicomotricidad Mady Alvarado