(breve reflexión) de:
Lic.
en Psicomotricidad
Esp.
en Atención Temprana del Desarrollo Infantil
A
modo de introducción, cuando hablamos de Psicomotricidad, interesa destacar la
importancia de la relación que se establece entre el Psicomotricista y su
paciente/alumno en el espacio destinado a tal fin. Es allí y a partir de esa
relación, mediada por un dialogo tónico-corporal que fluye naturalmente entre los
participantes, en donde se edifican y surgen, entre otras cosas, producciones en
términos de simbolizaciones y representaciones, que favorecen el desarrollo
integral de la persona. Además, los Psicomotricistas contamos con herramientas
fundamentales para llevar a cabo nuestra tarea, entre las que se destacan: una
escucha atenta, la disponibilidad corporal y la capacidad tónico-empática, que
nos permitirán recibir al otro como persona única, portadora de una historia
singular.
Actualmente,
y desde que se inició el proceso de aislamiento obligatorio, me he encontrado
con una amplia variedad de discursos (en los que me incluyo), tanto de familias
como de profesionales. Pese a ello muchos coincidieron en que el uso de la
virtualidad, impuesta por actividades escolares o laborales, afecta la
cotidianeidad de cada familia en general y de cada integrante en particular; manifestando
agotamiento o cansancio extremo, dificultades en la organización de rutinas,
dificultades en conciliar el sueño y mantener una alimentación adecuada, etc.
Si
bien el escenario que se nos presenta es absolutamente dinámico e impreciso,
creo que es momento de reflexionar y poder pensar juntos los desafíos con los que
nos encontraremos cuando finalice la pandemia, tanto en el ámbito educativo como
terapéutico.
Pienso
que debemos centrar nuestra mirada, con amorosidad y empatía, en cómo cada
familia en particular atravesó el proceso de aislamiento. Teniendo en cuenta sus
recursos económicos, la disponibilidad que los adultos pudieron mantener para
con los niños dentro de un marco de preocupaciones y obligaciones, cómo afectó
dicha disponibilidad en los vínculos cotidianos y las implicancias que ello
tuvo en la actividad lúdica o “juego” de los más pequeños, entre otras cosas.
En
otras palabras, si tenemos en cuenta las diferentes variables que atraviesan el
desarrollo de la persona, desde su equipamiento biológico hasta el soporte
social, cultural, psicológico y ecológico con el que cuenta, podremos
desarrollar estrategias que respondan exclusivamente a las necesidades y
posibilidades de cada niño y su familia.